12/1/2013
Existen
ideas un tanto confusas, y a veces muy mitificadas, de lo sucedido en
Islandia desde 2007. Intentaremos sintetizarlas aquí y compararlo con
las luchas en Albania
La privatización de recursos y la especulación
de cuatro entidades bancarias – principalmente con la vivienda –
condujo a un colapso financiero. Se nacionalizaron tres de los bancos y
la deuda pública empieza a dispararse. Lo cierto es que dos de esos
bancos volvieron a privatizarse al poco tiempo, al pasar a manos de los
acreedores, y sólo uno (Landsbanki) es propiedad del estado. En 2008, el
parlamento decide pagar la deuda con Gran Bretaña y Países Bajos, sus
principales acreedores bancarios. Comienzan las protestas populares. El
primer ministro Haarde negocia un rescate al FMI para pagar la deuda
externa, a cambio de brutales recortes. Pero la presión popular, que iba
in crescendo y ya era masiva, obliga al gobierno islandés (conservador)
a convocar un referéndum sobre la deuda. El pueblo decidió que no
pagaba.
Se convocan elecciones anticipadas y vencen los socialdemócratas
(Jóhanna Sigurdardóttir). Se crea una Comisión de Investigación especial
del Parlamento para esclarecer lo sucedido, y se lleva ante los
tribunales al exprimer ministro Haarde y al exgobernador del Banco
Central Islandés. La policía empieza a detener a algunxs de lxs
principales banquerxs, y muchos cargos ejecutivos bancarios se enfrentan
a pleitos millonarios.
Es decir, se decidió en teoría: 1) que lxs ciudadanxs no pagarían la
deuda bancaria, 2) que se investigaría y juzgaría a los responsables, y
3) que el estado no pagaría la deuda contraída por los bancos. Lo cierto
es que esto se ha traducido en la práctica en que 1) la mayoría de lxs
ciudadanxs no han podido condonar su deuda; 2) sólo se ha condenado a
penas menores a responsables de tercera fila; ningún responsable
político ha recibido condena de ningún tipo; 3) el FMI sigue
monitorizando la economía de Islandia[1].
Al mismo tiempo, uno de los movimientos ciudadanos crea un Fórum
Nacional en forma de asambleas de ciudadanos, que será el germen de una
Asamblea Constituyente creada en 2010 y retransmitida públicamente por
internet encargada de redactar una nueva constitución. Para ello se
designó primero a 1.200 personas de manera aleatoria, que luego pasaron a
ser 950, después 500 y finalmente sólo 25, que conformaron un Consejo
Constitucional. El parlamento aceptó en junio de 2010 este
procedimiento, y nombró un Comité Constitucional para supervisarlo. El
29 de julio de 2011 el Consejo presentó ante el parlamento su borrador
de nueva constitución. El parlamento decidió por votación – los
representantes del partido conservador votaron en contra – organizar un
nuevo referéndum no vinculante para aprobar “reformas en la
constitución”. Ganó el “sí” a esas reformas.
A
su vez, en abril de 2011 tuvo lugar otro referéndum – una práctica
absolutamente exótica en nuestro estado [español] – para el pago de la
deuda exterior. De nuevo venció el “no” a pagarla, con lo que el
gobierno inglés y el danés decidieron llevar el caso a los tribunales
europeos competentes. La inexistencia de medidas realmente
transformadoras ha hecho que la economía islandesa no esté creciendo.
Esto hace que, según las encuestas, es más que probable un triunfo del
partido conservador – el mismo del juzgado Haarder, que a su vez quedó
absuelto, y el mismo partido que llevó a la crisis – en las próximas
elecciones de abril de 2013.
En el caso de Islandia no puede hablarse en un sentido estricto de
una revolución, sino más bien de la búsqueda de un conjunto de reformas
puntuales para retornar a la situación anterior a 2007, reformas que ni
siquiera se llevaron a cabo en sentido estricto. Se trata de un
movimiento eminentemente ciudadano, articulado en torno a
manifestaciones, caceroladas, asambleas deliberativas e iniciativas
legales, con escasa fricción con los aparatos del estado.
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El caso de Albania, ocultado y deformado de manera interesada por los
medios de comunicación occidentales, es otra cosa[2]. El régimen
comunista albanés se desintegró en 1990. Surgieron dos partidos,
alimentados ambos por figuras del régimen: el Partido Socialista y el
Partido Democrático conservador. El líder de este último, Sali Berisha –
hombre de confianza de Enver Hoxha – ganó las elecciones en 1992.
Berisha inauguró su gobierno presentando un plan para la total
privatización de la economía. La tierra fue privatizada, las empresas
estatales cerradas o vendidas a pulpos extranjeros y se produjo un feroz
endeudamiento guiado por el FMI para financiar importaciones en masa.
En virtud de este ‘plan’, Albania fue considerada por la banca
internacional como uno de los modelos exitosos de transformación de los
ex estados obreros a la “economía de mercado”; tuvo el respaldo absoluto
y privilegiado del gobierno imperialista yanqui - era el mayor receptor
de ayuda per cápita de Estados Unidos en Europa del Este – y actuó a
cambio como peón de su diplomacia. En este contexto de maniobras
ultraliberales de la “transición albana” – tan similar a la española, y
hasta ese momento también tan “modélica” –, se dio manga ancha a toda
una serie de empresas financieras ligadas al gobierno que funcionaban de
manera piramidal.
A principios del año 1997, decenas de miles de albaneses han perdido
todo por la bancarrota de la empresa financiera Vefa Holding. Esta
compañía, proponiendo fantásticos tipos de interés (del 35% al 100% en
un mes) atrajo fondos de todo el país. Lxs albanesxs vendieron sus
posesiones para invertir en esa sociedad y en otras similares, que
trabajaban conforme a esquemas piramidales, donde los depósitos de los
nuevos inversores servían para pagar los intereses de los anteriores.
Hasta que la ‘cadena’ piramidal se quebró y con ella toda esas empresas,
con lo que el 70 ó el 80 por ciento de las familias albanesas se vieron
de golpe despojadas de sus ahorros.
Las manifestaciones empiezan a sucederse en todo el estado albanés.
El Partido Socialista, ahora en la oposición, quiso utilizarlas en su
beneficio, intentando ponerse a la cabeza de un movimiento pacífico como
en Belgrado o Sofía años antes. Pero pronto quedó claro que las masas
populares querían otra cosa. Comienzan a sucederse los incendios; se
queman los ayuntamientos de Lushnje, Berat, Vlore, Peshkopi, etc., las
comisarías de Berat, Elbasan, Kuçove, Laç, etc., se asaltan bancos,
algún políticx es apaleado y encerrado por la fuerza en el estadio
municipal (Lushnje). La represión policial es especialmente cruda en
Vlore, donde muere un manifestante, y también algún policía. El 28 de
febrero lxs manifestantes de esta ciudad asaltan el cuartel general de
los servicios secretos (SHIK) y lo incendian con granadas. Mueren 3
agentes. Los rebeldes avanzan, asaltan los cuarteles del ejército y
saquean las armas sin oposición alguna. Al día siguiente se asaltan
depósitos de armas y municiones y cinco barracones del ejército. La
insurgencia armada comienza a extenderse desde Vlore a ciudades vecinas.
Por todo el país se siguen produciendo incendios y asaltos de
comisarías, cuarteles, bancos y centros comerciales de las empresas
financieras quebradas. El 2 de marzo el gobierno de Berisha declara el
estado de emergencia, y recibe de Alemania un millón de marcos. Lxs
insurgentes se hacen fuertes especialmente en el sur y suroeste de
Albania (Stjar, Sarande, Gjirokaster). El ejército italiano apoya a
Berisha y realiza intervenciones relámpago en la zona costera. En
Sarande, a 300 km. al sur de Tirana, unos 30.000 manifestantes toman las
calles, la aterrorizada policía desaparece, se asaltan las oficinas del
SHIK, se confiscan unos 400 fusiles de asalto, se ataca los juzgados y
las prisiones, de donde se liberan un centenar de presxs. Algo similar
sucede en Gjirokaster, en huelga general desde hace días: se liberan
unos 50 presxs y se incendia la comisaría. Stjar y Sarande son tomadas
por lxs insurgentes, y su movimiento se extiende hacia el norte.
Memaliaj y Tepelene son tomadas. Se crean "Comités de Salud Pública"
ciudadanistas en Vlore, con todos los partidos de la oposición. Estos
Comités proliferan en el resto de ciudades tomadas, y generalmente son
ignorados por lxs insurgentes, que disponen de sus propios mecanismos de
autogobierno. Ante la gravedad de la situación, Berisha propone una
amnistía general si se declara un alto el fuego. Lxs insurgentes desoyen
esta propuesta-trampa.
La revuelta sigue extendiéndose hacia el centro y el norte del país.
En Gramsh, en el centro, lxs rebeldes se apoderan de tres cuarteles, de
una fábrica de armas y queman la comisaría y los juzgados. El aeropuerto
militar de Kuçove es atacado y lxs insurgentes se apoderan de cuatro
cazas MIG. También se toma Poliçan, donde hay otra fábrica de armamento y
munición. El balance de estos combates son 14 heridxs y la deserción de
muchxs soldadxs de Berisha. El 11 de marzo son 16 las ciudades en manos
de lxs rebeldes.
