Las penurias ocasionadas por la
supertormenta Sandy
se agravaron el martes, cuando millones de habitantes en la costa
oriental de Estados Unidos debieron arreglárselas sin energía eléctrica
ni transporte colectivo, un problema que durará días y que ha dejado a
la ciudad de Nueva York sumida en una calma tétrica.
El número de muertos en el país aumentó a 39, en su mayoría personas
aplastadas por árboles caídos. Mientras, las labores de rescate
continuaban.
La tempestad, que tocó tierra el lunes por la noche en el estado de
Nueva Jersey, con vientos sostenidos de 130 kph (80 mph), cortó el
suministro de electricidad de más de 8,2 millones de personas, desde las
Carolinas hasta Ohio, y obligó a suspender la campaña electoral, a una
semana de los comicios presidenciales.
Nueva York fue uno de los lugares golpeados con más fuerza. Su
corazón financiero en el Bajo Manhattan cerró por segundo día
consecutivo y varios torrentes de agua de mar caían hacia los huecos de
la zona en construcción en el Centro de Comercio Mundial. La tormenta
causó los peores daños en los 108 años de historia del sistema del tren
subterráneo de Nueva York, de acuerdo con Joseph Lhota, presidente de la
Autoridad Metropolitana del Transporte.
No había indicios sobre la fecha en que el sistema más grande de
transporte en Estados Unidos volverá a la normalidad, aunque el alcalde
de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, dijo la mañana del martes
que prevé que algunas rutas de autobuses se reanuden por la tarde.
“Esta fue una tormenta devastadora, quizá la peor que hayamos experimentado”, dijo Bloomberg.
El grado de la devastación en Nueva Jersey se fue revelando al
amanecer. Las cuadrillas de emergencia recorrían la zona para rescatar a
cientos de personas.
Con la voz ronca, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, dio
el recuento de los daños en una conferencia matutina ante la prensa: Las
vías del tren fueron arrasadas por el agua, no fue posible encontrar un
lugar seguro para que su aeronave aterrizara en la barrera de islas
frente al estado, y buena parte de la costa seguía sumergida.
“Esto va más allá de cualquier cosa que pensé ver”, dijo Christie. “El panorama es devastador por ahora”.
El número de muertos dejado por el huracán Sandy, convertido en
supertormenta al combinarse con otros fenómenos meteorológicos, ascendió
a 39 en Estados Unidos. Además, Sandy mató a 69 personas en el Caribe,
antes de avanzar al territorio norteamericano.
Las aerolíneas cancelaron 16.000 vuelos entre el lunes y el
miércoles, de acuerdo con FlighAware, una página de rastreo de los
servicios de aviación. Los tres aeropuertos principales de la ciudad de
Nueva York permanecieron cerrados.
El presidente Barack Obama emitió la declaración de desastre mayor en
Nueva York y en Long Island. La medida liberó fondos federales para los
habitantes de la zona. Obama volvió a suspender el martes sus
actividades proselitistas.
Durante una visita a las oficinas principales de la Cruz Roja, Obama
advirtió el martes al público que la supertormenta “no ha terminado”.
Agregó que persisten los riesgos de inundaciones y caída de cables
eléctricos, y consideró que la tormenta fue un evento “desgarrador para
la nación”.
El mandatario ofreció sus reflexiones y plegarias para los afectados,
y les aseguró, “Estados Unidos está con ustedes”. Dijo también que ha
dado instrucciones para que los funcionarios gubernamentales coordinen
la respuesta adecuada. “No hay excusa para la pasividad”, advirtió.
Aseguró a los gobernadores de las zonas afectadas que si reciben un
“no” como respuesta, “pueden llamarme personalmente a la Casa Blanca”.
El candidato republicano a la presidencia Mitt Romney reanudó sus
actos proselitistas, en Ohio, aunque planeaba convertir un mitin en un
acto de recaudación de ayuda para la tormenta.
Las operaciones se cancelaron otra vez en la Bolsa de Valores de
Nueva York. El mercado bursátil no había dejado de operar en dos días
consecutivos por factores meteorológicos desde una intensa nevada en
1888.
La marea aumentó 4,27 metros (14 pies), con lo que rebasó el récord
histórico. Ello llevó agua de mar al Bajo Manhattan, donde se inundaron
túneles, estaciones del tren subterráneo y ductos del sistema eléctrico
que dan servicio a Wall Street. El problema obligó a desalojar lo mismo a
pacientes de los hospitales que a turistas de los hoteles. Los
rascacielos se menearon por la fuerza del viento, que derribó parte de
una grúa instalada en el piso 74 de un edificio en el área de Manhattan
conocida como Midtown.
En Queens, uno de los barrios de la ciudad, cerca del Océano
Atlántico, un incendio devastó entre 80 y 100 viviendas el martes por la
mañana, pero no se reportaron decesos.
“Esto será para los libros de récords”, dijo John Miksad,
vicepresidente de operaciones eléctricas de la empresa Consolidated
Edison, que tenía a más de 670.000 clientes sin el servicio en la ciudad
de Nueva York y sus alrededores.
En Nueva Jersey, por donde entró Sandy, el agua inundó repentinamente
la pequeña localidad de Moonachie, y las autoridades se esforzaban para
rescatar a unas 800 personas, algunas de las cuales vivían en un parque
de remolques. La policía y los bomberos usaban lanchas para llegar a la
gente que quedó rodeada por el agua.
“Vi árboles que no sólo cayeron parcialmente, sino que fueron
arrancados de raíz. Vi cuando un árbol aplastó la casa de alguien como
si fuera una esponja mojada”, dijo Juan Allen, residente del parque de
remolques.
La tormenta colosal llegó hasta el centro norte del país, con lluvias
intensas y nieve. Las autoridades en Chicago pidieron a los habitantes
que se alejaran de las orillas del Lago Michigan, en tanto la ciudad se
preparaba para soportar vientos de incluso 96 kph (60 mph) y olas de 7,2
metros (24 pies). Esas condiciones se mantendrían incluso hasta el
miércoles.
La curiosidad cedió paso a la preocupación durante la noche, cuando
muchos neoyorquinos vieron vecindarios enteros que quedaban en penumbra,
por los cortes de electricidad. El sitio del Centro de Comercio Mundial
parecía un espectro refulgente cerca de un extremo del Bajo Manhattan.
Muchos residentes reportaron que las únicas luces visibles eran las
estroboscópicas de los vehículos de emergencia y los destellos de
algunas linternas en los apartamentos cercanos.
Mientras el huracán Sandy se acercaba al noreste del país, se combinó
con un sistema polar que lo convirtió en un monstruoso fenómeno híbrido
de lluvia, viento e incluso nieve como la que azotó a Virginia
Occidental y otras zonas montañosas, tierra adentro.
Un gran buque-cisterna encalló en Staten Island.
Los vestíbulos de numerosos edificios quedaron inundados; fue posible
ver automóviles que flotaban en el agua, y la gente comenzaba a
preocuparse por la escasez de alimentos.
Los remanentes de lo que fue un huracán de categoría uno atravesarían
Pensilvania antes de dar otro viraje abrupto hacia el occidente del
estado de Nueva York para el miércoles por la mañana.
Aunque se seguía debilitando, la tormenta, que provocó advertencias
de vientos intensos desde Florida hasta Canadá, seguirá generando
lluvias torrenciales e inundaciones, dijo Daniel Brown, meteorólogo
encargado de coordinar los sistemas de alerta en el Centro Nacional de
Huracanes en Miami.