28.03.2015
¿Por qué no ha celebrado Podemos su 
espectacular irrupción en la política institucional andaluza? Pues 
porque, como sus dirigentes no han dejado de repetir desde que pusieron 
en marcha el partido, Podemos no nació para ser un actor secundario –no 
nació para ejercer las tareas de oposición ni para integrar o apoyar 
gobiernos dirigidos por el PSOE, la pata izquierda del bipartidismo–, 
sino para convertirse en el actor principal de la política española. 
"Nacimos para ganar", han insistido siempre. Por eso otros partidos aún 
estarían dando botes de alegría con 15 escaños –partiendo de cero– en el
 Parlamento de Andalucía, mientras que Podemos, tercera fuerza política 
en la comunidad autónoma con el 15% de los votos, ha recibido el 
resultado con caras largas.
Podemos aspiraba (¿sigue aspirando?) a acabar con el 
bipartidismo, primero ganando las elecciones generales para evitar que 
España siga siendo gobernada por la Troika y después conformando un gran
 bloque para avanzar hacia un proceso constituyente que supere el 
régimen del 78.
 Y aspiraba (¿sigue aspirando?) a lograrlo presentándose 
ante la sociedad –una sociedad con escasa y deficiente formación 
política– no como un partido de izquierdas, sino como nueva política al margen del eje izquierda/derecha
. Pero... 
Primero: PSOE y PP sumaron el 62% de los votos y 80 de 
los 109 escaños a repartir en las elecciones andaluzas, lo que refleja 
que el bipartidismo puede estar tocado –en las anteriores sumó el 80% de
 los sufragios y 97 asientos–, pero no está ni mucho menos hundido. Y 
segundo: es evidente que a Podemos le ha hecho mucho daño que la 
maquinaria propagandística del régimen del 78 lleve meses criminalizando
 al chavismo y vinculando al partido de Pablo Iglesias con éste, así 
como promocionando –y parece que con éxito, a juzgar por sus nueve 
escaños en las andaluzas– a Ciudadanos, un partido que, como Podemos, 
también se reivindica como nueva política al margen del eje izquierda/derecha.
El gran objetivo de Podemos no son las autonómicas sino 
las generales y sería aventurado extrapolar los resultados del domingo 
al conjunto del Estado –y más teniendo en cuenta que Andalucía no 
parecía ni parece su mejor plaza–, pero no conviene olvidar que el 
partido salía "a ganar" las andaluzas y ha tenido que conformarse con 15
 escaños de 109. Dicho de otra forma, el 22M no ha acabado con Podemos, 
pero sí lo ha bajado a la tierra.
Las andaluzas arrojan que, así como Ciudadanos está 
empezando a ser percibido como lo que es –una especie de Podemos de 
derechas–, Podemos también está empezando a ser percibido como lo que 
es: un partido de izquierdas. A partir de ahora, tendrá que valorar cómo
 influye eso en su determinación de "ocupar la centralidad del tablero 
político" para llevar a cabo su doble objetivo de ganar las generales y 
avanzar hacia ese proceso constituyente que deje atrás el régimen del 
78. Y tendrá que reconsiderar si continúa recorriendo ese camino en 
solitario –como tenía previsto, sobre todo tras los resultados de las 
europeas– o rectifica y apuesta por la convergencia con otras fuerzas de
 izquierdas.
En cualquier caso, lo primero que debe decidir Podemos es
 qué hacer ante la investidura de Susana Díaz como presidenta de la 
Junta de Andalucía. Parece evidente que no votará a favor, pero debe 
elegir entre facilitar la investidura absteniéndose y no facilitarla 
votando en contra –tanto en la primera votación como en la segunda–, lo 
que obligaría a la secretaria general del PSOE andaluz a alcanzar un 
pacto de investidura más o menos expreso con el PP –o con Ciudadanos–, 
si no quiere tener que volver a convocar elecciones.
Si Podemos facilita la investidura de Susana Díaz, el establishment elogiará su actitud responsable.
 Si no la facilita – abocando al bipartidismo a conformar una gran 
coalición más o menos tácita que evidencie más aún la tramoya del 
régimen del 78 o a volver a convocar elecciones–, el acoso y derribo 
contra la formación de Pablo Iglesias no habrá hecho más que empezar. La
 decisión de Podemos, sea cual sea, entrañará riesgos –de uno u otro 
tipo– para el partido, pero sobre todo proporcionará muchas claves de 
futuro.
Autor: Javier Lezaola, periodista
Fuente: http://www.eldiario.es/norte/cantabria/primerapagina/Podemos-baja-tierra_6_370672951.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitte
                  
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