Lunes, 06 de Mayo de 2013
El fascismo niega la lucha de clases, pero es el brazo armado del
capital en ella. Aterroriza a la baja clase media y la marginalidad con
el pavor a la crisis económica, a la izquierda y la proletarización y
las enrola como paramilitares para reducir por la fuerza bruta...
1
Hollywood representa
el fascismo como pandilla de malencarados en uniforme que agitan
estandartes y gritan órdenes. La realidad es más perversa. Según Franz Leopold Neuman en Behemoth: The Structure & Practice of National Socialism, 1933-1944, el
fascismo es la complicidad absoluta entre el gran capital y el Estado.
Donde los intereses del gran capital pasan a ser los de la política,
anda cerca el fascismo. No es casual que surja como respuesta a la
Revolución comunista de la Unión Soviética.
2
El fascismo niega la
lucha de clases, pero es el brazo armado del capital en ella. Aterroriza
a la baja clase media y la marginalidad con el pavor a la crisis
económica, a la izquierda y la proletarización y las enrola como
paramilitares para reducir por la fuerza bruta a socialistas,
sindicalistas, obreros y movimientos sociales. Mussolini fue
subvencionado por la fábrica de armas Ansaldo y el Servicio Secreto
inglés; Hitler financiado por las industrias armamentistas del Ruhr;
Franco, apoyado por terratenientes e industriales, Pinochet por Estados
Unidos y la oligarquía chilena.
3
La crisis económica,
hija del capitalismo, es a su vez la madre del fascismo. A pesar de
estar en el bando vencedor en la Primera Guerra Mundial, Italia sale de
ella tan destruida que la clase media se arruina y participa masivamente
en la Marcha sobre Roma de Mussolini. En la elección de mayo de 1924,
Hitler obtuvo sólo el 6,5% de los votos. En las de diciembre de ese año,
sólo el 3,0%. Pero en las de 1928, cuando revienta la gran crisis
capitalista, obtiene 2,6%, en 1930 gana 18,3%, y en 1932, 37,2%, con lo
cual accede al poder y lo utiliza para anular a los restantes partidos.
Pero el fascismo no remedia la crisis: la empeora. Durante Mussolini el
costo de la vida se triplicó sin ninguna compensación salarial ni
social. Hitler empleó a los parados en fabricar armamentos que
condujeron a la Segunda Guerra Mundial, la cual devastó Europa y causó
sesenta millones de muertos. Franco inicia una Guerra Civil que cuesta
más de un millón de muertos y varias décadas de ruina; los fascistas
argentinos eliminan unos treinta mil compatriotas, Pinochet asesina unos
tres mil chilenos. Tan malo es el remedio como la enfermedad.
4
El fascismo convoca a
las masas, pero es elitista. Corteja y sirve a las aristocracias, sus
dirigencias vienen de las clases altas e instauran sistemas jerárquicos y
autoritarios. Charles Maier, historiador, recalca que hacia
1927, el 75% de los miembros del partido fascista italiano venía de la
clase media y media baja; sólo 15% era obrero, y un 10% procedía de las
élites, los cuales sin embargo ocupaban las altas posiciones y eran
quienes en definitiva fijaban sus objetivos y políticas. Hitler
establece el “Fuhrer-Prinzip”: cada funcionario usa a sus subordinados
como le parece para alcanzar la meta, y responde sólo ante el superior.
El Caudillo falangista responde sólo ante Dios y la Historia, vale
decir, ante nadie.
5
El fascismo es
racista. Hitler postuló la superioridad de la “raza” aria, Mussolini
arrasó con libios y abisinios, y planeó el sacrificio de medio millón
de eslavos “bárbaros e inferiores” a favor de 50.000 italianos
superiores. El fascismo sacrifica a sus fines a los pueblos o culturas
que desprecia. Los falangistas tomaron España con tropas moras de
Melilla. Alber Speer, el ministro de Industrias de Hitler, alargó la
Segunda Guerra Mundial de dos a tres años más con la producción
armamentista activada por tres millones de esclavos de razas
“inferiores”.
6
Fascismo y
capitalismo tienen rostros aborrecibles que necesitan máscaras. Los
fascistas copian consignas y programas revolucionarios. Mussolini se
decía socialista, el nazismo usurpó el nombre de socialismo y se
proclamaba partido obrero (Arbeite); en su programa sostenía que no se
debía tolerar otra renta que la del trabajo. Por su falta de
creatividad, roban los símbolos de movimientos de signo opuesto. Los
estandartes rojos comunistas y la cruz gamada, símbolo solar que en
Oriente representa la vida y la buena fortuna, fueron confiscados por
los nazis para su culto de la muerte.
7
El fascismo es beato.
Los curas apoyaron a los falangistas que salían a matar prójimos y
fusilar poetas. El Papa bendijo las tropas que Mussolini mandó a la
guerra; nunca denunció las tropelías de Hitler. Franco y Pinochet
fueron idolatrados por la Iglesia.
8
El fascismo es
misógino. La misión de las mujeres se resume en Kirche, Kuchen, Kinder,
vale decir, iglesia, cocina, niños. Nunca figuró públicamente una
compañera al lado de sus líderes; quienes las tuvieron, las escondieron o
relegaron minuciosamente. Nunca aceptaron que una mujer ascendiera por
propio mérito o iniciativa. Hitler las encerró en granjas de crianza
para parir arios; Mussolini les asignó el papel de vientres para
incrementar la demografía italiana, Franco y Pinochet las confinaron en
la iglesia y la sala de partos.
9
El fascismo es anti
intelectual. Todas las vanguardias del siglo pasado fueron progresistas:
la relatividad, el expresionismo, el dadaísmo, el surrealismo, el
constructivismo, el cubismo, el existencialismo, la nueva figuración. A
todas, salvo al futurismo, las trató como “Arte Degenerado”. El
fascismo no inventa, recicla. Sólo cree en el ayer, un ayer imaginario
que nunca existió. El fascismo asesinó a Matteotti, encarceló a
Gramsci, fusiló a García Lorca e hizo morir en la cárcel a José
Hernández. Pinochet asesinó a Víctor Jara. Cuando oigo hablar de
cultura, saco mi pistola, decía Goering. Cuando oigamos hablar de
fascismo, saquemos nuestra cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario