Una
de las noticias de estos días (entre aforamientos y "aforramientos") es la
publicación de la decisión de Alfredo Pérez Rubalcaba de abandonar su
escaño en el Congreso de Diputados, el próximo mes de septiembre. Como
sucede en estos casos, ya surgen coros de voces laudatorias de este
personaje.
Para
nosotros su recuerdo siempre estará unido a aquella reunión de junio de
2008 con el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, en la
que decidieron el total arrasamiento del Lugar de Memoria de
Carabanchel. Sin ninguna consulta, sin ningún diálogo. Con los vecinos, a
los que la policía impidió el acceso al interior, protestando a la
puerta de su ministerio, justificaron su decisión presentando como algo
positivo para la ciudadanía un plan urbanístico claramente especulador.
16 de junio de 2008: Felices por el derribo de Carabanchel
(Fuente: Ministerio del Interior)
Aquel
encuentro fue el punto de inflexión de la actitud de su partido
respecto de la histórica prisión; hasta entonces, se movían entre la
indefinición y el apoyo a la creación de un centro memorial en
Carabanchel. A partir de entonces, salvo significativas pero muy escasas
excepciones, el aparato del PSOE se movilizó en bloque para intentar
justificar el tremendo y significativo atentado a la Memoria Histórica
que ejecutarían cuatro meses más tarde.
¿Nos
contará Pérez Rubalcaba, en sus más que previsibles memorias, si -como
creemos- ordenó a su partido cerrar filas en defensa de su condena a
Carabanchel? Estaremos expectantes, aunque no creemos que le preocupe
mucho el futuro de nuestro suburbio. El lamentable estado en que se
encuentra el solar, y la mucho más lamentable permanencia del centro de
internamiento de inmigrantes, no son más que el resultado de su
soberbia... seis años después de la Foto de Recoletos.
No te echaremos de menos, Alfredo, nosotros no.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA