Sábado, 13 de octubre de 2012
Publicamos por su interés el artículo de Peter Franssen, y traducido por Alexandre García. A pesar de no estar de acuerdo con muchas de las valoraciones del autor respecto a China, consideramos que aporta datos muy interesantes de la realidad en el país.
En China, las aguas aún no están tranquilas. A más de un mes desde el cese del dirigente Bo Xilai
de todas sus funciones, la opinión pública china sigue con estupor la
evolución de este asunto, en el que los elementos clave son: abuso de
poder, corrupción, homicidio y espionaje. El expediente Bo Xilai
demuestra que hay algo fundamentalmente falseado en la ideología, la
disciplina y el control en el seno del Partido Comunista Chino.
El asunto empezó el 6 de febrero, cuando Wang Lijun pidió asilo
político al consulado americano de la ciudad de Chengdu. Wang Lijun era
el jefe de policía del municipio de Chongqing, que hoy cuenta con más de
32 millones de habitantes. El líder local del Partido Comunista en la
ciudad era Bo Xilai, estrella ascendente del firmamento político chino,
miembro del Buró Político a la cabeza del Partido Comunista Chino (PCCh)
y personaje destacado del sector más izquierdista del PCCh.
Para convencer a los americanos de que le den asilo, Wang Lijun entrega
información confidencial sobre Chongqing y los asuntos internos del
Partido Comunista. Pero los americanos le niegan el asilo, seguramente
porque estaban convencidos de que así iban a causar más daño al PCCh y a
China. Cuando Wang abandona el edificio, los servicios de seguridad de
la capital le detienen y le deportan a Beijing. Bo Xilai se distanció de
Wang y declaró que se había equivocado con él.
En Beijing, Wang declaró a las autoridades que se había orientado hacia
los americanos porque temía por su vida. El 18 de enero, Wang acudió al
domicilio de Bo Xilai con pruebas de que la mujer de este último, Gu
Kailai, estaba implicada en la muerte del británico Neil Heywood.
Parece ser que en un primer momento, Bo Xilai le dijo a Wang que podría
seguir con la investigación criminal contra su mujer. Pero más tarde se
retractó. El 2 de febrero, Bo Xilai cesaba al jefe de policía y lo transfería al puesto de alcalde adjunto responsable de enseñanza, cultura y ciencia.
La esposa, Gu Kailai, es una abogada que en los últimos años ya
no se ocupaba de su buffet de abogados, sino de todo tipo de trámites
comerciales. Uno de sus socios era ni más ni menos que el británico Neil
Heywood. Heywood fue hallado muerto en la habitación de su hotel en
Chongqing el pasado 15 de noviembre. “Mi investigación”, declaraba Wang Lijun a las autoridades de Beijing, “indica que Heywood ha sido envenenado con cianuro y que Gu Kailai estaba implicada muy de cerca en este crimen.”
Al parecer, el motivo del crimen fue una discusión entre Gu y Heywood
acerca de ciertas transacciones financieras. La Comisión Central de
inspección del PCCh inició entonces una investigación sobre la
corrupción, interesándose especialmente en Gu Kailai, Bo Xilai y su
entorno directo. El mes de marzo pasado, Bo Xilai era cesado en sus funciones
de secretario del partido en Chongqing y miembro del Buró Político. Más
tarde, también sería expulsado del Comité Central del PCCh. Su mujer fue encarcelada
tras ser acusada del asesinato de Neil Heywood. Las autoridades del
partido acusan a Bo Xilai de abuso de poder y de infracción grave de la
disciplina del partido. La investigación del partido así como del poder
judicial aún no han terminado.
Corrupción
El asunto es particularmente penoso para el PCCh, y causa un gran
perjuicio a la reputación del Partido, tanto en China como en el
extranjero. Desvela las debilidades en la organización y la fuerza
ideológica del partido, y ello en un momento en que las contradicciones
en el mundo y en China no dejan de crecer, en el que China debería
disponer de un Partido Comunista disciplinado e inquebrantable para
poder afrontar estas contradicciones. Los dirigentes del partido y del
gobierno Hu Jintao, Wen Jiabao y Xi Jinping han hecho un llamamiento a
reforzar la lucha contra la corrupción y por la moral comunista. Sin
embargo, es el tipo de llamamientos que ya hemos oído en múltiples
ocasiones estos últimos treinta años, y como lo demuestra el asunto Bo
Xilai, estos llamamientos no han tenido resultados probados.
En los años 90, Chen Xitong, jefe del partido en Beijing, tuvo que dejar sus funciones por cargos de corrupción.
En 2005, Chen Liangyu, dirigente del partido en Shanghai, la segunda ciudad más importante del país, acabó en prisión, también por corrupción.
Cada año se inician investigaciones sobre al menos 20.000 funcionarios por los mismos motivos de corrupción.
En 2001, el Banco Nacional de China publicaba un informe en el que se
decía que entre mediados de los años 90 y 2008, funcionarios del partido
y del gobierno sacaron hacia el extranjero cerca de 800 billones de yuanes
(alrededor de 90 billones de euros). Políticos que ocupan altos cargos
utilizan a sus esposas, hermanos y hermanas, sobrinos y sobrinas para
hacer pasar al extranjero dinero proveniente de la corrupción. El año
pasado, se descubrió que el ingeniero jefe del ministerio de industria
ferroviaria había transferido así unos 2.3 billones de euros hacia
Estados Unidos y Suiza.
Aparentemente, la pareja Bo Xilai y Gu Kailai sufrían del mismo mal. Bo
inició su ascenso político en 1992. En aquella época, había sido elegido
alcalde de Dalian, en la provincia septentrional de Liaoning. Se
mantuvo en este puesto durante 10 años, para convertirse luego en
gobernador de la misma provincia de Liaoning. Durante este periodo, la
pareja estrechó lazos de amistad con tres extranjeros: el británico Neil
Heywood, el arquitecto francés Patrick Henri Devillers y el hombre de
negocios sino-americano Larry Cheng. A través de estas tres personas, Gu
Kailai sellaría todo tipo de transacciones comerciales. Entre
2000 y 2003, Patrick Henri Devillers y Horus Kai habían vivido en el
mismo domicilio en la ciudad balnearia británica de Bournemouth, durante
la época en la que se encontraban en Reino Unido por asuntos de
negocios. Horus Kai era el nombre utilizado a menudo por Gu Kailai para
realizar transacciones comerciales en el extranjero.
La pareja también había estrechado amistad con otros dos hombres de
negocios de Dalian: Xu Ming y Wang Jianlin. Xu es un multi-millonario
que dirige el conglomerado Shide Group. Por otro lado, Wang Jianlin es
presidente de la sociedad inmobiliaria Dalian Wanda Group. Xu Ming fue
detenido el 15 de marzo por “delitos económicos”.
Espía
En el año 2005, cuando Bo Xilai fue nombrado ministro de comercio, la
pareja se instaló en Beijing. El británico Neil Heywood también se
instaló allí. Se alojó en una mansión de un elegante barrio de la
capital.
La relación de amistad entre la pareja Bo-Gu y Heywood llegó a durar
hasta 20 años. Durante todo este tiempo, Heywood trabajó para el
servicio de información británico Secret Intelligence Service,
también conocido bajo la denominación MI6. Primero lo hizo directamente
para el MI6, y después, a través de la firma Hakluyt & Company
cuando fue fundada a finales de los años 90. Hakluyt es un servicio de
espionaje privado creado por iniciativa del MI6 junto con oficiales del
MI6. En la oficina de los consejeros de la casa madre de Hakluyt se
encuentran el antiguo jefe de la OTAN, Javier Solana, el antiguo jefe
del Estado mayor del ejército británico, Lord Linge, el antiguo
presidente de Shell, Peter Holmes, y Frank. G. Wisner, antiguo embajador
de los Estados Unidos y gran amigo del ex-dictador egipcio Hosni
Mubarak. Por tanto, Hakluyt no es cosa baladí, sino algo muy gordo. A
través de la pareja Bo y Gu, el espía Heywood estaba profundamente infiltrado en el seno del PCCh.
Gu era la madrastra de uno de los hijos de Heywood. A su vez, Heywood
se las había arreglado para que Bo Guagua, el hijo de Bo y Gu, pudiera
inscribirse en el prestigioso Balliol College de la universidad de
Oxford.
Es particularmente aterrador ver como los servicios de seguridad
internos del Partido y el contraespionaje de la República Popular
permitieron que ello ocurriera durante veinte años. Ello sugiere una
total incompetencia o una enorme laxitud.
En octubre de 2011, durante la sesión anual del Comité Central, el
secretario general Hu Jintao daba un discurso en el que avisaba contra “los encarnizados intentos de Occidente de infiltrar China y nuestro partido”. ¿Pero alguien de los servicios de contraespionaje estaba escuchando realmente cuando se dijeron aquellas palabras?
