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miércoles, 1 de abril de 2015

BUSCANDO UNA EXPLICACIÓN IMPOSIBLE


01.04.2015

Hace unos pocos días el presidente Obama tranquilizaba al mundo cuando decía que lo que ocurría en el Medio Oriente no era una guerra religiosa, y se debe suponer lo hacía ante el aumento de las sospechas de que sí lo era.

Así de sencillo, porque el premio Nobel no habla por hablar, lo que le falto decir era de qué se trataba entonces, pues si ya se descartó que la guerra era solo por petróleo que se podía comprar solo imprimiendo dólares, nadie puede creerque todo sea por las arenas de los desiertos de la zona cuando en el Sahara hay toda la que quieran sin tener que matar a nadie.

Porque ya no estamos en los buenos tiempos de la sublime Troya donde los hombres se mataban  por montones por una simple vendetta sexual.

Tampoco se puede creer sea el rescate del espíritu de las cruzadas de hace un milenio que más que la recuperación del Santo Sepulcro lo que se buscaba era  el camino a las Indias, la tierra de las especies para comer mejor.  Además en la Tierra Santa está situado el intocable estado de Israel.

El cuento de los derechos humanos no se puede ni mencionar, pues los países que se destruyen son los que menos problemas tienen en ese sentido, incluida la sufrida Libia con el mayor desarrollo socioeconómico de África y se excluyen países como Arabia Saudita y Egipto donde la represión y la muerte son cosa de cada día.

El detalle de la democratización de la sociedad no se puede considerar por las mismas razones, los peores casos gozan del completo apoyo de los países occidentales para la represión de sus propios pueblos.

Es sospechoso el esfuerzo que se hace para la destrucción total.Toda la infraestructura social se destruye al máximo y lo mismo se hace con la población a la que se le aplica una reducción implacable, lo que puede hacer sospechar que se intenta hacer retroceder a esos pueblos a su etapa nómada como un simple detalle folklórico con fines de poder utilizarlos en el negocio del turismo. 

Algo así como el destino de los negros del África subsahariana donde se les presenta como un componente más del paisaje salvaje para disfrute de los turistas blancos.

El caso es que en estos momentos hay un gran alboroto por la supuesta conclusión de un acuerdo sobre la utilización de la energía atómica por Irán y con eso se decidirá si Occidente bombardeará o no ese país, mientras Arabia Saudita declara abiertamente su pretensión de construir la bomba atómica y nadie dice absolutamente nada.

Todo sucede siguiendo un patrón de conducta demasiado evidente.

Antonio González

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