Jueves, 27 de diciembre de 2012
Discurso íntegro de Marco Rizzo, Secretario Nacional del
CSP-PARTITO COMUNISTA en el Mitin Comunista Internacional en Madrid.
Contra el Euro, la Unión Europea y la OTAN.
Estimados compañeros,
junto con la gratitud por la invitación a participar en este evento
significativo e importante, les traigo los saludos fraternales de
nuestros militantes y de nuestro Partido.
Hace veinte años, la Unión Soviética dejó de existir, la bandera roja
con la hoz y el martillo fue arriada del asta de la bandera del Kremlin,
pero nuestras ideas correctas no murieron. Parecía que el capitalismo
había definitivamente triunfado. Sin embargo, veintiún años después de
ese acontecimiento triste, el planeta se enfrenta a una crisis
devastadora cuantitativa y cualitativamente, en la que el sistema
continuará dandovueltas sobre si mismo sin poder encontrar una salida.
Esto no es un problema temporal remediable con medidas técnicas, se
trata de una crisis estructural, proveniente de la sobreproducción y
sobreacumulación de capital, cuyas causas no se encuentran en la esfera
financiera y tampoco en la aplicación de una determinada teoría
económica (neoliberalismo, keynesianismo o teoría del decrecimiento);
al contrario, tienen sus raíces en la esencia misma del modo de
producción capitalista, que ya no es capaz de revolver su propia
contradicción fundamental entre el carácter social de la producción y la
apropiación privada del producto. El consumo de energía del mismo
modelo capitalista si se extiende a todos los habitantes del planeta en
un tiempo muy corto produciría un colapso ecológico total.
Destruido por la competencia mundial inter-imperialista, el capitalismo
ya no es capaz de soportar la tendencia decreciente de la tasa de
ganancia y reiniciar el ciclo de crecimiento de reproducción y
acumulación, a menos que no utilice las políticas de compresión de los
salarios y la destrucción de una parte de la masa del capital que
circula en el mundo, la reducción de capacidad productiva, los despidos y
– no lo olvidemos – la guerra.
Asistimos de este modo a la reducción de los salarios directos, tanto el
nominal mediante la negociación cada vez más individual como de los
salarios reales a través de la supresión de los mecanismos deadecuacion
al indice de precios. Y asistimos a la reduccionde los salarios
indirectos, a través de los recortes a los servicios y al gasto social
(en esto Italia se encuentra en los niveles más bajos de la Unión
Europea) y a través de la restricción de los salarios diferidos, con el
alargamiento de la vida laboral y la disminución de las pensiones. Esto
provoca el descenso del consumo y la disminución de los ahorros de las
familias, que para sobrevivir están obligadas a gastar lo que
consiguieron ahorrar en el pasado. EL ISTAT, la agencia de estadísticas
italiana, confirma una reducción en el consumo de los hogares (-3,3% en
total), sobre todo por lo que concierne a los alimentos (-14%). Una
situación que no se producía desde la última guerra mundial!
Las políticas de austeridad que limitan el gasto publico en sus
componentes de gasto social, de seguridad social y de inversión pública,
dibujadas e impuestas por la UE, contribuyen a deprimir aún más la
demanda interna, bloqueando la economía en la espiral de
deuda-austeridad-caída de la demanda-caída del producto interno- más
deuda. El fracaso evidente de estas políticas lo confirman tanto los
datos de los Institutos de Estadística, como, paradójicamente, el BCE:
en Italia, en un año de gobierno de austeridad de Monti, de acuerdo con
las políticas de la Unión Europea, la producción industrial cayó del
-5.2%, el PIB disminuyó del 2,3%, el ratio de deuda respecto al PIB pasó
del 121,7% al 126,1%.
Si miramos la situación desde el punto de vista de los trabajadores y
del pueblo, vemos que las medidas de rigor y austeridad han llevado el
desempleo a más del 11%, con picos de más del 30% entre los jóvenes y el
50% en algunas regiones del sur de Italia. Los nominales de los
salarios por hora crecieron sólo un 1,4% sobre base anual, mientras que
la inflación es del 3,2%: de hecho, se ha puesto en marcha una
importante reducción de los salarios reales directos y diferidos
(pensiones), que se añade al originario robo del 50% de los salarios,
perpetrados con la introducción del euro en Italia. La masacre social
está bajo los ojos de cada uno de nosotros.