Ofensiva neoliberal
Las autoridades chinas no parecen haberse percatado de la forma con la que el liberalismo, el “dejar pasar, dejar hacer”,
son alentados en el seno del partido por el neoliberalismo que, desde
la economía privada y algunos medios académicos, conoce un éxito
creciente. El neoliberalismo pretende propagar una ideología afirmando
que el partido ya no está en condiciones de seguir con el milagro
socioeconómico de los últimos treinta años. El asunto Bo parece darle la
razón a los neoliberales. Allá donde se juntan el asunto Bo y la
ideología neoliberal, la autoridad del partido se derrumba. Y, pese a
ello, los neoliberales prosiguen con su actividad en toda impunidad,
atacando la fortaleza del socialismo.
Este mes de febrero se publicaba un informe de 470 páginas del Banco Mundial titulado “China en 2030 – el establecimiento de una sociedad armoniosa, creativa y con elevados ingresos”. He aquí algunos extractos de este informe:
· “El gobierno debe limitar su papel en el mercado,
en la concesión de los créditos así como en la producción y la
distribución. Debe centrarse en la financiación de los servicios
públicos, la protección del medio ambiente y la puesta en pie de un
entorno propicio para el desarrollo del sector privado.”
· “China debe adaptar su estrategia de desarrollo, ahora
que está entrando en una nueva fase de crecimiento económico. La
adaptación tiene que ver en primer lugar con una modificación del papel del mercado, el sector privado y la sociedad
en su conjunto. El gobierno debe retirarse de la producción, la
distribución y la atribución de las materias primas y la mano de obra.
Debe centrarse en la creación de un marco que permita a los demás tomar
decisiones en el desarrollo económico.”
· “A lo largo de las próximas dos décadas, China se verá
enfrentada a numerosos desafíos. El principal de entre ellos es la
transformación del papel de las autoridades: de participante activo en
la vida económica hacia un marco institucional que esté al servicio de
un mercado competitivo.”
El lector habrá notado que se trata de alegato a favor de un capitalismo
liberal, tal y como lo conocemos en Occidente, en el que las
autoridades son marionetas del sector privado, mientras se tiene a la
población con la soga en el cuello. El informe es un extenso alegato
neoliberal que afirma que China sólo tendrá porvenir si abandona su
modelo actual para adoptar la economía de libre mercado. En un momento
en que China evoluciona rápidamente, desde una sociedad que produce en
masa mercancías con bajo valor tecnológico, hacia una sociedad
innovadora en la que el sector servicios juega un papel más importante, “la
intervención del Estado en la economía puede ponerle trabas al
crecimiento. Es por ello que la política debe orientarse hacia un papel
más importante del sector privado. Hay que partir del principio de que
el mercado es lo suficientemente maduro para repartir los medios
disponibles de manera eficaz y que las firmas privadas son lo
suficientemente fuertes e innovadoras como para competir en la arena
internacional en sectores tecnológicamente avanzados.”
Tenemos que detenernos en este punto. Concretamente, en la descripción de “mercado maduro”.
El hombre que más ha influenciado este informe es Robert Zoellick,
presidente del Banco Mundial. Antes de ser nombrado presidente en 2007,
había sido vice-ministro de asuntos extranjeros con Bush padre. Pero
también fue director general de Goldman Sachs – el banco americano que
aún cuenta con otros antiguos servidores en importantes puestos
políticos tanto en Estados Unidos como en el seno de la Unión Europea.
Zoellick también es un antiguo vice-ministro de Fannie Mae, la compañía
de seguros hipotecarios en Estados Unidos. Goldman Sachs y Fannie Mae
son dos importantes actores del “mercado maduro” y, como tales,
fueron dos importantes detonadores de la crisis financiera de 2008 que
ha conducido a la miseria financiera y económica que hoy empuja a la
gente al suicidio en Grecia y que, según un reciente informe del
periódico Le Monde, está provocando un rápido aumento del trabajo
infantil en Italia. Cuando Zoellick, vástago de los principales círculos
de usureros financieros de Estados Unidos, da consejos económicos y
financieros a las autoridades políticas de China, no está de más tener
cierta prudencia.
Zoellick también proviene del PNAC. Son las siglas en inglés de Project
for a New American Century (proyecto por un nuevo siglo americano),
sociedad creada en 1991 que ha obrado a favor de la hegemonía de los
Estados Unidos en el mundo y que dio forma a la política belicista de
Bush padre e hijo. He aquí entonces al hombre que se encuentra detrás
del informe del Banco Mundial sobre China. Un burgués ultra-liberal y
agresivo dispuesto a asestar un golpe de muerte al socialismo chino, y
cuanto antes mejor (al menos en lo que a él respecta). Y sin embargo…
este informe del Banco Mundial ha sido también co-redactado por el
Centro de Investigación y Desarrollo (CID) del Consejo de Estado, una comisión de expertos del gobierno chino. ¿Perdón?, estaréis diciendo.
Que en diez años de funcionamiento, el Banco Mundial haya realizado
cosas positivas en China, eso nadie lo niega. El Banco está en el origen
de la reforestación de una meseta de loess desértico tan grande como
Francia. Ha proporcionado excelentes servicios en la erradicación de la
tuberculosis, en el financiamiento de pequeñas escuelas rurales y en
proyectos medioambientales.
Pero la cosa cambia cuando una comisión de expertos del gobierno se une a
un alegato capitalista que se podría encontrar perfectamente en un
manual de Friedrich von Hayek. La cosa también cambia cuando cuadros
superiores de la administración gubernamental suscriben la ideología
neoliberal del Banco Mundial. Durante el otoño pasado, Jin Liqun, cuadro
del CID y antiguo vice-ministro de finanzas, se cubría de ridículo
declarando en una entrevista a la cadena Al-Jazeera que la crisis
financiera y económica en Europa Occidental se debía a la pereza de la
población trabajadora. El año anterior, había explicado en un vídeo
publicitario del Banco Mundial que “los éxitos de China no habrían sido posibles sin el Banco Mundial”,
escamoteando así que el arquitecto del éxito socioeconómico chino no
era el Banco Mundial, sino el Partido Comunista. El secretario general
del CID, Lu Mai, dijo por su parte: “El Banco Mundial va a ayudar a China a convertirse en una economía de mercado que transformará completamente China”.
Lu Mai no da cuenta de que China tiene una economía socialista de mercado, cosa muy distinta de una “economía de mercado de pleno derecho”
(entiéndase: libre). En una economía de libre mercado, la economía y el
Estado son sometidos a los intereses de las mayores empresas privadas y
el conjunto de la población debe vivir y trabajar lo necesario para que
las grandes empresas privadas puedan ganar la batalla de la
competitividad. En la economía socialista de mercado, el Estado y las
grandes empresas estatales dirigen las diversas formas de propiedad de
la economía (propiedad estatal, cooperativa, individual, privada,
extranjera) y las autoridades estimulan el desarrollo de la economía
privada en el marco de los objetivos económicos y sociales establecidos
por las autoridades en planes a corto y a largo plazo. En la economía de
libre mercado, las crisis son inevitables porque cada capitalista
comprime los salarios de sus trabajadores, lo que hace que la población
termine disponiendo de ingresos insuficientes para poder comprar los
productos que ella misma ha fabricado. De ahí que, en estos últimos
años, bajo el capitalismo la tasa de crecimiento se ha aproximado al 0%,
mientras que en China, se sitúa aún entre el 8 y el 10%. No obstante,
resulta penoso ver cómo en algunos círculos intelectuales chinos brilla
por su ausencia un análisis del sistema, tanto en lo relativo a su
propio sistema como al del capitalismo en Occidente. Ello desemboca en
discursos neoliberales del tipo Jin Liqun sobre la pereza de los
trabajadores occidentales.
Las concepciones neoliberales constituyen una corriente minoritaria en
China. Siempre han existido desde mediados de los años 80 en las altas
esferas del aparato del partido y del gobierno. En cada acontecimiento
crucial, vuelven a salir a la superficie y tratan de ganar terreno. Un
acontecimiento de tal importancia es el XVIII congreso del partido,
que se celebrará en otoño. Hoy en las provincias y regiones autónomas,
se celebran congresos locales del partido, en los que se designan a los
delegados que se mandaran al congreso nacional. Los neoliberales
tratarán de incidir en este proceso. En el plano económico, tienen dos
objetivos: el papel del Estado en la economía y la existencia misma de
las grandes empresas estatales.
Abogados del capitalismo
En el momento de la aparición del informe del Banco Mundial titulado “China en 2030”,
tenía lugar en Davos (Suiza) la cumbre anual del Foro Económico
Mundial, un encuentro elitista que reúne a cerca de 2000 personalidades
eminentes de las multinacionales, los bancos y los partidos políticos.
