El análisis de James Petras, lunes 2 de diciembre de 2013, por CX36, Radio Centenario desde Montevideo (Uruguay).
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Efrain Chury Iribarne: Llegan noticias de Ucrania, donde habría un
serio conflicto, exigiendo la renuncia del Presidente. ¿Cuál sería la
raíz de esto?
JP: Es que Ucrania está dividida en dos sectores: Uno que es pro
occidental y otro que es más independiente, más cercano a un mayor
relacionamiento con Rusia. La prensa internacional, o mejor dicho la
prensa imperialista, pinta como si el pueblo estuviera a favor de la
Unión Europea y que sólo el gobierno estaría a favor de acercarse a
Rusia, manteniéndose independiente de la Unión Europea. Pero en los
hechos, si Ucrania entra en la Unión Europea, va a perder muchas cosas e
incluso va a afectar de forma muy negativa todo el sector de la pequeña
y mediana industria, cayendo en la misma trampa que está pasando ahora
el sur europeo. Es decir, se va a repetir la experiencia de Portugal,
España, Grecia y los otros países afectados, porque no está en posición
de competir con Alemania o Francia. particularmente en el sector
manufacturero. Por otro lado, va a perder los accesos al mercado ruso,
donde los productos ucranianos son competitivos.
Pero para la población que está protestando, que son unos 200.000
–datos de ayer domingo- ellos creen que sólo van a recibir subvenciones
de Europa, que van a recibir el derecho de viajar y trabajar por Europa,
pero no están pensando en los efectos verdaderos que esto va a tener.
No hay ninguna duda que si se da la integración van a recibir
subvenciones y subsidios, pero a un alto costo sobre la trayectoria
económica, más allá del hecho de perder la soberanía, porque Bruselas va
a dictar la política económica y el gobierno nacional ucraniano no va a
influir en nada. Pero por este hecho, Europa está haciendo un doble
juego: negocia desde la cúpula para conseguir la conquista de Ucrania y
desde abajo financiando los grupos opositores, para que movilicen a un
sector de la población con promesas falsas sobre la prosperidad.
Es un doble juego el que están jugando los países occidentales como
lo hicieron en otros contextos, con otros países. Movilizan a la gente
con ilusiones de prosperidad y después toman el gobierno, cambian la
política y es demasiado tarde; quedan con grandes tasas de desocupación,
grandes extensiones de tierra en manos de las multinacionales agro
industriales y la gente tiene como única salida irse del país para
buscar trabajo en otras partes. El tema es que ahora no hay trabajo en
Europa, incluso Inglaterra está proponiendo cuotas sobre la inmigración y
los derechos de los inmigrantes. Ya se está terminando la idea de una
salida hacia occidente.
Por tanto, los ucranianos que están en la calle –principalmente
estudiantes y clase media, profesionales- sólo piensan vincularse con
las multinacionales y con la ilusión de que Ucrania en la Unión europea
será como Alemania, cosa imposible. En vez de ver lo que está pasando en
Portugal, Grecia, Italia, España, con tasas de desocupación que superan
el 15, 20 o el 30%.
EChI: El acuerdo 5+1, pasados unos días, ¿qué opinión te merece?
JP: Hay un hecho fundamental: es totalmente asimétrico. Irán hizo
muchas concesiones, enormes concesiones, aceptando la congelación de sus
programas de desarrollo nuclear; bajando el número de centrales para
acomodarse a la exigencia de occidente; permitiendo inspecciones más
intrusivas, no sólo respecto al uranio enriquecido sino incluso en
lugares más sensibles, como todas las instalaciones defensivas. Y
podríamos enumerar más concesiones que el gobierno iraní entregó en el
primer momento sin conseguir nada más que la descongelación del 7% de
sus cuentas congeladas en el exterior. El mundo occidental no levantó ni
una sola sanción sobre la exportación de petróleo y las transacciones
financieras.
Israel condena el acuerdo porque si se realiza, va a facilitar la
penetración europea y norteamericana en la economía petrolera iraní e
Israel quiere quebrar el acuerdo simplemente porque quiere ser el poder
dominante en la región. Por eso quiere provocar una guerra para eliminar
a irán como un poder en el Golfo y así ellos mantener su dominación
sobre esos países.
En mi opinión si siguen las presiones de los países occidentales del
5+1, el gobierno iraní de Hasán Rouhaní se va a desprestigiar. Ellos son
un grupo de liberales, tecnócratas, que están buscando levantar las
sanciones para abrir la economía, para invitar a los capitales
extranjeros. No son nacionalistas, pero hay un límite en las concesiones
que ellos pueden entregar. Ya entregaron todo lo que uno puede imaginar
sin convertirse en una colonia o neocolonia occidental. Está al límite,
sin embargo los países occidentales hablan del primer paso. ¿Qué más
hay que dar? ¿Cerrar las bases de misiles, las últimas defensas de Irán?
¿Conseguir la colaboración iraní para liquidar el gobierno sirio?
No. Hay un límite. Los iraníes ya han mostrado demasiada
flexibilidad, demasiadas concesiones. El problema es que los países
imperiales no saben limitar las cosas, pero están poniendo en peligro un
interlocutor que es de lo más favorables a sus intereses, Rohaní es un
espejo de (Mijail) Gorbachov.
Ha entregado esperando reciprocidad de los países occidentales, y
estos han recibido todas las garantías contra cualquier uso militar de
la energía nuclear y eso ya lo sabemos hace diez años. Las
organizaciones de Inteligencia norteamericanas publican un informe cada
tres años y en los últimos informes dicen textualmente que Irán no tiene
ningún programa de militarizar el enriquecimiento de uranio, ni de
convertir la energía nuclear en armas. Eso lo sabe todo el mundo. Si
Washington quiere derrocar el gobierno islámico y poner una nueva
versión del Sha del pasado, está equivocado, no hay condiciones para
volver completamente al pasado, tienen el mejor presidente para montar
un gobierno neoliberal, semi desarmado y con el que pueden trabajar en
Medio Oriente. El problema es que ellos todavía no muestran ningún
realismo sobre lo que pueden conseguir y ese es el peligro. Exigen
demasiado al gobierno de Rohaní –el Gorbachov islámico-, y si este
empieza a ir demasiado lejos la Guardia Revolucionaria –una coalición de
fuerzas- lo derroca.
EChI: ¿Y cómo ves a Venezuela hoy?
JP: El gobierno está tomando todas las medidas necesarias contra la
agresividad de Estados Unidos y de los capitalistas venezolanos. Porque
hace tiempo hay una agresión permanente, una guerra económica fomentando
la escasez de mercancías y esa era la forma de tratar de debilitar,
desprestigiar y derrocar al gobierno. Pero en los últimos meses el
gobierno comenzó a tomar en cuenta que si sigue la inflación, la escasez
y los apagones, van a perder las elecciones y van a quedar bastante
debilitados.
Ahora (el presidente Nicolás) Maduro primero consiguió el poder del
Decreto Habilitante y luego comenzó a intervenir contra los
desabastecimientos de las empresas. Además, está atacando la inflación a
partir de bajar los precios de mercancías, electrodomésticos y ahora de
los coches. Y en tercer lugar, han comenzado a encarcelar a los
funcionarios corruptos y hombres de negocios que utilizan el acceso a
dólares para especular y no para importar mercancías.
Entonces, estamos ante una contraofensiva del gobierno. Sin embargo,
ahora hay que ver si los efectos prácticos de estas medidas positivas
pueden tener el impacto que necesitan en las elecciones municipales.
Creo que mejora las posibilidades del gobierno, pero por el hecho de
comenzar un poco tarde, hay un sector popular que sigue estando afectado
por la inflación y que en protesta, puede votar contra el gobierno.
En mi opinión, las elecciones resultarán en un empate. Muy
diferenciado según regiones y clases sociales, con una posible mayoría
en las Alcaldías pro gobierno; pero es posible que algunas grandes
ciudades caigan en manos de la oposición aunque no por un gran margen.
Será una elección bastante apretada.
El gobierno, si sigue con la política actual, interviniendo para
controlar los precios y lanza otra alternativa –porque no se puede
simplemente controlar a los capitalistas que quieren derrocar al
gobierno, pues ya no es un problema económico, es un problema político-
para que esos señores supuestamente empresariales pero en realidad
políticos sean desplazados de sus empresas, debe prepararse para manejar
a un sector mayor de la economía. Para no enfrentar constantemente este
problema de especulación, desabastecimiento y otras formas de hacer esa
guerra. La burguesía no quiere coexistir. No va a acatar las órdenes de
regulación, va a buscar todas las formas de sabotear. El capitalismo
dice que no está conforme con nada de lo que dice y hace el gobierno.
Entonces por resorte de sobrevivencia el gobierno tiene que cambiar el
estatus de muchas empresas y nacionalizar o por lo menos intervenir
directamente sobre la gestión de las empresas.
EChI: ¿Nos podría adelantar en qué otros temas está trabajando?
JP: Voy a hablar de tres cosas. Primero, aquí en Estados unidos esta
semana los trabajadores no sindicalizados pero organizados, están
preparando huelgas en todos los restaurantes y productores de comida
rápida y chatarra. Mac Donalds y todas esas empresas que están pagando
el mínimo posible y que les hace imposible sobrevivir, van a enfrentar
huelgas en cien ciudades. Es la primera vez que vamos a ver una lucha
coordinada en cien ciudades contra los restaurantes explotadores de
comida rápida.
Eso es un paso muy positivo porque este sector es en un 98% no
sindicalizado, y esto podría tal vez lanzar un nuevo movimiento que
enfrenta el problema de la pobreza y la explotación.
El segundo tema que me interesa tocar es el del pronunciamiento del
Papa, atacando el capitalismo neoliberal –con nombre y apellido- y
atacando toda la ‘teoría de la gota’, aquella que dice que el
crecimiento económico y la mayor concentración de riqueza en los
capitalistas, genera también beneficios para la clase trabajadora. El
Papa dice categóricamente que eso es mentira.
Entonces, está atacando toda la teoría dominante de la clase
capitalista, está atacando el modelo capitalista que ya está aplicado en
toda América Latina, incluso en países como Uruguay y Brasil, donde
siguen hablando del crecimiento como un instrumento para bajar la
pobreza. Actualmente, el Papa está a la izquierda de lo que existe en
America Latina como ‘centro izquierda’ y lejos de la política de Obama,
Hollande y los europeos. Está pronunciando un nuevo plan económico que
va más allá de las tibias medidas que se han practicado en el mundo
actual. Está atacando directamente el capitalismo, porque como dice él,
la raíz de la pobreza está en el sistema capitalista. Para mi eso es un
gran paso y abre un debate que incluso en algunas partes de la izquierda
no se da.
Por último, quiero comentar algo sobre conflictos en dos lugares. Por
un lado China y Japón.Ya que hace más de cien años Japón ocupaba varias
islitas como parte de una ofensiva contra China, para debilitar todos
los lugares en la costa. Ahora China como un poder emergente las
reclama, y Estados Unidos aprovecha ese conflicto para intervenir con la
fuerza militar. Los chinos tiene que repensar su relación con Estados
Unidos frente a la confrontación militar que esta provocando Washington,
que ha pasado a una posición mas militarista. El vicepresidente Joe
Biden va ahora a China a tratar de discutir pero el hecho es que China
tiene muchas cartas para jugar con Estados Unidos, particularmente
económicas, y ese militarismo norteamericano a favor de Japón va a
perjudicarlos más a ellos que a China.
Por otro lado, tenemos las elecciones fraudulentas en Honduras, donde
después del golpe militar mataron a más de doscientos activistas de la
oposición y lanzaron elecciones bajo condiciones de intimidación,
fraude, compras de voto.
El mundo está dividido. Cuba está encabezando los que rechazan estas
elecciones y otros países occidentales y europeos, junto con -la
sorpresa- Nicaragua, certificando las elecciones fraudulentas.
Es otra
instancia del doble juego del imperialismo, utilizando el golpe de
Estado por un lado y luego elecciones fraudulentas para intentar
legitimarlo. Pero el pueblo hondureño no está engañado.El problema es
que no se puede lanzar elecciones en un contexto de asesinatos, no tiene
ninguna validez ni el conteo ni los resultados.