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martes, 7 de mayo de 2013

EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA TRANSFORMACIÓN DEL HOMBRE EN MONO

07.05.2013


En el año 1876 Federico Engels presentaba su ensayo “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”. Explicaba ahí cómo el trabajo cumple la histórica misión de ir creando un ser cualitativamente nuevo a partir de una especie anterior. Es decir: el trabajo como actividad creadora comenzaba a transformar la naturaleza y abría un capítulo novedoso en la historia.
Nunca hasta ese entonces –dos millones y medio de años atrás según lo que hoy día las ciencias arqueológicas pueden establecer– un animal había modificado consciente y productivamente su entorno. La actividad de las hormigas, de las abejas o de los castores, grandes “ingenieros” por cierto, no puede ser considerada una acción laboral en sentido estricto. Todas estas especies repiten desde tiempos inmemoriales su carga genética, no inventan nada nuevo, no se “desarrollan” y jamás, desde hace millones de años, evolucionaron en la forma de realizar su producción (los hormigueros o los panales son iguales desde siempre).
Fue cuando nuestros ancestros descendieron de los árboles y comenzaron a tallar la primera piedra cuando puede decirse que hay “trabajo” en sentido humano, como actividad creadora, como práctica que transforma el mundo natural y va transformando al mismo tiempo a quien la lleva a cabo. Y desde que arrancó esa primera actividad con el primer homo habilis –en África, en lo que hoy es el norte de Tanzania– la evolución ha sido continua y a velocidades cada vez más aceleradas. En esa perspectiva, entonces, el papel del trabajo –como lo afirmara Engels– ha sido fundamental: fue la instancia que “creó” al ser humano. Pasamos de monos a seres humanos por el trabajo...

Es en esa lógica que tiene sentido entonces lo dicho por Hegel: “el trabajo es la esencia del ser humano”. Gracias al trabajo dejamos de ser monos, nos civilizamos, dejamos atrás el mundo animal y fuimos construyendo un ámbito enteramente simbólico: fue quedando superado el instinto reemplazándose por la cultura.
La historia del ser humano, en definitiva, es la historia en torno a cómo fue organizándose ese acto tan especial, tan fundamental y definitorio que es el trabajo. Desde que nuestra especie pudo producir más de lo que necesitaba para sobrevivir, desde que hubo excedente, empezaron los problemas. Alguien –el más fuerte, el más listo, el más sinvergüenza, no importa– se apropió del excedente y surgieron las diferencias de clase social. Y así venimos hace ya varios milenios, a los tropezones, entre luchas a muerte entre poseedores y desposeídos, entre guerras y violencia (“la violencia es la partera de la historia” dijo Marx).
Los que quedaron como propietarios en esta lucha de clases –sean amos esclavistas, casta sacerdotal, señores feudales, o más recientemente burguesía industrial, accionistas, banqueros, etc.– no ceden ni un milímetro de sus privilegios. Por otro lado, las grandes mayorías perjudicadas, que son los verdaderos productores de la riqueza social, los auténticos trabajadores –esclavos, campesinos pobres, obreros industriales, asalariados de toda laya (inclúyanse ahí los trabajadores intelectuales), etc.– arrancan beneficios y mejoras en sus condiciones de vida sólo a través de una lucha denodada contra sus opresores. Esa es la dinámica de la vida social.
Si el trabajo es la esencia de nuestra existencia, tal como están las cosas lo menos que puede decirse es que sea placentero para las enormes mayorías trabajadoras. Mientras el trabajo siga siendo explotado por alguien –enajenado, para decirlo con el término de los clásicos, alienado– seguirá siendo una pesada carga para quien lo hace.
Esa es la historia de los trabajadores a través de estos 12.000 años desde que podemos reconstruir medianamente la historia: quien realmente produce, quien trabaja y crea la riqueza de las sociedades, está excluido de su aprovechamiento. Parece mentira que pequeñas minorías sean las que se apropian del producto del trabajo de enormes mayorías, pero esa es nuestra historia como especie.
Hasta ahora no parece muy cierta esa máxima de “el trabajo hace libre”, perversamente instalada en el campo de concentración de Auschwitz donde miles y miles de judíos fueron forzados a trabajar como esclavos hasta su muerte por los nazis. En estas condiciones de sociedad con clases sociales, ¿de qué nos libera el trabajo?
El mundo moderno basado en la industria que inaugura el capitalismo hace ya más de dos siglos ha traído cuantiosas mejoras en el desarrollo de la humanidad. La revolución científico-técnica instaurada y sus avances prácticos no dejan ninguna duda al respecto. Si bien es cierto que en los albores de la industria moderna las condiciones de trabajo fueron calamitosas, no es menos cierto también que el capitalismo rápidamente encontró una masa de trabajadores que se organiza para defender sus derechos y garantizar un ambiente digno, tanto en lo laboral como en la vida cotidiana. El esclavismo, la servidumbre, la voluntad omnímoda del amo van quedando así de lado. Los proletarios asalariados también son esclavos, si queremos decirlo así, pero ya no hay látigos.
Ya a mediados del siglo XIX surgen y se afianzan los sindicatos, logrando una cantidad de conquistas que hoy, desde hace décadas, son patrimonio del avance civilizatorio de todos los pueblos: jornadas de trabajo de ocho horas diarias, salario mínimo, vacaciones pagadas, cajas jubilatorias, seguros de salud, regímenes de pensiones, seguros de desempleo, derecho de huelga.
A tal punto que para 1948 –no ya desde un incendiario discurso de la Internacional Comunista decimonónica o desde encendidas declaraciones gremiales– la tibia Asamblea General de las Naciones Unidas proclama en su Declaración de los Derechos Humanos que “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria que le asegure una existencia conforme a la dignidad humana. Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.” Es decir: se consagran los derechos laborales como una irrenunciable potestad connatural a la vida social.
Vemos así que hacia las últimas décadas del pasado siglo esos derechos ya centenarios podían ser tomados como puntos de no retorno en el progreso humano, tanto como cualquiera de los inventos del mundo moderno: el avión, el televisor o la computadora. Por cierto estos avances sociales no son sólo patrimonio socialista: las conquistas laborales son ya mejoras de la humanidad toda. Pero las cosas cambiaron últimamente. Cambiaron en forma demasiado drástica, a gran velocidad. Y cambiaron a favor de las pequeñas minorías que manejan el mundo perjudicando a la mayoría de la población mundial, al amplio campo de los trabajadores.
Con la caída del bloque soviético hacia fines del siglo XX el gran capital se vio triunfador. En realidad no fue que terminó la historia ni las ideologías: ganaron las fuerzas del capital sobre las de los trabajadores, lo cual no es lo mismo. Ganaron, y a partir de ese triunfo comenzaron a establecer las nuevas reglas de juego. Reglas, por lo demás, que significan un enorme retroceso en los avances sociales que mencionábamos.
Los ganadores del histórico y estructural conflicto –las luchas de clases no han desaparecido, aunque no esté de moda hablar de ellas– imponen hoy más que nunca las condiciones, las cuales se establecen en términos de mayor explotación, de pérdidas de conquistas por parte del mundo de los trabajadores. En otros términos, a fines del siglo XX y comienzos del XXI se llegó a condiciones de vida como en el XIX. La manifestación más evidente de este retroceso es la precariedad laboral que vivimos, la que se presenta disfrazadamente con el oprobioso eufemismo de “flexibilización” laboral.
Todos los trabajadores del mundo, desde una obrera de maquila latinoamericana o un jornalero africano hasta un consultor de Naciones Unidas, graduados universitarios con maestrías y doctorados o personal doméstico semi analfabeto, todos y todas atraviesan hoy el calvario de la precariedad laboral (“flexibilización”, para usar el término de moda).
Aumento imparable de contratos-basura (contrataciones por períodos limitados, sin beneficios sociales ni amparos legales, arbitrariedad sin límites de parte de las patronales), incremento de empresas de trabajo temporal, abaratamiento del despido, crecimiento de la siniestralidad laboral, sobreexplotación de la mano de obra, reducción real de la inversión en fuerza de trabajo, son algunas de las consecuencias más visibles de la derrota sufrida en el campo popular.
El fantasma de la desocupación campea continuamente; la consigna de hoy, distinto a las luchas obreras y campesinas de décadas pasadas, es “conservar el puesto de trabajo”. A tal grado de retroceso hemos llegado, que tener un trabajo, aunque sea en estas infames condiciones precarias, es vivido ya como ganancia. Y por supuesto, ante la precariedad, hay interminables filas de desocupados a la espera de la migaja que sea, dispuestos a aceptar lo que sea, en las condiciones más desventajosas. Así las cosas, no se ve por ningún lado que el trabajo “nos haga libres”.
Según datos de Naciones Unidas 1.300 millones de personas en el mundo viven con menos de un dólar diario (950 en Asia, 220 en África, y 110 en América Latina y el Caribe); hay 1.000 millones de analfabetos; 1.200 millones viven sin agua potable. En la sociedad de la información, la mitad de la población mundial está a no menos de una hora de marcha del teléfono más cercano. Hay alrededor de 200 millones de desempleados y ocho de cada diez trabajadores no gozan de protección adecuada y suficiente.
Lacras como la esclavitud (¡esclavitud!, en pleno siglo XXI: la Organización Internacional del Trabajo reporta cerca de 30 millones), la explotación infantil o el turismo sexual continúan siendo algo frecuente. El derecho sindical ha pasado a ser rémora del pasado. La situación de las mujeres trabajadoras es peor aún: además de todas las explotaciones mencionadas sufren más aún por su condición de género, siempre expuestas al acoso sexual, con más carga laboral (jornadas fuera y dentro de sus casas), eternamente desvalorizadas.
Según esos datos, también se revela que el patrimonio de las 358 personas cuyos activos sobrepasan los 1.000 millones de dólares –que pueden caber en un Boeing 747– supera el ingreso anual combinado de países en los que vive el 45% de la población mundial. Trabajar, pareciera, no libera de mucho. Por eso, ante ese trasfondo patético, resalta como una más que apetecible salida ser deportista profesional, o narcotraficante. Ser mafioso ya no queda tan mal; se gana bien y no se trabaja…
En definitiva: en las condiciones en que el gran capital ha comenzado este nuevo milenio con un triunfo a escala planetaria que lo hace sentir imbatible, el trabajo, en todo caso, más bien nos transforma en monos, nos torna más animales. Y ante ello se ofrece como una salida infinitamente más atractiva para cualquier trabajador el negocio del narcotráfico: se gana mucho más trabajando muchísimo menos.
PERO LA HISTORIA NO ESTÁ TERMINADA
Estas últimas décadas fueron de retroceso para los trabajadores, ello es evidente. Pero la lucha sigue. Nadie dijo que la lucha fuera fácil. Si miramos la historia queda claro que sólo con enormes sacrificios se van cambiando las cosas. Y sin dudas, aunque hoy pareciera que nos acercamos más al mono debido a estos retrocesos sufridos, de nosotros, de nuestras luchas depende recuperar el terreno perdido y seguir avanzando más aún como trabajadores, y como especie en definitiva. Recordemos las palabras de Neruda: “podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera”.
Por Marcelo Colussi

