10.05.2013.
Manlio Dinucci: Las
reservas de petróleo ya comprobadas de Siria ascienden a 2.500 millones
de barriles, pero las licencias están reservadas para las empresas
estatales sirias
Un documento de la U.S. Energy Administration fechado el 20 de
febrero de 2013 saca a la luz los intereses energéticos que han llevado a
los países occidentales y a los miembros del Consejo de Cooperación del
Golfo a respaldar a los Contras en Siria. El informe menciona única y
exclusivamente las reservas de crudo ya comprobadas pero evita toda
mención del tema de los enormes yacimientos de gas ya detectados, aún no
explorados ni evaluados.
Las reservas de petróleo ya comprobadas de Siria, ascendentes a 2.500
millones de barriles, son más importantes que las de todos los países
vecinos, exceptuando Irak. Ese estimado proviene de la U.S. Energy
Information Administration, gran conocedora en la materia… sobre cuando
se trata del petróleo de los demás. Ese estimado hace de Siria uno de
los mayores productores y exportadores potenciales de petróleo de todo
el Medio Oriente. Siria posee también grandes reservas de gas natural,
hasta ahora utilizado para el consumo interno, esencialmente para
alimentar con gas [Mucho menos contaminante. Nota de la Redacción.] las
termoeléctricas del país.
Pero hay un problema, señala la agencia estadounidense: desde 1964,
las licencias para la prospección y explotación de los yacimientos están
reservadas a las empresas estatales sirias. Hasta 2010, la medida
proporcionó al Estado un ingreso anual de 4 000 millones de dólares,
proveniente de la exportación de petróleo, esencialmente hacia Europa.
La guerra vino a modificar esa situación. El «Ejército Sirio Libre»
se apoderó de importantes campos petrolíferos en la región de Deir
Ezzor. Otros, en el área de Rumeilan, se hallan bajo control de los
kurdos del Partido de Unión Democrática, que también son hostiles a los
«rebeldes», a los que se han enfrentado varias veces. La estrategia de
Estados Unidos y la OTAN consiste en apostar por los «rebeldes», a los
que han ayudado a apoderarse de los campos petrolíferos con un doble
objetivo: privar al Estado sirio de los ingresos provenientes de las
exportaciones –ya reducidas debido al embargo decretado por la Unión
Europea– y preparar un futuro en el que los mayores yacimientos
quedarían, gracias a los «rebeldes», bajo el control de las grandes
compañías petroleras occidentales.
Para ello resulta fundamental el control de la red interna de
oleoductos y gasoductos, red que los «rebeldes» han saboteado en varios
lugares, sobre todo en los alrededores de Homs, donde se encuentra una
de los dos refinerías del país, para interrumpir el abastecimiento.
Pero existe otra apuesta más importante aún, en el plano estratégico.
Se trata del papel de Siria como punto de confluencia de los corredores
energéticos alternativos, en relación con los que pasan por Turquía y a
través de otros trayectos, ya controlados por las compañías
estadounidenses y europeas. La «guerra de los oleoductos» ya comenzó
hace mucho tiempo. En 2003, cuando invadió Irak, Estados Unidos destruyó
de inmediato el oleoducto Kirkuk-Baniyas que llevaba hasta Siria el
crudo iraquí.
Aún sigue funcionando el de Ain Zalah, en la región siria de Sueida. Y
a pesar de la oposición de Washington, Damasco y Bagdad han puesto en
marcha el proyecto de construcción de dos oleoductos y un gasoducto que
conectarán los yacimientos iraquíes con el Mediterráneo, y por lo tanto
con los mercados externos, a través de Siria.
Más peligroso todavía para los intereses occidentales es el acuerdo
concluido en marzo de 2011 entre Damasco, Bagdad y Teherán. Ese acuerdo
prevé la construcción de un gasoducto que transportará, a través de
Irak, el gas natural iraní hasta Siria y, desde ese país, hasta los
mercados exteriores. Ese proyecto y otros más, que ya cuentan con el
financiamiento necesario, están detenidos por lo que la agencia
estadounidense define como «como las condiciones de seguridad inestables
en Siria».
http://www.lahaine.org/index.php?p=69119