20 de agosto de 2014
Rafa MP, Brigadista antifascista en Ucrania
Podría volver a describiros como un ejército, mercenarios nazis y un
gobierno legitimado por más de medio mundo, están asesinando y
torturando a miles de personas por simples motivos de odio e intereses
económicos, pero seguramente los que llegueis a leer esto lo sabréis
perfectamente; y ya duele tanto escribirlo, como verlo a diario, así que
me niego a hacerlo nuevamente.
También podría volver a reflexionar sobre el comunismo, la lucha de los
pueblos, la libertad… Y seguiría siendo de igual manera infructuoso.
Este escrito, cumpla finalmente su funcion o no, va dirigido a la
totalidad de la población, que como en anteriores ocasiones publiqué,
sería incapaz de mantener los ojos abiertos más de un segundo al
presenciar tan injustificable masacre.
Lo escribo en un momento delicado, bastante delicado, de gran
incertidumbre, cuando en la base apenas sale un hilo de agua de los
grifos, y ni puedo imaginar como estarán en otras poblaciones más
asediadas. Se perciben caras de preocupacion entre los milicianos más
experimentados. El idioma es una dificultad, pero poco a poco vas
entendiendo parte de las conversaciones, y sobre todo, interpretas
gestos, caras, miradas. Me da la sensación de que la Junta golpista de
Kiev quiere echar el resto antes de posibles toques de atencion, vengan
de donde vengan… (Al menos esta es mi opinión). Están intentando tomar
la región por todas partes, y eso evidentemente se traduce en más muerte
y destrucción.
Pero insisto, la motivación que me lleva a parar un instante a escribir,
no es volver a transmitiros un parte de guerra. No se trata de eso.
Solo pretendo que intentéis hacer el esfuerzo de sentir lo que he
sentido al mirar tantos ojos inhndados del más absoluto dolor.
Te desgarra el corazon. Dormir cada noche al lado de un gran hombre, que
se preocupó por nuestro bienestar desde que llegamos (en la medida que
la actual precariedad permite), que no descansaba hasta asegurarse de
que la labor que desempeñaba por su pueblo estaba concluida… y al día
siguiente portar su feretro rodeado de una familia e innumerables amigos
rotos de dolor, supera a cualquiera.
Hace un par de días, me encontraba al otro lado de un rio controlando un
pequeño bosque y unos caminos y senderos que daban acceso a una pequeña
población de la region de Donetsk, con el horrible sonido ambiente
atronador de fondo. Vigilabamos la retaguardia de la primera línea que
intentaba asegurar la zona de Yasunovata, castigada a diario durante el
pasado fin de semana por la artilleria del ejército ukro.
Trancurridas unas horas, mi superior situado al otro lado del rio para
guardar la entrada del camino principal del pueblo, me hizo señas para
que me dirigiera hacia él. Los vecinos nos habían sacado leche fresca
muy fría y una especie de carne rebozada que no supe indentificar, pero
que agradecias enormemente después de tanto rato bajo un insufrible sol,
con botas, pantalon largo, chaqueta, un pesado chaleco y demás
accesorios indispensables; más aun cuando la botella de agua que
teníamos en el vehículo casi se evaporaba de la alta temperatura.
Mientras tomabamos dicho refrigerio varios vecinos se acercaron,
agradecieron mi labor, nuestra labor, y me dieron muestras de profundo y
sincero respeto por haber venido desde tan lejos para apoyar su
defensa. Mi “khomandir” ya les había estado contando nuestro periplo.
Al rato, una preciosa niña de unos 10-12 años se acercó junto con su
perro, ya que su padre se encontraba charlando con nosotros. De pronto
reconoció mi cara y el lazo republicano de mi muñeca, al haberlo visto
días atrás en la televisión en una de las entrevistas que nos realizaron
(entrevistas que por cierto desesperan, no porque considere que no
puedan ser de utilidad, sino porque se te ocurren mil cosas mejores que
hacer en esta tierra dada la situación actual). Al verme sonrió, una de
esas sonrisillas semi avergonzadas al encontrarse allí junto a alguien
que había visto en TV, una linda sonrisa.
Dos horas después, encontrándonos de nuevo en nuestras posiciones, un
compañero me alerto de que tenía que regresar rapidamente al vehículo.
Corres como nunca, lo has hecho al escuchar cada vez más cerca los
estruendos de tu columna en retirada y los bombazos de la artilleria
enemiga. Monté en el coche que me esperaba con la puerta abierta y ya en
movimiento. Había que marcharse con total celeridad, ya que habían
llegado significativos refuerzos del ejercito fascista y no se podía
mantener la posición sin comprometer la seguridad de la población; había
que llevarselos de allí.
