Por
José Paulo Gascão
En la guerra de clases no hay huecos entre clases Cuando
una clase retrocede un paso es porque la antagónica ha avanzado ese
mismo paso
Si hoy no hay "un espectro que recorre Europa -
el espectro del comunismo," a pesar de que "todas las fuerzas de la
vieja Europa se aliaron en una santa cacería a este espectro", es porque
hay pocos partidos comunistas en Europa y el mundo, que resistieron los
cantos de sirena del oportunismo, la institucionalización del
reformismo, consolidando todos los días su integración en el sistema del
capital.
De una manera gradual, pero firme y resueltamente, el proceso de
fusión ideológica de los partidos de la Internacional Socialista con la
derecha fue correspondido por la mayoría de los partidos comunistas con
el abandono de las posiciones revolucionarias, de la teoría
marxista-leninista de análisis de la realidad y de la conquista del
poder, con la rendición ideológica al sistema político del capital: la
democracia representativa, que no es más que una dictadura del gran
capital de fachada democrática.
Y como siempre, en tiempos de crisis y de reflujo de las fuerzas del cambio, surgen las maniobras de diversión.
Los congresos “Portugal, ¿qué futuro?”, y de las “alternativas”
Son ya dos veces que Mário Soares intenta desviar la lucha de masas
del antagonismo insoluble entre el trabajo y el capital, intentando
integrarla en el sistema: en primer lugar, el Congreso “Portugal, que
Futuro”; ahora es el “Congreso de las Alternativas Democráticas.”
Con la valiosa ayuda de los medios, estos eventos intentan desviar la
atención de las masas hacia la preparación de medidas, que sin atentar
contra los principios fundamentales y los antagonismos estructurales del
sistema, son actos festivos que no quitan al pueblo del callejón sin
salida. Todo ocurre dentro de límites tolerables por el capital y del
estrecho sendero que promete logros inmediatos, con soluciones que nunca
ocurren.
Desviar la atención de las masas y defraudar sus expectativas son condiciones necesarias para la desmovilización de la lucha.
Otro objetivo es llevar la lucha a las instituciones del sistema, ya
que es más fácil controlarlas y dirigirlas. Los verdaderos problemas y
la manera de superar las contradicciones fundamentales del sistema de
capital, son esquivados o disfrazados. El objetivo es siempre el mismo:
engañar a las masas en el intento de perpetuar la dominación del trabajo
por el capital.
El Congreso de Alternativas pretende imponer a Carvalho da Silva como
el candidato presidencial putativo en 2016. Para demostrarlo, no era
necesario que Vasco Lourenço , casi un portavoz de Mário Soares en
los temas en que este no quiere poner las manos, diga en declaraciones
al periódico I, con una desmesurada falta del sentido de la medida, que
«si de este movimiento y del movimiento futuro no fuéremos capaces de
encontrar un candidato a Presidente de la República que sea diferente,
entonces la sociedad no lograra superar la presente situación».
Para el Bloco de Izquierda, el apoyo conjunto con el PS a Carvalho da
Silva es la concreción del sueño aplazado por la derrota de Manuel
Alegre en los pasados comicios presidenciales: conectarse con el poder y
ganar credibilidad, tal como el CDS, como el apéndice de las
«izquierdas» entre los partidos del arco gubernamental ... Como el
Congreso que le sirve de lanzamiento, también este largo proceso de
candidatura es una medida de «corrección» del sistema dentro de los
límites de lo tolerable por la clase dominante y del apretado camino de
los logros inmediatos que nunca suceden, pero desvían a las masas de lo
esencial en la lucha de liberación de los trabajadores.
La declaración preparada por Carvalho da Silva de que él es un
ciudadano portugués, con más de 35 años de edad, y que no renuncia a
ninguno de sus derechos políticos, revela su voluntad que deseaba
oculta. ¿A qué alternativas puede aspirar Carvalho da Silva con estas
personas? ¿No son la mayoría de sus sonados compañeros corresponsables
del actual proceso de regresión?
El cónclave ocurrió como lo esperaban. A pesar de la divulgación
previa de un proyecto de documento final, las diferencias en el congreso
fueran demasiadas y los trabajadores portugueses, al revés de lo que
los organizadores querían y Vasco Lourenço decretó, están encontrando en
la lucha y en la negación del sistema el camino para su emancipación.
Duró poco el luto Carvalho da Silva por su salida de la CGTP
[Confederación General de los Trabajadores Portugueses], en realidad se
puede decir que ni siquiera ha habido luto, pero será largo el trabajo
de los nuevos dirigentes de la central unitaria, democrática y de masas
para el regreso al camino del sindicalismo de clase, independiente, y
para deshacer la burocracia sindical, metódicamente instalada en los 25
últimos años, metafóricamente traducida en el brindis con vino de Oporto
en la celebración con los representantes del capital por el primer
acuerdo en el Consejo de Diálogo Social.
Si hay una lección a aprender de la burocratización, por tan largo
tiempo promovida en la CGTP, es que cuando los problemas políticos se
resuelven con medidas administrativas en vez de con la discusión
inmediata y la toma de decisiones, van resurgir más adelante con
redoblada intensidad y peligrosidad.
La crisis 5 años después
En primer lugar, cabe señalar que las evidencias de esta crisis
comenzaron mucho antes de 2007, año en que la burbuja inmobiliaria
estalló en los EE.UU. y que el PNB-Paribas Investment, en agosto de ese
año en París, dejó de pagar los rescates de varios fondos vinculados a
las hipotecas de riego, lo que fue seguido de inmediato por otras
instituciones financieras, tanto en Europa como en los EE.UU.
Como Istvan Meszaros señala, hace tiempo que «los acontecimientos y
desarrollos que se daban (...) testimoniaban de forma dramática la
intensificación de la crisis estructural del capital». En 2007, la
evidencia irrefutable de esos acontecimientos eran sólo la última pala
de tierra lanzada en la euforia del capital, que comenzó con la derrota
de la URSS y del sistema socialista europeo.
Otra evidencia era el hecho de que el PIB de EE.UU. había disminuido
un 3,8% en el primer trimestre de 2008. A pesar de la evidencia, los
bancos y otros especuladores financieros - «los mercados» -
irresponsablemente continuaran su acción, y sólo reconocieran la crisis
en septiembre.
Pasados 5 años del reconocimiento de la crisis del sistema del
capital, es posibles delinear algunas ideas sin ánimo de agotar el tema:
Así, esta no es una crisis financiera, ni de la deuda soberana, ni de
los países del Sur, ni de Europa o de los Estados Unidos... Es una
crisis estructural global porque va a la raíz del ordenamiento
estructural del sistema capitalista, siendo por eso más grave, más
profunda y abarcadora que cualquier otra anterior. Se trata de una
crisis política, económica, financiera, militar, energética,
alimentaria, ambiental, moral, social, cultural ...
A pesar de que nunca en crisis anteriores hubo una tan pronta
respuesta de los EE.UU., de Europa y de Japón, con los rescates de
billones, lo cierto es que este intento fue como tratar de apagar el
fuego con gasolina. Se mantuvo intacta la estructura de los mecanismos
especulativos parasitarios, se amplió la crisis de sobre-endeudamiento
de los Estados, mientras que estos están a punto de agotar los
mecanismos de intervención, sin que los resultados se vean.
Los gobernantes y los epígonos del capital, a veces alegando que
había que parar para pensar, porque era imposible que suceda lo que
estaba sucediendo! (cito de memoria a un profesor de la Universidad
Católica en el periódico Diário de Notícias), a veces abogando por un
retorno a Keynes, o volviendo al capitalismo "bueno", a la regulación
del capitalismo y de la economía real - presentaban estas intenciones
piadosas, que iluminaban la confusión reinante. La verdad es que la
tendencia actual de bajada de la tasa de ganancia del capitalismo es muy
ancha y profunda.
Hoy, por lo menos el 50% de las ganancias de las empresas no
financieras transnacionales procede de la especulación financiera y no
de su sector de actividad.
Se puede decir, a pesar de su fracaso comprobado, como bien lo
esclarece en Portugal la comunicación de 3 de octubre del ministro de
Finanzas, que el neoliberalismo se ha fortalecido con los últimos
acontecimientos de la crisis. Lo atestigua el hecho de que la
especulación financiera, totalmente desregulada por las políticas
neoliberales y la globalización, se ha reforzado con los miles de
millones gastados en rescates desde 2007, mientras que los Estados,
exhaustos, casi han agotado las posibilidades de intervención, sumidos
en la deuda soberana y las muy altas tasas de interés cobradas por la
especulativa banca nacional e internacional - «los mercados».
Finalmente esta crisis, al revés de todas las anteriores, por llegar a
la estructura de ordenamiento del capitalismo, en su totalidad, no
puede ser resuelta con el ordenamiento actual, por lo que su superación
sólo puede lograrse mediante la sustitución de este por un ordenamiento
alternativo.
