08.09.2012.
21 billones de dólares. Eso es lo que las personas más ricas del
mundo esconden en los paraísos fiscales alrededor del mundo. Y podría
ser más, hasta US$ 32 billones; la cantidad real es, por supuesto, casi
imposible de determinar.
21 billones de dólares. Eso es lo que las personas más ricas del
mundo esconden en los paraísos fiscales alrededor del mundo. Y podría
ser más, hasta US$ 32 billones; la cantidad real es, por supuesto, casi
imposible de determinar.
Y mientras los gobiernos se ven obligados a reducir los gastos y a
despedir a sus trabajadores, citando la necesidad de “austeridad” debido
a la desaceleración de la economía, los ultra-ricos –menos de 10
millones de personas–, han escondido una cantidad equivalente a las
economías de los EE.UU. y Japón combinadas. Esto es según un nuevo
informe de la Red de Justicia Tributaria (Tax Justice Network )[3], y
sus resultados son impactantes. La pérdida de ingresos fiscales a los
refugios fiscales en el extranjero, señalan, “es suficientemente grande
como para hacer una diferencia significativa en todas las mediciones
convencionales de desigualdad. Dado que la mayoría de la riqueza
financiera escondida pertenece a una pequeña élite, el impacto es
impresionante. “
James S. Henry, ex economista en McKinsey & Co. y autor del libro “
Los banqueros de sangre” [4] y de artículos para publicaciones como
The Nation y
The New York Times,
excavó en la información del Banco de Pagos Internacionales, el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial, las Naciones Unidas, los
bancos centrales y de analistas del sector privado y encontró los
indicios de una gigante bolsa de efectivo flotando en esa zona nebulosa
conocida como “
offshore” (y esto es sólo el dinero, ya que el
informe no atañe cosas como bienes raíces, yates, arte y otras formas
usadas por los super-ricos para esconder su riqueza, libres de
impuestos, en los paraísos fiscales en el extranjero.) Henry habla de un
“agujero negro” en la economía mundial y señala que, “a pesar de
esforzarme por errar en el lado conservador, los resultados son
impactantes”.
En el informe hay una gran cantidad de información, por lo que nos
hemos concentrado en 6 cosas que todos debemos saber sobre el dinero que
los más ricos del mundo esconden del resto de nosotros.
1. Conozca al 0,001%
“En nuestras estimaciones, al menos un tercio de toda la riqueza
financiera privada, y casi la mitad de toda la riqueza en paraísos
fiscales, es propiedad de las 91.000 personas más ricas del mundo, sólo
0,001% de la población mundial”, dice el informe. Esas 91,000 personas
son dueñas en EEUU de cerca de US$ 9,8 billones del total estimado en
este informe –y menos de diez millones de personas son dueñas de todo el
montón.
¿Quiénes son esas personas? Sabemos que son los más ricos, pero ¿qué
más sabemos acerca de ellos? El informe menciona “especuladores
inmobiliarios chinos de 30 años de edad y magnates del software de la
Silicon Valley”, y personas cuya riqueza proviene del petróleo y el
tráfico de drogas. No menciona, aunque podría, a los candidatos
presidenciales de los EE.UU. como Mitt Romney, famoso por las críticas
en su contra por tener dinero guardado en una cuenta bancaria en Suiza y
en inversiones ubicadas en las Islas Caimán. (PolitiFact clasificó
estas declaraciones en un reciente anuncio de Obama como “verdad”[5]).
Los magnates de la droga, por supuesto, tienen la necesidad de
ocultar sus ganancias ilícitas, pero muchos otros ultra-ricos
simplemente quieren evitar pagar impuestos, construyendo complicados
fideicomisos y otras inversiones sólo para ahorrar unos pocos puntos más
en lo que deben pagar a sus respectivos países. Y todo suma.
2. ¿Dónde está el dinero? Es complicado
“Offshore”, según Henry, ya no es un lugar físico, aunque aún existe
una gran cantidad de lugares como Singapur y Suiza, señala, que todavía
se especializan en la prestación de “residencias físicas seguras de
bajos impuestos” para los ricos del mundo.
Pero en estos días, la riqueza “offshore” es virtual –Henry describe
“locaciones nominales, hiper-portátiles, multi-jurisdiccionales a menudo
muy temporales de redes de entidades legales y cuasi-legales y otros
tipos de arreglos”. Una empresa puede estar ubicada en una jurisdicción,
pero es propiedad de un fideicomiso ubicado en otro lugar, y
administrado por administradores en un tercer lugar. “En última
instancia, por consiguiente, el término “offshore” se refiere a un
conjunto de capacidades”, en lugar de a un lugar o varios lugares.
También es importante, señala el informe, distinguir entre los
“paraísos intermediarios” –lugares en los que piensa la mayoría de gente
cuando piensa en paraísos fiscales, como las Islas Caimán de Romney,
las Bermudas o Suiza –y los “paraísos de destino”, que incluyen los
EE.UU., el Reino Unido e incluso Alemania. Estos destinos son deseables
debido a que proporcionan “mercados regulados de valores relativamente
eficientes, bancos respaldados por grandes poblaciones de contribuyentes
y las compañías de seguros; códigos legales bien desarrollados,
abogados competentes, poderes judiciales independientes y estados de
derecho”
Algunas de las personas buscan evitar pagar impuestos moviendo su
dinero por todas partes; en otras palabras, están aprovechando servicios
financiados por los contribuyentes para hacerlo. Y aquí en los EE.UU.,
desde 1990, algunos estados han comenzado a ofrecer personalidad
jurídica de bajo costo, “cuyos niveles de confidencialidad, protección
contra acreedores y condiciones fiscales que rivalizan con las de los
tradicionales paraísos fiscales secretos del mundo”. Si combinamos esto
con la participación cada vez menor en la recaudación fiscal
estadounidense de los ricos [6] y las empresas [7] empezamos a apreciar
cuán atractiva es la propuesta para aquellos que buscan escabullir su
dinero.
3. Los grandes bancos rescatados manejan este negocio
Pero, ¿quién está facilitando este proceso? Algunos nombres conocidos
emergen rápidamente cuando profundizamos en los datos: Goldman Sachs,
UBS y Credit Suisse son los tres primeros, seguidos por Bank of America,
Wells Fargo y JP Morgan Chase. “Ahora podemos agregar esto a su lista
de méritos: son actores clave en muchos de los paraísos en todo el
mundo, y piezas clave en la injusticia del sistema fiscal global”,
señala el informe.
A finales de 2010, los 50 principales bancos privados por sí solos
gestionaron 12,1 billones de dólares en activos “transfronterizos”
invertidos por sus clientes. Eso es más del doble que en 2005, lo que
representa una tasa media de crecimiento anual de más del 16 por ciento.
“Entre los bancos, las empresas de contabilidad y los abogados
corporativos, algunas de las mayores empresas del mundo son parte de la
trama de evasión fiscal global”, escribe el investigador financiero (y
ex operador de Goldman Sachs), Lydia Prieg en The Guardian. “Estas
empresas no son entidades morales que podamos avergonzar para que paguen
lo que les corresponde, sino que existen para maximizar sus ganancias y
las de sus clientes”.
“Hasta finales de la década de los 2000”, señala Henry, “la sabiduría
convencional entre los capitalistas de la evasión era ¿qué puede ser
más seguro que los bancos “demasiado grandes para quebrar“ de los
EE.UU., Suiza y el Reino Unido?” Sin los rescates que llegaron junto
con la crisis financiera de 2008, añade, muchos de los bancos que están
escondiendo dinero de los súper-ricos hubieran dejado de existir. El
apoyo incondicional del gobierno es la razón por la que los
über-ricos usan a los grandes bancos.
4. La desigualdad es peor de lo que creíamos
Con toda esta riqueza oculta en todo el mundo, que es imposible de
contabilizar ni gravar, señala Tax Justice Network, es seguro que
estamos subestimando la cantidad de desigualdad de ingresos y riqueza
real. Stewart Lansley, autor de
El costo de la desigualdad, le dijo a Heather Stewart en
The Guardian [8]: “No hay absolutamente ninguna duda de que las estadísticas sobre ingresos y riqueza subestiman la magnitud del problema”.
Al calcular el coeficiente Gini, una medida de desigualdad en una
sociedad, dijo, “no se puede representar a los multimillonarios y
billonarios, e incluso si se pudiera, no sería representativo”.
Se trata de un tema tan importante que la Tax Justice Network incluyó
un segundo informe junto al de Henry, titulado “Desigualdad: no sabemos
ni la mitad de la historia [9]” El informe detalla todos los problemas
con la manera en que se calcula la desigualdad hoy en día, que a menudo
se reduce a la conclusión de que no tenemos ninguna medida exacta de la
verdadera riqueza de los super-ricos. Si los datos sobre ingresos
fiscales disponible, no pueden tomar en cuenta los miles de millones
escondidos en todo el mundo en paraísos fiscales, ¿cómo podemos calcular
los ingresos reales de los más ricos del mundo?
La desigualdad se ha disparado alrededor del mundo, según las
mediciones que utilizamos actualmente. Si el 1 por ciento en los EE.UU.
no es sólo dueño del 35,6 por ciento de la riqueza, por ejemplo, sino de
una porción mucho más grande que está escondido en algún lugar, ¿qué
significa eso para nosotros? No olvidemos que “la desigualdad es una
opción política” –que nosotros determinamos qué se debe hacer en una
sociedad basada en la cantidad de la desigualdad que creemos que es
tolerable o justa. Si ese número es mucho mayor de lo que pensamos,
¿cómo sesga eso nuestras prioridades? Muchos estadounidenses ya están
mal informados [10] acerca del nivel de desigualdad, pero este informe
confirma que incluso los supuestos expertos subestiman enormemente el
problema.
5. Los países “endeudados” no lo están después de todo
El informe de Henry desagrega un subgrupo de 139 países,
principalmente de ingresos bajos o medianos, y destaca que de acuerdo a
los cálculos, los 139 países tenían una deuda combinada de más de US$ 4
billones a finales de 2010. Pero si se toma en cuenta todo el dinero que
se esconde en los paraísos, esos países en realidad tendría una deuda
negativa de US$ 10 billones o como Henry escribe: “una vez que tomamos
estos activos ocultos y las ganancias que producen, muchos países
considerados “deudores“ resultan ser ricos. Pero el problema es que su
riqueza está ahora en ultramar, en manos de las élites y sus banqueros
privados“.
Henry observa además que el mundo en desarrollo en su conjunto es un
acreedor del mundo desarrollado, en lugar de un prestatario, y así ha
sido durante más de una década. “Eso significa que este es realmente un
problema de justicia tributaria, no es simplemente un problema de
“deuda””.
Pero esas deudas, como hemos dicho, caen sobre los hombros de los
trabajadores de esos países, que no pueden aprovechar las ventajas de
los paraísos fiscales.
Y esto, por supuesto, no es sólo un problema del mundo en desarrollo.
En estos días, anota Henry, el mundo desarrollado tiene su propia
crisis de la deuda (ver los problemas actuales de la zona euro). El
economista francés Thomas Piketty señala que “…las riquezas en los
paraísos fiscales son probablemente suficientes como para convertir a
Europa [11] en un acreedor neto muy grande con respecto al resto del
mundo”.
6. ¿Cuánto estamos perdiendo?
Al final, de eso se trata, ¿no? Es imposible decir con certeza, por
supuesto, porque estas cifras son sólo estimaciones, pero Henry sugiere
que, si estos US$ 21 billones declarados obtuvieran una tasa de retorno
de 3 por ciento, y que los ingresos se gravan en un 30 por ciento, por
sí solo se generarían ingresos fiscales de alrededor de US$ 190 mil
millones. Si la cantidad total de dinero en paraísos fiscales está más
cerca a la estimación más alta de US$ 32 billones, ello equivaldría a
cerca de US$ 280 mil millones, lo cual es aproximadamente el doble de lo
que los países de la OCDE gastan en ayuda al desarrollo. En otras
palabras, una gran cantidad de dinero. Y 3% de retorno es ser sumamente
conservador.
Eso es sólo en impuestos sobre la renta. Los impuestos sobre las
plusvalías, impuestos sobre la herencia y otros impuestos traerían aún
más.
Es por eso que, al final del día, Henry dice que podríamos ver esto
como una buena noticia. “El mundo acaba de encontrar una enorme pila de
riqueza financiera que podría ser llamada a contribuir a la solución de
nuestros problemas globales más urgentes”, escribe. “Tenemos la
oportunidad de pensar no sólo acerca de cómo prevenir algunos de los
abusos que nos han conducido adonde nos encontramos hoy, sino también a
pensar en cómo hacer un mejor uso de los ingresos libres de impuestos
que esta riqueza podría generar”