La revuelta se extiende al norte, a Shkoder, donde lxs soldadxs
abandonan los cuarteles, se derriban las puertas de las prisiones, se
devastan los juzgados y se saquean bancos y almacenes. En la capital
Tirana la policía secreta patrulla la ciudad en sus carros blindados,
disparando fuego de ametralladoras. Comienzan combates con lxs
insurgentes en las calles, mueren seis personas, unxs 600 presxs escapan
de las cárceles abandonadas, y se saquean depósitos de alimentos, la
academia de policía y algunas embajadas. La policía y lxs soldados
acaban desertando. Se saquea el puerto de Durazzo. Berisha pone a salvo a
su familia en Italia, y recibe el apoyo logístico y militar del
exterior (en especial Grecia e Italia). Se envía “apoyo humanitario”
desde la UE: 50.000 soldados bien equipados y se ofrece comida a cambio
de armas robadas. Lxs insurgentes, sin embargo, se quedan solxs en
cuanto a apoyo exterior. La revuelta se extiende al este, a Korçe.
Por
todo el país se reproduce la misma dinámica: incendio de bancos y
comisarías, liberación de presxs, toma de armas en bases militares, que
luego se reparten entre la población. Berisha promete triplicar el
sueldo de lxs policías que vuelvan a sus puestos. Mientras, la
propaganda oficial habla de “bandas criminales”, de “terroristas” y de
cientos de muertxs y heridxs, ninguno "por arma de policía". La OSCE
(Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea) negocia con el
gobierno de Berisha y se crea una “misión humanitaria protegida por una
fuerza multinacional bajo mandato de la ONU”. Se inicia la operación
ALBA: se envían 6.000 soldados a los puntos estratégicos. Las tropas
francesas desembarcan en Durazzo el 12 de abril. Una delegación de la
OSCE se reúne con varios representantes de los "Comités de Salud
Pública", que habían realizado un congreso nacional días antes. La
situación se normaliza en Tirana. Se fijan elecciones para finales de
junio, y se nombra un nuevo jefe de la policía secreta (dos de las
reivindicaciones de los Comités de Salud Pública). La policía comienza a
tomar el control en las ciudades levantadas.
Las elecciones se celebran el 29 de Junio, con victoria clara de los
socialistas. Berisha dimite. La política oficial retorna, y el fantasma
de la revolución se aleja. El 12 de agosto, las fuerzas multinacionales
abandonan el país, que ha vuelto “a la calma institucional”.
Lo sucedido en Albania ese primer semestre de 1997 sí apunta a una
revolución malograda. Los ataques de lxs insurgentes se dirigían a
objetivos institucionales claros: edificios oficiales (juzgados,
comisarías, cárceles, oficinas de la seguridad social), bancos e
instituciones financieras, cuarteles del ejército. Se conformó una
resistencia popular armada que creó un vacío de estado y una destrucción
del aparato estatal en muchas de las ciudades del país. Las armas,
alimentos y dinero se saqueaban y repartían entre la población. Pero la
resistencia estatal del gobierno de Berisha, la ayuda armada
internacional, bajo un manto ‘democrático’, ‘humanitario’ y
‘conciliador’, y los "Comités de Salud Pública" atenuaron y acabaron
disolviendo la revuelta.
Ninguna de las dos luchas (ni la de Islandia ni la albanesa) trajeron
consigo un cambio real, únicamente reformas. La primera se movió
siempre en el ámbito del reformismo y no deseó más. La segunda, aunque
planteada como una lucha realmente revolucionaria, y que sí amenazaba
realmente al sistema, no consiguió establecer las redes y los mecanismos
suficientes para perpetuarse ante la magnitud de los poderes nacionales
e internacionales, seguramente porque no consiguió aglutinar al máximo
de población y porque no fue capaz de aportar un modelo coherente de
organización, frente a los "Comités de Salud Pública" que optaban por
integrarse en la política institucional.
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Las dos luchas dejan claro que desde diferentes frentes se puede
atacar la estructura de dominación político-económica. Queda por ver si
existe un modelo intermedio, que aúne la revuelta popular generalizada y
el asalto a las instituciones dadas con mecanismos de decisión y
organización populares que permitan a la revuelta legitimarse ante la
totalidad del pueblo del que surgen.
