Miércoles, 04 de Diciembre de 2013
Las hondureñas y los hondureños hemos aprendido a vivir en resistencia, acomodando el hambre, la rabia y el dolor.
Cuatro años hace ya del golpe de Estado en Honduras.
Las hondureñas y los hondureños hemos aprendido a vivir en resistencia,
acomodando el hambre, la rabia y el dolor. Miles han muerto ya, otras
miles han sido condenadas a vivir con miedo, entre el espanto y la
ternura de confiar que con la organización y la puesta en marcha de
proyectos políticos comunes se pudiera abrir un sendero rumbo a la
justicia.
Hace unos días en Honduras,
se realizaron elecciones. Las alternativas dicen eran muchas, después
del golpe, para lavarle un poco la carita sucia a la “democracia” que en
medio de tanta muerte y persecución la OEA ratificó.
Se inscribieron tres partidos políticos
nuevos, sin duda una buena coyuntura para romper el bipartidismo
nacionalista/liberal. Sin duda una oportunidad para el pueblo movilizado
que venía sumando sueños, propuestas y espacios de resistencia.
Así se integró al bien llamado partido
LIBRE (Libertad y Refundación) nacido al calor de los debates de la
resistencia contra el golpe; LIBRE junto a las y los libres se
enfrentaron una vez más con los poderes pétreos de la oligarquía
hondureña, representada en la urnas por el Partido Nacional.
Hace unos días en Honduras, tuvimos cerca la victoria. Nos la quitaron dicen unas, ¡fue fraude! dicen otros.
Pero parece que realmente para el pueblo de Honduras
succionado por el imperialismo, ultrajado por el poder fáctico de
empresarios, políticos y apátridas corruptos, lo que decida el pueblo es
lo que menos les preocupa.
Esa noche, del pasado 24 de noviembre,
nos impusieron una nueva dictadura. La estrategia del fraude comenzó
mucho antes de las elecciones; se veía a las señoras más pobres del
barrio cargar con migajas de arroz y frijoles que tenía en cada grano
tatuada la cara de Juan Orlando Hernández (el que dicen es el nuevo
presidente) y más allá del barrio, en las sedes del Partido Nacional las
colas de las pobres para optar a las regalías ofrecidas por el voto.
Hace unos días en Honduras,
llegaron al menos 700 observadoras y observadores. Testimonios abundan
de las formas tan creativas con las que mujeres, hombres, jóvenes,
fueron manipulados para ejercer el sufragio, de las irregularidades
denunciadas que, extrañamente, solo afectaron los votos LIBRES.
Fraudulentamente, violentamente, cínicamente ahora el pueblo de Honduras,
continúa golpeado. Nada podrá cambiar para bien en la tierra que el 24
fue condenada a ser vendida en partes, para sus habitantes que son parte
de la mercancía con la que se negocia. Para las mujeres y hombres que
deben seguir viviendo con miedo y sabiendo que en las urnas fueron
LIBRES.
(Feminista hondureña en R
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