14.01.2013.
     
 ¿A su modo de ver la actual crisis ya data de 1971?
En aquel entonces, economistas como 
Frank, Arrighi, Wallerstein, Magdoff, Sweezy y yo mismo dijimos que 
había comenzado la nueva gran crisis. La grande. No una pequeña  con 
oscilaciones, como muchas anteriores. Debemos situar el principio en la 
ruptura del patrón de cambio del dólar con el oro. Se manifestó por un 
descenso brusco de la tasa de crecimiento en algunos años a exactamente 
la mitad de la de los treinta gloriosos. En Europa, cayó del 5 al 2,5%, y
 en los Estados Unidos, del 4 al 2%. Esta fuerte caída se debió a una 
caída igual de grande en la inversión en el sector productivo. Es el 
inicio de la gran crisis, que persiste desde 1972 -1973 hasta 1980.
En la década de 1980, Thatcher y Reagan
 respondieron a esta crisis mediante privatizaciones para ampliar el 
campo a la expansión del capital, mediante la liberalización del mercado
 financiero y mediante una política de austeridad inmediata que no 
aumentó las tasas de crecimiento, si no que las mantuvo a su muy bajo 
nivel. En torno a estos niveles, hubo pequeñas oscilaciones. Y ahora, 
cuando en Bélgica pasa del - 0,1 al + 0,1% de crecimiento, se dice: "La 
crisis ha terminado". Es grotesco. Por otra parte, el objetivo de los 
liberales nunca ha sido la restauración del crecimiento, digan lo que 
digan. Básicamente tratan de redistribuir los ingresos hacia el capital.
 Misión cumplida.
Limitar el análisis de la crisis al 
análisis financiero, implica que sólo encontraremos causas que están 
directamente relacionadas, por ejemplo la desregulación como la causa 
principal. Los bancos y otras instituciones financieras parecen ser los 
principales beneficiarios de esta expansión. Por lo que es más fácil 
señalarlos con el dedo como los únicos responsables.
Pero recordemos que los oligopolios, en
 general, se han beneficiado de la expansión de los mercados monetarios.
 El 40% de los beneficios de los oligopolios provienen de las 
operaciones financieras ... Es el dominio de los "oligopolios o 
monopolios generalizados" lo que precipitó la economía a una crisis de 
acumulación, que es a la vez una crisis de subconsumo y una crisis de 
rentabilidad. Sólo los sectores de los monopolios dominantes fueron 
capaces de restaurar su elevada tasa de ganancia, pero destruyendo las 
ganancias y la rentabilidad de la inversión productiva.
"El capitalismo de oligopolios o
 monopolios generalizados". Es el nombre que da a lo que usted cree que 
es una nueva fase del desarrollo capitalista. ¿En qué se diferencian 
estos monopolios a los de hace un siglo? ¿La novedad está en el término 
"generalizado"?
Sí, desde comienzos del siglo 20 hay 
jugadores dominantes en el sector financiero (en el acero, química, 
automotriz, etc) ... Sin embargo, estos monopolios eran islas - 
ciertamente importantes - en un mar de PYMES verdaderamente 
independientes.
Pero en los últimos treinta años, hemos
 alcanzado un grado de centralización del capital, cualitativamente 
nuevo, inconmensurable. Fortune menciona hoy 500 oligopolios, 
cuyas decisiones controlan realmente toda la economía mundial. Dominan 
los sectores aguas arriba y aguas abajo aunque sean sus propietarios 
directos.
Observemos la agricultura. Antes un 
agricultor tenía que lidiar con una serie de empresas para cada una de 
sus actividades: compras de insumos, crédito bancario y ventas a las 
tiendas. Hoy en día, una PYME agrícola se enfrenta aguas arriba al 
bloque financiero de los bancos y a enormes monopolios de producción de 
fertilizantes, pesticidas y transgénicos, de las que Monsanto es el 
ejemplo más llamativo. Y aguas abajo, se enfrenta a las cadenas de 
distribución y grandes supermercados. A través de este control, aguas 
arriba y aguas abajo, su autonomía y sus ingresos reales disminuyen.
En este sentido, ¿prefiere 
hablar hoy  en día de un proceso de acumulación del capital controlado 
por la "maximización de las rentas de monopolio" en lugar de 
"maximización de beneficios"?
Sí. El control asegura que estos 
monopolios logren una renta monopólica extraida de la masa de plusvalía -
 transformada en ganancias - que el capital extrae de la explotación del
 trabajo. Esta renta se convierte en imperialista en la medida en que 
étos monopolios operan en la periferia del sistema mundializado.
La maximización de esta renta concentra
 la riqueza en manos de una plutocracia, pues las oligarquías controlan 
estos monopolios en detrimento de la remuneración del trabajo y la 
remuneración del mismo capital no monopolista.
La desigualdad creciente se vuelve 
absurda. En última instancia, es comparable a un multimillonario dueño 
del mundo entero que dejase a todo el mundo en la miseria. El bombeo de 
renta, asociado a las políticas de austeridad, disminuye la demanda 
solvente mediante la reducción, en términos relativos, de los ingresos 
del trabajo.
 ¿Y esta renta monopólica se reinvierte?
¿Y esta renta monopólica se reinvierte? 
En la producción no, ya que no hay 
demanda. Por lo tanto, huye a invertir a los mercados financieros. Las 
inversiones financieras de este creciente excedente es la única 
posibilidad de proseguir con la acumulación controlada por los 
monopolios. Es la llamada financiarización del sistema económico.
La expansión desde hace un cuarto de 
siglo de la inversión en los mercados financieros no tiene precedentes 
en la historia. El volumen de transacciones en estos mercados es más de 
2.500 billones de dólares, mientras que el PIB mundial es 70 billones de
 dólares. En este sentido, la especulación no es un vicio adicional, es 
un requisito lógico del sistema.
La financiarización, es decir, la 
preferencia por la inversión financiera más que la inversión en la 
economía productiva real, es la consecuencia de la naturaleza 
oligopólica del capitalismo contemporáneo. De esta manera los mercados 
financieros tienen una posición dominante en el sistema de mercado. En 
estos mercados los oligopolios (no sólo bancos) lanzan sus rentas de 
monopolio y se ponen a competir entre sí por dicha renta.
La financiarización ha transferido a 
treinta bancos enormes de la Tríada EE.UU.-Europa-Japón, la 
responsabilidad principal en el control de la reproducción de este 
sistema de acumulación.
La sumisión de la gestión de las 
compañías al valor de las acciones en la bolsa, la sustitución del 
sistema de pensiones de reparto por el capitalizado, la adaptación de 
los tipos de cambio flexibles y el abandono de la determinación de las 
tasas de interés de los bancos centrales dejando dicha responsabilidad a
 los "mercados" forman todos ellos parte de esta financiarización.
Hoy en día se habla de una regulación del sistema financiero como una manera de salir de la crisis.
Es pura retórica vacía para engañar a la opinión pública.
Este sistema está condenado a continuar
 su loca carrera hacia la rentabilidad. Es el producto de la lógica de 
acumulación controlada por monopolios. Además, la regulación daría lugar
 a lo contrario de su objetivo. Se agravaría la crisis. Si se eliminase 
al excedente su salida a la inversión financiera, ¿dónde iría? ¡A 
ninguna parte! Daría lugar a una devaluación masiva de capital que 
supondría, entre otras cosas, una caída masiva en valores que cotizan en
 bolsa.
Los monopolios u oligopolios (los 
"mercados") y sus siervos políticos sólo tienen como proyecto el 
restaurar el sistema financiero. Pero eso requerirá que los bancos 
centrales inyecten enormes sumas para eliminar todos los créditos 
tóxicos y para restablecer la rentabilidad y la expansión financiera. Y 
la factura debe ser pagada por los trabajadores en general y los pueblos
 del Sur en particular. Estos monopolios son los que hasta ahora, tienen
 la iniciativa. Y sus estrategias siempre han dado los resultados 
deseados: planes de austeridad.
Precisamente estos planes de 
austeridad siguen sin cesar. Sabemos que esto conlleva una espiral de 
empeoramiento de la crisis. ¿Los politicos son incapaces?
¡No! Mienten en el objetivo. Cuando los
 gobiernos afirman que pretenden reducir la deuda, mienten 
deliberadamente. El objetivo no es la reducción de la deuda, si no 
continuar pagando el interés de la deuda, y preferentemente a tasas aún 
más altas. La estrategia de los monoplios financiarizados, sin embargo, 
requiere el crecimiento de la deuda - una manera financieramente 
atractiva de absorber el excedente de la renta de los monopolios. El 
capital gana, son inversiones interesantes.