Vigilante desde la ventanilla del coche, mientras abandonábamos el
pueblo, observaba como sus habitantes nos despedían con gritos de ánimo,
aplausos y puños en alto desde las puertas de sus casas. Entonces volví
a ver a esa niña, ella no aplaudia ni gritaba. Esa preciosa niña tenia
dibujado en sus ojos la imagen del mas absoluto terror. Esa niña, que
seguramente meses atrás vivia feliz, iba al colegio y jugaba con sus
familiares y amigos, ahora solo podía pensar en como caerían de cerca
las balas y los misiles en esta ocasión.
No se como estará, no se si su pueblo ha sido bombardeado en estos días…
es posible, ya que el conflicto en la zona sigue siendo duro y
constante.
Historias miles, diarias, dramaticas. Las que llegas a conocer y las que
no. Como para escribir uno y cien libros cargados de sufrimiento y
horror.
A los pocos días de llegar aquí, discutía por wassap con un familiar
directo acerca de porqué había tomado la decisión de llevar a cabo esta
“locura”. Comprometía mi seguridad y la de mi familia. Por desgracia,
como poco después ocurrió, su seguridad y también su intimidad. Les
dejaba sumidos en la más absoluta preocupación, con los riesgos que esto
tambien conllevaba…
¿Por qué? Porque si algún día mi pueblo, mi gente, mi familia y amigos,
se encuentran sufriendo una atrocidad semejante a la que padece esta
población, solo podre soñar y desear que mucha gente tome esta misma
decisión que yo he tomado; y por que creo que a todos y cada uno de
vosotros os ocurriría lo mismo.
Y cerca de cumplir un mes en el Donbass os diré, que aunque a nadie le
desearía tener que presenciar y vivir esto, para nada me arrepiento de
estar aquí. Aunque solo fuese para tratar de transmitiros, como ahora
intento hacer, de mi puño y letra, cuanto sufrimiento producen los
macabros intereses de unos pocos.
Les culpo a ellos, son los máximos responsables de esta terrible página
de la Historia. Al presidente Petro Poroshenko y su gobierno golpista de
ideología nazi-fascista, al resto de estados de la UE, al de EEUU, y un
larguísimo etcétera…
Pero, y perdonadme por el atrevimiento, también os culpo a todos los que
con total indiferencia miráis hacia otro lado, ponéis excusas vacías de
argumentación, y no hacéis absolutamente NADA por estos niños, estos
ancianos, estas personas que de manera independiente, y ajenas a
ideologías, lo único que quieren es recuperar una paz y libertad que les
ha sido arrebatada hace demasiado tiempo. Supongo que la comodidad de
vuestras vidas no os deja tiempo y/o ganas para más.
Os acuso de ser cómplices silenciosos del asesinato, tortura y masacre
de miles de personas. Porque si queréis, podéis conocer la verdad de lo
que aquí ocurre, yo lo hice previamente a mi traslado. Porque si
queréis, entre todos, podemos acabar con ello. Me dan igual vuestras
ideologías y tendencias políticas, aquí hay un gobierno y súbditos
forzados que atacan a población civil (con muchos de esos súbditos que
ya se han negado a ello y han pasado a formar parte de las milicias o
han huido por temor a represalias), y frente a ellos otra parte, una
milicia formada en su inmensa mayoría por trabajadores como vosotros,
que con múltiples tendencias, cierto es, la defiende.
Me enorgullece ver como compañeros están luchando para detener el
genocidio en Gaza, tenéis todo mi apoyo. Pero al mismo tiempo me
entristece profundamente observar como muchos miran hacia otro lado en
lo que al conflicto ucraniano se refiere, no puedo entenderlo… ¿A que
teneis miedo? ¿Es porque nos toca lo suficientemente cerca que nuestra
implicación debería ser mayor? ¿Es porque está en nuestras manos exigir a
nuestros respectivos gobiernos que dejen de legitimar (y financiar en
muchos casos) a otro gobierno que esta persiguiendo y aniquilando a gran
parte de su población? ¿Acaso no luchamos por la justicia y la libertad
de los pueblos?
Son personas las que aquí mueren a diario. Personas como TÚ y como YO.
Que hasta hace muy poco disfrutaban de la tranquilidad y comodidad que
ahora estaréis sintiendo en vuestros hogares, y que tan rápido como a
ellos les fue robada, a TODOS os la pueden arrebatar.
Se llama EMPATÍA, ponerse en el lugar del otro.
Se llama SOLIDARIDAD, no permitir esta injusticia.
VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETA