De
acuerdo con la encuesta realizada por el “Levada-center”, la percepción que
tienen los rusos sobre Vladimir Lenin está cambiando. El número de aquellos que
valora positivamente al líder del proletariado mundial, ha aumentado desde un 40%
en el año 2006, al 51% en el 2014.
Alexei Verjoyantsev
Svobodnaya pressa
Traducido del ruso por Josafat S. Comín
En general tienen una buena opinión sobre el fundador de la URSS, los encuestados
con una edad superior a los 55 (62%), con educación por debajo de la media
(57%) y los habitantes de zonas rurales (64%).
La
valoración negativa del papel de Lenin en la historia se encuentra en gente con
edades entre los 25 a los 39 años (30%), con educación superior (35%) y entre
los habitantes de Moscú (72%).
El
número de aquellos que considera, que Lenin jugó un papel radicalmente negativo
en la historia de Rusia se ha reducido desde el 7%, en marzo de 2012, al 5% en
marzo del año en curso.
El
proceso de rehabilitación del pasado soviético y de sus “figuras de culto” se
está produciendo de forma velada en los últimos años. No deja de ser
sintomático el hecho de que los antifascistas del sur y este de Ucrania, se hayan estado
reuniendo y organizando los centros de resistencia al “Sector Derecho”,
precisamente en torno a los monumentos al líder del proletariado mundial.
¿Qué estaría motivando esta tendencia
y hasta qué punto se puede considerar que vaya a continuar así a largo plazo?
El
que esté creciendo la atención hacia el periodo de la historia soviética y en general
hacia el problema de la búsqueda de una alternativa a la vía capitalista de
desarrollo, es algo lógico, considera todos son de la Universidad estatal de
Moscú, Alexánder Buzgalin. Lenin en
este caso es una figura central. Su nombre está ligado al comienzo de la
realización del primer proyecto socialista en nuestro país.
Cada
vez hay más gente que comprende que la
actual vía capitalista de desarrollo nos conduce a un callejón sin salida. Ese
estancamiento que se ha producido ha conducido a un cierto “pantano espiritual”
de la vida. Muchos se han convencido de que el aumento del bienestar material,
no satisface todas las necesidades de la persona.
Todo
ello empujará a la gente a buscar caminos alternativos de desarrollo del país.
La gente vuelve la mirada al pasado, donde ven que es precisamente con Lenin,
con quién están relacionados los intentos de salir de ese callejón sin salida,
en el que nos encontramos actualmente.
Al
mismo tiempo está surgiendo una cierta mitología soviética, que se basa en
hechos comprobables, que demuestran que a pesar de todas las contradicciones
del pasado soviético, en el mismo, había una innegable tendencia a avanzar
hacia delante, a buscar grandes ideas, a realizar grandes proyectos y acometer
auténticas hazañas.
Y
en este sentido, Lenin es sin duda una figura muy significativa, que simboliza
todos esos procesos. Tenía un pensamiento estratégico. Sus planes y sus
proyectos, con un esfuerzo enorme y grandes contradicciones, fueron sin embargo
puestos en práctica en todo el mundo. Lenin fue una persona que logró
auténticas hazañas. Por sus ideas estuvo dispuesto a pagar con la pérdida de su
carrera, de su bienestar material, de su vida. Una persona como esa no puede
dejar de llamar la atención de la gente que busca un sentido.
Además,
los últimos acontecimientos en Ucrania también han influido en la valoración
del líder del proletariado mundial. Vemos el entusiasmo de la gente en el sur y
este de Ucrania, quienes están luchando no únicamente contra el actual gobierno
de Kiev. Están luchando por la justicia social, y ese entusiasmo real, esa
resistencia colectiva, esa búsqueda común de alternativas, obligan nuevamente a
dirigirse a la figura de Lenin. Cuando centenares y miles de personas,
arriesgando sus vidas, sin importarles el dinero, comienzan a resolver los
problemas de su ciudad, de su región, de su país, en la sociedad surge algún interés
hacía algo mayor que el mercado, e inclusive que la idea nacional.
Al
mismo tiempo, hay que entender que no debemos convertir a Lenin en un ídolo, ni
envolver su figura en tonos rosados
románticos. Eso sería hacerle un flaco favor al mismo Lenin y al socialismo.
Necesitamos un análisis serio que sea capaz de comprender, admirar y compadecer,
pero sin renunciar a la crítica dura que muestre todas las contradicciones de
la figura de Ulianov-Lenin.
Me
gustaría traer a colación una anécdota bastante graciosa y muy representativa.
En cierta ocasión subí a un taxi conducido por una persona de Asia central, que
me estuvo contando como tienen allí a un trovador, que ha traducido a Lenin y
va ahora relatando cual puede y debe ser el futuro.
