“Dossier”, único en su estilo en la televisión venezolana, es una herramienta necesaria, que brinda información de actualidad, en un lenguaje directo y de fácil compr
Transmite humildad, vocación, simplicidad y entrega. La de la
tierra y el campo donde ha laborado (y continúa haciéndolo) desde muy
pequeño. Diego Cañamero ha participado en un acto público de apoyo al
SAT organizado en la Universitat de Valencia por Intersindical
Valenciana.
El autorretrato de Cañamero coincide con la onda que traslada desde
un primer momento a su interlocutor. “Me considero bastante cristiano;
una persona sencilla y humilde, bastante tímida y que cree en la
justicia social”. ¿Y la política? “La veo como un servicio a los demás”,
sentencia. De entrada, Cañamero abona su trayectoria con la década
(intermitente) en la que ocupó la alcaldía de El Coronil (Sevilla), en
la que –recuerda- “nunca pasé al Ayuntamiento dietas ni cafés”. Y cobraba menos que cualquiera de los 65 empleados que trabajaban en el consistorio.
El portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) nunca ha ido a la escuela. Pero su discurso, llano y radical, comunica mucho
más que palabras y palabras de la jerga academicista. Cuando asiste a
tertulias televisivas (de extrema derecha o no), mantiene el pulso
firme, la posición inamovible y la denuncia de la pobreza (“somos de la
extrema necesidad”) ante las insidias de los periodistas. Su voz no es
la del tertuliano que tira de twitter o argumentario del partido, sino
la del jornalero que empezó a trabajar en el campo a los ocho años, hijo
de padres también jornaleros y con 11 hermanos. Hasta hace una semana,
el sindicalista continuaba trabajando en la aceituna. Ahora cobra la
correspondiente prestación.
Diego Cañamero es, junto con Juan Manuel Sánchez Gordillo, la cabeza
visible del SAT, un sindicato que se diferencia totalmente (en la teoría
y en la práctica) de las organizaciones sindicales mayoritarias. En el
SAT convergen comunistas, anarquistas, nacionalistas, cristianos,
marxistas….Su ámbito de actuación es Andalucía, donde cuenta con 20.000
afiliados. “No se trata de un sindicato tradicional sino, más bien, de
un movimiento social que interviene en cuestiones laborales, pero
también en problemas ambientales, la vivienda, la lucha contra la
pobreza, por la tierra o el pacifismo”, aclara Cañamero.
En la práctica del SAT domina la “acción directa” (“un sindicato a
pie de tajo”, se subtitula la página web). Tal vez por ello, aseguran en
los actos públicos, “somos el sindicato más represaliado de Europa”.
Diego Cañamero refresca los números: 800 procesados en la actualidad;
peticiones de cárcel por valor de 130 años, y multas y fianzas por una
cuantía de un millón de euros. El portavoz del sindicato recuerda que se
ha declarado “insumiso judicial” con varias penas sobres sus espaldas y
citaciones judiciales que constantemente desatiende.
La interpretación de la crisis que hace Cañamero tampoco se pierde en
exquisiteces retóricas, tecnicismos y gráficos con sibilinas variables.
Expresa razonamientos directos y desnudos: “No hay nada nuevo; el
sistema capitalista siempre está en crisis; tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y
la economía artificial, los gobiernos se han apresurado a arrebatarle
al pueblo sus derechos, conquistados tras 30 años de lucha; la crisis
es, de hecho, una mera excusa para los ajustes, la reforma laboral o los
recortes en las pensiones”. Su modo de hablar evoca la de un
catedrático de Estructura Económica y gran humanista, José Luis
Sampedro, que señalaba las ignominias del capitalismo con la sencillez y
la pedagogía con la que el sabio se dirige a los niños.
Pero Diego Cañamero es ya un jornalero con largo recorrido político.
En el año 1976 fue uno de los fundadores del SAT, con Paco Casero,
Diamantino García y otros compañeros. Durante los diez años en que fue
alcalde de El Coronil, recuerda que promovió la democracia participativa
y la construcción de vivienda protegida (en venta o alquiler). Abandonó
después el cargo para empeñarse por completo a la labor sindical. Fue
secretario general del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) entre 1984 y
2007, año en el que pasa a desempañar la portavocía nacional del SAT
(en la que continúa hoy).
La figura de Cañamero hace tiempo que ha adquirido relevancia
estatal, aunque su ámbito de actuación política se centra en Andalucía.