Todo el asunto se ha coronado por una reducción sustancial de los
derechos laborales y de seguridad en el lugar de trabajo. La
incertidumbre no es sólo para la generación más joven, sino que se ha
extendido y generalizado a todos los grupos de edad y de género; el
ataque a los derechos de los trabajadores ahora permite a los
empresarios despedir sin causa justificada, no solo por motivos
económicos, sino que también por motivos de discriminación
político-sindical. La falta de medidas de seguridad en el lugar de
trabajo, de la cual los sindicatos colaboracionistas han permitido la
monetización, confiere a Italia la triste distinción en Europa de los
fallecido por accidentes laborales. El poderoso aparato mediático del
Gobierno Monti, hijo de la oligarquía monopolísta y bancaria, encarnadas
por la UE y el BCE, se ha jactado de que la reforma del sistema de
pensiones, que roba a millones de jubilados, la reforma del mercado del
trabajo, que reduce muchisimo las redes de seguridad social y borra los
derechos de los trabajadores que quedaban, la política de austeridad,
que recorta la salud, la educación, los servicios, la investigación
científica, la cultura, el transporte público; todas estas políticas,
una vez implementadas, deberían haber echo remontar la economía.
El resultado fue sangre y lágrimas para la clase obrera, los
trabajadores, los jóvenes, los pensionistas; nuevos regalos a la
patronal que aumenta sus ganancias a través de exenciones fiscales
adicionales, salarios al nivel del cuarto mundo, privatización del
patrimonio público y de los servicios con precios de tiempos de rebajas;
deterioro general de la situación macroeconómica.
¡Es esta la verdadera intención de los “mercados” y a esto sirve la
porra del rigor y de la austeridad, con la amenaza de la prima de
riesgo! No para restaurar la economía, sino para saquear la riqueza de
los pueblos, no para mejorar la vida de las personas, sino para explotar
aún más a los trabajadores, saqueándolos hasta la miseria!
Este saqueo y robo en contra de los trabajadores, de los pueblos y de
los países, puesto en práctica por el capital monopolista, industrial y
financiero, implica la participación, en mayor o menor medida
dependiendo de los equilibrios de fuerzas inter-imperialistas, de todas
las burguesías nacionales, tanto de los países económicamente más
fuertes como de los países más débiles. No existen burguesías “buenas” o
“víctimas”: ¡todas explotan la clase obrera! No hay capitalismo
“bueno” (el capitalismo productivo) y uno “malo” (el capitalismo
financiero). Existe el capitalismo, simple y llanamente, con el crimen
organizado, la mafia y todas sus actividades delictivas.
La deuda no se debe a la crisis, es una consecuencia de la misma… No son
los trabajadores, no es la población, quienes han estado viviendo
encima de sus posibilidades, los que han generado la deuda pública. La
deuda fue generada por el capital para maximizar los beneficios. Es el
capital, de hecho, quien ha financiado su crecimiento en los periodos de
expansión y compensado la inevitable caída de la tasa de ganancia a
través del uso descarado del gasto público, agotando los recursos del
estado (en Italia alrededor del 83% de los ingresos fiscales provienen
del empleo, sin posibilidad de evasión) para cubrir estas adversas
coyunturas; estos falsos programas de desarrollo, sectorial o regional, a
través de subvenciones sin límite; estas tasas de préstamos a cargo de
las finanzas públicas; estas exenciones tributarias, etc .. Esta es la
causa principal de la deuda, junto con los inmensos intereses de los
bancos y el peso creciente de los organismos represivos del Estado, de
los armamentos y de las misiones de guerra justificadas por el hecho de
ser miembro de la OTAN!