De todos los datos que aporta “Levada-Center”,
se podría sacar la conclusión de que a Lenin le respetan en su mayoría gente ya
con una edad y sin demasiados estudios…
Eso
no es así que. Aunque ciertamente valoran a Lenin positivamente en general la
gente de aquella generación que vivió durante la Unión Soviética y tiene la
posibilidad de comparar el modelo socialista con el actual.
Pero
al mismo tiempo hay que ver la tendencia entre la juventud. No tengo datos sociológicos,
pero tengo experiencia como profesor, que ha trabajado en varias universidades
en todo el país. Sin duda el interés de la juventud hacia vías alternativas de
desarrollo de la humanidad es enorme.
Otra
cosa es que para la actual generación, Lenin esté ausente en el espacio
informativo. No hay ningún análisis serio de este titán, ni negativo ni
positivo, en el espacio mediático. Por eso a la pregunta de si quiere encontrar
una alternativa al actual sistema, pienso que la juventud respondería con mucho
mayor entusiasmo que sus mayores en Rusia.
Este
año por primera vez en los últimos veinte, en la Universidad estatal de Moscú,
se han inscrito en un curso sobre marxismo contemporáneo, decenas de personas.
Es gente que asiste a las conferencias y toma parte activa en los debates.
“Estoy
plenamente convencido de que la percepción positiva de Lenin seguirá creciendo
en un futuro en nuestra sociedad, afirma el diputado de la duma por el PCFR, Viacheslav Titiokin. Creo que ya
podríamos decir que las orejeras ideológicas están cayendo y el sentido común
se está imponiendo”.
A
comienzos de los años 90, como resultado de la agresiva propaganda
anticomunista diaria, introdujeron en las cabezas de la gente la idea de que
los bolcheviques habrían frenado el desarrollo natural el país, y de que de no
ser por ellos, todo sería mucho mejor. A Lenin nos lo representaban como una
especie de demonio, responsable de un gran e injustificable número de víctimas.
Ahora,
cuando la gente compara lo que había hace un cuarto de siglo, con lo que hay
ahora, muchos entienden, que el poder soviético con todos sus defectos, era
infinitamente más humano para con los ciudadanos de a pie. Estaba volcado en la
persona, favoreciendo el crecimiento general del estado de bienestar, y creando
las condiciones para el desarrollo del potencial creativo de la persona.
Ya
a mediados del siglo pasado, y a pesar de esa terrible guerra, en la URSS se
había acabado con el analfabetismo, con el hambre, y con el desempleo.
Se
está produciendo un proceso natural de replanteamiento de valores. Ellos se ve
favorecido por la crisis económica, en la que cada vez más el mundo capitalista
y nuestro país, se está hundiendo.
¿Ese replanteamiento también se
produce entre los jóvenes?
Me
gustaría subrayar que el componente de edades de nuestro país, en las últimas
dos décadas, ha variado significativamente. Prácticamente casi toda aquella generación de los que
combatieron en la Gran Guerra Patria y reconstruyeron el país tras ella, ha
abandonado este mundo. Entre los encuestados de los estudios sociológicos, la
mayor parte la comprenden ahora gente, que aun habiendo nacido en la URSS,
asocian el inicio de su vida consciente con la disolución del país. Por eso en
nuestra sociedad no únicamente tiene lugar una nostalgia sobre la época
soviética. Cada vez en mayor medida la sociedad se ve inmersa en ese proceso de
replantearse el periodo socialista de nuestra historia.
Un punto de vista distinto manifiesta
el director del Centro de investigaciones políticas de la universidad económica
Pavel Salin.
Si
hablamos de aquellos que tiene una visión muy negativa de la figura de Lenin,
en los últimos dos años, su número prácticamente no ha variado. Esa diferencia
del 2%, los propios sociólogos la interpretan como margen de error estadístico.
En
lo que respecta a aquellos que tienen una visión positiva de Lenin, yo diría
que un papel importante lo juega el hecho de que en el trascurso
aproximadamente de década y media, ha habido una agresiva propaganda
antisoviética y concretamente anti-leninista. En los medios de comunicación
había un gran dominio de liberales que tenían como misión formar una visión
negativa hacia todo lo soviético. Por inercia esa ola se mantuvo durante cierto
tiempo, incluso después de que se eliminase esa directiva.
Ahora
las consecuencias de esa propaganda son menos perceptibles. El actual gobierno
ruso no está preocupado en denigrar el pasado soviético.
¿Entonces piensa usted en que no cabe
esperar una tendencia a la “izquerdización” del país en los próximos años?
No,
al menos en el sentido soviético. Aunque esa demanda de justicia social está
creciendo en la sociedad. Por eso el gobierno intenta demostrar que valora a la
gente del trabajo, al igual que se preocupa por los empleados públicos etc.
Al mismo tiempo, está por ver que consiga realmente satisfacer esa demanda de
la sociedad.