Este año también se invitó a un grupo de chinos. Durante el almuerzo del
27 de enero, organizaron un encuentro con la prensa. El Wall Street
Journal (¿quién sino?) informaba: “Han declarado con un tono severo
que las reformas encaminadas hacia el mercado libre fueron bloqueadas y
que la parte del Estado en la economía no deja de crecer […] Un conocido
portavoz de los sectores favorables a las reformas, Hu Shili, ha
calificado el hecho de que estas reformas vayan a rastras como el mayor
peligro para la economía china. El profesor Zhang Weiying, de la
Universidad de Beijin, le salió al paso diciendo: ‘Necesitamos hombres políticos favorables a las reformas y a los emprendedores privados’
[…] John Zhao, el patrón de la sociedad china de fondos privados Hony
Capital, ha explicado que seguía siendo muy optimista y que esperaba que
los dirigentes chinos fueran a emprender de nuevo el camino de las
reformas. La cuestión está en saber si tendrán el valor para hacerlo,
añadió.”
El 25 de marzo, en la ciudad de Guangzhou (sureste de china) se
celebraba el foro anual de Lingnan. Se trata de una reunión de
economistas organizada por la Universidad Sun Yat-Sen y el periódico
Caixin, portavoz de los empresarios privados. Wu Jinglian tomó la
palabra en aquel encuentro. Wu es un anciano que en los años 90 fue el
consejero económico del primer ministro Zhu Rongji. Hoy es consejero del
CID es el Consejo de Estado, el mismo centro que firmó el informe del
Banco Mundial. Estos últimos años, Wu Jinglian se ha convertido en un
abogado entusiasta del capitalismo. En Guangzhou, abogó a favor de que
el Estado se retirara de la economía. En aquel foro también estaba
presente Xu Xiaonian. Un mes antes, también había tomado la palabra en
Davos. Xu es profesor en la China Europe International Business School
de Shanghai. Su cátedra es financiada por el banco español Santander.
Anteriormente, Xu Xiaonian había trabajado como economista en jefe del
banco de negocios americano Merrill Lynch. En Guangzhou, Xu declaró: “La cosa más importante que puede hacer el Estado, es ocuparse menos de la economía.”
Tres días más tarde, el periódico Caixin publicada un editorial anónimo
que decía que, en caso de que las grandes empresas estatales fueran a
salir a la venta para el sector privado y lo inversionistas extranjeros,
éstas valdrían 30 000 billones de yuanes. “Actualmente, esta riqueza
está en manos de las 200 mayores empresas estatales […] Las empresas
estatales no son su propiedad privada. Las empresas estatales pertenecen
al pueblo. La reforma de las empresas estatales debe ser objeto de una
discusión abierta y no puede rechazarse por consideraciones ideológicas.”
Reforma política
Naturalmente, la privatización de las empresas estatales no tendrá ni la
más mínima oportunidad de triunfar en el XVIII congreso del partido.
Primero por consideraciones ideológicas, y luego porque sin las empresas
estatales, el socialismo chino estaría amenazado de muerte. En el seno
de los círculos dirigentes del partido y del gobierno, existe
definitivamente un análisis pormenorizado de los distintos sistemas
económicos, tanto del capitalismo contemporáneo como del socialismo con
características chinas. Este análisis se traduce en las líneas
siguientes, publicadas en Qiushi, el periódico teórico del partido: “Los
neoliberales han puesto la mano invisible de Adam Smith en un lugar tan
elevado que creen que esta mano puede resolver todos los problemas
económicos. Piensan que el Estado no tiene ningún papel económico,
excepto el de crear las mejores condiciones para que esta mano invisible
pueda actuar. La crisis financiera en occidente demuestra sin embargo
que están equivocados. Es muy importante que no abandonemos el sentido
de esta convicción cuando hablamos de las funciones del mercado.” Esto explica el por qué, como se puede leer en otro artículo, “hemos
votado en 2008 la ley sobre las empresas estatales, ley que estipula
que estas empresas juegan el papel más preponderante en la economía
nacional”.
El problema es que estos análisis y posiciones no se difunden hacia
abajo más que con cuentagotas y que, justo por debajo del nivel político
más elevado, las posiciones antimarxistas ganan terreno sin toparse con
una fuerte oposición. La dirección del partido habla con cada vez mayor
insistencia de reformas políticas, en relación a lo que sigue: debe
haber una mayor implicación de los sub-niveles en la elaboración de la
política, de manera que los complejos elementos de análisis marxista se
desarrollen de arriba hacia abajo y que el contenido de lo que el
partido llama “modelo científico de desarrollo” penetre hasta el
fondo. Si esto no se hace, veremos aparecer, en la coyuntura en la que
se encuentra hoy China, un proceso espontáneo de aburguesamiento en el
plano de las ideas y las concepciones políticas, y entonces la corriente
neoliberal cobrará fuerza permanentemente. Y ello, occidente lo
alentará empleado numerosos medios y efectivos.
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