Etiquetas

domingo, 15 de julio de 2012

EL SOCIALISMO: SUS FUNDAMENTOS CIENTIFICOS

MA.GAV.RO.CHE.
 
 
Con el nombre de socialismo (y también, de comunismo) se designan las pretendidas alternativas teóricas y prácticas al actual régimen social capitalista. Esta denominación común a todas ellas refleja la comprensión, intuitiva o consciente, de que el progreso social exige completar el proceso de socialización de la producción y de la vida que el capitalismo impulsa como ningún otro sistema anterior, a pesar de que éste lo subordina y sacrifica constantemente al principio de la propiedad privada. Esta contradicción es la que determina el sufrimiento de las diversas clases oprimidas contemporáneas y sus diversos programas políticos.
La primera expresión histórica del socialismo surge como desengaño de estas clases con respecto a los ideales de “libertad, igualdad y fraternidad” de la revolución burguesa, particularmente de la Gran revolución francesa de 1789. Si bien la burguesía había esgrimido el arma de la razón y de la ciencia, y se había comportado como una clase auténticamente revolucionaria frente a los privilegios feudales y absolutistas, el régimen de producción capitalista que instauró seguía siendo un régimen de clases, basado en la propiedad privada y en la explotación del hombre por el hombre. Los primeros socialistas se emplearon en criticar las contradicciones del capitalismo, en tratar de convencer a la burguesía de sus “errores” y en dar ejemplo de sus alternativas mediante experimentos aislados. Y es que, en los albores del siglo XIX, todavía estaba muy poco desarrollada la gran industria capitalista: 1º) sólo ella desarrolla el conflicto entre la burguesía y el proletariado y conflicto entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción privadas; 2º) sólo ella proporciona los medios para resolver dichos conflictos. Por eso, el socialismo de Saint-Simon, Fourier, Owen y otros, a pesar de contener los gérmenes del futuro socialismo científico, no podía por menos de ser utópico, fantástico.
Más adelante, con el desarrollo del movimiento obrero autónomo, aparecen los primeros dirigentes teóricos y prácticos comunistas, que toman resueltamente partido por la lucha de clase del proletariado, pero que todavía no están en condiciones de romper con la utopía y de situarse plenamente en el terreno de la realidad y de su comprensión científica, como Cabet, Dézamy, Blanqui, Weitling, Proudhon y los cartistas ingleses.
El socialismo se asienta ya sobre una base científica gracias a la labor de Carlos Marx y Federico Engels, en un momento en que la revolución industrial marcha a todo vapor impulsando el desarrollo de la técnica y de las ciencias naturales, en un momento en que la clase obrera ya ha dado sus primeras batallas políticas y revolucionarias, en un momento en que el pensamiento de la burguesía ha alcanzado sus cumbres en la filosofía clásica alemana y la economía política inglesa.
No obstante, el socialismo científico no se convirtió espontáneamente en la guía de la lucha de emancipación de los oprimidos, sino que debió luchar contra las ideas utópicas, falsas, de las anteriores doctrinas socialistas sustentadas en la ideología burguesa dominante, en la todavía escasa diferenciación del proletariado con respecto a la masa pequeñoburguesa de la población, en la tradición y la inercia, en la inexperiencia de amplias capas de trabajadores, etc. Esa interferencia del ambiente burgués ha continuado a lo largo de la historia dando lugar a nuevas versiones de socialismo inconsecuente –a veces, abiertamente reaccionario- de tipo reformista, nacionalista, anarquista, revisionista (socialdemócrata, trotskista, jruschovista,…).

