Etiquetas

domingo, 15 de julio de 2012

¿DE QUE HA SERVIDO EL REFORMISMO O LA SOCIALDEMOCRACIA O EL SOCIALLIBERALISMO EN ESPAÑA?

15 de julio del 2012

Pedro Pascual
Esta serie de artículos que se inicia hoy con esta introducción es debida tanto a la situación actual, en la que  se está produciendo una batalla ideológica, de cuyo resultado dependerá la respuesta de los trabajadores a la crisis, como a la reflexión producida tras la lectura del didáctico libro de Juan Antonio  Andrade Blanco, El PCE y el PSOE en (la) transición, estudió que incide en como los cambios ideológicos de los partidos de izquierda están directamente relacionados con la contestación de la clase obrera en la lucha de clases en la que estamos inmersos.
Pero antes de proseguir me parece muy interesante exponer la siguiente cita, como hecho probado del engaño al que estamos siendo sometidos:
“Más bien habría que partir del hecho muy notable, quizá incluso sorprendente, de que una crisis económica, y hasta cultural y política, de las dimensiones de las que están soportando las sociedades capitalistas en estos años [..] lejos de desembocar en un nuevo prestigio de las ideas básicas de la tradición marxista, o socialista en general, más bien esté resultando agente o, por lo menos, coetánea si no agente, de un período de escaso predicamento de ideas marxistas, en particular, y socialistas en general, en los países capitalistas.
Dentro de la relatividad de todas las comparaciones, se puede decir que la crisis de [los años] 30, que fue sin duda más grave todavía, no tuvo sin embargo efectos parecidos en cuanto a desgaste o degradación del prestigio del socialismo marxista y del socialismo en general. Sin duda, la crisis del 30 provocó una enérgica reacción defensiva de las clases altas de Europa. Todos los fascismos en Europa y el nuevo trato, la nueva política económica de la administración norteamericana en Estados Unidos, se pueden considerar como reacciones y elaboraciones defensivas de la gran crisis del 30. Pero, en el plano ideológico, en el plano de las ideas políticas y sociales, sin que dejara de haber intelectuales que adoptaban posiciones de derecha radical, particularmente en países latinos y también en Alemania, sin embargo, la gran mayoría más bien experimentó un impulso contrario. Es una época, la de la crisis del 30, en que la intelectualidad de los países capitalistas en general, y los de Europa Occidental en particular, más bien se ven llevados a soluciones cuando no abiertamente marxistas sí al menos vagamente socialistas.
En cambio, ahora en esta crisis, seguramente la segunda en importancia en el siglo después de la del 30, las clases altas parecen no necesitar defenderse, por así decirlo, sino que en los países capitalistas más bien parecen encontrarse al ataque, a la ofensiva, sin practicar políticas de alivio de los inconvenientes del sistema, como lo fue el keynesianismo a raíz de la nueva política económica norteamericana de los años 30, y hasta abandonando medidas sociales o benéficas que eran un patrimonio táctico, común, de las clases altas europeas, prácticamente desde Bismarck, desde finales del siglo XIX. Incluso gobiernos de una tradición de izquierda, como pueda ser el del [pasado] gobierno español, reaccionan en la crisis con cierta holgura respecto de las clases trabajadoras permitiéndose disminuir subvenciones o apoyos, absteniéndose por lo tanto de utilizar técnicas paliativas que en otras épocas habían sido la base de la obtención de un consenso mínimo. Y en cuanto a los intelectuales, de todos es conocido el flujo, más o menos importante, incluso de los que eran de izquierda hacia la derecha, y entre los mismos economistas, que suelen ser intelectuales un poco más sobrios que los demás, que los filósofos o los sociólogos, menos expuestos al vaivén de modas, también es moda empezar a subestimar, una vez hecha la salvedad de rigor de que Marx ha producido el único intento de teoría general del sistema, pero ahora también empieza a ser moda subestimar su aportación. Ya hoy no están de moda expresiones, como las de Schumpeter o Leontief, elogiando la calidad intelectual del pensamiento dinámico y totalizador del sistema de Marx.”
En la anterior cita hay dos omisiones voluntarias, en una debía haber escrito, “que están soportando las sociedades capitalistas en estos años, desde los primeros años setenta” y en la otra, “como pueda ser el del [actual] gobierno español” ¿La razón? Para mostrar la tremenda actualidad de las palabras ofrecidas por uno de los mayores intelectuales españoles, Manuel Sacristán, en ¡1983! Es decir, sin subestimar la actual crisis, nada de lo que hoy está ocurriendo es nada nuevo y las soluciones dadas por los gobiernos de turno son más o menos similares. Y como segundo ejemplo de ello las palabras de Juan Antonio  Andrade Blanco, “La crisis económica que eclosionó con la subida de los precios del petroleó en 1973 puso fin al crecimiento y ello cerró por lo pronto la posibilidad de desarrollar en España el programa socialdemócrata tal como se había desarrollado en la Europa de las últimas décadas […] la salida que finalmente se dio a la crisis no permitiría la vuelta atrás. El recetario neoliberal que se impuso en toda Europa (regresión fiscal, recortes sociales, privatización del sector público, contracción del Estado) no fue concebido como una medida coyuntural para volver a los tiempos del keynesianismo, sino para procurar una verdadera refundación del capitalismo” En la naciente monarquía española este recetario se plasmó inicialmente en los llamados Pactos  de la Moncloa, “La crisis de la economía española era entonces demoledora. Desde la perspectiva del gobierno, si se quería encauzar la situación económica e impedir que ésta comprometiera la transición política, lo primero que tenía que garantizarse era la neutralidad o la cooperación del pujante movimiento obrero, lo cual exigía la colaboración del PCE.[...] no solo se avino a suscribir el gran pacto de Estado firmado en la Moncloa, sino que lo promocionó de manera entusiasta[..]Los contenidos del acuerdo comprendían la congelación salarial, la reducción del gasto público, la limitación del crédito y el incremento de la presión fiscal [..] La adhesión al pacto del PCE fue, sobre todo, una importante conquista para el gobierno, porque implicaba en la ejecución de medidas impopulares al referente político de la organización sindical más importante y combativa, CC.OO. Con ello se garantizaba una considerable contención movilizadora en un contexto todavía de importante conflictividad social”[
Tras esta introducción, consideró que ya podemos entrar en próximo artículo en el desarrollo de este interesante tema, en donde tanto el PSOE como el PCE, son actores principales y causantes de la perdida de la fuerza de la clase obrera española.

No hay comentarios:

Publicar un comentario