El semanario polaco de izquierda Nie [en
español «No»] acaba de publicar un testimonio impactante sobre el
entrenamiento de los elementos más violentos del EuroMaidan [1].
Según esa publicación, en septiembre de
2013 el ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radoslaw Sikorski,
invitó 86 miembros de Pravy Sector (Sector de Derecha) a viajar a
Polonia en el marco de un programa de cooperación interuniversitaria.
Pero los invitados no eran estudiantes y muchos tenían más de 40 años.
No fueron a la universidad técnica de Praga, como decía en el programa
oficial, sino al centro de entrenamiento de la policía de Legionowo,
a una hora de carretera de la capital polaca. Allí pasaron 4 semanas de
entrenamiento intensivo en manejo de multitudes, reconocimiento de
personas, tácticas de combate, técnicas de mando, comportamiento en
situaciones de crisis, protección contra gases utilizados por las
fuerzas del orden y, fundamentalmente, clases de tiro que incluyeron el
uso de fusiles de francotirador.
Este entrenamiento se realizó en
septiembre de 2013. Recordemos que las protestas de la plaza Maidan
supuestamente comenzaron como reacción a un decreto que suspendía las
negociaciones sobre la firma del acuerdo de asociación de Ucrania con la
Unión Europea, decreto firmado por el primer ministro ucraniano Mykola
Azarov el 21 de noviembre.
El semanario subraya la existencia de
fotos que demuestran la realización de este entrenamiento. En ellas
puede verse a los ucranianos con uniformes nazis junto a sus
instructores polacos vestidos de paisano.
Estas revelaciones justifican una nueva
lectura de la resolución, adoptada por la Dieta polaca a principios de
diciembre de 2013, en cuyo texto el parlamento expresaba su «total
solidaridad con los ciudadanos ucranianos, quienes con gran decisión
están mostrando al mundo su voluntad de garantizar la plena pertenencia
de su país a la Unión Europea». Por supuesto, los parlamentarios
polacos ignoraban entonces que su país había entrenado a los individuos
que estaban tratando de tomar el poder en Ucrania, cosa que finalmente
lograron.
Este escándalo es ilustrativo del papel
que la OTAN ha asignado a Polonia en Ucrania, que bien puede compararse
con el papel de Turquía en Siria. El gobierno del liberal pro-europeo
Donald Tusk ha desempeñado a fondo ese papel. El actual ministro polaco
de Relaciones Exteriores, el periodista Radoslaw Sikorski, quien fue
refugiado político en el Reino Unido, fue el artífice de la integración
de Polonia a la OTAN. Como miembro del «Triángulo de Weimar»,
Sikorski fue uno de los 3 representantes de la Unión Europea
que negociaron el acuerdo del 21 de febrero de 2014 entre el presidente
Viktor Yanukovich y los tres principales líderes de EuroMaidan [2]. Por supuesto, el presidente ucraniano no sabía que Sikorski había entrenado a los cabecillas de la revuelta.
Por su parte, el ministro del Interior
de Polonia y coordinador de los servicios de inteligencia, Bartlomiej
Sienkiewicz (tátara nieto del autor de Quo Vadis? Henryk
Sienkiewicz,), fue uno de los fundadores del actual servicio secreto
polaco, conocido como Buró de Protección del Estado (Urzad Ochrony Panstwa). Este personaje fue durante mucho tiempo el director adjunto del Centro de Estudios Orientales (Osrodek Studiow Wschodnich),
un centro nacional de investigaciones sobre el este de Europa y los
Balcanes que se dedica particularmente al estudio de Ucrania y Turquía.
A través de sus acuerdos con la Fundación Carnegie [3],
este instituto polaco ejerce gran influencia sobre la percepción que se
tiene en Occidente sobre los acontecimientos actuales.
Bajo el gobierno de Yulia Timochenko (de
2007 a 2010), el actual presidente provisional ucraniano, Alexander
Turchinov, fue jefe de los servicios secretos y posteriormente
vice primer ministro. Turchinov trabajaba en aquel entonces con
los polacos Donald Tusk –quien ya era primer ministro–,
Radoslaw Sikorski –por entonces ministro de Defensa– y Bartlomiej
Sienkiewicz –quien era director de la firma privada de inteligencia ASBS
OTHAGO.
Para derrocar el gobierno de Ucrania,
Polonia se apoyó en militantes nazis, de la misma manera como Turquía
se apoya en al-Qaeda en sus intentos por derrocar el gobierno sirio.
Nada tiene de sorprendente ver que las
actuales autoridades recurren a los nietos de los nazis que la CIA
integró a la red Gladio de la OTAN para luchar contra la Unión
Soviética, en tiempos de la guerra fría, cuando recordamos la polémica
que estalló durante la elección presidencial polaca de 2005:
el periodista y diputado Jacek Kurski reveló entonces que Jozef Tusk, el
abuelo de Donald Tusk, se había enrolado en la Wermacht
como voluntario. Después de negar vehemente los hechos, el entonces
primer ministro acabó admitiendo que su abuelo efectivamente había
servido en el ejército nazi, aunque afirmó que lo habían enrolado a la
fuerza después de la anexión de Dantzig. Este incidente que dice mucho
sobre las preferencias de Washington a la hora de seleccionar a
sus agentes en el este de Europa.
Resumiendo, Polonia entrenó a los
cabecillas de los desórdenes que condujeron al derrocamiento del
presidente democráticamente electo de Ucrania y luego fingió negociar
una salida a la crisis, el 21 de febrero de 2014, mientras que
los cabecillas que había entrenado estaban tomando el poder.
Por otro lado, no cabe duda de que el
promotor del golpe de Estado fue Estados Unidos, como queda demostrado
en la conversación telefónica entre la secretaria de Estado adjunta
Victoria Nuland y el embajador de Estados Unidos en Ucrania Geoffrey R.
Pyatt [4].
También queda claro que otros miembros de la OTAN, como Lituania
(Ucrania estuvo en otros tiempos bajo el dominio del imperio
lituano-polaco), e Israel en su calidad de miembro de facto del estado mayor de la alianza atlántica, también participaron en el golpe de Estado de Kiev [5]. Todo ese dispositivo hace pensar que la OTAN dispone actualmente de una nueva red Gladio en Europa oriental [6].
Además, después del golpe de Estado, mercenarios estadounidenses
empleados por una filial de la firma Academi (Greystone Ltd) fueron
desplegados en Ucrania en coordinación con la CIA [7].
Todos esos hechos modifican
profundamente la percepción que se podía tener del golpe de Estado que
se produjo en Kiev el 22 de febrero de 2014. Contradicen toda la
argumentación que el Departamento de Estado de Estados Unidos
se ha tomado el trabajo de enviar por escrito a la prensa (Ver los
puntos 3 y 5 de la nota del 5 de marzo) [8]
y constituyen, a la luz del derecho internacional, un acto de guerra. Y
por ende anulan todo el razonamiento de los occidentales sobre todo lo
que ha venido sucediendo después del golpe de Estado, incluyendo toda la
retórica occidental sobre la reunificación entre Crimea y la Federación
Rusa y los actuales levantamientos en el este y el sur de Ucrania.
[1] «Tajemnica stanu, tajemnica Majdanu», Nie, n°13-2014, fechado el 18 de abril de 2014.
[2] «Accord sur le règlement de la crise en Ukraine», Horizons et débats(Suiza), Réseau Voltaire, 21 de febrero de 2014.
[3] «La Fundación Carnegie para la paz internacional», Red Voltaire, 1º de febrero de 2005.
[4] «Conversación entre la secretaria de Estado adjunta y el embajador de Estados Unidos en Ucrania», Oriental Review, Red Voltaire, 8 de febrero de 2014. «La agenda secreta de Catherine Ashton y Victoria Nuland», por Wayne Madsen, Strategic Culture Foundation, Red Voltaire, 27 de marzo de 2014.
[5] «Militares israelíes en Maidan», Red Voltaire, 3 de marzo de 2014.
[6] «Nuevo Gladio en Ucrania», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia),Red Voltaire, 20 de marzo de 2014.
[7] «Despliegue de mercenarios estadounidenses en el sur de Ucrania» y «El director de la CIA al rescate de sus mercenarios en Kiev», Red Voltaire, 4 de marzo y 16 de abril de 2014.
[8] «Hoja informativa del Départamento de Estado: Diez falsedades que Rusia alega contra Ucrania», Red Voltaire, 5 de marzo de 2014.
[2] «Accord sur le règlement de la crise en Ukraine», Horizons et débats(Suiza), Réseau Voltaire, 21 de febrero de 2014.
[3] «La Fundación Carnegie para la paz internacional», Red Voltaire, 1º de febrero de 2005.
[4] «Conversación entre la secretaria de Estado adjunta y el embajador de Estados Unidos en Ucrania», Oriental Review, Red Voltaire, 8 de febrero de 2014. «La agenda secreta de Catherine Ashton y Victoria Nuland», por Wayne Madsen, Strategic Culture Foundation, Red Voltaire, 27 de marzo de 2014.
[5] «Militares israelíes en Maidan», Red Voltaire, 3 de marzo de 2014.
[6] «Nuevo Gladio en Ucrania», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia),Red Voltaire, 20 de marzo de 2014.
[7] «Despliegue de mercenarios estadounidenses en el sur de Ucrania» y «El director de la CIA al rescate de sus mercenarios en Kiev», Red Voltaire, 4 de marzo y 16 de abril de 2014.
[8] «Hoja informativa del Départamento de Estado: Diez falsedades que Rusia alega contra Ucrania», Red Voltaire, 5 de marzo de 2014.
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