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jueves, 5 de febrero de 2015

UNA REFORMA DE PENA. SOBRE EL NUEVO CÓDIGO PENAL


El Derecho, y por tanto la leyes, siempre ha sido la manera que tiene una sociedad de autoorganizarse, por lo que el estudio de su contenido nos da una idea de quien tiene el poder en el Estado y quien está dictando las reglas que marcan nuestro día a día. Un ejemplo de este asunto es la reciente reforma del Código Penal, que ha sido una modificación claramente ideológica.

Maquillando la corrupción
Las últimas encuestas revelan que el segundo problema que los españoles consideran más grave, después del paro, es la corrupción política. Por esta razón, el Gobierno ha decidido hacer eso que a ciertos políticos se les da tan bien: cambiarlo todo para dejarlo igual (o peor). La reforma en cuestiones de corrupción ha sido una mera operación de maquillaje, que no ha solucionado el problema, sino más bien todo lo contrario, dándole a las empresas y empresarios (que son quienes corrompen a los políticos) una impunidad escandalosa.
Los delitos fiscales seguirán siendo sólo delito a partir de la cifra de 120.000 €, por lo que aquellos inferiores a esa cifra sólo serán castigados con una multa, de la misma manera que este delito podrá ser perseguible durante 5 años, tiempo tras el que los delincuentes quedarán impunes. Además, para ahondar más en las medidas anticorrupción, el PP ha creado un tipo penal de financiación ilegal de partidos con un tope máximo de 500.000 €, cifra por debajo de la cual no tendrán sanción corruptores ni corruptos. Por último, el nuevo Código Penal blinda a las empresas contra cualquier investigación penal siempre que tengan un programa de prevención, que ni siquiera tiene por qué ser eficaz.

El miedo como excusa
Tras los atentados del 7 de enero contra la revista satírica Charlie Hebdo, se abrió el debate sobre el terrorismo y la libertad de expresión. Este debate ha sido aprovechado por los grandes partidos del régimen para seguir fomentar la política del miedo, que tan buen resultado ha dado en otras épocas, y que había pasado a un segundo plano después del cese de la actividad armada de ETA. En los últimos días PSOE y PP han firmado un pacto antiterrorista sin contar con la opinión del resto de fuerzas parlamentarias. Esto ha conducido a endurecer las penas a los condenados por terrorismo de una forma totalmente populista y oportunista. Además, se abre la puerta a una posible reinterpretación del término de terrorismo, puesto que se define  que podría dar lugar a una interpretación torticera que criminalizase la protesta social incluyendo algunos actos dentro del término. Pero si algo ha llamado la atención en este pacto es la medida de la prisión permanente revisable, que no es otra cosa que una cadena perpetua camuflada con palabras distintas. Esta última medida, además, es de dudoso encaje constitucional puesto que se deja a la libre elección del juez cuándo puede salir un preso, cosa que va contra la voluntad de reintegración en la sociedad que dispone la Constitución Española, por lo que no sería de extrañar la declaración de inconstitucionalidad del Tribunal Constitucional.

sanchezrajoy

Los mencionados atentados han dado pie a una gran campaña propagandística de los Estados occidentales contra el “yihadismo”, término que se ha asimilado al islami, utilizando la libertad de expresión como arma arrojadiza para ocultar los intereses geopolíticos y económicos que se esconden tras esta campaña mediática. En las últimas semanas se han dado grandes discursos en favor de la libertad de expresión, pero esto no se ha visto reflejado en la legislación puesto que no ha habido una verdadera voluntad política de protección de este derecho fundamental. En este sentido es especialmente ilustrativo el artículo 525 CP, que tipifica como delito el hacer escarnio público de una religión. Por esto hemos de entender esta defensa súbita de la libertad de expresión como otra campaña populista de obtención de votos, de la misma forma que podemos asumir como tal el incremento de 13 a 16 la edad de consentimiento sexual, por lo que se dará una paradoja por la que un menor pueda casarse pero no mantener relaciones sexuales libres sin ser delito. Esto debemos considerarlo como una medida para contentar al sector de la sociedad más reaccionario y conservador, que prefiere criminalizar el sexo antes que proporcionar una educación sexual apropiada que trate el tema como algo normal y sano.

El derecho a huelga en entredicho

Por último, el ejemplo que quizá deje más patente el carácter ideológico de esta reforma es el de la modificación de las penas relacionadas con la huelga. Se reduce la pena a aquellos empresarios que impidan ejercer el derecho de huelga a sus trabajadores a menos de 2 años, por lo que por norma general no entrarían en prisión, mientras que se agravan las penas a los trabajadores que realicen un piquete con el que contrarrestar la coacción de la patronal en las jornadas de huelga.

Desde la eliminación de cualquier responsabilidad a las empresas hasta la bajada de penas a los empresarios por coaccionar a los trabajadores, esta reforma denota que las leyes no son asépticas y apolíticas. Por el contrario, se trata de normas hechas a medida para que quienes ostentan el poder económico y político continúen ampliando su control sobre el resto de la sociedad. No son leyes hechas por nosotros, ni para nosotros.
Antonio Rod

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