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sábado, 20 de julio de 2013

NO SON ACCIDENTES, SON CRIMENES


La inutilidad de la Inspección de Trabajo y el consentimiento de los grupos políticos se parece, cada vez más, a la complicidad y el consentimiento.
 
En la Corriente Sindical d’Izquierda creemos sinceramente que cuando una trabajadora o un trabajador muere en el tajo porque no se realizan las inversiones necesarias en prevención y seguridad, eso es un crimen y quienes lo provocan y quienes lo consienten, son criminales.

csi

Ayer moría un trabajador en su puesto de trabajo de los astilleros de Armón. Anteriormente, la CSI había denunciado ante la Inspección de Trabajo la inexistencia de las mínimas condiciones de seguridad exigibles y las tiránicas condiciones de trabajo.

Era un secreto a voces. Las salvajes condiciones laborales de Armón, afilaban una guadaña que, tarde o temprano, acabaría segando alguna vida.

¡Esto es el capitalismo, señoras y señores!. Empresarios como estos no vienen sólo a sacar beneficios a costa de nuestra miseria; sus beneficios están por encima, incluso, de la propia vida de cualquier obrero u obrera.

La cadena de subcontratas va reduciendo los márgenes de ganancia y, al final de la cadena, los beneficios se acaban obteniendo a base de aumentar las jornadas y ahorrar en sueldos e inversiones en prevención y seguridad. Las terribles consecuencias saltan a la vista: sueldos de miseria y muertes de trabajadores y trabajadoras. El actual sistema de subcontratación de obra, en este u otro sector, es un sistema criminal en sí mismo.

La inutilidad de la Inspección de Trabajo cada vez se parece más a la complicidad, cuando no a la simple prevaricación. Y el consentimiento de los grupos políticos, con su silencio y pasividad, se hace ya insoportable ante la sangría de vidas de trabajadores y trabajadoras que mueren en su puesto de trabajo.
Repetiremos otra vez lo que ya dijimos (a ver si alguien se da por aludido): quienes provocan o consienten esta situación, no tienen otro calificativo que el de criminales.

Ahora, los trabajadores de Armón tienen una dura cuestión que resolver. La necesidad imperiosa de mantener su puesto de trabajo debe dejar también sitio a la necesidad, aún más imperiosa, de no perder la vida en el trabajo. Y en esta cuestión, el apoyo y la solidaridad de toda la clase obrera asturiana juega un papel imprescindible y decisivo.

Para el trabajador muerto y su familia, no encontramos palabras que decir. Para el resto de trabajadores de Armón, sólo estas: lucha, unión y firmeza.

¡ADELANTE, COMPAÑEROS!, ¡ÁNIMO Y NI UN PASO ATRÁS!.
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