Lo único que parece claro a menos de
una semana de las elecciones es que ni la victoria de unos ni la de
otros puede evitar la escalada de violencia y represión que padece Honduras desde el golpe de estado de 2009.
Según datos de CESPAD (Centro de
Estudios para la Democracia), la intención de voto en julio de este año
era un 27% para el Partido Libre y un 24% para el Partido Nacional,
seguidos por el Partido Liberal con un 17%. Además, Libre ha sido el
único partido con intención de voto creciente desde el 2012.
El próximo 24-N una mujer con un programa progresista puede ser la nueva presidenta de Honduras y ni este hecho histórico ni la también posible derrota va a ser gratis para Honduras.
Del bipartidismo al nacimiento del Partido Libre
El bipartidismo Liberal-Nacional de más de un siglo en Honduras
llevó al país a la actual crisis económica y social. El 70% de la
población hondureña vive bajo el umbral de la pobreza y el 60% de la
riqueza nacional está en manos del 20% de la población. El giro hacia la
izquierda del depuesto presidente Jose Manuel Zelaya hizo que la
oligarquía nacional y extranjera viera tambalearse sus privilegios,
amasados y garantizados por años. Medidas como la expropiación de
tierras, la subida del salario mínimo interprofesional y la encuesta
sobre una Asamblea Constituyente (la cuarta urna) llevaron al presidente
Zelaya a sufrir un golpe de estado en junio del 2009.
Pero la resistencia social fue enorme,
mucho más de lo que los golpistas pudieran imaginarse, y tras protestas
en la calle por más de cien días se organizó el FNRP (Frente Nacional de
Resistencia Popular). La firma del acuerdo de Cartagena, que supuso la
vuelta de Mel Zelaya y la constitución del Partido LIBRE (Libertad y
Refundación), avanzó la contestación social al golpe de estado y a un
sistema caduco basado en la explotación de las transnacionales, la
corrupción institucional y el control militar del país.
Es difícil medir el nivel de descontento
y de injusticia que un pueblo es capaz de soportar. En el caso del
pueblo hondureño ese nivel se alcanzó el 28 de junio del 2009. El golpe
de estado supuso una ruptura con la lógica anterior, lejos de suponer
una represión efectiva de un pueblo en avance hacia una mayor justicia
social, supuso la materialización de toda la indignación contenida por
décadas y la articulación de diversos movimientos sociales,
anteriormente silenciados en Honduras.
Sin rastro de Derechos Humanos. La impunidad.
Las violaciones de Derechos Humanos abarcan todos los sectores de la vida en Honduras.
La violencia ordinaria, siempre elevada,
se vió incrementada tras el 2009 al atravesar el país una época de
especial penuria, ya que tras el golpe de estado todas las ayudas y
subvenciones de EEUU, UE y la OEA se vieron interrumpidas. El hambre, la
angustia y la desesperación acrecentron los índices delictivos en el
país ya que la economía de Honduras es absolutamente dependiente de la ayuda extranjera.
El aumento del narcotráfico en la zona,
potenciado por el movimiento al sur de los cárteres mejicanos acosados
por el actual gobierno de Méjico, también ha colaborado a que la
violencia aumente, violencia habitualmente entre mafias en las que
frecuentemente están involucradas las instituciones del estado, la
policía y el ejército.
Si atendemos los testimonios de muchos
hondureños, muchas de las violaciones de DDHH son realizadas por
militares y policía y están relacionadas con venganza y represión
política, en muchas ocasiones contra activistas y líderes populares,
pero también entre sectores de la oligarquía. Por ejemplo, a pocas
semanas de las elecciones, la hija del anterior presidente Micheleti
(partido Liberal) fue tiroteada en la calle a plena luz del día, aunque
salió ilesa.
La organización COFADEH (Comité de los Familiares de los Detenidos y Desaparecidos en Honduras) es una de las primeras organizaciones de DDDHH en Honduras. Se encargan de las denuncias de los casos de violización de Derechos Humanos desde los años 80, de persiguir su proceso legal y de archivarlos para mantenerlos vivos en la memoria popular.
Es especialmente sangrante la violencia dirigida contra las mujeres. Según el Tribunal Alterno contra el femicidio, una mujer es asesinada cada 15 horas en Honduras.
Toda esta violación sistemática de DDHH queda habitualmente impune.
Los responsables de estos crímenes son rara vez detenidos y procesados.
Según una entrevista realizada a "Pepe" Lobo (Porfirio Lobo), actual
presidente de Honduras (partido Nacional), "el estado no tiene capacidad para investigar estos crímenes debido al pésimo estado de sus cuentas".
Sin embargo, esta explicación desentona con el hecho objetivo de que Honduras
empleó en el 2011 un 7% de su producto nacional en gasto militar, cifra
que viene en progresivo aumento desde hace años: 2,9% (2006) - 3%
(2007) - 3,8% (2008) - 4% (2009) - 4,7% (2010) - 7% (2011)
No obstante, el presidente saliente alega motivos de presupuesto para no investigar el crimen.
Igualmente, el aumento de la inversión
en gasto militar y el incremento de la militarización de las calles del
país ha ido en proporción al aumento de la violencia.
La tasa media de homicidios por cada
100.000 habitantes ha seguido este proceso: 66,8 (2009) - 77,5 (2010) -
86,5 (2011) - 85,5 (2012).
Actualmente patrullan en Honduras
la policía, el ejército y la recientemente creada policía militar,
fruto del reconocimiento por parte del estado de la incapacidad de
depurar la policía nacional. El nivel de corrupción en todas las instituciones hondureñas es tan elevado y el sistema democrático tan mediocre que Honduras
ha sido tradicionalmente el país de Centroamérica con menos confianza
en la democracia. La corrupción es intrínseca al sistema, hecho
reconocido no sólo por los ciudadanos de a pie, sino por los propios
políticos y los directores de la policía.
Honduras
se ha convertido en el país con mayor índice de muertes violentas del
mundo. Tuvo en 2012 una tasa de 85,5 asesinatos por cada 100.000
habitantes, siendo el promedio internacional de 4 asesinatos por cada
100.000 habitantes. Se trata de cifras de países en guerra, según la
ONU. Sólo desde el golpe de estado 24.000 personas han sido asesinadas,
lo que supone una media de 20 asesinatos diarios.
El campesinado, los pueblos indígenas y la represión
La ley agraria en Honduras
permite la ocupación por parte del campesinado de los terrenos que no
están en uso por parte de los terratenientes. No obstante, cuando los
campesinos van a ocupar estas tierras son bestialmente reprimidos por la
guardia privada y el ejército.
Especialmente sangrante es la situación
del "Bajo Aguán" en la zona norte del país donde hay ahora mismo 18
conflictos campesinos en marcha siendo el más conocido el de MUCA. Como
resultado de esta batalla de los campesinos por sus derechos, hay ya 104
campesinos muertos desde 2009.
Para "garantizar el orden" en la zona,
el gobierno creó el comando Xatruch, parte del ejército hondureño
destinado en el Bajo Aguán.
La situación de los campesinos es
desesperada. Los órganos judiciales, al servicio de los terratenientes,
les dan la espalda y el ejército, lejos de garantizar la menor
seguridad, forma parte de la guardia al servicio de los terratenientes.
Son 3 los principales terratenientes
responsables de esta violación de la ley agraria, en connivencia con el
INA ( Instituto Nacional Agrario) y el ejército: Miguel Facusé, René
Morales y Reinaldo Canales.
Otro colectivo históricamente castigado
son los pueblos indígenas, por ejemplo, el pueblo lenca (COPINH) o los
descendientes de afroamericanos (OFRANEH) llevan años en lucha contra el
expolio de las transnacionales en sus territorios. El estado incumple
en este caso el derecho internacional, el convenio 169 de la OIT
(Organización Internacional del Trabajo), que obliga a encuestar sobre
el proyecto concedido a la población indígena de la zona involucrada.
Campaña electoral y represión
Aunque la ola de violencia no va sólo
ligada a motivos políticos, el número de víctimas de militantes de los
diferentes partidos políticos en Honduras es enorme.
Aunque todos los partidos han puesto
muertos durante la campaña electoral, 5 candidatos el Partido Nacional, 1
el Partido Anticorrupción, el Libre es el partido que más duramente ha
sufrido el asesinato en sus filas: 17 atentados contra militantes, 9
candidatos asesinados y un total de 300 militantes muertos en ataques
diversos.
a de los hondureños es que la campaña electoral ha sido más
"tranquila" de lo que cabía esperar, lo que refleja las escasas
expectativas que tenía la población de poder celebrar actos públicos y
concentraciones que finalmente han podido llevarse a cabo.
Romeo Vásquez, el general que dirigió el
golpe de estado, se presenta como candidato a la presidencia por el
partido Alianza Patriótica.
Honduras, la injerencia extranjera y la "venta" del país
Honduras
ha sido tradicionalmente uno de los principales aliados de EEUU en
Centroamérica. La base militar de Palmerola proviene de los años 50 y en
ella han llegado a entrenarse 4 ejércitos: hondureño, estadounidense,
salvadoreño y la contranicaraguense.
En Honduras
las autoridades pudieron evitar revoluciones populares que surgieron en
otros países de la zona en los años 80 y 90 mediante la entrega de
tierras al campesinado, siempre sin tocar los intereses de los
terratenientes.
Entre los años 2010 y 2011, EEUU ha
abierto 5 bases militares adicionales, con la excusa de la lucha contra
el narcotráfico, que junto con 7 unidades de control de menor tamaño
hacen un total de 13 puntos de operación de EEUU en el país.
Adicionalmente, mediante las concesiones
a las transnacionales, centradas en la explotación de los recursos
naturales, el gobierno "ha vendido el país", según la opinión de la
mayoría de los hondureños, repartiéndolo en capital canadiense (minas),
europeo (agua dulce), múltiples intereses yankis y cada vez más
intereses chinos.
Expectativas de cambio
El cambio es el mensaje central de todos
los partidos políticos durante la campaña electoral y el anhelo de todo
hondureño, con independencia de la intención de voto.
Incluso los partidos que defienden una
continuidad del régimen actual, todos menos el Libre, ofrecen cambios en
materia de seguridad, como el Partido Nacional que propone aumentar la
militarizacion del país para garantizar la seguridad de los hondureños o
el PAC (Partido Anticorrupción, liderado por un conocido periodista
deportivo y con mucha aceptación entre la gente joven) que promete
acabar con la corrupción estructural del sistema.
No obstante, el único partido que
plantea una refundación del país y un proceso constituyente es el
partido Libre y es hoy en día la opción política que simboliza el cambio
en el sentido radical de la palabra.
Así mismo, es el único partido que
presenta una mujer como candidata a presidenta de la República, Xiomara
Castro, la mujer del depuesto presidente Zelaya.
La campaña electoral ha estado llena de
todo tipo de artimañas intimidatorias, desde agresiones y asesinatos
tanto a candidatos y militantes como a sus familiares, pasando por
amenazas que han forzado a algunos candidatos a abandonar el país, como
el caso de la candidata a diputada por el Libre Beatriz Valle, y
llegando a acusaciones cruzadas de asesinato y conspiración entre los
partidos.
En el plano de lo político, el miedo al
cambio ha sido utilizado como herramienta por los partidos del sistema
exhibiendo imágenes del desabastecimiento en los centros comerciales en
Venezuela o rescatando el fantasma del comunismo.
Observación internacional
Debido a la situación de ausencia de Derechos Humanos en Honduras
y ante la contrastada tradición de fraude electoral, la observación
electoral se presenta como una opción de garantía democrática. Pero es
el partido Libre el que prevee ser más afectado por el fraude, debido al
contenido de su programa político y a no estar representado en el TSE
(Tribunal Supremo Electoral), y el que por tanto más interés tiene en la
presencia de observadores en las mesas de votación.
El 24-N se espera la presencia de miles
de observadores nacionales y se habla de otros 1000 observadores
internacionales, la mayoría de otros países de América Latina.
La brigada firmante de este artículo participará en la observación internacional de estas elecciones históricas en Honduras.
¿Partido LIBertad y REfundación o LIBerales en REsistencia?
El partido Libre es un frente que abarca
desde sectores de la izquierda, múltiples movimientos sociales y una
parte de la derecha concienciada de la necesidad de cambios en Honduras,
cambios que modifiquen realmente las estructuras del país y ataquen a
las causas de los graves problemas de inseguridad, pobreza y corrupción
que atraviesa Honduras. Estos últimos
han pertenecido históricamente al partido Liberal, algunos salieron del
mismo tras el golpe de estado en solidaridad con Mel Zelaya y otros
muchos se han ido adhiriendo al Libre después. Algunos de ellos ocupan
actualmente cargos públicos por el partido Liberal, incluso varios son
hasta el 24-N diputados por el partido Liberal.
duda tensiones en
su seno debido a la heterogeneidad de su composición, queda por tanto
comprobar qué tendencia marcará con más rotundidad la línea del partido.
Queda saber si el LIBRE corresponde a una propuesta de LIBertad y
REfundación o se queda en un colectivo de LIBerales en REsistencia ante
el golpe de estado. Es decir, ¿será capaz el LIBRE, en caso de llegar al
gobierno de Honduras, de llevar a cabo su programa electoral teniendo en cuenta no sólo la presión externa sino también la tensión interna?
Y tras el 24-N, ¿qué?
Lo único que parece obvio es que Honduras
es hoy en día un país ingobernable tanto por el Partido Nacional como
por el Libre. En el caso de victoria Nacional, el pueblo hondureño no se
va a conformar con aplazar sus anhelos de refundación. Las protestas
estarán garantizadas, máxime cuando el fraude electoral en los comicios
hondureños ha sido una constante y la sombra de la compra de votos, la
manipulación del conteo y otras irregularidades están siempre en la
percepción del perdedor. Honduras tomará las calles sin duda exigiendo un recuento transparente de los votos.
Pero en el caso de una victoria del
Libre, ¿qué ocurrirá si el recientemente organizado partido cumple
fielmente su programa y comienza con medidas como la reforma agraria
integral, la formación de una asamblea constituyente, etc? ¿Permitirá la
oligarquía, sea nacional o internacional, ver recortados sus
privilegios e intereses? Parece claro que la respuesta es no, que el
ejército, policía, terratenientes, oligarquía, transnacionales,
intereses estadounidenses en el país no contemplan la posibilidad de
haber dado un golpe de estado para cuatro años después entregar el poder
al pueblo y permitir retomar las medidas sociales que llevaron al
presidente Zelaya a ser depuesto mediante un golpe de estado.
Queda mucho por ver, el 24, y muy
especialmente después. Pero en cualquiera de los casos, el pueblo
hondureño está en una de las encrucijadas más críticas de su historia.
Las luchas sociales, lejos de relajarse incluso con una posible victoria
del Libre, continuarán y se agudizarán y todo apunta a que la represión
también. El apoyo y el seguimiento de la comunidad internacional es
absolutamente necesario y es ya una realidad en el Estado español: Observatorio de seguimiento de DD.HH. en Honduras.