Mientras tanto, los planes de 
austeridad empeoran la crisis. Es evidente que existe una contradicción.
 Como dijo Marx, la búsqueda del máximo beneficio destruye los 
fundamentos que lo hacen posible.
Los capitales no tienen otra lógica que
 no sea su propio interés. Para que el Estado funcione en beneficio del 
capital en su conjunto, debe estar situado por encima de los intereses 
inmediatos para poder imponer una política en más largo plazo. Lo 
excepcional de hoy en día es que el capital financiero ejerce su 
dictadura directa. El Estado se ha convertido en el sirviente exclusivo 
del capital. Una contradicción fatal. El sistema se derrumba ante 
nuestros ojos, pero está condenado a continuar su loca carrera. La 
financiarización es necesaria para su reproducción.
En respuesta a la Gran 
Depresión, el Estado fue capaz de imponer políticas a más largo término:
 políticas keynesianas a largo plazo con gastos que estimulaban el 
empleo y las inversiones en la producción, y por lo tanto el crecimiento
 económico. ¿Por qué?
En un primer momento, la respuesta a la
 crisis de 1929 fue exactamente la misma que hoy: las políticas de 
austeridad, con su espiral descendente. El economista John Maynard 
Keynes decía que era absurdo y que se debía hacer lo contrario. Pero, 
¿cuándo se le escuchó? Sólo tras la Segunda Guerra Mundial. No porque 
sus ideas fuesen malas o porque la burguesía se convenciese después de 
la guerra, sino porque le fueron impuestas por la fuerza de la clase 
obrera. El resultado de la segunda guerra mundial fue la victoria de la 
democracia sobre el nazismo, la victoria del Ejército Rojo sobre el 
nazismo. Y el miedo al comunismo.
Igualmente hoy, algunos - no muchos - 
economistas burgueses lúcidos dicen acerca de las medidas de austeridad:
 "es absurdo. "¿Y qué? Continuarán hasta que haya un cambio de las 
correlaciones de fuerza mediante movimientos sociales.
Por el momento, las víctimas de la 
crisis, los pueblos no están todavía lo suficientemente a la ofensiva. Y
 cuando el capital no está forzado por sus oponentes a aguar su vino, no
 lo agua. Persigue su objetivo de maximizar el beneficio económico a 
corto plazo.
Podemos decir que desde 1989, hasta 
2008, tuvo lugar una especie de segunda "edad de oro" , aunque 
acompañada desde el principio por guerras del Norte contra el Sur. 
Durante este período el capital estableció estructuras esenciales para 
el mantenimiento de las rentas de los oligopólicas. Y, como la 
globalización financiera ha llevado a la crisis de 1929, y recientemente
 ha llevado a la crisis de 2008. Hoy hemos llegado a un momento crucial 
hasta anunciando una nueva oleada de guerras y revoluciones. Sin 
embargo, hay diferencias significativas. Ya he hablado de los monopolios
 generalizados, la plutocracia y la financiarización del sistema 
inevitablemente ligados. Además, se ha producido un "imperialismo 
plural" (potencias imperialistas en conflicto entre sí) a un 
imperialismo colectivo, uno de la tríada.
¿No crees posible una guerra entre las potencias imperialistas?
No. La centralización del capital ha 
hecho realidad el imperialismo colectivo de la tríada. El imperialismo 
ya no se escribe en plural. Hay compañeros que creen que este sistema 
romperá por una creciente contradicción entre Europa y Estados Unidos. 
Sin embargo, estas contradicciones son secundarias. Los intereses 
comunes explican el alineamiento incondicional, espontáneo y pleno de 
Europa a los Estados Unidos en el campo político. Hay una conciencia de 
interés común en relación al peligro real para estos estados: los países
 emergentes y el tercer mundo. Los instrumentos de la Tríada para su 
dominio del sistema global son numerosos (OMC, el FMI, la OCDE, la Unión
 Europea, el G7, la OTAN, etc) ..
¿Por qué estos países emergentes son un peligro?
Desde 1970, el monopolio ya no ejerce 
la dominación de la producción industrial como antes. El capitalismo de 
los monopolios generalizados domina el sistema mundial, con lo que yo 
llamo los cinco monopolios, sus cinco ventajas. Un control del acceso a 
los recursos naturales, lo que implica el control militar del planeta. 
Dos, de control de las tecnologías, reforzado del papel de la OMC 
protegiendo a los supuestos monopolios de patentes. Tres, el monopolio 
de la palabra con un acceso privilegiado a los medios de comunicación. 
Cuatro, el control global del sistema financiero y monetario por los 
grandes monopolios de la Tríada. Cinco, las armas de destrucción masiva.
 Bajo el virtuoso pretexto de prevenir la proliferación, mantienen el 
monopolio a gran escala de las armas nucleares.
El sistema que he llamado "apartheid a escala global
 " implica una guerra permanente entre los Estados y los pueblos de la 
periferia, una guerra iniciada en 1990 por Estados Unidos y sus aliados 
de la OTAN durante la guerra del Golfo.
Sin embargo, los países emergentes, 
especialmente China, están en el proceso de deconstruir estos 
monopolios. En primer lugar, la tecnología pasa del "Made in China" al "Made by China".
 China ya no es la fábrica del mundo para sucursales o socios del gran 
capital de los monopolios. Domina tecnología que puede desarrollar. En 
algunas ámbitos, como el sector del coche eléctrico, la energía solar, 
etc. cuenta con tecnologías más avanzadas que las de Occidente.
En segundo lugar, China deja que el 
sistema financiero mundial se destruya, financiando incluso su 
autodestrucción mediante la financiación del déficit de EE.UU., y 
mediante la creación de mercados regionales paralelos independientes o 
autónomos a través del Grupo de Shanghai, que incluye a Rusia, e incluso
 potencialmente a la India y el sudeste asiático.
Por último, el acceso a los recursos 
naturales y las oportunidades que ofrece China, son muy molestos para la
 Tríada. La seguridad americana preveía incluso la necesidad de una 
guerra preventiva contra China.
Para hacer frente a esto los Chinos han
 escogido financiar la muerte lenta de los Estados Unidos apoyando a su 
déficit. La muerte repentina de un animal de este tipo sería demasiado 
peligrosa.
"Otro mundo está surgiendo lo que podría ser aún más brutal que el anterior, pero podría igualmente ser mejor. "¿De qué depende?
No tengo una bola de cristal. Pero el 
capitalismo ha entrado en su fase senil. Ya no hay empresarios 
creativos, sino "embusteros" (wheeler-dealers).
La civilización burguesa, con su 
sistema de valores – el elogio de la iniciativa individual, así como la 
honestidad el respeto a la ley, e incluso la solidaridad a nivel 
nacional - está siendo reemplazado por un sistema sin valores éticos. Un
 nuevo mundo ha nacido. Hay muchos signos de esta transformación: 
presidentes de los Estados Unidos criminales, jefes de Estado en Europa 
títeres, déspotas del Sur, el oscurantismo (sectas talibanes, de 
cristianos, budistas ...), la corrupción generalizada (en el mundo 
financiero en particular) ... El capitalismo puede ser descrito 
actualmente como un capitalismo senil que puede dar paso a una nueva era
 de grandes masacres.
En este período, los movimientos 
sociales, las protestas aportan cambios políticos, para bien y para mal.
 Fascistas y progresistas. En el siglo XX existía el modelo soviético, 
otro mundo posible, a pesar de sus limitaciones y contradicciones. Hoy 
no hay ninguna alternativa concreta, visible. Por lo tanto está por 
inventar.
El desafío político actual es si las 
víctimas de este sistema serán capaces de formar una alternativa 
positiva, independiente y radical. Necesitamos que la izquierda radical 
tome la iniciativa de construir un frente, un bloque alternativo 
antimonopolios. Las condiciones históricas están ahí. En este bloque 
antimonopolio, podríamos tener a todos los trabajadores y a los 
productores víctimas de las oligarquías, entre ellos una gran parte de 
las clases medias, el campesinado, las PYMES e incluso empresas.
Usted dice que la izquierda debe abandonar las estrategias que ayuden al capitalismo a salir de su crisis.
Hay nostálgicos que imaginan que pueden
 "hacer retroceder" capitalismo monopolista a sus posiciones previas a 
1945. Pero la historia nunca permite estas vueltas atrás. Debe abordarse
 al capitalismo tal y como es hoy.
Estamos en un momento histórico en el 
que la izquierda radical debe ser audaz. Me refiero a la izquierda que 
está convencida de que el sistema capitalista debe ser superado en su 
esencia.
En el Norte, existen las condiciones 
objetivas para aislar el capital monopolista, que ejerce su poder 
también gracias a su clero político y mediático. Esto podría comenzar 
por una alianza política - no una alianza electoral - y social, que 
incluyese a la gran mayoría. En las periferias, la audacia consistiría 
en la formación de un bloque histórico alternativo anticompradore.
¿Esa audacia existe hoy en día?
La falta audacia izquierda es terrible 
en el momento actual. ¿Os acordais de lo contentos y satisfechos que 
estaban los socialdemócratas cuando se derrumbó el régimen soviético, y 
con él, los partidos comunistas de Europa occidental? Les dije: "Sois 
estúpidos. La proóxima caída es la vuestra,  el capital ya no os 
necesita, os necesitaba sólo porque había una amenaza comunista.” Y en 
lugar de radicalizarse, giraron a la derecha. Se convirtieron en 
social-liberales. Ahora es lo mismo votar socialdemócrata o a la 
derecha. Todos dicen "No podemos hacer nada, es el mercado el que 
decide, las agencias de calificación, la ventaja del capital 
monopolista. '
Incluso vemos a grandes sectores de la 
izquierda radical aceptar esto por timidez, miedo o angustia. Hasta 
existe gente que todavía se hacen llamar "comunistas", pero que afirman 
no poder ser otra cosa más que el ala izquierda de la socialdemocracia. 
Es siempre la misma lógica de acomodación al capitalismo. La lógica del 
“mal menor”. “Viene impuesto desde Europa” es el argumento por 
excelencia. “Europa no es el paraíso, pero la destrucción de Europa 
sería peor.” Pero yendo de lo menos malo en lo menos malo, se acaba 
llegando al final a “lo peor”. Hace dos años, se decía a los griegos, 
venga, ¡una pequeña cura de austeridad y todo irá bien! ¿Por cual vamos 
ya? ¿Por la octava?
¿Cuáles podrían ser los lemas de la "alianza social y política" que propone?
Este proyecto global comienza 
explicando que existe una alternativa a las políticas de austeridad. De 
una manera popular, significa romper con el discurso del capital: "los 
beneficios no son lo suficientemente elevados y los salarios son todavía
 demasiado altos". ¿Por qué no dicen lo contrario, que los salarios no 
son suficientes y que los beneficios son demasiado grandes?
Obviamente con esto no basta. Una 
izquierda auténtica debe revertir el desorden social producido por los 
monopolios, plantear estrategias para asegurar el máximo empleo y 
estabilizar y garantizar salarios decentes con un crecimiento paralelo 
al de la producción de trabajo social.
Esto es sencillamente imposible sin la 
expropiación de los monopolios. Para ello es necesario la 
nacionalización de sectores clave de la economía. Las nacionalizaciones 
son, en una primera etapa, estatalizaciones, transferencia de la 
propiedad del capital privado al Estado. Pero la audacia consiste en 
proponer planes de socialización de los monopolios nacionalizados.
Tenga en cuenta estos monopolios que 
controlan la agricultura aguas arriba y aguas abajo, las industrias 
químicas, por un lado, los bancos y cadenas de venta al por menor por el
 otro... Si se estatalizan, se puede haber representantes en la 
dirección de los agricultores, de los trabajadores de las tiendas de 
comercialización, de consumidores así como de autoridades locales (que 
participen en ámbito medioambiental, así como... en la escuela, la 
vivienda, los hospitales, urbanismo, transporte, etc.)
Pero una economía socialista no se 
limita a la socialización de su gestión. Debe integrar la relación entre
 el hombre, la naturaleza y la sociedad. La dimensión destructiva de la 
acumulación de capital es ahora mucho más grande que la dimensión 
constructiva. Continuar de la misma manera que ofrece el capitalismo es 
destruir al individuo, la naturaleza y a los pueblos. El socialismo no 
es el capitalismo sin capitalistas.
Es necesaria una "desfinanciarización".