CONVERGENCIA. ORIGEN Y DECLINACIÓN DEL CAPITALISMO

7/5/2013 Jorge Beinstein -  

Hacia el final de su recorrido histórico el capitalismo se vuelca hacia las finanzas, el comercio y el militarismo en su nivel más aventurero "copiando" sus comienzos  
En ciertos rituales funerarios de tiempos remotos los muertos eran colocados en posición fetal, por ejemplo se han encontrado restos de neardentales sepultados de esa manera con la cabeza apuntando hacia el Oeste y los pies hacia el Este, algunas hipótesis antropológicas sostienen que esa disposición del cadáver estaba relacionada con la creencia en el renacimiento del muerto.

 La civilización burguesa a medida que avanza su senilidad parece reiterar esos ritos, preparándose para el desenlace final apunta la cabeza hacia su origen occidental y va acomodando el cuerpo degradado buscando recuperar las formas prenatales intentando tal vez así conseguir una vitalidad irremediablemente perdida.

 El fin y el origen aparentan converger, pero el anciano no consigue volver al pasado sino más bien reproducirlo de manera grotesca, decadente.

 Hacia el final de su recorrido histórico el capitalismo se vuelca prioritariamente hacia las finanzas, el comercio y el militarismo en su nivel más aventurero “copiando” sus comienzos cuando Occidente consiguió saquear recursos naturales, sobreexplotar poblaciones y realizar genocidios acumulando de ese modo riquezas desmesuradas con relación a su tamaño lo que le permitió expandir sus mercados internos, invertir en nuevas formas productivas, desarrollar instituciones, capacidad científica y técnica

. En suma construir la “civilización” que llevó Voltaire a señalar: “la civilización no suprime la barbarie, la perfecciona”.

Leer texto completo [PDF]
http://beinstein.laha

ETC, NOTICIAS FALSAS HOY, MAÑANA....

J M Álvarez

martes, 7 de mayo de 2013


OTRA VICITIMA DEL GENOCIDIO SILENCIOSO: APARECE AHORCADO UN HOMBRE EN SU VIVIENDA CUANDO IBA A SER DESAHUCIADO

07.05.2013.

Un hombre ha aparecido ahorcado en el interior de su vivienda de Barcelona cuando iba a ser desahuciado, según han informado los Mossos d'Esquadra. Suma y sigue en el número de víctimas del genocidio silencioso al que el terrorismo de estado está conduciendo a la población. 
 
Agencias

Un hombre ha aparecido ahorcado en el interior de su vivienda de Barcelona cuando iba a ser desahuciado, según han informado los Mossos d'Esquadra.
Las mismas fuentes han señalado que el cuerpo sin vida del hombre fue encontrado al hacerse efectivo el desahucio de la vivienda, situada en la calle Rosselló, en el distrito barcelonés del Eixample
El cuerpo, según varias fuentes, ha sido encontado por la comisión judicial que acudía a desalojarlo. El hombre ha fallecido al ahorcarse. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha denunciado el caso.
La policía autonómica ha iniciado una investigación para esclarecer los motivos de este suceso, aunque todo apunta que la decisión de la víctima de quitarse la vida ha tenido relación con los problemas económicos que padecía.
La PAH ha convocado un acto de protesta mañana en la plaza de Catalunya (20.00 horas) para reclamar que no se produzcan situaciones que deriven en muertes como la de hoy.

EL PARO REGISTRADO SE REDUCE EN ABRIL POR LA CONTRATACIÓN PRECARIA

07.05.2013.

El paro registrado es de 5 millones de trabajadores y trabajadoras, 1'2 millones menos de los que registra la EPA, que refleja con mayor exactitud las cifras reales del desempleo. La reducción de las cifras de desempleo registrado están relacionadas con la contratación precaria en Semana Santa.
La cifra total de desempleados es de 4.989.193 personas.
Más del 90% de los nuevos contratos fueron temporales.
La Seguridad Social gana 51.077 afiliados, pero sigue en uno de sus niveles más bajos.

Después del récord de los 6,2 millones de parados, abril y el efecto arrastre de la semana santa dieron un leve respiro al mercado laboral. En abril, el paro registrado bajó en 46.050 personas, hasta un total de 4.989.193 de desempleados. La Seguridad Social ganó afiliados: 51.077 personas, lo que hace que la cifra de afiliados se mantenga en 16.232.352, un nivel que sigue siendo, sin embargo, de los más bajos de los últimos años.

1. Todos los años de la crisis, excepto 2008 y 2009, el paro se redujo en el mes de abril. Este ha sido, no obstante, el segundo mejor de la recesión en términos de reducción del desempleo. En términos desestacionalizados, es decir, eliminando de los datos el efecto del calendario (como es, por ejemplo, la semana santa), el paro registrado sube en 17.663 personas.
2. Si el paro baja y la afiliación sube lo hacen gracias a la contratación precaria. En abril se registraron 1.153.140 contratos, un 11% más que hace un año: de ellos, 1.054.791 fueron temporales frente a solo 98.349 indefinidos. Es decir, más del 90% de estos nuevos contratos fueron temporales. En términos interanuales, la evolución es aún más favorable para la contratación precaria: en el último año, los contratos indefinidos han caído un 14,6%, mientras que los temporales han crecido precisamente un 14,2%. Las conversiones de contratos temporales en indefinidos (que en muchos casos cuentan con bonificaciones) caen un 0,04% en un año.
3. Crecen, además, los contratos a tiempo parcial, con peores condiciones y peor protección social, y potenciados por la reforma laboral. Desde abril del año pasado, los contratos temporales a tiempo parcial han aumentado un 16,6%. En el caso de los eventuales a tiempo completo el aumento fue del 13%.
4. La evolución del desempleo es peor entre las mujeres que entre los hombres. Durante el último mes, el paro se redujo más entre los hombres que entre las mujeres: el masculino descendió un 1,5%, mientras que el femenino lo hizo solo un 0,2%. En términos interanuales, la diferencia es aún mayor: en el último año, el paro entre los hombres subió un 4,3% mientras que entre las mujeres creció un 6%.
5. El paro se ha reducido en todos los sectores pero, sobre todo, en la construcción y los servicios, por la llegada del buen tiempo y la temporada turística. Crece, sin embargo, entre el colectivo sin empleo anterior, en 3.790 personas.
6. Entre los menores de 25 años, el desempleo se ha reducido en 4.965 personas (un 1%) respecto al mes anterior.
7. En todas las comunidades se redujo el paro el abril, excepto en Canarias y la Comunidad Valenciana. Sin embargo, en términos interanuales el desempleo crece en todas, especialmente en Cantabria, Asturias y País Vasco, que son curiosamente comunidades con niveles de paro por debajo de la media.
8. Hay 2.945.056 personas que perciben una prestación por desempleo, un 0,9% menos que hace un año. Es decir, que hay dos millones de personas inscritas en el servicio público de empleo pero que no cobran ningún subsidio. La tasa de cobertura del sistema de protección es del 61,5%, cinco décimas menos que en marzo de 2012.
9. La Seguridad Social recupera afiliados en abril (51.077), pero en términos interanuales se siguen destruyendo empleo. En el último año, la Seguridad Social ha perdido 686.727 afiliados.
10. El número de autónomos crece en abril en 12.000 personas: el número total de trabajadores por cuenta propia es de 3.017.311. Sin embargo, la evolución interanual es negativa: desde abril de 2012 se han perdido 40.000 autónomos

VENEZUELA APRUEBA LEY LABORAL CON IMPORTANTES AVANCES PARA LA CALSE TRABAJADORA




El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, presentó este sábado la llamada Ley Orgánica del Trabajo, una nueva legislación laboral con importantes avances en derechos para la clase trabajadora, que entrará en plena vigencia el próximo miércoles 7 de mayo.
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maduro
“A partir de este mes comienza a implementarse la más avanzada ley que jamás se haya implementado en la historia de Venezuela y por eso tenemos que pedir la colaboración de los empresarios, de los jefes de instituciones públicas y privadas para que den cumplimiento a esa ley”, destacó Maduro durante una asamblea sostenida con más de 20.000 trabajadores del Metro de Caracas.
También presente en esta asamblea obrera, la titular del Despacho del Trabajo y la Seguridad Social (Mintrass), María Cristina Iglesias, resaltó que entre las innovaciones de la ley resalta la nueva jornada laboral, reestructurada para que ningún trabajador exceda las ocho horas de trabajo diario.
Así, la jornada laboral diurna se reduce de 44 a 40 horas semanales, la nocturna pasa de 40 a 35 horas por semana y la mixta de 42 a 37 horas y media.
“La nueva jornada laboral recoge el espíritu del Artículo 90 de la Constitución en lo que se refiere a tener mayor tiempo para el descanso, para la vida, para compartir, recrearse y además un mayor compromiso para producir cada vez más, cada vez mejor”, destacó Iglesias.
“Con la entrada en vigencia de esta nueva jornada laboral hay que adaptar a todas las entidades del trabajo —tanto públicas como privadas— para que ajusten sus horarios de manera que estén dentro de los límites que prevé la ley”, recordó la ministra.
Asimismo, la titular del Mintrass celebró los días de descanso continuo que establece la ley para aquellos trabajadores que ejerzan funciones durante los días no laborales (sábado y domingo).
“Es un logro muy importante para una parte de los trabajadores que tenían que trabajar por larguísimas jornadas extendidas; y ahora estamos racionalizando más el tiempo de los trabajadores, para que puedan pasar más tiempo con sus familias, para que puedan estudiar, recrearse”.
La Ley presenta importantes avances en prestaciones sociales, como por ejemplo la extensión del reposo pre-natal hasta las 6 semanas o las 20 semanas de descanso después del parto. Otro punto fuerte de la nueva legislación tiene que ver con la eliminación de la llamada “tercerización” o subcontratación. Según los artículos 47 y 48, queda prohibida la tercerización y se da un plazo de 3 años para que todas las empresas acaten la prohibición de subcontratar a sus trabajadores y trabajadoras.
Por otro lado, la Ley del Trabajo en el artículo 95, especifica que “cuando se realice un despido masivo, el Ministerio con competencia en trabajo y seguridad social podrá, por razones de interés social, suspenderlo mediante resolución especial”.
Además, existe un apartado especial para blindar estos derechos de los trabajadores, donde se informa que “las prestaciones sociales están garantizadas incluso en caso de cierre de la empresa. La deuda de prestaciones sociales se pagará primero que cualquier otra deuda y el empresario responderá por ellas incluso con sus bienes”.
LibreRed
Vea aquí de forma íntegra la Ley Laboral

SIRIA PROMETE RESPONDER LA AGRESIÓN CRIMINAL ISRAELÍ PERO ELEGIRA EL MOMENTO OPORTUNO

07.05.2013.




"Siria responderá a la agresión israelí y elegirá un momento oportuno para hacerlo", aseguró este lunes a la agencia de noticias AFP desde Damasco un funcionario sirio bajo anonimato.

"La respuesta no será inmediata, porque actualmente Israel está en alerta máxima. Vamos a esperar, pero sí, responderemos", puntualizó.

El comentario llega después de que el Ministerio sirio de Exteriores anunciara que en un lapso de 48 horas aviones de guerra israelíes bombardearon Siria en dos ocasiones, dejando numerosos muertos y heridos civiles, así como graves daños materiales.
Concretamente se vieron afectadas tres posiciones militares: un centro de investigación militar en Jamraya (cerca de Damasco), unos almacenes de armamento situados en la vecina Mislon y el aeródromo Sherai.

El canciller sirio, Walid al-Moalem, calificó la actuación israelí de "criminal" e insistió en que la legislación internacional y la propia Carta de la ONU da derecho a Damasco a responder a este tipo de agresiones. Por su parte Tel Aviv, hasta el momento, no ha asumido oficialmente la responsabilidad del ataque.


Fuente: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/93

TRES INTERVENCIONES QUE EL TRÁNSFUGA Y PRO OTAN DIEGO LÓPEZ GARRIDO NO SE ESPERABA

07.o05.2013.



Diego López Garrido empezó a frecuentar Cádiz cuando aún siendo miembro de IU, observó que en esa ciudad había un grupo de personas dispuestos a irse de la Coalición caminito del PSOE. Junto a Cristina Almeida y Jerónimo Andreu juraban y perjuraban que su grupo llamado, primero Nueva Izquierda, y luego Partido Democrático de la Nueva Izquierda, iba a ser un medio camino entre el PSOE e IU, donde cupieran progresistas que quiseran ver unidas a las dos formaciones de "izquierdas". Inauguraron incluso una sede y sus palabras tenían un reflejo desmesurado en la prensa local de la época. Por supuesto entraron en el PSOE al poco tiempo, y el tal López Garrido llegó a ser portavoz parlamentario del partido de Felipe González y Zapatero. Ahora es un cargo de la OTAN, y como tal defiende al sistema capitalista del que tanto jugo sabe sacar don Diego. Hace unos días estuvo de nuevo en Cádiz, presentando un libro. Tres personas le preguntaron al respecto.

PREGUNTAS FORMULADAS AL VICEPRESIDENTE DE LA ASAMBLEA DE LA OTAN Y RESPONSABLE DEL ÁREA DEL MEDITERRÁNEO, D.DIEGO LÓPEZ GARRIDO DESDE OJOS PARA LA PAZ


 El pasado Jueves, 2 de mayo en el Ateneo de Cádiz se presentó el libro “El estado de la Unión Europea. El fracaso de la austeridad”, Informe editado por la Fundación Fredrich Ebert, a cargo de su director *D. Diego López Garrido. Ex Secretario de Estado para Europa y Diputado del PSOE, antiguo militante de IU y del PDNI, y D. Francisco Aldecoa, Doctor en Ciencias Políticas y de la Administración, especialista en temas de integración de la Unión Europea y en temas de defensa. La presentacióncorrió a cargo de Don Ignacio Moreno Aparicio, Presidente del Ateneo. D. Diego López Garrido es además *VICEPRESIDENTE DE LA ASAMBLEA DE LA OTAN Y RESPONSABLE DE LA ZONA DEL MEDITERRÁNEO*.

Tras la presentación de un libro en el que se apuesta decididamente por la U.E., y por Europa, como el continente de mayor prosperidad y democracia (si bien los autores no están de acuerdo con el rumbo seguido en los últimos años, o sea por la politica de austeridad), y por una política de defensa de la U.E., en el turno de palabras hubo cuatro intervenciones, tres de las cuales eran de personas pertenecientes a Ojos para la Paz (la cuarta, de Moncho Pérez, era crítica porque en lugar de unión política, para los pueblos, lo que se ha hecho es una unión económica, para los mercados). Tuvieron que ser breves, ya que no nos permitieron extendernos mucho.

INTERVENCIÓN DE JOSU RAMOS.

 El padre fundador del liberalismo económico, Adam Smith, en su obra: "La riqueza de las naciones" explica cómo a través de una mano invisible, se regula el mercado actuando cada persona egoístamente, mirando su propio interés pero paradógicamente beneficiándose  toda la sociedad, no solamente unos cuantos, con la riqueza económica ocasionada,  bajo las leyes de la oferta y de la demanda, sin intervención del Estado. Pero es el caso de que, habida cuenta de la situación económica en la que nos encontramos, humildemente me atrevería a pedirles actualicen dichas teorías por cuanto que 237 años después, bien parece que la mentada "mano invisible" ha debido contraer artritis o artrosis y por ello necesita perentoriamente su cubrimiento con un **puño de hierro** denominado OTAN que discipline los mercados  y haga fluir de la periferia a los centros colonizadores  petróleo, gases y otras sustancias tan necesarias para su enriquecimiento como a la par para el empobrecimiento de sus colonias.
Sin embargo, comprobamos cómo hoy en día, la fuerza bruta no goza de buena prensa por lo que sería conveniente que, cubriesen ustedes ese puño de hierro Otánico con una suerte de "guante de seda" que podrían llamar mismamente **Guerra Humanitaria**, donde para derrocar a un presunto dictador, terminasen de paso con la vida de decena de miles de personas laminando países enteros con su milenaria cultura incluída llevándoles de vuelta a la edad de piedra para que comenzasen otra vez en la historia desde la casilla cero, como en el juego de la oca. Para implementar esas Guerras Humanitarias, podrían contar con la inestimable ayuda de numerosas ONG's que, al fin y a la postre para eso colaboran en su financiación tan generosamente. Además, deberían desterrar del vocabulario jurídico aquel principio tan obsoleto en la actualidad llamado de **No Injerencia**, que usted como catedrático de  Derecho no habrá olvidado. Eso sí, les rogaría que si actualizasen en este sentido tanto a Adam Smith como al Derecho Internacional, me avisasen para cambiar de continente ipso facto. Muchas gracias.

INTERVENCIÓN DE CHUS GARRIDO

Después de escucharles hablar con tanto entusiasmo de las bondades de Las Comisiones y Consejos de la U. E. yo me pregunto: ¿qué tiene eso que ver con la situación de Andalucía, con un territorio que tiene el 80% de las tierras en manos del 2% de la población, con un paro estructural del 40%? Hoy mismo han desalojado a jornalerxs de la reocupada finca Las Turquillas, perteneciente a Defensa, que tiene allí una yeguada , finca de 1200 Has. y que sólo ocupan los caballos 20Has.; mientras, la población pasa calamidades en toda la comarca. Aquí sólo sabemos que tenemos tres bases de la OTAN, desde las que se preparan atentados contra países que, ustedes bendicen, porque van cambiando gobiernos laicos por gobiernos teocráticos. El último dato el desembarco de 500 marines para "garantizar" el gaseoducto de Argelia. Sabemos qué ocurre cuando los USA entran a garantizar algo relativo a sus intereses energéticos. ¿Cómo nos pueden hablar del Desarrollo de los Derechos Humanos en la U.E.? ¿Dónde vivimos pues?*

 INTERVENCIÓN DE PURIFICACIÓN GONZÁLEZ

Soy Purificación González de la Blanca, del Colectivo Internacional Ojos para la Paz. Quería preguntar al Sr. López Garrido si responde la política de agresión de la OTAN a la filosofía de la Unión Europea...de respeto a los derechos humanos y al ordenamiento jurídico internacional. Lo pregunto porque he estado en Libia recientemente en una misión de Ojos para la Paz:
Beni Walit ha padecido un asedio de muchos meses y ha sido bombardeada intensamente, también con napalm y gas sarín.*
Khalet el Hamedi nos enseñó unas fotos. “Estos eran mis niños, y ésta mi mujer, que estaba embarazada”. Las fotos siguientes eran de “los trozos de mis niños, y de mi mujer....”.La OTAN bombardeó su casa. Toda su familia murió: 12 personas.
El Director del Hospital de Sirte, el Doctor Omar, nos contó que la OTAN bombardeó la ciudad incesantemente, día tras día, y que la gente estaba enloquecida. Bombardeó también el hospital, el edificio de la maternidad. Murieron 200 personas, que tuvieron que enterrar en el patio del hospital.
El país más próspero de toda África, Libia, con una esperanza de vida de 76 años -la misma de Alemania- ha desaparecido como estado, y hoy está en manos de los señores de la guerra, invadido de mercenarios. El gobierno títere impuesto en Libia ha implantado la sharia. Pero, eso sí, el petróleo se lo están repartiendo entre EE.UU., Reino Unido y Francia (a España le han dado las obras del AVE La Meca-Medina) *¿Es ésta la filosofía de la Unión Europea?

Las respuestas que dieron los panelistas  -si es que las dieron- , fueron básicamente las siguientes:

 -En primer lugar, Diego López Garrido manifestó sentirse complacido por el nivel de las preguntas planteadas, para continuar manifestando que Europa es el único continente verdaderamente democrático (más o menos que teníamos mucha suerte con vivir aquí)
-Francisco Aldecoa dijo que “La Unión Europea tenía otra alternativa al ataque a Libia, pero que éste se hizo de acuerdo con La Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU”* y que la U.E. Apoyó desde el principio a “los rebeldes”
- Diego López Garrido, sobre el escudo antimisiles, dijo que iba a crear puestos de trabajo y que “esta mañana he estado reunido con los comités de empresa de la Base de Morón de la Frontera y de la Base de Rota, y que ambos se han mostrado contentos por la defensa que supone de sus puestos de trabajo y los que se van a crear...” *Y que desde luego no se dan los supuestos para denunciar el Convenio sobre defensa España-USA. Ello después de que en sus intervenciones se evidenciara que USA es el modelo que sigue.

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Como es sabido, la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU se redactó para abrir un pasillo aéreo y proteger a los civiles de unos bombardeos del gobierno libio, tan falsos como las armas de destrucción masiva de Sadam Husein. En modo alguno permitía bombardear hospitales, centrales eléctricas, barcos, rebaños, aldeas, barrios...ni asesinar a 75.000 libios. Ni permitía dar un golpe de estado para cambiar el gobierno, ni mucho menos linchar, torturar y asesinar vilmente al líder
de ese país, el Coronel Gadafi. Es decir: esa resolución fue fl

ONU RECONOCE QUE QUIEN HA USADO ARMAS QUÍMICAS EN SIRIA SON LOS MERCENARIOS Y NO EL GOBIERNO

07.05.2013.

 

La comisión especial de Naciones Unidas que está investigando las posibles violaciones de los derechos humanos cometidas en Siria reveló este domingo que “hay fuertes sospechas” de que los opositores han usado gas sarín, según indicó la miembro de la comisión especial, Carla del Ponte.


Del Ponte aclaró que, de acuerdo con este informe, el gas sarín “ha sido usado por la oposición, no por las autoridades gubernamentales”. Del Ponte señaló, en una entrevista concedida a un medio de comunicación suizo-italiano, que el grupo de expertos de la ONU no ha documentado el uso de armas químicas por parte del Gobierno de Bashar al Assad.
La polémica sobre el uso de armas químicas en Siria comenzó el pasado mes de marzo, cuando el Gobierno y la oposición armada se acusaron mutuamente de haber atacado con armas químicas la localidad de Jan al Assal, en Aleppo, que habría causado al menos 26 muertos, incluidos diez civiles y 16 militares.
En respuesta a estas acusaciones, el Gobierno de Al Assad ha negado el uso de armas químicas y ha acusado a Occidente de conspirar contra Siria y de fabricar asuntos para presionar a su Gobierno, además de armar y financiar a los grupos opositores.

EEUU admite que la CIA ya está operando en Siria

El pasado 24 de marzo fuentes de la Administración estadounidense reconocieron que la CIA ya se encuentra en territorio sirio intensificando sus operaciones para apoyar a los grupos opositores armados que buscan derrocar al Gobierno de Bashar al Assad. Estas informaciones fueron recogidas por el diario The Wall Street Journal.
De esta manera, la CIA está expandiendo su rol en la guerra en Siria y ahonda en el apoyo que Estados Unidos brinda a la oposición siria, que incluye campos de entrenamiento en el uso de armamento y contraespionaje.
La información de inteligencia que suministra a los opositores sirios la recogen a través de los satélites y sistemas vigilancia de Estados Unidos focalizados en los movimientos de las tropas terrestres y aéreas sirias, según las fuentes citadas por el Wall Street Journal, en estrecha colaboración con las agencias de Inteligencia de Israel y Jordania.
LibreRe

CONSTRUYENDO AHORA EL PODER POPULAR

07.05.2013.


Iñaki Gil de San Vicente.

NOTA: Ponencia para debatir en II Formazio Mintegia de Askapena
1.- ¿Qué es el poder?
2.- ¿Qué es el poder popular?
3.- ¿Qué el es pueblo trabajador?
4.- ¿Qué es el movimiento popular?
5.- ¿Cómo se organiza el poder popular?

1.- ¿Qué es el poder?

Como sucede en todo período de crisis sistémica, las certezas anteriores estallan hechas añicos ante la re-aparición de situaciones complejas y desconcertantes. Complejas porque integran diversos procesos, componentes y factores internos que evolucionan con autonomía relativa, dificultándonos la visión coherente de lo nuevo. Y desconcertantes porque nuestras cómodas certidumbres anteriores se muestran impotentes para comprender lo que sucede, su novedad y sus relaciones con el pasado. Ahora vivimos una situación de esas. Más todavía, para un movimiento popular como Askapena dedicado a profundizar en el internacionalismo la crisis está suponiendo, como mínimo y espero que se me corrija, la aparición de tres retos: uno, adecuar la teoría internacionalista al nuevo contexto mundial provocado por la crisis; dos, responder al endurecimiento del imperialismo en respuesta a las resistencias populares agudizadas por la crisis mundial; y tres, cómo explicar estos y otros retos a las nuevas militancias que acuden a Askapena y que, todavía, no tienen un nivel suficientemente desarrollado de praxis internacionalista.
De hecho, estos tres retos que ahora cito –hay más, pero no podemos analizarnos aquí– también acucian a todos los movimientos populares aunque es sus respectivos campos de intervención. Todos ellos, en mayor o menos escala, se enfrentan a la urgencia de adecuar su visión teórica a los cambios surgidos con la crisis; también a la urgencia de ampliar su práctica para responder a los ataques del poder explotador al que se enfrentan en su campo de intervención; y por último, deber explicar estos y otros cambios a la nueva militancia, militancia joven, pero también a quienes se había desenganchado en los años pasados y ahora vuelve a la lucha tras un período de ausencia, o de participar en otros movimientos, organizaciones, sindicatos, grupos, partidos, etc. Quiero decir que son, en el fondo, problemas objetivos y comunes aunque con formas diferentes en cada caso.
Es obvio que en esta charla no podemos tocar los dos primeros problemas, porque antes que nada es Askapena como colectivo el que ha de hacerlo, porque conoce mejor que nadie su situación y el contexto mundial en el que incide. Pero sí voy a intentar aclarar algunas cuestiones que superan las estrictamente internacionalistas, que superan por ello a Askapena, pero que también le influyen determinantemente. Me refiero a la problemática del poder popular en el presente y en el futuro.
¿Qué es el poder popular? Antes que nada debemos explicar qué es el poder a secas. Por tal cosa entendemos una contradictoria relación social de unidad y lucha de contrarios, en la que, por un lado, una minoría dispone de una estructura material y simbólica que le garantiza seguir siendo propietaria de las fuerzas productivas así como seguir explotando a la mayoría no propietaria de nada; por otro lado, una capacidad de resistencia, lucha y oposición de esa mayoría explotada, que le permite frenar algunos de los golpes de la minoría explotadora y asestar otros, impidiendo que empeoren sus condiciones de vida o mejorándolas incluso, en un proceso de lucha permanente, una vez dura y abierta, otra vez latente y oculta.
Es fundamental saber que el poder es una relación de lucha que gira alrededor del control de las fuerzas productivas en cualquiera de sus formas; control por la minoría, por el capital, o control por la mayoría, por el pueblo trabajador. Una relación de lucha permanente de contrarios antagónicos e irreconciliables en la que la burguesía tiene una enorme superioridad de medios de poder opresor, mientras que el pueblo trabajador apenas tiene sub-poder nacional de clase. Es decisivo saber que la clase dominante se apropia del derecho exclusivo y monopólico de la violencia en sí, al margen de sus formas, prohibiendo al pueblo hasta la mínima posibilidad de ejercicio de un poder defensivo propio, y menos aún violento.
Cometemos un error si reducimos el poder explotador a una mera máquina de violencia, o sólo a una relación de fuerzas en el plano de la democracia burguesa con sus instituciones y parlamentos, o a una relación interpersonal cotidiana independiente de la política y al margen de los grandes intereses capitalistas que se mueven y deciden en espacios desconocidos por la gente o en instancias de imposible acceso y nulo control incluso por el parlamentarismo burgués, o a un conjunto de imposiciones ineludibles socioeconómicas que determinan nuestra vida y que creemos que vienen de lugares miseriosos como el mercado mundial, las finanzas o la globalización.
El poder explotador incluye estas y otras características, pero es mucho más que eso; es, en definitiva, la totalidad de la sociedad burguesa que funciona como unidad de explotación cuyo objetivo único es el de asegurar su expansión, o en el peor de los casos, su continuidad. El concepto de poder burgués es la expresión de la esencia de esta clase social criminal que sólo funciona en base a su perpetuidad. Dicho en crudo, el poder capitalista es el capitalismo en el poder, excluyendo del poder decisivo a cualquier otro que no sea capitalista.

2.- ¿Qué es el poder popular?

¿Existen poderes no capitalistas dentro del capitalismo? Sí, son los poderes populares, pero enanos, puntuales, gotas diminutas en un océano opresor, y siempre en peligro inmediato de ser aplastados por el poder dominante. Islitas a punto de ser devoradas por un tsunami represivo. Son logros de poder efectivo en su área de lucha, en el problema que han resuelto para el pueblo explotado, en la conquista que han logrado, pero apenas más. Es importante saber que la lucha consigue victorias efectivas, aunque pequeñas o medianas, y siempre inseguras y en peligro.
Ocurre que nos han formado y que pensamos dentro de la ideología dominante, burguesa, y por tanto creemos que fuera del sistema parlamentarista democrático-burgués y franco-español sólo existe el desierto, la nada, la imposibilidad de conquistas palpables, y no es cierto. Si estudiamos la historia y el presente con el método marxista vemos que sí existen momentos de poder conquistado por el pueblo en reivindicaciones muy concretas. Pero hay que advertir inmediatamente que es un poder, además de muy precario, también debilitado internamente en una cuestión clave: la de no atreverse a cambiar la forma de propiedad existente, es decir, de acabar con la propiedad privada tal cual se muestra en la injusticia a la que se combate.
La esencia del poder capitalista es la propiedad privada, burguesa. Cualquiera de las cuasi infinitas formas de expresión de la propiedad burguesa genera su propia forma de opresión, explotación y dominación. Cualquiera de ellas. No existe ninguna situación en el capitalismo, desde lo más cotidiano y aparentemente intranscendente, hasta la sede del Gobierno, que no se sustente sobre la propiedad burguesa de los medios de producción, en general, y de las formas ocultas pero muy efectivas mediante las que esa propiedad privada explota en y mediante la vida cotidiana, mediante el Gobierno, etc.
Por esto, cualquier conquista popular que alcance una situación de poder, por reducido, que sea, ha de avanzar decididamente a la supresión de la forma concreta que adquiere la propiedad burguesa en ese problema. Por ejemplo, una fábrica que se va a cerrar echando al paro y a la miseria de decenas o centenas de familias. La lucha obrera no puede limitarse a buscar un nuevo empresario que compre la fábrica, sino que debe recuperarla, reabrirla y ponerla en marcha bajo el poder obrero autogestionado. Otro tanto hay que decir, por ejemplo, en la lucha internacionalista: no solo hay que enviar ayuda humanitaria a los pueblos que la necesiten, hay que ayudarles a que se independicen del imperialismo.
La existencia de la propiedad burguesa, su aceptación o rechazo intransigente separa al poder capitalista del poder popular en todas y cada una de las reivindicaciones. Si no se avanza hacia la superación de la propiedad privada en el área concreta de lucha en la que el movimiento popular u obrero ha logrado fuerza suficiente, entonces no llega a materializarse realmente la forma de poder basado en la propiedad colectiva, comunal, o como queramos definirla ahora sin mayores precisiones.
Es la naturaleza burguesa o socialista de la propiedad la que define la naturaleza reaccionaria o revolucionaria del poder. Por ejemplo, frente al problema de las viviendas, de su carestía, de los desahucios, etc., si el movimiento popular y las fuerzas políticas que se dicen revolucionarias no ponen explícitamente como objetivo acabar con la propiedad privada del suelo, socializándolo, transformándolo en suelo público, si no se atreven a dar este paso cualitativo por las razones que sea, generalmente electorales, si no se supera esta cobardía o este electoralismo, nunca se acabará con el problema de la vivienda, y con cualquier otro.
Ahora bien, la conquista de victorias radicales, de situaciones de poder popular por pequeños que sean, no se logra de la noche a la mañana, sino que se requiere tiempo, organización y estrategia. Hasta ahora, la experiencia acumulada muestra que, a grandes rasgos, los movimientos populares, y cualquier lucha, empiezan creando pequeños contrapoderes, desde grupitos sindicales hasta asociaciones vecinales y sociales de cualquier tipo, pudiendo avanzar luego a situaciones de doble poder que, tal vez, desemboquen en el poder popular.
Por contrapoder se entiende la mínima pero suficiente creación de una resistencia inicial organizada y dotada de un objetivo preciso, resistencia que por el solo hecho de existir advierte al poder al que se enfrenta que va a encontrar una oposición, y que si actúa bien puede concitar apoyos y esperanzas, ampliarse y avanzar en sus movilizaciones. Si ese contrapoder se coordina con otros, se relaciona con movimientos y grupos más amplios, etc., y si mantiene su coherencia y rectitud a pesar de todo, puede llegar el momento en que consiga crear situaciones de doble poder en la opresión a la que se enfrenta, es decir, que pueda tutear, exigir y vencer al poder explotador.
Los contrapoderes aparecen mediante una intrincada mezcla de espontaneísmo y organización. Pese a todos los problemas, siempre sobrevive una pequeña memoria de lucha organizada, y siempre existe un «instinto de resistencia», de modo que, según los casos, unas veces el colectivo que inicia la lucha aparece sólo debido al instinto de resistencia, otras veces debido sólo a la memoria organizativa, aunque lo más frecuente es que exista una confluencia de ambas. Esta tercera posibilidad es más probable cuando el pueblo trabajador lleva años sosteniendo una larga lucha de liberación nacional de clase.
Las situaciones de doble poder se dan en todos los procesos en los que el aumento y la confluencia de fuerzas organizadas en contrapoderes permiten lanzar una ofensiva al poder opresor al que se enfrenta, llegando a una situación de empate de fuerzas en ese conflicto concreto. Por ejemplo, el movimiento euskaltzale puede paralizar leyes contra la lengua vasca durante un tiempo, y hasta puede conseguir avances en el derecho al uso de nuestra lengua nacional, en un momento de debilidad o indecisión de poder franco-español en esa temática. Pero el movimiento euskaltzale sabe que se trata de una muy inestable y fugaz situación de doble poder en esa reivindicación ya que la situación general es de contraofensiva estatalista contra la lengua. Esa situación de doble poder, por tanto, será muy breve porque el imperialismo español intentará recuperar su poder perdido y derrotar la conquista democrática.
En el contexto actual, los momentos de doble poder plantean el decisivo problema de las relaciones entre la lucha obrera y popular, la lucha teórico-política e ideológica y la lucha institucional, problema siempre presente una vez llegado a un nivel de fuerza sociopolítica e institucional apreciable, problema agudo en los procesos de Huelga General, en los electorales, en todos los que la interrelación de esas tres formas de lucha debe ser ágil.
Por ejemplo, la acción en los ayuntamientos, Diputaciones, Parlamentos y Gobiernos varios en los períodos electorales puede entrar en tensión con las luchas populares y obreras que han llegado a situaciones decisivas de doble poder en las que es necesario avanzar en la radicalización para obtener y garantizar la victoria concreta. Sectores que actúan en la lucha institucional pueden opinar que tal o cual lucha radical debe esperar a que se celebren las elecciones, o debe atemperar durante ese tiempo su dureza por «intereses electorales».
Y es que las situaciones de doble poder se caracterizan por agudizar la cuestión de la propiedad burguesa vista antes, porque afectan más profundamente a todo lo que implica la propiedad privada. Por ejemplo, las luchas contra los abusos del capital financiero en cualquiera de sus formas, desde los desahucios hasta los recortes sociales en Kutxabank, pasando por el cierre de empresas por la ausencia de préstamos bancarios, todo esto debiera radicalizar al movimiento popular y obrero en un momento en el que sectores institucionalistas creen que una política de acuerdo con la burguesía aumentaría la fuerza electoral e institucional de la izquierda soberanista. Surge así algo más que una diferencia, surge una contradicción entre el movimiento popular y obrero y la acción institucional.
La efectiva y ágil interacción entre estas formas de lucha, a la que debemos añadir la teórico-política e ideológica, es uno de los «eternos problemas» de la política revolucionaria que tiene un decisivo contenido político-organizativo que veremos en su momento. Ahora debemos explicar el paso de una situación de doble poder a una de poder popular en la reivindicación concreta por la que se lucha. Existe una diferencia sutil pero importante entre el avance de los contrapoderes a la situación de doble poder, con respecto al avance de los dobles poderes hacia las situaciones de doble poder. La diferencia no es otra que se trata de una fase cualitativamente más avanzada de lucha, lo que determina todo.
En la fase del contrapoder los objetivos son limitados y aislados, ceñidos a problemas concretos aunque exista una coordinación con otros conflictos, lo que apenas alerta al Estado burgués. En la fase en la que una o varias victorias materializadas de situaciones de doble poder avanzan de su mera coordinación a una unificación lógica e inevitable de objetivos, estrategias y tácticas para acelerar el ritmo y ampliar fuerzas, en esta fase es muy probable que el Estado sea ya consciente del peligro que se avecina y empiece a movilizar su doctrina y sistema represivo.
Una vez producido este salto cualitativo, que se caracteriza por el hecho de que la conciencia política pasa a dirigir la lucha general como expresión teórica de la necesidad de acabar con la propiedad burguesa e instaurar la propiedad socialista en el conjunto de la sociedad, sobre todo en las fuerzas productivas, dado este salto, la burguesía también da el suyo en el sentido represivo. Desde luego que hablamos de un proceso complejo, con sus ritmos desiguales de avance, con sus retrocesos y estancamientos pero lo vemos desde la ley del desarrollo desigual y combinado, lo que nos permite apreciar la tendencia a la unificación en las luchas de masas y a la polarización entre el pueblo trabajador y la burguesía y su Estado.
El verdadero poder popular va apareciendo en escena conforme confluyen luchas parciales, se unifican políticamente en lo esencial, y avanzan hacia la creación de un Estado diferente, opuesto al burgués, e imprescindible para garantizar la superación histórica de la propiedad burguesa. Hasta este momento, los pequeños e inseguros poderes populares concretos, muchas veces derrotados, reflejaban sólo los inciertos logros puntuales de la lucha de liberación, desde este momento el poder popular unitario aparece en escena agudizando el odio y la rabia burguesa.

3.- ¿Qué el es pueblo trabajador?

Es uno de los conceptos claves para comprender el método marxista de definir las clases sociales y para marcar la diferencia entre nación burguesa y nación trabajadora. No podemos alargarnos ahora en el método dialéctico que exige el uso de los llamados «conceptos flexibles» en contra de la estrechez positivista, y de las limitaciones del kantismo. El concepto de pueblo trabajador ha sido empleado desde el siglo XIX en la teoría revolucionaria pero por razones que se expondrán fue interesadamente abandonado por el reformismo. Fue y es un concepto vital para organizar la lucha contra el nazi-fascismo o contra toda forma de poder burgués en la que su esencia dictatorial aparezca claramente por sobre su forma democrática externa. Por esto es imprescindible para toda lucha de liberación nacional de clase, como la vasca.
En método marxista del estudio de las clases sociales correlaciona dos niveles: uno, el general al modo de producción capitalista basado en la unidad y lucha de contrarios entre el capital y el trabajo a escala mundial; otro, el concreto, el de cada formación económico-social específica, en la que luchan no sólo dos clases antagónicas como la burguesía y el proletariado, sino también otras como el campesinado, las llamadas «clases medias», o «sectores sociales intermedios», «franjas liberales», etc.; y en la que tanto la burguesía como el proletariado tienen fracciones internas como mediana y pequeña burguesía, o la clase trabajadora en el sector servicios, en el financiero, etc.
Según en la fase de concreción o abstracción teórica, o de precisión política, etc., en el que nos encontremos, simultanearemos un nivel con otro, el general con el particular, para conocer mejor la realidad. No hace falta decir que dentro de este método también están presentes el impacto de la explotación de sexo-género y de la opresión nacional en ambos momentos, el genérico a todo el modo de producción capitalista, como el particular en una nación oprimida en la que el sistema patriarco-burgués es especialmente necesario para asegurar los beneficios del bloque de clases dominante en ese país.
Mientras que en el nivel más general de las dos clases opuestas en el mundo, la que tiene el capital y la que sólo tiene su fuerza de trabajo, apenas debemos recurrir a los factores de sexo-genero, etno-nacionales, políticos, culturales, etc., por que su nivel de precisión se mueve en el plano esencial de la explotación y de la producción y realización del plusvalor; mientras esto es así, en el nivel de cada país, o región del mundo, debemos recurrir siempre a la explotación de sexo-género, a la opresión nacional, a la situación sociopolítica, a la historia, etc., para enriquecer lo más posible el estudio concreto de las clases enfrentadas. Cuanto más precisos queramos ser en el conocimiento de la lucha de liberación nacional de clase y antipatriarcal en un pueblo oprimido, más deberemos conocer los pormenores de su historia, de su contradictoria identidad nacional, de los componentes patriarcales de su lengua y cultura popular.
Pues bien, teniendo esto en cuenta, el concepto de pueblo trabajador permite, primero, compaginar ambos niveles de estudio de las clases a escala general y particular; y segundo y sobre todo, facilita la compresión del sujeto colectivo que lucha contra el capital en un país determinado, sujeto colectivo más amplio que la clase trabajadora en cuanto tal pero a la vez centralizado por ésta, que es su núcleo vertebrador. El manido concepto de «hegemonía» sólo resuelve sus antinomias y lagunas si lo incluimos dentro de las prácticas políticas del pueblo trabajador, centralizado por el proletariado, en su esfuerzo por atraer e integrar a las «clases medias» a la lucha revolucionaria, y a sectores de la vieja pequeña burguesía en proceso de desaparición.
El papel de la pequeña burguesía en el proceso revolucionario está debatido desde la mitad del siglo XIX en el sentido de que debe contarse con ella para las primeras victorias revolucionarias, imprescindibles, aunque debe desconfiarse profundamente de ella en la medida en que el poder popular y el Estado obrero avancen en la socialización de las fuerzas productivas. La «hegemonía» político-cultural lograda por el poder popular antes de la revolución será fundamental para mantener a ese sector pequeño burgués dentro del proceso revolucionario cuando avance en la progresiva socialización de las fuerzas productivas.
La definición economicista y estructuralista de clase social no sirve para entender el concepto de pueblo trabajador porque en éste, como se ha dicho, la conciencia, la subjetividad, tiene tanta importancia como la explotación asalariada y la no propiedad de fuerzas productivas. La dialéctica entre conciencia-en-sí y conciencia-para-sí es clave en el pueblo trabajador porque la conciencia-para-sí es la que introduce el componente antipatriarcal, independentista, socialista, etc., en la conciencia-en-sí. Sin esta dialéctica no existe en la práctica clase trabajadora, y menos pueblo trabajador. La «hegemonía» sobre las clases medias, franjas intermedias y, a otro nivel, sobre la pequeña burguesía, descansa fundamentalmente sobre la capacidad de la conciencia-para-sí del pueblo.
Esto sucede porque son muy grandes los desniveles de conciencia, opción política, formación intelectual, intereses corporativistas y sectoriales dentro de las clases explotadas, y son más grandes aún las de origen nacional y opción estatalista. La definición estrictamente economicista no puede integrar en un todo coherente tal diversidad objetiva y subjetiva, siendo necesario un concepto de clase y de pueblo en el que realidades tan aparentemente distantes como las de sexo-género, nacionales, políticas, socioculturales y costumbristas, generacionales, y cada vez más religiosas, por citar algunas, han de tener cabida una vez demostrada la objetiva e innegable unidad básica que les recorre a todas ellas: la explotación capitalista en una nación oprimida dentro de un sistema patriarco-burgués irracionalmente consumista.
Si negamos la existencia objetiva de la explotación, abandonamos la teoría marxista y caemos en cualquiera de las múltiples versiones de la ideología burguesa neokantiana y positivista por muy disfrazada de progresismo que se presente. El concepto de pueblo trabajado se basa en la dialéctica entre lo esencial, unitario y básico de la realidad objetiva de la explotación estructurante, y lo cada vez más complejo y variado de las formas concretas y particulares con las que se presenta tal realidad. La distancia entre las formas externas concretas y la base estructural es tanta que debemos realizar un esfuerzo teórico permanente para descubrir la dialéctica entre lo superestructural y lo estructural, por usar un lenguaje conocido.
El concepto de pueblo trabajador fue desapareciendo de la praxis marxista occidental desde finales de la II GM por el empobrecimiento del stalinismo, por el pacto interclasista keynesiano de la socialdemocracia y reforzado por la «coexistencia pacífica» con el imperialismo, por el poder de absorción de la Academia sobre el marxismo académico obsesionado por fabricar modas intelectuales de usar y tirar, y por la deriva reformista de los principales PCs hacia el eurocomunismo y su versión reformista del gramscismo. La escasa o nula importancia dada a la opresión nacional en el grueso de las corrientes del mayo’68 aceleró el olvido de este concepto sin el cual no se entiende la oleada de guerrillas de liberación nacional anti nazi-fascistas en buena parte de Europa entre 1941 y 1945.
En Euskal Herria el estatalismo del PC de España abortó toda reflexión creativa sobre el derecho/necesidad a la independencia de clase, a la vez que aparecían pequeñitos grupos de un marxismo libresco, economicista y estructuralista. Su incapacidad para comprender qué sucedía en Euskal Herria y quién era el sujeto colectivo de liberación, se hicieron patentes casi desde principio de ETA. Navegando en un huracán de escisiones, represiones y crisis de crecimiento, ETA recuperó en la segunda mitad de la década de 1960 el concepto de pueblo trabajador adecuándolo a la realidad de entonces; un acierto teórico de grandes consecuencias prácticas. Sin extendernos ahora, todas las escisiones posteriores se caracterizan por abandonar este concepto, además de otras coincidencias elementales.
Un punto decisivo en esta recuperación y actualización del concepto de pueblo trabajador fue el de la existencia de una conciencia nacional de clase como exigencia ineludible, es decir, de no explotar a nadie, de no vivir a costa del sudor ajeno. Por tanto la pequeña burguesía no pertenece al pueblo trabajador porque vive de su explotación. En la década de 1970 sectores de la pequeña burguesía tenían conciencia nacional, pero no era de clase trabajadora vasca. Lo que entonces era ETA militar conocía esta contradicción y advertía de que esa clase podía volverse contra la lucha de liberación o podía apoyarla, y que dependía de la clase obrera lograr su apoyo.
Pero lo que entonces era ETA p-m sí incluía a la pequeña burguesía en el pueblo trabajador. Pensamos que aquí radica una de las primeras causas de fondo de su posterior desintegración reformista, estallido en varias corrientes enfrentadas e integración en el sistema y hasta en el Estado ocupante. Y es que si no se define bien al sujeto revolucionario y por consiguiente al reaccionario, se irá dando bandazos de un lado a otro, hasta la desaparición. Sectores de la pequeña burguesía de entonces tenían conciencia nacional pero no de clase, y la mayoría de ella aceptó complacida la solución española de descentralización administrativa, apoyando por acción u omisión la represión del independentismo socialista.
El pueblo trabajador está compuesto en el capitalismo actual por una base o centro cohesionador formado por la clase trabajadora, y dentro de esta por la fracción productora de valor, pero siempre integrando al sector servicios y al financiero, sean explotados continuos y permanentes, a tiempo parcial, en precario o en subempleo. Sobre esta base o alrededor de este centro están las crecientes masas en desempleo estructural, de dependientes del salario directo o diferido, del salario social, de las ayudas públicas oficiales o privadas como Cáritas u otras asociaciones asistenciales, como mujeres explotadas en el trabajo doméstico, juventud trabajadora en paro o en el paro invisible que son los estudios, pensionistas, jubilados, etc., todas ellas y ellos dependientes directa o indirectamente del salario familiar en cualquiera de sus formas o de la ayuda exterior, pero sin medios de producción propios, y por tanto sin posibilidad de explotar a nadie.
Estas son las esferas decisivas del pueblo trabajador, sobre todo la primera. Pero existen otras dos. Una, la más cercana, es la compuesta por las denominadas «capas intermedias», «clases medias», «autónomos», «profesiones liberales» que no explotan fuerza de trabajo, que viven de su trabajo asalariado o no, y que por razones ideológicas burguesas se creen económicamente fuera de la clase trabajadora pero se sienten oprimidos nacional y hasta socialmente por el Estado español. La crisis puede abrirles la conciencia de clase y reforzarles la conciencia nacional, asumiendo su verdadera pertenencia de clase cuando ven reducirse sus salarios o medios de vida, deteriorarse su calidad de vida, o quedarse en el paro, en el nuevo subempleo, e incluso en la fracción de los «nuevos vagabundos».
Por último, queda una cuarta área que mayoritariamente está objetiva y subjetivamente fuera del pueblo trabajador, la pequeña burguesía, aunque sectores muy reducidos pueden integrarse en los espacios más distantes. Nos referimos a esas franjas crecientes de la muy pequeña burguesía envejecida que se ha arruinado, que cierra sus negocios, tiendas, comercios y pequeños talleres obsoletos. Que tienen conciencia nacional pero soberanista, todavía no independentista no socialista aunque un trabajo concienciador y un programa táctico de avance al independentismo puede atraerlos a las partes más débiles del pueblo trabajador porque ya han dejado de vivir gracias a la explotación de seres humanos, pero todavía no han desarrollado conciencia socialista.
Como se aprecia, el pueblo trabajador es una realidad clasista compleja, viva, fluctuante, con diversos niveles de conciencia, pero con un mínimo esencial irrenunciable: la conciencia nacional de clase. Entre sus diversos niveles existe un vaivén de sectores y grupos que pasan del trabajo estable al precario, al subempleo, al paro de corta duración, que pasan del trabajo directamente productivo al indirectamente productivo, y viceversa; o que ya no trabajaran nunca por el paro estructural a una determinada edad, por la explotación del trabajo doméstico, por las jubilaciones, etc. Si la clase trabajadora es una relación social colectiva en permanente movimiento interno, tanto más ocurre en el pueblo trabajador, sobre todo cuando en él se integran trabajadoras extranjeras que sociopolítica, cultural y hasta lingüísticamente se han nacionalizado vascos, independentistas y socialistas vascos y vascas.

4.- ¿Qué es el movimiento popular?

De la misma forma que para saber qué es la clase trabajadora sobre todo hay que estudiarla en sus luchas, en su acción, para saber qué es el pueblo trabajador hay que estudiarlo en su praxis, con la diferencia de que mientras la clase trabajadora lucha sobre todo en el ámbito fabril y sindical, el pueblo trabajador también lo hace en los movimientos populares, además de en el fabril y sindical dado que su centro, su base, es proletaria, trabajadora, obrera. Se cometen dos errores garrafales provenientes del unilateralismo economicista: creer que el pueblo trabajador no lucha sindicalmente, sino sólo en los movimientos populares; y creer que el movimiento obrero no lucha en los movimientos populares sino sólo en los sindicatos. Ambos niegan la unidad interna que los recorre.
El movimiento popular es una de las formas de intervención del pueblo trabajador, siendo las otras dos fundamentales, el movimiento obrero y el movimiento social. Por fundamentales entendemos las que afectan a la estructura elemental de reproducción de la propiedad burguesa y franco-española en Euskal Herria, habiendo otras también importantes pero de impacto menor, en las que no podemos extendernos ahora. La distinción entre estas tres formas fundamentales de lucha –langile mungimendua, herri mugimendua eta gizarte mugimendua– surge tanto de las opresiones a las que se enfrentan como de los grados de conciencia sociopolítica nacional de clase que por lo general existen en esas formas de lucha.
El movimiento obrero en un primer momento se enfrenta contra el empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, contra el aumento de la explotación, etc.; pero en perspectiva histórica y revolucionaria, esta lucha ceñida sólo a la defensa de lo existente o a su mejora dentro del sistema capitalista, no resuelve apenas nada, aunque siempre es imprescindible. El movimiento obrero debe atacar la base del capital, o sea, el sistema salarial, el sistema de extracción de plusvalor y su transformación en plusvalía. La diferencia entre la primera y la segunda radica en que la segunda, la lucha contra el salario, demuestra que nunca puede existir el salario justo, que nunca puede existir eso que la ideología burguesa define como «justicia social». Al contrario, todo salario es objetivamente injusto, por tanto hay que acabar con el salario y con la propiedad privada, que viene a ser lo mismo.
El movimiento popular es mucho más amplio y extenso en sus campos de intervención que el movimiento obrero porque también son más numerosos los sujetos que integra. Por ejemplo, el movimiento Askapena lucha contra el imperialismo, lo que le enfrenta indirectamente al sistema salarial y además en sus peores formas de plasmación, las impuestas por el imperialismo a los pueblos del llamado Tercer Mundo. Miremos por donde miremos, todos los movimientos populares, todos ellos, terminan chocando de un modo u otro con la objetividad de la explotación nacional de clase y patriarco-burguesa. Es inevitable porque malvivimos en una sociedad capitalista, y negarlo es retroceder al abismo de la derrota.
El movimiento popular tiene la virtud de atacar no solamente al proceso de producción de valor, que también por cuanto está unido al movimiento obrero, sino a la vez y en muchas cuestiones sobre todo al proceso de reproducción de las condiciones de producción, es decir, al proceso en el que se reproduce la dominación franco-española y la legitimidad hegemónica alienante de la burguesía autonomista y foralista vasco-española con su bloque social de apoyo. La reproducción de las condiciones de producción capitalista es a la vez reproducción de su poder opresor.
Esto es debido a que el movimiento popular, más que el obrero y mucho más que el movimiento social, actúa en cuestiones decisivas como la Amnistía, el derecho/necesidad de la lengua vasca, la cada vez más importante lucha contra la irracionalidad consumista y el desarrollismo, la recuperación de la unidad naturaleza-especie humana, la lucha contra la drogodependencia, la reivindicación del deporte popular y del tiempo libre y crítico, la lucha contra la corrupción, la lucha contra los desahucios y la injusticia financiera, el movimiento vecinal, el movimiento educativo, el movimiento juvenil, y un largo etcétera.
Del mismo modo que estas y otras luchas afectan directa o indirectamente al sistema salarial, sobre todo afectan a su legitimidad y a su efectividad de reproducción, ya que a diario presentan en la vida cotidiana del pueblo una crítica de las opresiones que sufre, y cada vez más frecuentemente avanzan a ofrecer al pueblo trabajador alternativas concretas a esas opresiones e injusticias, de modo que la legitimidad del poder dominante y su reproducción general se ven cuestionadas en el interior mismo de la vida cotidiana de las clases explotadas, que no sólo en la fábrica. Si esta lucha obrera mina la raíz productora del capital, el movimiento popular además mina su raíz reproductora. Dos son los grupos decisivos del movimiento popular que minan otros dos esenciales puntos de la reproducción del poder capitalista franco-español en Euskal Herria: uno es la lucha antipatriarcal abertzale, y otro es la lucha por la (re) construcción del complejo lingüístico-cultural euskaldun, los componentes progresistas existentes en la cultura popular euskaldun. En el capitalismo la reproducción de la fuerza de trabajo dócil y plenamente explotable es una necesidad imperiosa. La síntesis entre (re) construcción de la identidad progresista vasca y la lucha antipatriarcal abertzale debilita la raíz misma de la reproducción de la fuerza de trabajo alienada, sumisa y hasta colaboracionista.
La lucha antipatriarcal –que no sólo el «feminismo»– abertzale es parte esencial del movimiento popular, del independentismo socialista, porque vertebra la totalidad de la reproducción de Euskal Herria y buena parte de la producción de plusvalor. Y esto es decisivo porque una movilización sistemática, global y diversificada por parte del movimiento antipatriarcal abertzale desvela y descubre la estructura entera de la opresión que padece Euskal Herria. Nada puede quedar oculto, y menos el terrorismo masculino, a la crítica antipatriarcal porque esta va incluso a las raíces opresoras precapitalistas que facilitaron la victoria capitalista y su explotación nacional de clase.
El movimiento antipatriarcal, por tanto, cuestiona nuestra historia desde la victoria del patriarcado pre-cristiano, que no sólo la historia «moderna». Quiere decir esto que son puestos en crítica todos los cimientos profundos del capitalismo vasco-español y casi todos de la misma Euskal Herria tal cual se ha ido formando bajo las presiones patriarcales del pasado que se niega a desaparecer y que tiene una de sus fuerzas en el cristianismo; bajo las presiones del sistema patriarco-burgués desde los siglos XIII-XIV; bajo las presiones de la indiferencia ante esta realidad de las matxinadas y de la lucha de clases desde la mitad del siglo XIX; bajo las presiones de las invasiones extranjeras y bajo el debilitamiento teórico y práctico reciente del feminismo abertzale en un momento en el que se endurece la contraofensiva patriarco-burguesa.
Esta larga historia se ha asentado sobre la explotación de sexo-género y su adecuación a los intereses de las clases dominantes. La actual estructura clasista vasca, por ejemplo, también es el resultado de la larga explotación de la fuerza de trabajo sexo-económica. Otro tanto debemos decir de la versión oficial, machista, de nuestra historia, por muy progre que aparente ser. Tampoco se libra la versión oficial de la cultura vasca e incluso de la cultura popular. Muy imprecisamente se utiliza el término «transversal» para denotar la presencia del patriarcado en la sociedad, pero la realidad es más salvaje y cruda: patriarcado y opresión nacional de clase forman una unidad.
El movimiento popular por la (re) construcción del complejo lingüístico-cultural euskaldun es la otra arma decisiva para minar la reproducción del poder dominante. Lo es porque la lengua es el ser comunal que habla por sí mismo, y la cultura es la producción y distribución colectiva de los valores de uso. Desde esta perspectiva, lengua y cultura son irreconciliables con la cultura mercantilizada burguesa, mercancía con un valor de cambio producida por su industria político-mediática. La lucha irreconciliable entre el valor de uso de la cultura popular y el valor de cambio de la industria cultural burguesa también se libra obligatoriamente en el interior de la explotación asalariada y en la reproducción del poder dominante.
Dado que el capitalismo se caracteriza también por ocultar la unidad de contrarios entre valor de uso, valor y valor de cambio, la burguesía puede sobornar, cooptar e integrar en la mercantilización de la cultura y en la manipulación de la lengua a sectores intelectuales que en el pasado habían luchado por el derecho/necesidad de la (re) construcción del complejo lingüístico-cultural euskaldun. Frente a esta realidad actual, el movimiento popular euskaltzale, con toda su diversidad, se encuentra ante un debate: ¿cómo recuperar el derecho democrático elemental al uso de la lengua, y cómo unirlo a la necesidad de que sea una recuperación emancipadora?
La respuesta sólo es posible desde el interior del movimiento popular como el eje rector y baremo valorativo de la eficacia de la acción institucional y del patrocinio privado, si lo hubiera. Como en el resto de opresiones y necesidades nacionales vascas, el fracaso de las instituciones prestadas por el reino de España es patente, teniendo en cuenta lo que se podría haber avanzado si se hubiese seguido una estrategia digna y coherente.
Para concluir sobre el movimiento popular, hay que decir que tanto la lucha antipatriarcal como la lucha por la (re) construcción euskaldun son dos pilares en las relaciones entre el movimiento popular en su conjunto y los movimientos sociales. Lo que les diferencia es simplemente la conciencia nacional de clase. El movimiento popular es parte del proceso de liberación, y debe respetar con escrupuloso cuidado los desniveles de conciencia y las identidades que pueden haber y hay en las bases menos formadas de los movimientos. Los movimientos sociales se caracterizan por no tener tan clara la conciencia nacional, o por no tenerla en absoluto, e incluso por ser algunos de ellos abiertamente franco-españolistas.
El embrión del movimiento popular apareció en los años de plomo de la dictadura franquista, lo que le ha dado una impronta decisiva que es el secreto de su continuidad pese a los altibajos. Los movimientos sociales nacieron al calor del mayo’68 y en buena medida impulsados por esas izquierdas arriba vistas que apenas han valorado la objetividad de la opresión nacional, o que la han negado directamente, lo que también les ha dejado cierta herencia. Más aún, tras la interesada moda de las ONGs se ha producido un boom de grupos y colectivos cuyos nombres todos conocemos, directamente relacionados con las doctrinas de contrainsurgencia. Aunque otros muchos han ido abriéndose a las justas reivindicaciones vascas.
Nada de esto anula la valía democrática de los movimientos sociales, en absoluto, simplemente aclara que la interacción de unos y otros movimientos es necesaria para aumentar las fuerzas democráticas, progresistas, soberanistas e independentistas frente al endurecimiento del imperialismo franco-español. Más aún, los movimientos sociales de primera hornada, se adelantaron a los populares en reivindicaciones que el independentismo no valoró correctamente en su momento, y que luego se han demostrado imprescindibles.

5.- ¿Cómo se organiza el poder popular?

Antes de responder a cómo se organiza el poder popular hay que responder para qué se organiza; básicamente dicho: para ser fuerza impulsora y garante del avance en la lucha y para impedir que fructifiquen las tendencias a la burocratización, dirigismo y sustitucionismo inherentes a la verticalidad de la forma-partido y al poder disolvente del parlamentarismo. Ambos peligros se han materializado demasiadas veces en la historia de los pueblos, y en la nuestra, como para no ser tenidos en cuenta.
Por tanto, internamente, el movimiento popular ha de organizarse de manera tal que todas las áreas de lucha, todas las reivindicaciones y todas las injusticias contra las que se combate tengan su correspondiente unidad organizativa interna. No es lo mismo luchar contra el desarrollismo consumista, a favor de un ecologismo socialista y antiimperialista, que movilizarse por la cultura y la lengua vasca, etc. Las diferencias son lo suficientemente llamativas como para comprender la necesidad de organizaciones específicas en cada una de ellas.
Retrasar la formación de estas organizaciones específicas, o tardar en mejorar las que ya existen y son muchas, es perder un tiempo muy valioso teniendo en cuenta la rapidez del ataque franco-español a las condiciones de vida de nuestro pueblo, y sobre todo la intensificación del su imperialismo con el apoyo de la burguesía autóctona.
Simultáneamente, debe avanzarse en la coordinación de las organizaciones ya existentes, en la mejora de sus relaciones y en la generalización planificada de encuentros en los que se debata todo lo planteado. Generalmente no se tiene en cuenta que los aparatos de Estado dedicados a la mantener su poder no se detienen nunca, nunca cogen vacaciones, mientras que por el lado de la izquierda es relativamente débil la conciencia del valor del tiempo político. Peor aún, además de la intervención permanente del Estado, hay otra fuerza reaccionaria mucho más dañina: la invisible e imperceptible capacidad de alienación del capitalismo.
El debate sobre la forma organizativa del poder popular ha de partir, también, de la agudización de tres problemáticas a las que deberá darse una respuesta organizativa en ese debate: una es ¿cómo organizar un movimiento popular que intervenga en el creciente mundo del empobrecimiento, de la depauperación de la tercera edad, de las formas de miseria familiar que intenta ocultarse, y que es un caldo de cultivo para la derecha? El empobrecimiento es un arma en poder del imperialismo franco-español, a no ser que el movimiento popular cree un frente específico, o coordine y refuerce los ya existentes. Otra es, ¿cómo reforzar los movimientos populares y sociales que intervienen en el área de la cotidianeidad, de la «privacidad», en donde se refuerzan las cadenas autoritarias, el terrorismo racista y patriarcal, la sumisión a la «figura del Amo»? La debilidad del feminismo abertzale en esta área se agrava con el empeoramiento del poder del sistema patriarco-burgués. Pero es un espacio cotidiano decisivo en la reproducción de valores reaccionarios o de valores revolucionarios, dependiendo de si se interviene en su él y cómo. Si perdemos este espacio, y no lo estamos ganando, habremos perdido una de las fuerzas generadoras de conciencia nacional de clase y antipatriarcal decisivas en el período de 1965-95.
La última es, ¿cómo prepararse para el más que probable recorte de los derechos de expresión mediante la Red, mediante Internet, decisivos para el movimiento popular por razones obvias? Los datos disponibles advierten que el imperialismo está preparando recortes sucesivos en el tiempo para que el tijeretazo no sea sentido como brutal, sino dosificado como el veneno para no provocar una resistencia masiva. La forma organizativa del poder popular guarda mucha relación con la política concienciadora y con los medios de lucha teórico-política. Abordar desde ahora esta cuestión es una necesidad creciente.
Apreciamos, por tanto, tres fases. En la primera se trata de coordinar los colectivos, grupos y organizaciones ya existentes, impulsando a la vez las que hagan falta. La segunda, es profundizar en el debate sobre lo que une en lo básico al movimiento popular y al social, y lo conectan con el poder popular como conquista decisiva; y la tercera, la fundamental, será impulsar una organización específica para el movimiento popular, formada por la militancia que asume lo que une, que respeta las diferencias, y que es consciente del valor estratégico inestimable del movimiento popular en la creación del poder popular.
Solamente así, podremos ir creando las condiciones para que en una futura Euskal Herria independiente el Estado y las demás instituciones estén controladas desde fuera por el Poder Popular, garante de los objetivos histórico irrenunciables.

EUSKAL HERRIA 06-05-2013


RETIRAN LA PRÓTESIS EXTERNA DE RODILLA A UN PACIENTE VALENCIANO POR NO PODER PAGARLA

07.05.2013.
  • Sanidad explica que los productos ortopédicos están sometidos a copago. La ortopedia le retiró la prótesis tras no poder abonar los 152 euros reclamados. La Generalitat valenciana devuelve 122 euros y se queda con 30


A un paciente operado de la de la rodilla en el Hospital Arnau de Vilanova de Valencia le han retirado la prótesis externa por no poder pagar los 152 euros que vale, según ha criticado el padre del joven, de 23 años y vecino de Llíria.

Fuentes de la Conselleria de Sanidad han explicado que los productos ortopédicos están sometidos a copago en función de la renta del enfermo y que, en este caso concreto, la aportación del paciente correspondía a 30 euros, ya que los 122 euros restantes los abonaría la Generalitat posteriormente.

José, el padre de Adrián, el paciente, ha explicado a Europa Press que el joven, de 23 años, ingresó en el Arnau de Vilanova el lunes por la tarde y el martes le operaron de la rodilla derecha, por una caída que sufrió cuando tenía 14 años y de la que se resentía.

Tras la intervención quirúrgica, un médico informó a la madre del joven que tendría que pagar la prótesis, pero la mujer le respondió que, debido a la situación económica que vive la familia, no podía hacer frente al pago.

Dos días más tarde, el jueves, la trabajadora de una ortopedia acudió a la habitación, donde explicó al paciente que debía abonar 152 euros. Este, según ha señalado su padre, dijo que podría pagarlo más adelante, pero la empleada aseguró que, como máximo, tendría que pagarlo en una semana.

Una prótesis prestada

Ante la negativa del enfermo a poder hacer frente al pago, la mujer, según José, "habló con su jefe y con el médico" y quitó la prótesis externa a Adrián. Su padre ha asegurado que se quedó con una escayola y que sentía más dolor.

Este mismo lunes la familia ha acudido al Hospital Arnau de Vilanova donde el médico ha podido colocarle otra prótesis externa que le ha prestado un vecino de Llíria.

Fuentes de la Conselleria de Sanidad han explicado que el Hospital Arnau de Vilanova practicó la artroscopia de rodilla que precisaba el paciente y, para mantener inmovilizada la pierna tras la intervención, el equipo médico le recomendó una ortoprótesis -corsé ajustable para la pierna- que debía adquirir en una ortopedia.

Al respecto, han señalado que la sanidad pública valenciana, al igual que en otras comunidades, no realiza ningún cobro por las prótesis internas que se instalan, pero las prótesis externas y productos ortopédicos -como muletas, corsés y muñequeras- están sometidos a copago en función de la renta del paciente, como quedó establecido en el año 2010.

Así, han indicado que estos productos se adquieren en ortopedias privadas y son abonados por el paciente.

Una vez el paciente remite esa factura a Sanidad, ésta le devuelve el importe al paciente a excepción de la aportación. En este caso concreto, la aportación que correspondía al paciente era de 30 euros.
De este modo, han subrayado que la Conselleria de Sanidad no ha ordenado la retirada de ninguna prótesis, sino que es la empresa ortopédica la que no decide no entregar al paciente el corsé si no abona el precio