Santa Rita Rita… lo que se da…
El
sábado por la noche estuve cambiando de canal en la televisión hasta
que me harté y me fui a dormir. No encontré absolutamente nada de mi
interés. Estaban en las televisiones públicas
; “La Copla” en Canal Sur con su versión rancia del género, una peli
machista que pretendía ser comedia romántica en la 1, un programa
religioso en la 2… así sin anestesia en horario de máxima audiencia. En
las televisiones privadas; liga de futbol y documental sobre
prostitución y carteristas en la Cuatro, programas de debate político
en Tele 5 con la candidata por “Ahora Madrid” más un reportaje anti
chavista, y La Sexta con Ada Colau y el economista neoliberal por
antonomasia de la tele, el pinpollo rubio que quiere privatizarlo todo.
Me acosté.
Pero como no podía dormir, me puse a
mirar facebook y no paré de leer comentarios sobre la supuesta censura
de Cuatro a Jesus Cintora y el ataque a Podemos en algunos medios.
También observé la cantidad de comentarios y noticias sobre Ciudadanos. Y
me pregunté ¿Realmente qué creemos que es la televisión y los medios de
comunicación en la izquierda? Y especifico en la izquierda porque la
derecha lo tiene clarísimo.
Lo primero es entender que los medios de
comunicación tienen un papel fundamental en cualquier sistema político.
Es parte de la superestructura que lo sostiene. Y por tanto, se debe a
unos intereses. Es más, en muchas ocasiones los intereses ideológicos
hacen perder dinero pero ganar voluntades como el caso de los medios de
la iglesia. Si todos tenemos medianamente claro esto ¿porqué nos
sorprende que despidan a periodistas, que se promuevan o critiquen
determinadas posiciones, que se construya un discurso político,
ideológico? No lo sé, a mi desde luego no me sorprende, es más, lo
espero.
Lo vivido en el Estado español en los
últimos diez años es muy significativo porque haciendo un símil con el
bipartidismo, nos ha parecido que en la televisión también habíamos
acabado con el monopolio del discurso y nada más lejos de la realidad.
Si nos tomamos el trabajo de conocer quiénes son los dueños de los
medios de comunicación, entenderemos rápidamente los discursos
ideológicos que construyen. Dicho burdamente, no es casualidad que
Telecinco sea de Berlusconi y allí conociéramos a las Mamachicho… Pero
obviedades como esta parece que nos despistan de otros medios no tan
claros y que últimamente han confundido a buena parte de la izquierda,
Cuatro y la Sexta.
A todos nos podía ilusionar ver a
contertulios decir lo que pensamos en muchos temas, y cómo no, a todos
nos han enganchado algunos debates donde azuzar a Marhuenda e Inda era
pura diversión de los sábados y si teníamos unas cervezas ¡era un
planazo!
Pero estos programas no tienen nada que
ver con un debate político serio . Nada que ver con formar una mesa
para analizar un tema con rigor. Nada que ver con “La Clave” de Balbín o
algunos de los primeros programas de Documentos TV por ejemplo. Ya
estamos en otro momento. Ahora la política es espectáculo. Sube
audiencias. Atrapa cuota de pantalla y lo más peligroso, incorpora a un
sector de la población que pasaba de ella, de la tele me refiero.
Cualquier medio se debe a dos elementos.
Por un lado a sus dueños y su ideología. Por otro lado a sus dueños y a
sus intereses económicos. Es decir, si el dueño de mi programa o cadena
es Televisa (México) y el señor Slim, una de las mayores fortunas del
mundo, creo que la primera…, pues si mi programa es suyo tendré que
dedicarme a denunciar a la dictadura de Venezuela y a callar los
crímenes de estado del señor Peña Nieto. Si mi programa pertenece al
grupo Vocento o cualquier otro grupo empresarial y Zara paga anuncios
en la franja horaria de mi programa, en mi programa no podré dar la
noticia de que Zara explota mano de obra infantil en sus fábricas del
tercer mundo. Y hasta ahí puedo leer que decía Mayra Gómez Kemp . Quien
crea que “Sí se puede” con el periodismo porque crea que existen
periodistas comprometidos con la verdad o medios de izquierda (excepto
la “libertad” que da internet) que se lo haga mirar.
En medio de la moda de debatir sobre
política en televisión en horarios de máxima audiencia y con despliegues
de platós y periodistas por todo lo alto, una se pregunta ¿Dónde han
quedado las actuaciones de música en directo?¿las buenas películas?
¿acaso a la gente de repente le interesa la política más que el “circo”?
Creo que si y que no. Si hay más interés porque hay más necesidad de
política, de entender qué pasa, y qué ha pasado. Y esto es realmente
bueno. Pero no, porque el acercamiento es sin profundizar, queremos
mensajes cerrados, consignas que seguir. Y esto es el caldo de cultivo
perfecto para ideologizar a la plebe en el sentido que mejor interesa al
sistema, la desmovilización.
La falsa pluralidad informativa no es
más que el maquillaje de un payaso que nos sonríe mientras su verdadero
rostro nos hace una mueca cruel. Y hemos caído en tromba. Hemos pasado
de ver las manifestaciones de protesta de los últimos años en los
telediarios a ser parte del teatro porque hemos creído que nos daban
voz. De hecho el número de manifestaciones y actos de protesta han
disminuido en presencia televisiva.
Durante meses tanto los representantes
de Podemos como de Izquierda Unida, han ocupado horas y horas de
programas televisivos de máxima audiencia. Nunca de Sortu, nunca de las
CUP, nunca de BNG… Porque otra de las características de los medios en
España es que son fundamentalmente madrileños y por tanto españolistas.
Nos parecía bien y hasta nos encantaba
ver cómo por primera vez se hablaba de que la Transición había vomitado
un régimen que no cambió nada en lo sustancial. Pero la emoción nos
llevó a creer que el poder de esta y de otras ideas de izquierda estaban
cogiendo fuerza por un sentir popular y que por tanto estas
organizaciones políticas iban a crecer de manera imparable. Y así fue,
hasta que crecieron lo justo, lo que querían que creciera, lo que estaba
permitido que crecieran. Llegaron los casos de “corrupción” de Podemos,
las crisis de IU, Venezuela, Irán, y hasta la ruptura sentimental de
Pablo y Tania. Y de repente todo se vuelve contra nosotros, ya no nos
dan cancha, nos critican, nos quitan horas de pantalla, y lo que es peor
encumbran a Ciudadanos. Pasadas las elecciones europeas llegaron las
andaluzas y vendrán las municipales, autonómicas y generales. Los dueños
del circo ya no tienen tiempo que perder, ni dinero que perder, ni
votantes que perder…
Cada encuesta, cada noticia va
confirmando hasta dónde están dispuestos a llegar para seguir
manteniendo el estado de cosas, para seguir manteniendo la paz social,
el consenso constitucional con el que han vivido y engordado durante
décadas.
Todos y todas los que hemos vivido la
política en primera línea desde mucho tiempo atrás sabemos que nadie
regala nada. Las conciencias, las voluntades, los votos, hay que
construirlos con mucho trabajo. Para la derecha es tan fácil como
difundir ideología por sus grandes medios, para la izquierda es un
trabajo árduo que nos lleva a pelear panfleto a panfleto, charlas,
actos, concentraciones, manifestaciones… Nadie nos va a construir otro
orden, nadie nos va a despejar el camino. Entonces ¿porqué nos creemos
sus mentiras? Creo que porque es más fácil descansar la mente pensando
que de repente la clase obrera ha tomado conciencia y quiere otro orden
de cosas y va a votar distinto y todo va a cambiar. No, el poder popular
se construye de otra manera, barrio a barrio, centro de trabajo por
centro de trabajo o estudios, con movimiento asociativo y organizado.
Sin mesías, sin flautistas de Hamelín.
Este tiempo de interés por la política
en los medios sí ha servido para que la gente pierda el miedo a hablar
en la cafetería, el autobús o el trabajo sobre la realidad que sufre.
Pero seamos conscientes que los discursos que se han construido no los
hemos construido desde la izquierda. Hemos participado en el circo y le
hemos dado color. Además se ha anulado el verdadero pluralismo, porque
como decía antes los partidos minoritarios y de corte soberanista no
cuentan para la gran mayoría. Donde antes el voto protesta era para
estos partidos ahora se concentra en las opciones Podemos o Ciudadanos.
Un nuevo bipartidismo dentro del bipartidismo. Todos se autoproclaman la
alternativa, la verdadera oposición y decimos pluralidad cuando en
realidad sólo ha irrumpido una nueva fuerza política de izquierdas en
todo el panorama político.
Triste por tanto que no aprovechemos los
momentos de lucha para la organización de las masas en torno a
proyectos que construyan poder popular, que construyan su propio
discurso y creen el embrión de la estructura necesaria para el cambio de
sociedad.
En definitiva, lo que la tele te da la
tele te lo quita, la única alternativa es apagar su discurso y encender
el nuestro. Porque el que tiene el poder de construirte tiene el poder
de destruirte.
Sandra GS
Interesante ver algunos estudios sobre la concentración del poder de los medios de comunicación.
“Los dueños de la comunicación en España II”
https://esmola.wordpress.com/2012/07/09/los-duenos-de-la-informacion-ii/
“Grupos de comunicación en España”
http://www.cuadernosdeperiodistas.com/grupos-de-comunicacion-en-espana-una-propiedad-tan-concentrada-como-el-negocio/