Correo del Orinoco.
A dos años de los
bombardeos de la OTAN y el asesinato del Coronel Muammar Al Gaddafi,
Libia se encuentra a día de hoy sumida en el caos y la violencia
ejercida por grupos de mercenarios armados que tratan de hacerse con el
control de las zonas petrolíferas.
A esta grave situación de inestabilidad hay que añadir que el
llamado “Gobierno provisional”, instaurado por las potencias
imperialistas que financiaron y participaron en la muerte y
derrocamiento del líder libio, anunció este jueves que revisará las
leyes y reglamentos nacionales para ajustarlos a la ‘sharia’ o ley
islámica, según un documento del ministerio de Justicia.
El texto anuncia la creación de un “comité encargado de revisar la
legislación existente y proponer enmiendas para no contradecir las
disposiciones y reglas fundamentales de la ley islámica”. Las leyes
enmendadas serán presentadas ante el Congreso General libio.
Esto supone un importante retroceso en cuanto a los derechos de la mujer
y el laicismo en la sociedad libia, una decisión del ministerio de
Justicia que va destinada a satisfacer las reivindicaciones de los
grupos salafistas.
Antes de la guerra imperialista de la OTAN, Libia era un lugar
particular en África por el gran nivel de vida de sus habitantes y la
libertad de las mujeres.
Estas podían ir libremente donde quisiesen, no se tenían que quedar
obligatoriamente cerradas en casa o ir siempre acompañadas por alguien
de su familia. No tenían tampoco por qué estar completamente cubiertas.
El hecho de que en Libia hombres y mujeres se tapasen a veces la cara o
el cuerpo, se debía a una mera y necesaria protección frente al clima y
al sol ardiente.
Las mujeres, así mismo, podían ir a la universidad, tener el mismo
sueldo que los hombres y, por supuesto, conducir vehículos. Esto no es
lo normal en cualquier país árabe, tanto por no tener medios como,
especialmente, por serles vetado por motivos religiosos. Esta libertad
que existía les permitía decidir con quién querían casarse y con quién
no.
Esto tampoco era, ni es, habitual en otros países árabes, donde los
matrimonios pactados, normalmente entre personas mayores y niñas, son lo
habitual. Jordania, Yemen, Arabia…, la lista es extensa.
Antes del asesinato de Gaddafi y de la instauración de un Gobierno
títere afín a los intereses imperialistas, en Libia se defendían los
derechos de las mujeres. Con la llegada al poder de extremistas
islámicos con fuertes vínculos con Al Qaeda la situación es bastante
diferente. Ya en septiembre de 2011 el líder del Consejo Nacional de
Transición (organización financiada por Occidente y las monarquías
árabes que agrupaba a la oposición libia), Mustafá Abdel Jalil, decía
que: “Libia se convertirá en un Estado regido por la ley islámica”.
Estas reformas vienen a reafirmar las denuncias que venían realizando
grupos de solidaridad internacionalista y antiimperialista alrededor del
mundo, que advirtieron sobre las graves consecuencias que tendría la
caída de Gaddafi, tanto en cuestiones relacionadas con la estabilidad en
la región como en lo que a Derechos Humanos se refiere.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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