por Ollantay
04 de Marzo de 2014 23:45
¿En qué se parecen Jesús de Nazaret y Hugo Chávez? Vea Ud. las
similitudes y los logros de estos dos personajes legendarios y místicos a
la vez....
Cuando julio era 28, allá en 1954, en los llanos de Venezuela,
en Sabaneta de Barinas, nacía, para redimir la inconclusa historia de
Abya Yala, Hugo Chávez Frías. Nacía en las profundidades del anonimato y
de la exclusión, al igual que Jesús de Nazaret. ¡Nadie esperaba nada
bueno de Sabaneta!
Sin embargo, desde hacía ya varios cientos o miles de años, nuestros
abuelos y abuelas clandestinamente nos murmuraron que la Vida y la
Dignidad renacerían en Abya Yala, proveniente desde sus profundidades. A
ello denominamos Inkarri, Pachakuti… para el sumaq kausay.
Igual que Jesús de Nazaret, la venida de Hugo Chávez ya estuvo
anunciada. Sólo que nadie prestó atención a aquel anuncio, no sólo por
el mensaje, sino por quiénes eran los mensajeros.
Si Jesús de Nazaret, en su niñez fue carpintero, Hugo Chávez de niño
fue “arañero” (vendedor de dulces) para ayudar a su familia empobrecida.
De niños, ninguno de los dos tenía consciencia de la misión que
llevaban dentro. Mucho menos en lo que la historia los convertiría.
Nadie sabe, a ciencia cierta a qué edad asesinaron a Jesús de
Nazaret, lo cierto es que Jesús y Hugo, en tiempos diferidos, desde
jóvenes se hicieron revolucionarios dóciles a su consciencia. Ambos,
para enfrentar al Imperio y a la oligarquía de la muerte (en sus
respectivos tiempos y espacios), organizaron movimientos sociales. Jesús
formó el clandestino movimiento de los nazarenos (que luego lo
denominarían cristianos). Hugo formó el Movimiento Revolucionario 2000
(MR200), que luego se transformaría en Movimiento V República (MVR), y
finalmente en PSUV.
Al activista y revolucionario Jesús de Nazaret, los religiosos, la
oligarquía y el Imperio de su época no le dieron mucho tiempo para
concretar su misión. Lo mataron antes de tiempo por subversivo y
blasfemo. Hugo Chávez sí tuvo más tiempo. Por la sagrada voluntad
popular gobernó y dignificó al pueblo venezolano por más de 13 años (y
ganó 16 elecciones populares). Pero, la oligarquía, ni el Imperio le
perdonaron el haber redistribuido la tierra y las ganancias del
petróleo. Mucho menos, el haberse atrevido a despertar a la conciencia
dormida del aletargado pueblo latinoamericano.
Ambos hombres soñaron y gastaron sus vidas por cambios
revolucionarios estructurales. Pero, uno tuvo más tiempo para contemplar
los frutos del cambio que el otro. La madre de Jesús decía al enterarse
de su embarazo: “Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios
de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los
despide vacíos.” (Lc. 1:51-53). Pero, Hugo Chávez vio y ve cómo los
poderosos de Venezuela fueron y son
derribados de sus privilegios por el voto popular. De cómo los ricos
salen a protestar a las calles (en sus autos), mientras los empobrecidos
celebran su dignidad y derechos. Hugo contempla, desde la mirada de
cada ser humano consciente, la derrota intelectual, moral y espiritual,
no sólo de la oligarquía venezolana, sino de todos los abusivos de
Latinoamérica y el Imperio de la muerte.
El movimiento social de liberación fundado por Jesús de Nazaret se
mantuvo fiel a sus principios fundacionales, incluso en la
clandestinidad, hasta el siglo V. Desde entonces, se convirtió en la
religión oficial del Imperio romano, y quedó como una simple institución
religiosa al servicio de los poderosos. Y, el nombre y las “enseñanzas”
de Jesús, son manipulados y utilizados para legitimar las atrocidades y
dictaduras más inhumanas de la historia humana.
Mientras tanto, el compañero y amigo Hugo Chávez, nació para vivir y multiplicarse en cada conciencia que despierta.
El compañero y hermano Hugo Chávez resucitó y trascendió a la
historia el 04 de marzo del 2013 para incorporarse a la legendaria
pléyade de los guardianes de la vida. Él no pasó por ningún parte. Él
vino y se quedó habitando y dinamizando la conciencia y la dignidad de
los pueblos. Él jamás murió, porque quienes gastan sus vidas por la
Vida, jamás mueren.
Gracias hermano Hugo Chávez por desacralizar e insubordinarte contra
el autoproclamado templo de la democracia y de los DDHH, el Imperio
mortal. Gracias por ser sacrílego y subversivo a la vez. Gracias por
encender esta locura latinoamericana donde las y los empobrecidos
soñamos y celebramos, mientras los enriquecidos protestan, tapan calles y
enloquecen por su incapacidad creativa. Gracias por quedarte con
nosotros y hacer que el fuego de la liberación interior y exterior que
encendiste arda sin consumirse.
Compañero Hugo, muchos/as sólo te conocemos de leídas y empatías en
el alma, pero nos apasiona la vida y la solidaridad que inyectaste a
esta humanidad en su fase egoísta. Gracias porque trascendiste de la
historia a la leyenda. De la política a la mística revolucionaria. De la
materialidad corporal a la inmaterialidad mística de la liberación.
Hugo, por aquí no pasaste. Aquí germinaste, floreciste y te quedaste
para seguir dando frutos. Bien dijo San Irineo de Lion: “Todos los
humanos somos divinos. Nos divinizamos en la medida que obedecemos a la
Vida.”