“Yo no viví la época de la II República pero la propiedad de la tierra
andaluza está concentrada en menos manos que entonces; la cosa ha
cambiado muy poco; aunque es cierto que, gracias a la tecnología, una
hectárea de trigo produce mucho más rendimiento hoy que en los años 30”.
Y en un contexto, advierte, que causa escalofrío: Tasas de paro que
alcanzan el 37% (67% de desempleo juvenil) y 2 millones de personas por
debajo del umbral de la pobreza en Andalucía.
La herramienta básica del SAT para afrontar la “cuestión agraria” es
la “acción directa”. De ahí la ocupación de tierras y fincas como la de
Somontes (Córdoba), de 400 hectáreas, en marzo de 2012, que su
propietario –la Junta de Andalucía- tenía sin explotar. Destacan
asimismo, tras una década de lucha, las 1.200 hectáreas (cortijo de El
Humoso) del municipio sevillano de Marinaleda, donde funciona una
cooperativa agrícola desde 1997, que abarca además procesos industriales
y de transformación. Similar coherencia entre teoría y métodos revisten
las ocupaciones de grandes supermercados, como Carrefour y Mercadona,
en agosto de 2012, ampliamente criminalizadas por los medios de
comunicación. El SAT también ha impulsado directamente la cooperativa
“Tierra y Libertad”, dedicada al turismo rural, iniciativas de carácter
ambiental y a la formación social.
Con estos principios y esa praxis, la interacción con otras
instituciones más conservadoras se antoja difícil. Por ejemplo, con los
sindicatos mayoritarios. “No tenemos ningún contacto con ellos; con la
Junta de Andalucía la frialdad de las relaciones es absoluta ya que,
además, participa en la represión; en el mismo sentido, el Ministerio
del Interior ha dado la orden de acabar con nuestro movimiento”, explica
Cañamero. Quien, pese a la adversidad de los elementos, persiste en la
lucha. Ahora, volcado con las marchas de parados (también de
trabajadores) que confluirán el próximo 22 de marzo en Madrid con tres
consignas: “No al pago de la deuda; la oposición a la política de
recortes; y la dimisión de los gobiernos que fomentan la austeridad y de
la Troika”.
Diego Cañamero ya no es, por lo demás, una persona anónima para la
gente común. Las ocupaciones de supermercados el pasado verano atrajeron
los focos de tertulias televisivas y otros foros mediáticos, que veían
en estas acciones un reclamo para las audiencias. Pero ciertamente,
subraya el sindicalista, “se utilizan las tertulias para ridiculizar
nuestra lucha y pintar nuestras acciones como extremas ante
la sociedad”. ¿Por qué participa en estos debates? “Son plataformas de
la burguesía que nosotros utilizamos para que la sociedad pueda acceder a
nuestro discurso; ellos, por el contrario, venden con nuestra presencia un supuesto pluralismo informativo; pero si no vamos, nos resulta imposible defendernos”, aclara.
El pasado 11 de noviembre tuvo lugar en Granada un episodio que
quintaesencia la lucha del SAT y de sus dirigentes. El sindicato llamó a
una concentración en la Plaza Nueva contra el macrojuicio en el
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía por la ocupación de la finca
de “Las Turquillas”, en verano de 2012. Han sido procesadas 54 personas,
contra quienes pesan imputaciones por delito de usurpación, daños y
desobediencia grave, informa el sindicato. Además, se han solicitado
penas de 88 años de prisión y multas por valor de 275.000 euros. Y todo,
“por exigir que la tierra tenga un uso social para crear empleo, en una
comarca azotada por el paro masivo”, aseguran fuentes del SAT en un
comunicado.
“Las Turquillas” es una finca de 1.200 hectáreas cuya titularidad
corresponde a Patrimonio del Estado, aunque está cedida al Ministerio de
Defensa. La mayor parte de la finca se encuentra infrautlizada. Además,
se emplaza en la Sierra Sur de Sevilla, una de las comarcas de
Andalucía con tasas de paro más elevadas. De hecho, todos los partidos
(incluido el PP cuando estaba en la oposición) demandaron que la finca
pasara al Ayuntamiento de Osuna con el fin de darle un uso social a la
tierra, añade la nota del SAT. Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez
Gordillo se encuentran entre los procesados (no se presentaron a
declarar, al igual que 51 de los 54 encausados).