El socialismo científico

El socialismo científico parte de la constatación de que el proceso de socialización de la producción bajo el capitalismo coincide con el proceso de proletarización de la masa de la población. Es decir, el capitalismo tiende a convertir a la mayoría de la humanidad en una clase obrera cuyas condiciones de explotación le obligan a luchar contra la burguesía, a la vez que, como clase desposeída, está en condiciones de abolir la propiedad privada sobre los medios de producción y de resolver, por consiguiente, la contradicción fundamental del capitalismo. Por eso, el socialismo sólo puede ser obra del proletariado: el socialismo científico no es más que la “expresión teórica del movimiento proletario”. “El comunismo es la doctrina de las condiciones de liberación del proletariado.
Tanto para orientar la lucha de la clase obrera contra el Poder político burgués como para definir los fundamentos de la nueva sociedad que ha de suceder al capitalismo, el socialismo científico analiza el conflicto fundamental que desgarra internamente a la vieja sociedad capitalista.
1) Contradicción entre la producción social y la apropiación privada capitalista.
Frente a la pequeña explotación de los trabajadores dueños de sus medios de producción, propia de la Edad Media, la burguesía capitalista –en busca de la explotación más provechosa de sus obreros y espoleada por la competencia- concentró y desarrolló aquellos medios individuales y diseminados para convertirlos en medios de producción sociales.  Sin embargo, ha continuado la división espontánea del trabajo y la producción mercantil: el poseedor de los medios de producción sigue apropiándose el producto aunque ya no sea el producto de su propio trabajo sino del trabajo de otros, de sus empleados. El modo de producción está sometido a una forma de apropiación cuyos fundamentos ha minado. Aquí está el germen de todos los conflictos sociales actuales.
2) Contradicción entre el proletariado y la burguesía.
Con el capitalismo, el trabajo individual independiente ha ido perdiendo poco a poco todo su valor y al trabajador no le ha quedado más remedio que someterse al salario del capitalista. Se ha producido la separación entre los medios de producción, concentrados en manos de los capitalistas, y los productores, reducidos a no poseer nada más que su fuerza de trabajo. La contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista se manifiesta bajo la forma de un antagonismo entre el proletariado y la burguesía.
3) Contradicción entre la organización de la producción en el interior de cada empresa y la anarquía de la producción dentro de la sociedad.
En toda “economía de mercado”, cada productor de mercancías las hace con los instrumentos de producción de que por casualidad dispone y en vista de las necesidades individuales de cambio; nadie sabe qué cantidad de su artículo irá al mercado, ni aun, en general, qué necesidad hay de ese artículo; nadie sabe si su propio producto satisfará una verdadera necesidad, si cubrirá sus gastos o siquiera si podrá venderse. Domina la anarquía de la producción social. El carácter social de la mercancía se manifiesta en la compraventa, mediante la coerción que la competencia ejerce sobre el productor. El producto domina a los productores. Esta anarquía de la producción social obliga a cada capitalista a una organización creciente de la producción en su propio establecimiento, con lo que aumenta a su vez la anarquía, la lucha entre capitalistas aislados, entre industrias y entre naciones, las guerras. El vencido es despiadadamente eliminado. La contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista se manifiesta como antagonismo entre la organización en cada fábrica y la anarquía en el mercado.
Estas contradicciones impulsan la continua socialización de las fuerzas productivas bajo el capitalismo –la cual proporciona la base material para construir una nueva sociedad socialista-, a la vez que espolean la lucha de clases que conducirá al proletariado a conquistar la dominación política para acometer esta reorganización de la sociedad. Y ésta consistirá necesariamente en la apropiación por la sociedad en su conjunto (por el Estado proletario mientras todavía queden diferencias de clase) de los medios de producción sociales, la eliminación de la burguesía como clase (y con ella, del proletariado como clase), la supresión de las relaciones monetario-mercantiles y de la anarquía de la producción social para sustituirlas por la planificación central de la misma. Todo ello, claro está, en la medida en que se trate de fuerzas productivas a las que el capitalismo ya imprimió carácter social. Para las demás, será el socialismo el que tenga que desarrollar su carácter social de manera progresiva, consintiendo entretanto determinadas expresiones colectivas o individuales de propiedad privada y, con ellas, ciertas relaciones de mercado y cierta burguesía y pequeña burguesía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario