lunes, 30 de diciembre de 2013
Como era lógico pensar
sólo mirando la historia, uno de cada cinco españoles tiene ascendencia
judía y uno de cada diez tiene genes heredados de los habitantes del
Norte de África. En Cuba dicen "el que no tiene de congo tiene de
carabalí", en España vale decir (con todos los respetos) "el que no
tiene de moro tiene de judío".
La revista científica
‘American Journal of Human Genetics’, publicó en su mas reciente edición
los resultados de un estudio realizado en la península Ibérica por un
equipo internacional de investigadores compuesto por científicos
británicos, españoles, portugueses, franceses e israelíes. El grupo de
investigadores que estuvo dirigido por el británico Mark Jobling de la
Universidad de Leicester realizó un estudio genético entre 1.140 hombres
de 18 poblaciones de la península y las Islas Baleares para determinar
los orígenes genéticos de la población española.
Los resultados de la
investigación son sorprendentes pues sirven para desmitificar ciertas
percepciones históricas que establecieron unas visiones de claros tintes
racistas, islamofobas o antisemitas en algunos momentos de la historia
de España. Estas percepciones históricas ligadas a eventos de la
historia de España como la Reconquista, la expulsión de los judíos y de
los moriscos en 1492 han prevalecido durante siglos en amplios sectores
de la población española y dejaron su particular legado no solo en
aspectos como la limpieza de sangre o la conversión de judíos y moros,
también en la huella genética de la actual población española. Pero
ahora a raíz de este esclarecedor estudio se puede producir un
interesante debate entre las pruebas científicas aportadas por genética y
la historia, pues según las conclusiones del estudio “un 10% de la
población actual tiene características genéticas propias de los
habitantes del norte de África y un 20% de los judíos sefarditas”.
¿Como se realizó el estudio?
Para llegar a esta
conclusión, los científicos comenzaron a trabajar en el 2000 en un
estudio en donde recogieron muestras de 1.140 hombres de 18 poblaciones
de la península y las Islas Baleares. El grupo de científicos llevaron a
“cabo un análisis del cromosoma Y, únicamente presente en los hombres y
que se transmite de padres a hijos”.
Según el doctor Calafell
de la Uiversidad Pompeu Fabra, “la investigación se centró en el
análisis del cromosoma Y porque no se recombina en la reproducción, lo
que hace que sólo las mutaciones lo modifiquen, por lo que los
científicos pueden determinar su orden de aparición”. Posteriormente,
las muestras obtenidas se analizaron y se “compararon con las
poblaciones de judíos sefarditas y de individuos del norte de África,
que tienen la ventaja de ser muy diferentes a las poblaciones receptoras
originarias de la Península Ibérica, por lo que su diferenciación es
sencilla”. De este modo, llegaron a la conclusión de “que uno de cada
tres españoles tiene ascendentes moriscos o judíos”.
¿Son confiables estos resultados?
De acuerdo con el doctor
Calafell, “mientras que los datos obtenidos para el origen
norteafricano apenas arrojan dudas metodológicas y parece plausible que
un 10% de la población proceda de musulmanes norteafricanos llegados a
la Península a partir del 711, los marcadores genéticos usados para
distinguir a la población con ancestros sefardíes pueden producir
distorsiones”.
Las razones esgrimidas
por el experto se basan en el hecho de que los elementos genéticos que
tiene la población de origen sefardí, también son “compartidos por otros
pueblos de Oriente Medio desde Turquía hasta Líbano, con lo que en
realidad, ese 20% de españoles que el estudio señala como descendientes
de sefardíes podrían haber heredado ese rasgo de movimiento más
antiguos, como el de los fenicios o, incluso, primeros pobladores
neolíticos que llegaron al península hace miles de años”.
La genética y la historia
¿Cuál es en realidad el
vestigio genético dejado por ocho siglos de presencia musulmana en
España y muchos más de convivencia judía? En opinión de los autores del
estudio la genética aporta algunas de las respuestas. Aquí puede que se
encuentre una de las más sorprendentes revelaciones de la investigación,
la correlación que existe entre la genética y la historia para
contrastar datos históricos. Por ejemplo, los investigadores encontraron
que la presencia de genes norteafricanos es mayor en la mitad
occidental de España en las provincias de León, Salamanca, y Zamora, que
en la mitad oriental de la península como en las provincias de Granada.
De acuerdo con los datos obtenidos por el estudio “no hay evidencia de
un gradiente sur-norte en los cromosomas norteafricanos. Más bien hay
una divisoria entre el oeste (alta frecuencia) y el este (baja): la
ascendencia norteafricana va de 0% en los Pirineos al 20% en Galicia y
el 22% en Castilla noroccidental. Andalucía tiene uno de los índices más
bajos.”
El aspecto mas
interesante a efectos históricos según el artículo “es que ese dato
concuerda perfectamente con los registros históricos. Tras la revuelta
de los moriscos en el siglo XVI, la mayoría de ellos fueron deportados
de sus lugares de origen en Granada y Valencia llevados al exilio al
noroeste de España” por las ordenes de expulsión de moriscos ordenadas
por Felipe III en 1609, que “diezmaron los guetos de Valencia y
Andalucía, pero que poco pudieron hacer contra las dispersas e
integradas poblaciones de Extremadura y Galicia”. Así que “quinientos
años después, el genoma de los españoles lo demuestra: hay más
descendientes de moriscos en la plaza de Salamanca que en el Albaicín
granadino.”
En cuanto a los
cromosomas de origen sefardí, a pesar de ser de una época más remota,
aparecen distribuidos por el territorio español de forma más homogénea.
Excepto en el noreste de Castilla, Cataluña y los Pirineos, en donde su
frecuencia es muy baja. Estos datos revelan, según los autores, “un alto
nivel de conversión, voluntaria o forzosa, impulsada por episodios
históricos de intolerancia social y religiosa, y que condujo a la
integración de los descendientes”. Hoy día, se supone que la población
actual de sefardíes en todo el mundo es de unos dos millones de
personas. Pero ahora sabemos gracias a los resultados de estudio que
sólo los descendientes españoles de sefardíes suman más de ocho
millones.
Estudios genéticos como
esté que he comentado resultan muy esclarecedores para conocer sobre los
grandes flujos migratorios, pero como vemos aún queda mucho margen para
ampliar nuestro conocimiento. En un futuro próximo, se podrán realizar
estudios similares para estudiar los efectos de las invasiones,
migraciones y otros movimientos de población registrados en la historia
del Humanidad como: la conquista y colonización de América por parte de
los españoles y portugueses, la influencia demográfica de los incas
sobre los pueblos andinos, la conquista española de las Islas Canarias;
la repoblación de la ribera del Guadalquivir con personas del centro de
Europa según fue ordenada Carlos V en el siglo XVI, la conquista inglesa
de Norteamérica, la influencia de los pueblos gitanos en Europa, la
llegada de millones de esclavos africanos a América o la masiva
migración de millones de europeos a los Estados Unidos, Argentina,
Canadá y Australia. Estoy convencido que muchos de esos trabajos
resultaran decisivos no solo para desmitificar y esclarecer eventos
históricos también para generar una nueva conciencia, una mayor
solidaridad entre las personas y los pueblos del mundo mas alejada de
estrechas percepciones racistas, nacionalistas y etnocéntricas.
unbohemioburguesenmadrid
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