viernes, 15 de junio de 2012
Han decidido disolver a Segi, formación juvenil vasca independentista y revolucionaria, experta en confrontar al neofranquismo en la calle. Y lo hacen ahora, cuando el régimen está más débil que nunca, cuando es imperativo sumar y no restar para cambiar la desfavorable correlación de fuerzas. Curiosa paradoja: Mientras crece el descontento en todo el Estado, resulta que el País Vasco, tradicionalmente revolucionario, se transforma en una balsa de aceite.
Igual se trata de una "táctica", eso que nos contaba el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) cuando sacó de las calles a los obreros de los astilleros en los años 80 del siglo pasado. Esa "táctica" (que fue una traición al proletariado) vimos el resultado que produjo. Pero no importa, los "luchadores" barrigudos de pantuflas y ordenador, siguen teniendo a Izquierda Unida para darle palos por reformista. Tan reformista como quienes dirigen la izquierda abertzale actual.
Segi (o quienes sean) ha notificado su decisión en los diarios vascos Gara y Berria, alegando que, aunque "ha hecho un camino fructífero, hoy la herramienta se ha agotado" y argumenta que uno de los factores determinantes, ha sido la presión policial. ¿Que hoy la herramienta se ha agotado? ¿Pero nos toman por tontos?
En fin. Toda una rendición incondicional frente a un enemigo que está contra las cuerdas golpeado por sí mismo. El argumento de la presión policial es más que cuestionable. ¿Quién en estos momentos no está sufriendo esa presión desarrollada por el régimen, consciente de su extrema debilidad? Incluso los detenidos del 15M de Barcelona, para los que piden cárcel, no han pensado en disolverse por esa razón. Y es que más presión da el hambre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario