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lunes, 12 de noviembre de 2012

EL PODER NACE DE LA BOCA DEL FUSIL, Y AHORA MISMO LOS FUSILES NOS ESTÁN APUNTANDO A NOSOTROS"

12/11/2012 Desde La Haine entrevistamos a Francesco Pianiski, militante de Iniciativa Comunista, que valora el potencial de las luchas en Madrid en el actual contexto de crisis. 


Entrevistamos para La Haine a Francesco Pianiski, militante de Iniciativa Comunista, organización joven de trayectoria aunque con militantes experimentados y que desde hace ya varios años actúa desde la calle en movimientos como el republicano, antifascista o antiimperialista de Madrid. Pianiski nos traslada su visión sobre actualidad de las luchas en esta ciudad.

La Haine.- ¿Cómo valoras la respuesta social que se está dando en la actualidad desde Madrid a las medidas antipopulares con las que el gobierno gestiona la crisis económica?

Francesco Pianiski.- Dada la situación en la que nos encontramos, la protesta en la calle es la mínima repuesta que cabe esperar. Es positivo que se visibilice el malestar popular, pero ninguna movilización de protesta va a echar abajo los planes de la Troika, por multitudinaria que sea. No significa que debamos restar valor a las movilizaciones que se vienen dando en Madrid, por el contrario, demuestran que existe una masa crítica con un importante potencial transformador.
También hay que destacar las numerosas luchas sectoriales que a veces no cuentan con la atención que merecen, pero que están ahí. La clave es vincular estos movimientos de protesta general con las luchas concretas. Es necesario plantear el combate con la perspectiva de la lucha de clases. Por una parte necesitamos un frente político, que aglutine a todas las fuerzas de oposición al sistema capitalista y elabore un programa estratégico que pueda servirnos, no sólo como herramienta de contraofensiva, sino también de conquista.
Por otra parte, es necesario trabajar por la construcción de un frente sindical. En ese sentido, el primer paso debe ser la unidad del sindicalismo de clase que ya existe, unificar sus luchas y ganar fuerza en los puestos de trabajo, que es donde realmente se practica el sindicalismo.

LH.- Numerosas informaciones apuntan a que la crisis económica va a seguir profundizándose. ¿Qué trascendencia crees que tendrá este hecho en el aumento o disminución de la lucha social en Madrid?
 
FP.- A lo largo de su historia hemos visto como el capitalismo trata de reinventarse en cada crisis que afronta. Nos encontramos en su última etapa de desarrollo, que es el imperialismo. Todas las medidas que se están adoptando, centradas en el rescate del sistema financiero, nos demuestran que no hay vuelta atrás ni queda capitalismo por reinventar. La única salida a la crisis que están planteando es la que pasa por encima de los pueblos y la clase trabajadora. En realidad no es una salida, sino la supervivencia desesperada del sistema a cualquier precio, y el precio somos nosotros y nosotras.
Lenin señalaba que el imperialismo es el capitalismo agonizante. En esta fase del capitalismo se agudizan al máximo las contradicciones del sistema, y en consecuencia, lo natural sería ver incrementadas las luchas de oposición al mismo. Pero no podemos pensar que las condiciones objetivas de opresión van a generar por sí solas las condiciones subjetivas de conciencia política, y mucho menos desarrollar el avance de la lucha revolucionaria. El ejemplo más sangrante lo tenemos en el continente africano que languidece en pandemias, hambrunas y el exterminio sistémico diario.
Decía Bertolt Brecht que las revoluciones se dan en los callejones sin salida, y ahí es donde están empujando a cada vez más gente, pero creer simplemente en una efervescencia revolucionaria y espontánea que acabe con el capitalismo es tan anti-científico como pensar en convencer a las clases dominantes de que sus posiciones son "moralmente malas".
Ningún orden social cae sin el empuje de los oprimidos. Los comunistas organizados juegan su papel más importante en la construcción de esa conciencia política, así como en la organización de la lucha revolucionaria hacia la conquista del Socialismo.

LH.- ¿Qué elementos históricos crees que deberíamos tener en cuenta en esta coyuntura para superar experiencias anteriores de luchas fracasadas?

 

FP.- La humanidad acumula grandes experiencias de lucha revolucionaria. No sólo ha habido luchas fracasadas, hemos tenido derrotas y también victorias. Hay que intentar aprender de todas ellas, desde la comuna de Paris, pasando por las luchas obreras y las revoluciones socialistas del S.XX, hasta los movimientos anti-imperialistas de África y América Latina. No podemos extrapolar ningún modelo porque no hay dos revoluciones iguales.
No obstante, debemos prestar especial atención a las revoluciones socialistas triunfantes, por ser el elemento material que demuestra el acierto de la teoría marxista frente a subjetivismos, idealismos o reflexiones parciales. El desarrollo de la lucha depende de las condiciones específicas en cada contexto. Analizar justamente estas condiciones es la clave para trazar la línea política correcta. No es una tarea fácil.

LH.- ¿Qué papel puede llegar a jugar el 15M en la construcción de la respuesta social a la crisis?

FP.- Creo que el 15M ha jugado un papel importante en el último año. Por una parte ha puesto de manifiesto que existe una mayoría social a la que no le gusta el sistema, o al menos los aspectos del sistema que le afectan directamente, lo cual ha generado un debate social que antes no se daba de forma tan generalizada. Por otra parte, ha llegado a rebasar la línea de la legalidad, poniendo en práctica la desobediencia civil y colocándose con ello en el punto de mira de la represión.
Sabíamos que en este movimiento había que desarrollar una lucha ideológica contra el enemigo de clase, pues desde su origen se ha presentado con un discurso claramente reformista y una concepción burguesa de la democracia. La propia indefinición del movimiento, aquello de "no somos de izquierdas ni de derechas", se ha presentado como una cualidad en lugar de la debilidad que supone. En ese sentido, a parte de los aspectos positivos que podamos extraer, es cierto que también ha jugado un papel desmovilizador con ese discurso apartidista y apolítico, que no es casual ni espontáneo.
La falta de estructuras, de una línea ideológica, o de un programa asumido por el conjunto del movimiento, ha provocado que el subjetivismo se imponga en las asambleas del 15M. Mientras en unos barrios se declaran anticapitalistas, en otros inciden en la Reforma de la Ley Electoral o caen en el municipalismo, planteando la vía electoral como único medio para la acción política. El trabajo desarrollado por los cuadros revolucionarios, sobre todo en los pueblos y barrios con una mayor tradición de lucha, es el que ha determinado una mayor combatividad de las asambleas.
La convocatoria del 25S ha querido darle continuidad al movimiento con una tabla reivindicativa más concreta. Este movimiento no habrá alcanzado su madurez hasta que no entienda que el problema no es la corrupción política sino el sistema económico, del cual se genera esa corrupción. La única alternativa al capitalismo es el socialismo, y el único medio para lograrlo es la lucha de clases. Hay una batalla ideológica pendiente en el seno de este movimiento. El papel que juegue de ahora en adelante dependerá del resultado de esta lucha ideológica.

LH.- ¿Crees que debemos apoyar a los sindicatos y partidos de izquierda mayoritarios en pos de construir un frente amplio contra la crisis o debemos construir la movilización fundamentalmente desde el ámbito extraparlamentario?

FP.- Últimamente vengo escuchando repetidas veces la consigna de que esta crisis es una estafa. Lo dice hasta Javier Bardem, pero lo cierto es que la crisis es real y tiene una explicación material. Lo que supone una verdadera estafa y un crimen contra la humanidad es el capitalismo.
Los partidos de "izquierda" mayoritarios no pretenden la superación del capitalismo. Pueden presentarse como críticos del sistema, o incluso plantear la "rebelión" como consigna electoral, pero en sus programas no hay nada que se salga del marco capitalista, que en el Estado español está fielmente atado en la Constitución de 1978.
La socialdemocracia, sobre todo cuando está en la oposición, intenta instrumentalizar los frentes populares que adquieren cierta relevancia mediática. Lo hace con fines electoralistas, pero también para vaciar su contenido de clase. Así ocurrió con el Movimiento antiglobalización o con el Movimiento contra la Guerra, y así lo han intentado con el 15M.
Si con "apoyar a los sindicatos mayoritarios" nos referimos a secundar la huelga del 14N, entonces estamos hablando de otra cuestión. Hay que tener en cuenta que las cúpulas sindicales de CCOO -UGT se han visto forzadas a convocar esta huelga, entre otras cosas para intentar salvar la poca credibilidad que les queda frente a la clase trabajadora, y es cierto que van a tener el mayor de los protagonismos, pero eso no quiere decir que la huelga no sea tácticamente necesaria. No se trata de tumbar al gobierno y la patronal en una jornada, sino del paso que una huelga significa en la toma de conciencia entre los trabajadores. Mientras CCOO-UGT proponen medidas inocuas para el sistema y hablan de referéndum, el sindicalismo de clase, que también convoca a la huelga general, plantea la acumulación de fuerzas necesaria que permita una lucha sin cuartel hasta echar abajo los recortes y la Reforma Laboral.
Por lo tanto, hay que apoyar a los sindicatos que son verdaderamente combativos y trabajar por la unidad de todo el sindicalismo de clase, denunciando la política colaboracionista de CCOO-UGT.
La movilización debe construirse en el ámbito extraparlamentario, fuera de las instituciones burguesas y contra ellas, lo cual no quiere decir que, en según qué contexto, la participación electoral no pueda beneficiar al desarrollo de la lucha de clases. Desde luego, no nos encontramos en ese contexto. Lo que hay que tener claro es que ganar unas elecciones bajo la dictadura del capital, en ningún caso significa tomar el poder. Mao Tse Tung dijo que el poder nace de la boca del fusil, y ahora mismo los fusiles nos están apuntando a nosotros.

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