Etiquetas

lunes, 27 de enero de 2014

LA ULTRADERECHA EUROPEA BAILA EN VIENA PROTEGIDA POR LA POLICIA

La ultraderecha europea baila en Viena protegida por la policía
Heinz-Christian Strache bei einer Wahlkampfveranstaltung der FPÖ am 18. September 2008 in Sankt Pölten.


ROGER SUSO // El Hofburg fue durante siglos el Palacio Imperial de Viena. La residencia en la capital austríaca de la dinastía de Habsburgo. Un edificio barroco majestuoso. Sus salas están decoradas con mármoles preciosos, vasos de porcelana de Sèvres y adornos de oro y plata. Sus jardines conforman la Heldenplatz, la plaza de los Héroes, un lugar coronado por las estatuas de los jefes militares Eugenio de Saboya y el archiduque Carlos de Austria-Teschen, y donde en 1938, Adolf Hitler anunció la anexión de Austria al Tercer Reich alemán. En la sala grande de ceremonias, de altas paredes y lámparas colgantes, se celebra desde 1952 el llamado Baile de las Corporaciones, un acto en el cual y participan hombres y mujeres que provienen de unas asociaciones estudiantiles de larga tradición en los países germanófilos, Alemania, Austria y Suiza, llamadas Studentenverbindung. Estas asociaciones reúnen a un grupo amplio y variado de colectivos y fraternidades de estudiantes graduados -que fueron activos durante su época en la universidad- que se dedican a promover actividades, tertulias, deportes, catas de cervezas, bailes y actividades tradicionales.
Una de las características principales de estas fraternidades es que sus miembros visten una cinta desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda con el escudo de armas de la fraternidad y un signo de admiración (!), un couleur, una gorra con los colores de la cinta con visera de marinero negro, y a veces sin. Cada Studentenverbindung, también llamadas corporaciones, tiene sus propios colores. Aun así, estas fraternidades estudiantiles destacan por sus tics conservadores, patriotas, cristianos e incluso fascistoides y abiertamente racistas. Algunas, incluso, sólo aceptan a hombres alemanes blancos que hayan realizado el servicio militar. Otra característica identificativa de las fraternidades es la práctica del mensur, un combate de esgrima con un sable o un florete afilado. Los participantes pueden resultar heridos. Durante la primera mitad del siglo XX, las cicatrices en la cara resultantes del mensur eran consideradas como una señal de honor, de valentía y hasta de excelencia en el ámbito académico. Hoy todavía se ven. Estos bailes de ultraderechistas en el Hofburg vienés figuran en la lista de bienes culturales de Austria y, desde el año 2012, como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO.

Encuentro neofascista

El Baile de las Corporaciones (WKR en sus siglas alemanas), re-denominado desde 2013 Baile de las Academias, reúne anualmente a unos 3.000 participantes, vestidos con la parafernalia de la fraternidad, con frac o hasta con uniformes militares viejos, bailando vals, polonesas y danzas en grupo. El acto se organiza siempre el último fin de semana de enero. Lo organiza, ahora ya oficialmente, desde la edición de 2012, la formación ultraderechista Partido Liberal de Austria (FPÖ), que lidera Heinz-Christian Strache y que en septiembre de 2013 aumentó un 4% sus votos a las elecciones legislativas respecto a las anteriores de 2008. Fueron las terceras elecciones consecutivas en las que la formación xenófoba, chovinista y islamofóbica FPÖ aumentó su número de votos. Durante los últimos años, el baile se ha convertido en el punto de encuentro prioritario de los partidos de extrema derecha e identitarios europeos. Especialmente, de las élites pos-nazis. Un acto de glamour, en el cual estas élites hacen networking, forjan alianzas y ligan apoyos logísticos. Y en la edición de este año, con las elecciones europeas en el horizonte, el acto será un gran aquelarre identitario. Con la celebración avanzada de los resultados electorales del FPÖ y el nuevo partido populista de derechas teutón Alternativa por Alemania (AfD). Un brindis de pangermanismo reaccionario.
En las últimas convocatorias han participado: Strache como anfitrión; y como invitados VIP: Marine Le Pen, líder del Frente Nacional (FN) francés; Bruno Gollnisch, también del FN; Matthias Faust, miembro del partido neonazi alemán NPD; Markus Beisicht, líder de Pro Colonia, la facción local de Pro Alemania, un partido nacional-chovinista y anti-inmigración formado por antiguos neonazis del NPD; Kent Ekeroth, del partido ultraderechista Demócratas Suecos (SD); el líder, Filip Dewinter y el eurodiputado, Philip Claeys, de la formación flamenca Vlaams Belang; Aleksandr Dugin, ideólogo del nacional-bolcheviquismo ruso, y el millonario ultraderechista sueco-alemán Patrik Brinkmann, ex-militante de un partido neonazi alemán, empresario minero con la compañía Wiking Mineral y uno de los principales mecenas económicos de la extrema derecha europea a través de su fundación ubicada en la población de Jönköping, Kontinent Europa Stiftung. Brinkmann es uno de los responsables del reemplazo del antisemitismo tradicional por la actual islamofóbia en muchas formaciones ultraderechistas. En el año 2010, los dirigentes de Plataforma por Cataluña (PxC) Josep Anglada y Enrique Ravello (ex-CEDADE y ex-Movimiento Social Republicano y autor de frases cómo: “los inmigrantes son un gran problema; es una cuestión de raza”) fueron invitados al Baile por Harald Vilimsky, secretario general del FPÖ. Preguntados por si PxC participará en la edición de este año, la formación ha declinado hacer declaraciones. Ni lo admite ni lo desmiente. En cambio sí que estarán presentes representantes del FN, de AfD, de SD, de la Liga Norte italiana, de Vlaams Belang, del neerlandés Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders y del partido búlgaro Ataka, un partido anti-gitano, anti-turco y islamofóbico que lidera Volen Siderov.

