domingo, 25 de agosto de 2013
Y no tiene nada que ver con la imagen que acompaña esta entrada que corresponde a la exposición Guantanamo Museum que se mostró en la sede del Instituto Europeo di Design de
Madrid. Ese otro Guantánamo madrileño es real, muy real y con todos sus
ingredientes: Encapuchados, vejaciones, golpes, guardias con nombres
similares a los tristemente célebres escuadrones de la muerte
latinoamericanos... ¿No lo sabías? Pues entérate.
Extractos tomados de rafaelnarbona.es
Por los testimonios de
los detenidos e interrogados en la Comisaría de Policía del Distrito
Fontarron-Moratalaz (Madrid), conocida como “el Guantánamo de
Moratalaz”, los agentes de la ley no son precisamente los buenos de la
película.
Detenidos ... obligados a
permanecer en un patio esposados y cara a la pared durante horas,
soportando insultos, vejaciones y golpes. Algunos agentes les llamaron
“rojos de mierda” y les amenazaron con hacerlos desaparecer. Es decir,
repitieron las amenazas del 15 de mayo de 2011, cuando 19 detenidos
sufrieron malos tratos físicos y psíquicos.
La revista Rolling Stone recogió algunos de los testimonios: <
En la Brigada de
Información Provincial de Madrid, situada en Moratalaz, no podíamos
levantar la mirada del suelo, ya que o bien recibías un grito o un
golpe. Era como en las películas de terroristas, iban todos
encapuchados, no nos dejaban mirarlos a la cara, ni siquiera cuando nos
hacían una pregunta. Por desgracia, la realidad supera la ficción. [...]
A otro compañero le dijeron: “Has tenido suerte de que no te hayamos
pegado dos tiros”. Mientras nos arrastraban escaleras arriba dijeron:
“Deberíamos tirarlos por la ventana, que son unos rojos de mierda”.
Las cosas no han
cambiado en la Comisaría de Moratalaz, donde se hallan acantonados 800
agentes de la Unidad de Intervención Policial, los denominados Pumas y Camel,
nombres que evocan a los escuadrones de la muerte de las dictaduras
latinoamericanas de los años setenta y ochenta, aficionados a
autodenominarse con apodos semejantes.
El inspector jefe Javier
Nogueroles está al mando. Después de las cargas del 25-S, se le
concedió la máxima distinción policial, lo cual significó un incremento
salarial del 10%. Muchos interpretaron la condecoración como un gesto de
agradecimiento de la clase política, que contempló el asedio del
Congreso como una amenaza personal. No cabe extrañarse de que los
recortes hayan afectado a todas las partidas, salvo a la dedicada a
material antidisturbios, que se ha multiplicado por 19.
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