En el plano interno, para hacer frente a la crisis y gestionar estos
procesos de reestructuración brutal e inhumana, el capital no puede sino
exacerbar los instrumentos represivos de su dominio, llegando a borrar
tambien los derechos formales de la democracia burguesa, reducida ahora
a un simulacro. Reformas constitucionales autoritarias y leyes
electorales fraudulentas vacían las asambleas elegidas de cualquier
poder real y excluyen de éstas cualquier forma de liderazgo de la lucha
de clases, a través de sistemas bipartidistas, barreras, peticiones de
una cantidad increíble de firmas para la presentación de las listas, de
las cuales, sin embargo, son exceptuados los partidos burgueses
presentes ya en las instituciones, lo que confirma nuestra creencia de
cuánto es vana e inconsistente la ficción de un parlamentarismo burgués.
También en el exterior, la utilización de la fuerza es cada vezmás
marcada. La intensificación de la competencia inter-imperialista para el
control de las materias primas, de las fuentes de energía, del agua, de
las grandes vias de transporte, junto con la necesidad antes mencionada
de destruir cuotas de capital que circulan a nivel global para
contrarrestar la caída de la tasa de ganancia, arrastran a la humanidad
hacia una guerra catastrófica de proporciones globales. Estamos siendo
testigos de una escalada de agresiones contra distintos Estados
soberanos, ayer contra Libia, hoy en contra de Siria, mañana en contra
de Irán. Estas son las expresiones locales de un conflicto más general
por la hegemonía y el control, en una perspectiva que ve la acción del
imperialismo de Estados Unidos y de Europa.
Un sistema que no es capaz de reiniciar el ciclo de reproducción sin
recurrir a la más brutal represión y a la guerra es un sistema acabado.
Esto es el capitalismo hoy en día: un modo de producción moribundo que
ha terminado desde hace mucho tiempo su papel histórico, pero que aún
posee armas afiladas y peligrosas en su arsenal, de las siempre menos
eficaces que ocultan sus responsabilidades en la crisis a las terribles
que pueden llevarnos a la catástrofe de la guerra.
El euro, la Unión Europea, la OTAN, son las armas con las que el
imperialismo europeo, es decir, el capital monopolista europeo, trata de
imponer su dominio y su política de robo a pueblos y países fuera de la
Europa, pero también en su interior, como la historia de Grecia,
España, Italia, Portugal e Irlanda nos muestra.
Para ello, los comunistas, conscientes del hecho de que ninguna solución
a la crisis es posible dentro del sistema capitalista y de que el
margen de maniobra de las políticas del reformismo y las politicas
keynesianas han agotado definitivamente, llaman a la clase obrera, los
trabajadores, las clases populares afectadas por la crisis, a
organizarse en un solo y poderoso Frente, capaz de poner en marcha la
movilización de masas para salir de la Unión Europea, el sistema del
euro y de la OTAN, como un primer paso hacia la revolución socialista y
el establecimiento del poder obrero que el fracaso del capitalismo pone
en la agenda de hoy para evitar la barbarie y la guerra.
Para ello es necesaria la lucha de clases, pero también la batalla en
contra de la falsa izquierda y sus partidos oportunistas que siguen
intentando explicar las posibilidades de reformar el sistema capitalista
y continuar ‘coqueteando’ con los gobiernos de centro-izquierda a nivel
nacional y regional. Estos oportunistas no son menos responsables que
el enemigo de clase ya que quitan y hacen ineficaces fuerzas y energías
en la lucha decisiva.
Esto requiere una capacidad de coordinación fuerte y efectiva de los
partidos comunistas internacionales coherentemente marxistas-leninistas,
hasta adoptar medidas políticas que sean visibles para las masas
populares y gracias a las cuales sea posible desarrollar conjuntamente
la teoría y la práctica de la lucha de clases en las condiciones
actuales, las estrategias y tácticas comunes para la revolución
proletaria y la construcción del socialismo-comunismo.
Pueblos de Europa, levántaos!
Fuera de la Unión Europea y de la OTAN! A derrocar la dictadura del capital!
¡Viva el internacionalismo proletario!
El comunismo es la juventud del mundo!
Viva el PCPE! Viva los CJC!