La prueba de lo que acabamos de decir, paradójicamente, ha sido dada
por el ministro de Finanzas el 3 de octubre, cuando anunció un "enorme
aumento" de la carga fiscal sobre la clase obrera.
No hay sido por ceguera política, ni por una fe incondicional en la
burrada, que el que el ministro de Finanzas, Vitor Gaspar, decidió el
"enorme aumento" de la carga fiscal a los trabajadores. Vítor Gaspar ya
sabe que, en el marco de este complejo ordenamiento, el incremento
sustancial del gasto público no es una medicina para superar la crisis.
Como hemos visto, esta fue la primera reacción de Europa ante la
evidencia de la crisis, en 2008, con los resultados que se vieron.
El "enorme aumento" de la presión fiscal sobre la clase obrera y el
elogio hecho por Vítor Gaspar de que «el pueblo portugués es la mejor
gente del mundo» no es simplemente hipocresía política: el elogio es
táctico, pero hipócrita y risible por la transparente impostura con que
ha sido dicho.
Como táctica fue la actitud cordial del millonario Alexandre Soares
dos Santos (Pingo Doce) cuando con un aire cándido, dijo en la
televisión que no está de acuerdo con los salarios de € 500 que el paga a
miles de trabajadores, y que considera desafortunadas las declaraciones
de António Borges [3], un administrador de su grupo de sociedades por
él designado, cargo que acumula con la función de asesor del gobierno
PSD / CDS! Es el miedo a la creciente lucha de los trabajadores lo que
amansa los discursos de estas «personificaciones» del capital.
Vítor Gaspar no puede, sin negarse a sí mismo, admitir que se trata
de una crisis estructural del capitalismo, por lo que no se puede
superar con la adopción de decisiones coyunturales, sólo con la
sustitución de esta estructura por otra alternativa.
El «enorme aumento» de la presión fiscal es para Vítor Gaspar
inevitable. Él se enfrenta con un dilema: aumentar los impuestos sobre
la clase obrera o renunciar a la lucrativa defensa del gran capital y
dejar fuera las apostillas en que se quemó las pestañas.
Fue su opción de clase la que determinó el "enorme aumento de impuestos" a los trabajadores.
No hay otra salida...
La frase recurrente con que todos los días nos bombardean es de que
no hay otra salida, más allá de la política de austeridad, del
empobrecimiento de los trabajadores y de la penalización de la economía
en beneficio de los bancos y de las grandes empresas. Lo hemos escuchado
con el gobierno PS, cuando Sócrates se vio obligado, ante la evidencia
de la crisis, a reconocerlo y pedir, con el sombrero en la mano delante
de la troika, el rescate de Portugal. Como también hemos escuchado que
no hay otra forma al gobierno de Passos Coelho / Paulo Portas (este
último dice ahora que es por causa de la emergencia nacional,) desde el
primer día en el cargo, nada más olvidar las promesas electorales de
campaña.
Si en el PSD y el CDS no es extraña la coherencia con los intereses
de clase que representan, con los socialistas, más allá de la
contradicción, la idea tiene su toque de ironía: es que los ideales
socialistas han surgido, precisamente, como una alternativa a la
política de explotación capitalista. Cuando dicen, y lo han dicho en
varias ocasiones, que no hay salida, están confesando que ya no tienen
nada que ver incluso con el «socialismo de a poquito» de la
socialdemocracia, porque también destruyeron las reformas que la
existencia de la URSS y los demás países socialistas, los obligaba a ir
haciendo.
Como muy bien subraya Albano Nunes en El Militante nro. 319, julio /
agosto de 2012, "La cabalgata de la socialdemocracia hacia la
derecha neoliberal (que más que una “rendición” fue una decisión
consciente y por su expresa voluntad) la acercó, la confundió y en
algunos casos la fundió con la misma derecha burguesa, de quien se ha
tornado una simples variante». Y un poco más adelante advirtió: «Al
tratar de responder a la pregunta ¿Qué es hoy la socialdemocracia?»,
«Hay una cuestión previa de lucidez y de pura higiene mental: rechazar
de plano la caracterización de esta fuerza política como de izquierda y,
al mismo tiempo, rechazar “una unidad de izquierda” que en nombre de un
pretendido combate a una derecha “ideológica” y “ultra-liberal”, solo
serviría para retrasar la necesaria unidad y eludir cuestiones de fondo
de la lucha de clases».
En el momento en que, reflejando la intensificación de la lucha de
clases y la enorme movilización y crecimiento de las masas en lucha, el
Bloque de Izquierda y el PS comparten, de forma no declarada, la puesta
en escena de las alternativas de "izquierda", no es una exageración
subrayar este importante texto de Albano Nunes, que ha sido publicado en
www.odiario.info/?p=2593 [En castellano en
www.lahaine.org/index.php?p=31550 ].
Como la estructura interna del poder mantiene, en lo esencial, las
mismas relaciones de explotación del capitalismo, la lucha de las masas
creció y se expandió a nuevas categorías de trabajadores que, hasta
ahora, estaban fuera de la lucha contra la regresión política en curso.
La imitación de la forma burguesa de vida y el consumismo
desenfrenado, fomentados desde la estructura del capital a través de
bien cuidadas campañas publicitarias, y una marcada desigualdad en los
ingresos, han provocado el alejamiento de muchos trabajadores de la
lucha de liberación del trabajo, pero en los momentos de crisis profunda
y estructural como la que estamos viviendo, se hace evidente lo que los
momentos de euforia del capital esconden: lo que siempre identificó los
trabajadores era, y sigue siendo, la subordinación estructural del
trabajo al capital, y no el nivel de vida de este o aquel trabajador,
por muchos que sean, en tal o cual país más desarrollado.
Es la conciencia de que esta realidad está siendo rápidamente
aprehendida y de que hay otra salida lo que preocupa a Paulo Portas, a
dirigentes y diputados del CDS, y lleva a algunos de los barones del PSD
y a cada vez más epígonos del capitalismo a alertar contra el peligro
del conflicto social debido a esta destrucción de [lo que ellos llaman]
la clase media.
El mundo empuja y avanza…
La situación política ha cambiado significativamente en las últimas
semanas. El descontento y la llegada a la lucha de categorías de
trabajadores que no participaban en ella, acompañados, también, por
nuevas clases y extractos sociales, son señales irrefutables del
profundo cambio en las condiciones objetivas y subjetivas habido en las
ultimas semanas.
La permanente contestación popular a cada declaración oficial de un
miembro del gobierno, los convirtió en rehenes de las consecuencias de
su propia política. Los ministros no dejan la seguridad de los gabinetes
sin un batallón de policías y guardias de seguridad privados. Tienen
miedo del pueblo - el soberano - que dicen representar.
Y la cuestión no es la “compra de un perro", como Mário Soares
trató de bromear intentando desviar la atención de la realidad: estamos
ante un poder político ilegítimo y un sistema caduco que urge superar.
La cuestión que está planteada es la legitimidad de este gobierno. No
se trata de la legitimidad jurídica, plasmada en las leyes formales de
la democracia representativa, fórmula tallada como traje a medida del
sistema capitalista. La cuestión no es de interpretación del
ordenamiento jurídico vigente y de la teoría que le sirve de soporte,
ética en su sentido más amplio.
El Presidente de la República no puede fingir que todo sigue igual.
Él mismo, ya cuestionado por su inercia y permisividad cómplice con el
gobierno, empieza también a huir de la gente. La deshonrosa huida ante
el pueblo en las ceremonias del 5 de octubre , que tuvo que tener la
anuencia de António Costa, Alcalde de Lisboa, y la ruptura de la
costumbre, instaurada por él mismo, de abrir el Palacio de Belém a
la gente el día que conmemora la implantación de la República, son
indicativos de que también Cavaco Silva es consciente de la ilegitimidad
del presente poder político, pero no saca del hecho las debidas
conclusiones.
Las nuevas condiciones objetivas y subjetivas de la sociedad
portuguesa amplían un problema que normalmente no ha tenido respuesta
adecuada por parte de las organizaciones de los trabajadores – partidos y
sindicatos de clase. No basta negar el capitalismo, hay que presentar
soluciones para el futuro y ofrecer explicaciones de las derrotas
habidas.
En la guerra de clases no hay huecos ni espacios entre las clases en
lucha. Cuando una clase retrocede un paso es porque la antagónica ha
avanzado ese mismo paso.
Las nuevas situaciones objetivas y subjetivas indican claramente que
solo hay motivos para intensificar la ofensiva, pero esa ofensiva será
tanto más eficaz cuanto más amplio sea el conocimiento de en qué etapa
está la lucha en Portugal, cuales los objetivos más inmediatos, sin
dejar de señalar, como dicen los clásicos, el objetivo final y lo que es
necesario para construirlo – la conquista del poder por los
trabajadores.
Lisboa, 5 y 6 de octubre 2012