Tal proceso debe pasar, a nuestro entender, por 1) un abandono
sistemático de posturas e ideologías ciudadanistas – que apoyan a las
estructuras de poder desde dentro, reforzándolas –, 2) la extensión de
una conciencia clara de la injusticia del régimen económico
–capitalista– y político y del deseo real de liquidarlo, y 3) la
creencia firme en la posibilidad de substituir dicho régimen por formas
de vida, de organización y de relación más justas, libres y
equilibradas, fundamentadas en valores éticos diferentes (solidaridad,
apoyo mutuo, reparto equilibrado, libertad individual y colectiva real).
En la base de todo esto debe estar una transformación radical de las
relaciones económicas actuales, en favor de otras que excluyan la
explotación, la competitividad, la acumulación de capital y la
plusvalía.
Notas
[1] Puede verse información bastante contundente al respecto aquí: http://y-el-exhibicionismo.blogspot.com.es/2012/12/que-esta-pasando-realmente-en-islandia.html#.UOSyyqzSp1H
[2] La mejor información al respecto se encuentra en el libro
Albania, laboratorio de la subversión, Aldarull Ediciones, Barcelona.
Puede consultarse la versión inglesa aquí: http://anti-politics.net/distro/download/albania-read.pdf Radio Almania le dedicó un programa de mucho interés: http://relojesrotos.radioalmaina.org/2012/02/29/3-la-revuelta-de-albania-1997/
Contrainjerencia
Los nacionalistas de Convergencia i Unió (CiU), del presidente
catalán Artur Mas, pactaron con los independentistas un texto conocido
hoy que declara a Cataluña como “sujeto político y jurídico soberano”.
El Parlamento catalán, de mayoría soberanista, tiene previsto aprobar
la declaración el próximo 23 de enero, en la primera sesión plenaria de
la nueva legislatura.
Con esta afirmación de soberanía, el gobierno de Mas, quien abrazó el
independentismo en medio de peor crisis económica en décadas, quiere
dar el primer paso para lograr la independencia de la norteña región de España.
La clave del proceso es la celebración de un referendo de autodeterminación en 2014.
Se tratará de la cuarta vez que el Parlamento catalán proclama el
derecho de autodeterminación de Cataluña, aunque en esta ocasión supone
un desafío mayor para la frágil España, sumida en una crisis sin
precedentes y con una parte importante del pueblo catalán movilizado
como nunca a favor de la independencia.
La Constitución española, fija la soberanía nacional en el pueblo
español, y éste es el principal argumento jurídico del gobierno del
presidente Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular (PP), a la hora de rechazar la realización de la consulta.
Sin embargo, para realizar el referendo Mas defenderá, apoyado en la
nueva declaración, que el pueblo catalán, “por razones de legitimidad
democrática”, tiene “carácter de sujeto político y jurídico soberano”.
“No existe legitimidad sin respeto a la legalidad”, respondió hoy la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Mas alzó la bandera independentista tras una masiva manifestación, el
11 de septiembre de 2011, celebrada en Barcelona bajo el lema “Cataluña
nuevo Estado de Europa”.
En el texto difundido hoy con el título “Propuesta de Resolución de
aprobación de la Declaración de Soberanía del Pueblo Catalán”, se
destaca la voluntad histórica de Cataluña de “autogobernarse” y de
“constituirse en un nuevo Estado dentro del marco europeo”.
Según se argumenta, en los últimos años las instituciones del Estado
español “pusieron dificultades” y “negaron” las aspiraciones
democratizadoras de Cataluña y provocaron una “involución en el
autogobierno” regional.
Por estos motivos, el pueblo catalán manifestó su voluntad de superar
esta situación de “bloqueo” mediante la creación de un Estado propio.
El documento pactado por CiU y los independentista de Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC) subrayó que las recientes elecciones del
pasado 25 de noviembre -que dieron mayoría a las fuerzas soberanistas,
con ciertos matices- son una muestra “inequívoca” de esta voluntad.
En ese sentido, CiU y ERC fijaron como objetivo claro la
independencia, alejándose de otras posturas más ambiguas pero de mayor
consenso como el concepto “derecho a decidir”, que también apoyan los
socialistas catalanes y los ecosocialistas de Iniciativa per Catalunya
Verds (ICV).
Si bien declararon a “Catalunya como sujeto político y jurídico,
iniciando el proceso para hacer efectivo el ejercicio del derecho a
decidir”, subrayaron que el objetivo es “hacer efectiva la voluntad de
construir Cataluña en un nuevo Estado dentro del marco europeo”.
Los socialistas catalanes anticiparon que se mantienen abiertos a la
negociación pero no apoyaran el texto actual, al que “le sobra el
proyecto independentista y le falta calidad democrática, capacidad de
diálogo y consenso”, según dijo su líder Pere Navarro en declaraciones a
Catalunya Ràdio.
El Partido Popular y Ciutadans, contrarios a la independencia, no fueron invitados a negociar.