 Un mundo sin Wall Street, parafraseando el título de un libro de 
François Morin [2]. Es evidente que la nacionalización y la 
socialización implica a los bancos. Esto también implica necesariamente 
la supresión pura y simple de los fondos especulativos y la abolición de
 los fondos de pensiones, que se han convertido en los principales 
actores de la financiarización. Su supresión debe hacerse en beneficio 
de los sistemas de pensiones por reparto.
Pero podríamos repensar el sistema 
bancario. En las últimas décadas, el sistema bancario se ha vuelto 
demasiado centralizado y las direcciones socializadas tendrían 
demasiados intereses en conflicto que unir (entre los que proporcionan 
crédito y aquellos que lo reciben). Por lo tanto, se podría concebir un 
"banco de la agricultura", dirigido por una junta directiva compuesta 
por las partes interesadas mencionadas anteriormente. O un "banco 
industrial", que se uniría a directivas de clientes industriales, de 
centros de investigación tecnológica, de servicios de vigilancia de los 
efectos ecológicos ...
¿Cómo ve el papel de los movimientos como Occupy, los indignados y los sindicatos en la lucha contra los monopolios?
Que exista en los EEUU un movimiento 
como Occupy Wall Street es una señal magnífica. Que no se acepte sin más
 las afirmaciones de que “no hay alternativa” y “la austeridad es 
obligatoria” es muy positivo. Lo mismo con los indignados en Europa. 
Pero son movimientos que siguen siendo débiles, que no buscan 
suficientemente las alternativas. Los sindicatos juegan un papel 
importante, pero deben redefinirse. No creo que las consignas de hace 
cincuenta años sigan siendo válidas y eficaces. Tuvo lugar un cambio. 
Hace cincuenta años, el 80% de la clase obrera se mantenía relativamente
 estable y el 20% e inestable - en especial las mujeres y los 
inmigrantes. Casi no existía paro, del 3%. Hoy, sólo un 40% tiene un 
empleo estable, el 40% uno precario y el 20% están desempleados. La 
situación es radicalmente diferente.
Por tanto los sindicatos no pueden 
limitar las reivindicaciones que afecten a la mitad de la clase 
trabajadora. Es imperativo tener en cuenta los derechos de los parados y
 precarios. En este último grupo existe un mayor porcentaje de 
inmigrantes, una mayor proporción de mujeres, jóvenes, con todo lo que 
esto supone un problema para la unidad. Para converger estas luchas, es 
importante reconocer la diversidad y, en cierta medida, sus intereses 
propios.
Usted insiste en el hecho de que es marxista y no  neomarxista...
Los neo-marxistas quieren romper con el
 marxismo histórico. Quieren ir "más allá de Marx". Tampoco me considero
 "paleomarxiste", es decir, alguien que sostiene de manera incondicional
 el marxismo histórico, alguien que se convierten en sacerdote del 
marxismo, que sólo conoce los textos sagrados y los comenta sin fin. 
Leyendo entre líneas, tratan de encontrar respuestas a los problemas 
actuales que no se planteaban en aquel momento.
Ser marxista, es partir de dos grandes 
contribuciones elaboradas por Marx. En primer lugar, la crítica de la 
realidad. Pero la realidad situada en su época. Aunque el capitalismo 
actualmente ya no es lo que era, sigue siendo fundamental la crítica del
 capitalismo. En segundo lugar, la crítica de la imagen ideológica del 
capitalismo, es decir, de la teoría económica y del economismo.
Ser marxista significa necesariamente 
ser comunista, porque Marx no disociaba la teoría de la práctica - de la
 participación en la lucha por la emancipación de los trabajadores y los
 pueblos. Y también significa ser un comunista internacionalista. No es 
posible cambiar el mundo olvidando a la mayoría de los pueblos, 
especialmente a los de la periferia.
Samir Amin
 es economista. Es director del Foro del Tercer Mundo en Dakar y autor 
de muchos libros, incluyendo el desarrollo desigual: ensayo sobre las 
formaciones sociales del capitalismo periférico, Editions de Minuit, 1973, 
La
 Desconexión, El Descubrimiento, 1986, y más recientemente, ¿Salir de la
 crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis? Tiempo de 
cerezas, 2009 y El mundo árabe a largo plazo: ¿La "primavera" árabe? 
Tiempo de cerezas, 2011. 
Entrevista realizada por Ruben Ramboer es redactor en jefe del periódico Solidaire.