El modelo de Hamburgo

A las puertas del Hofburg, miles de personas, entre 5.000 y 7.000, se han concentrado en los últimos años para protestar por la celebración de este acto. Este año muchas volverán a repetir. La manifestación está convocada, independientemente, por grupos antifascistas y partidos políticos como el comunista, el verde y el socialdemócrata, y sindicatos, grupos luteranos y judíos. En la concentración de rechazo participan también colectivos antifascistas llegados en bus de toda Austria, Alemania, Suiza y Eslovaquia. En la edición de 2013, varios accesos al Hofburg fueron bloqueados por los manifestantes y varios asistentes al baile fueron manchados con pintura de colores. Centenares de policías se encargaron, con los antidisturbios, de permitir el paso a los asistentes al baile.
Con este precedente y con el antecedente de la “zona de peligro” de hace unas semanas en Hamburgo, que supuso un toque de queda encubierto en tres barrios de la ciudad durante nueve días y unos competencias especiales a la policía para parar, identificar y detener arbitrariamente a cualquier persona que “desafiara” la “zona de peligro”, la policía vienesa, y por petición expresa del FPÖ, ha decidido cortar el tráfico y sellar una amplia área del Distrito 1 de Viena -nombre como se conoce el centro histórico de la ciudad- y adoptar un reglamento, que establece que desde el viernes 24 de enero a las 15 horas hasta domingo a las 3 horas, cualquier persona que esté en el espacio público del Distrito 1 puede ser identificada y tiene que ir con la cara descubierta. Una medida que puede ser ampliada ad hoc a otros distritos. Bajo gélidas temperaturas invernales, la policía se ha auto-otorgado la potestad de retirar bufandas o cualquier otro utensilio de invierno, al vecindario y a los manifestantes, bajo el pretexto de que esto sirve para ocultar la identidad y provocar disturbios.
Como denuncia Elisabeth Litwak, portavoz de la alianza antifascista que convoca una de las manifestaciones, “la medida, aparte de anular derechos básicos como el de manifestación, reunión y libertad, criminaliza la protesta antifascista e impide a las manifestantes concertarse cerca del Hofburg”. “Nos venden un decreto de emergencia que pone bajo sospecha general de actividades ilegales a cualquier persona que se manifieste contra la ultraderecha y los filonazis” enfatiza Litwak, mientras que “los profesionales de la agitación racista se reúnen en espacios públicos custodiados con dinero público”. En 2012, cuando la balada coincidió con la conmemoración del Día de la Memoria del Holocausto, el 27 de enero, Strache llegó a comparar, frivolizando, las manifestaciones en contra del baile con la persecución de los judíos por los nazis. “Quién incumpla las medidas policiales y acceda en la zona restringida, se expone a una multa de 500 euros o a dos semanas de prisión a régimen abierto”, admite Litwak.
[Artículo publicado en La Directa]

 OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario