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lunes, 16 de febrero de 2015

COOPERACIÓN SUR-SUR: EL PRAGMATISMO CHINO EN LAS AMÉRICAS


Publicado en: 16 febrero, 2015

Por Anibal Garzón Baeza
 
“China lo veíamos como algo legendario, muy lejano, de las películas… se ha dado un cambio fundamental”. Rafael Correa China se institucionaliza en América Latina Un momento histórico se vivió estos días, enero de 2015, en las relaciones internacionales y la cooperación sur-sur; el I Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrado en […]

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“China lo veíamos como algo legendario, muy lejano, de las películas… se ha dado un cambio fundamental”.

Rafael Correa

China se institucionaliza en América Latina

Un momento histórico se vivió estos días, enero de 2015, en las relaciones internacionales y la cooperación sur-sur; el I Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrado en Beijing. En este foro participaron delegaciones de los 33 países de Latinoamérica y el Caribe, y el anfitrión, China, y se aprobó el reglamento de este nuevo organismos bilateral que da paso a un plan quinquenal (2015-2019) de cooperación con el compromiso fijado en la Declaración de Beijing. La próxima cita se ejecutará en Chile en 2018.

En este encuentro el Presidente chino, Xi Jinping, anunció que China pretende invertir 250.000 millones de dólares en los próximos 10 años y conseguir en ese mismo espacio de tiempo un comercio entre las dos regiones de 500.000 millones. Algunos de los sectores de la inversión serán seguridad, comercio, finanzas, tecnologías, recursos estratégicos, industria y agricultura. China actualmente es el segundo socio comercial de Latinoamérica y el tercer inversor, creciendo entre 2000 y 2013 de 12.600 millones a 261.500 millones . Uno de los actores esenciales en la cooperación con América Latina durante los años 90 y principios del siglo XXI fue España pero el año 2012 se marcó el fin de una era. Justamente en la Cumbre Iberoamericana celebrada en noviembre de ese año en la ciudad andaluza de Cádiz las autoridades españolas y portuguesas reclamaron apoyo de América Latina para superar su crisis económica y se argumentó que los países ibéricos ya no podían financiar el 70% del presupuesto de la comunidad iberoamericana . La caída de la hegemonía de España en América Latina no sólo vino por causas intrínsecas de la crisis económica que sufre actualmente sino también por críticas a la legitimidad de la intervención de empresas transnacionales españolas en la región, desde Telefónica, a Endesa, Aguas de Barcelona, o Iberdrola, entre otras. Tanto por sus condiciones laborales como por impactos medioambientales que sufre la población local.

Mientras España (actor esencial en la estrategia de la Unió Europea) se encogía, China se agrandaba. China, como hemos reflejado, se ha posicionado como actor ya que ha crecido mucho su intervención económica en América Latina en los últimos años y sigue con el mismo camino pero a diferencia de la Unión Europea o Estados Unidos no ha sufrido movimientos de resistencia civil ni choques diplomáticos por parte de países de América Latina. ¿A qué se debe esa esfera colectiva poco crítica sobre el papel de China en América Latina?, ¿Está actuando China de una manera “correcta” en el continente?, ¿Es pronto para valorar a China sobre los impactos de su papel en América Latina?, ¿China al ser un país del Sur que coopera con otra región del Sur tiene otros mecanismos de relaciones bilaterales más simétricos?

La estrategia China en su modelo de cooperación
China parte de una ventaja clara sobre su legitimidad y acercamiento con América Latina por encima de Estados Unidos y la Unión Europa. China no tiene a sus espaldas acciones de intervención militar colonial o imperialista en América Latina y el Caribe que si arrastran las otras dos potencias. Su cara limpia, pero a la vez desconocida en la región le permite recibir un mayor grado de confianza, incluso con tono jocoso al ser exótica la cultura asiática milenaria para la mayoría de la población civil latinoamericana . Otra ventaja es que China arrastra una historia similar a la de América Latina en las relaciones internacionales. Una historia de haber sufrido el colonialismo por parte de potencias europeas y Japón. China, también, tiene dentro de su discurso y esquema histórico la lucha contra la colonización al ser partícipe en la Conferencia de Bandung celebrada en 1955. Una conferencia que apostó por la “Coexistencia Pacífica” en la Guerra Fría y contra toda injerencia. A pesar de tener una brecha cultural entre China y América Latina existe un gran acercamiento histórico al haber ejercido el mismo papel como países subdesarrollados en la dialéctica internacional.

China en sus relaciones internacionales, políticas y comerciales, sigue apostando por el marco ético de la Coexistencia Pacífica buscando como finalidad la construcción de un modelo multipolar. Los cinco principios base de la Coexistencia Pacífica son; “respeto mutuo a la soberanía y la integridad territorial, no agresión, no intervención en los asuntos internos de un país por parte de otro, igualdad y beneficios recíprocos y coexistencia pacífica” . Estos principios han hecho que China, como actual potencia económica, lleve diferente estratégica en las relaciones internacionales que Estados Unidos y Europa. El debate puede existir en el fin pero la claridad está en los medios.

China, a diferencia de las otras dos potencias, se ha centrado en una cooperación muy pragmática. El principio de respeto a la soberanía hace que el país asiático coopere con cualquier país del mundo, más allá de ser un régimen dictatorial, un modelo con amplia democracia, un sistema neoliberal, un país socialista, una monarquía, o incluso un estado fallido. China en América Latina coopera con el mismo interés comercial con Cuba, modelo socialista y país del ALBA-TCP, que con Chile, modelo neoliberal y miembro de la Alianza del Pacífico. Al igual que en Asia tiene buen relación bilateral con la República Popular Democrática de Corea o con el enemigo histórico de Corea del Sur. Lo mismo con la Unión Europea y Rusia, dos zonas en conflicto comercial y diplomático acelerado tras la Guerra en Ucrania. A China le da igual el color de la camiseta, lo que busca es el color de sus negocios. Este comportamiento en las relaciones internacionales no ha sido efectuado por Estados Unidos desde su hegemonía. Su visión de dominación política y bélica internacional, y sobre todo en su patrio trasero latinoamericano, ha afectado incluso sus intereses económicos en las relaciones internacionales. Un ejemplo es su estrategia de bloquear a Cuba durante 50 años, que no ha tenido su objetivo político, en lugar de estrechar lazos comerciales que beneficien la economía norteamericana. La “cooperación dogmática”, podemos decir a diferencia de la cooperación pragmática de China, que ha llevado Estados Unidos al intervenir en muchos estados según sus intereses morales e imperiales les ha generado grandes enemigos a nivel mundial. América Latina es el espacio de análisis comparativo con China.

Mientras los 33 países de América Latina con diferentes modelos políticos y económicos y que podemos agrupar en socialistas del siglo XXI (países del ALBA-TCP), desarrollistas (MERCOSUR) y neoliberales (Alianza del Pacífico), aplauden en conjunto la cooperación con China no sucede lo mismo hacia Estados Unidos. Los países del ALBA-TCP por sus modelos de desarrollo endógeno al poner ciertas regulaciones estatales a las grandes inversiones extranjeras y no aceptar Tratados de Libre Comercio chocan con los intereses históricos de dominación de los Estados Unidos. Países del ALBA-TCP, como Ecuador, Bolivia, Venezuela y Nicaragua, en 2012 renunciaron al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) al criticarlo como mecanismo de intereses hegemónicos de Estados Unidos en el continente.

En definitiva, la cooperación sur-sur con China a la cabeza empieza a imponerse al histórico modelo de cooperación norte-sur en el contexto latinoamericano. Más allá de las diferencias estratégicas de cooperación pragmática y cooperación dogmática, de China y Estados Unidos correspondientemente, ponemos encima de la mesa la duda de si los dos modelos tienen finalmente un mismo impacto; el desarrollo de un estado mediante el subdesarrollo de otros.

China y sus intereses económicos en América Latina
América Latina es hasta la actualidad una región llena de materias primas, desde minerales, hidrocarburos, petróleo, e incluso de alimentos. Una región donde finalmente no se ha dado un proceso de industrialización autóctono. Su modelo extractivista ha sido permanente con las intervenciones de empresas europeas y norteamericanas, pero ¿China reproduce el mismo modelo de intercambio o con una cooperación más pragmática genera una nueva relación bilateral más simétrica?

Según un informe de la CEPAL en 2010 las inversiones de China, que ya era el tercer país inversor en la región con el 9%, detrás de Estados Unidos con el 17% y Países bajos con el 13%, el 90% de sus inversiones estuvieron dirigidas a la extracción de recursos naturales, principalmente hidrocarburos y minería. Al igual que en las relaciones entre Estados Unidos o Europa y América latina, China juega un papel similar en la cadena productiva, quiere materias primas para hacer productos manufacturados.

Según datos de la CEPAL, la mayoría de países de América Latina concentran el 90% de sus exportaciones a China en sólo 5 productos, los cuales son en su mayoría materias primas. Por ejemplo países como Chile el 66,2% del total de sus exportaciones a Asia se basan en el cobre, o Venezuela el 62,2% es petróleo. Más allá de su gestión de los beneficios de las exportaciones de cada país, interviniendo más en Venezuela la gestión del Estado mediante PDVSA y más las inversiones privadas en Chile, su monoexportación a Asia es muy contundente. Lo mismo en países como Colombia con el 66,2% de petróleo como su total de exportación de productos a China o Cuba con el 61,3% de níquel .

Estos porcentajes de exportaciones a China son muy considerados en las economías latinoamericanas, siendo un trozo de pastel muy elevado. A nivel general las exportaciones totales de América Latina a China crecieron del 1,1% en el año 2000 al 8,3% en 2010, y las importaciones del 1,8% al 13,3%, según datos de la CEPAL. Hay países como Chile que en 2012 el 32,22% del total de sus exportaciones fue a China, o en Perú el 17,59% , siendo el mercado chino el principal destino

Por lo tanto, en el caso comercial entre América Latina y China hay dos supuestos, el crecimiento del comercio bilateral donde ha aumentado los últimos años abismalmente entre las exportaciones e importaciones, y siguen su ritmo creciente, pero en segundo lugar como las exportaciones de América Latina a Asia están muy concretadas en materias primas. Esto complementa un tercer punto que es la reciente estrategia de China más allá de lo comercial, las inversiones productivas de China en América Latina siguen el mismo eje que el comercio, la extracción de materias primas y no un desarrollo industrial. Uno de los ejemplos es la empresa estatal petrolera China Sinopec, con su estrategia de expansión y búsqueda de recursos internacionales para poder cubrir el mercado asiático de 1500 millones de personas, que realizó la mayor inversión al adquirir el 40% de las operaciones en Brasil por parte de Repsol-YPF por 7.111 millones de dólares . Además, las petroleras CNOOC y Sinochem también anunciaron adquisiciones importantes en Brasil y Argentina, respectivamente.

China parece llevar un papel similar a las relaciones Norte-Sur donde América ha sufrido el extractivismo y el subdesarrollo. La cooperación china con América Latina se decanta en toda regla por el desarrollo económico del gigante asiático y no por apoyar el desarrollo de otros países del sur. Las inversiones y comercio de China con América Latina cumplen los criterios de la globalización neoliberal usando las monedas fuertes, dólar y euro entre otras, como mecanismo de cambio y no otros sistemas como podría ser el trueque. Un sistema rupturista con el mundo financiero que se llevó a cabo en los países del “socialismo real” del siglo XX y que se ha reactivado en el comercio de los países del ALBA-TCP como Venezuela y Cuba intercambiando petróleo por acciones y conocimientos médicos y educativos.

China y sus intereses políticos en América Latina
Más allá del crecimiento comercial de China en América Latina empieza a ver un cambio cualitativo en las relaciones políticas interregionales. La creciente disputa de China en el mundo multipolar haciendo frente a la hegemonía de Estados Unidos busca generar nuevas directrices el gigante asiático con América Latina para romper con su Patrio Trasero. Mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) ha perdido legitimidad por la repulsa de nuevos gobiernos progresistas en América Latina críticos con la dominación histórica de Estados Unidos fundándose incluso organismos con intención substitutiva a la OEA como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), o también las Cumbres Iberoamericanas lideradas por España hayan tenido una decadencia diplomática por el rechazo de algunos países a las intervenciones de multinacionales españolas, ha ido creciendo la entrada empresarial y diplomática política de China. Desde 2007 hasta 2014 se han realizado 8 Cumbres empresariales China – América Latina, reuniendo a empresarios y funcionarios de los diferentes gobiernos para discutir sobre Cooperación el comercio y las políticas de inversión y las oportunidades de mercado. China con sus principios de coexistencia pacífica, a diferencia de Estados Unidos, rompe con ese modelo de injerencia de estrechar relaciones prioritarias con países con un cierto modelo económico y político y su pragmatismo en las relaciones internacionales se centran en cooperar con cualquier país que lo desee. Desde Cuba con modelo socialista, hasta Brasil con sistema neodesarrollista o Chile como pilar neoliberal. Reiterando, todo vale para China. El I Foro China-CELAC, como se dijo anteriormente, es un paso más en esa cooperación política y económica más allá de lazos comerciales mínimos.

Otro de los puntos de disputa de Occidente contra China sobre el multilateralismo es la dimensión político financiera. Las repulsas de muchos de los nuevos gobiernos latinoamericanos al Fondo Monetario Internacional (FMI) por las condiciones de préstamos a cambio de llevar políticas neoliberales (similar a la Unión Europea y sus políticas de austeridad en el Sur de Europa) ha hecho que China haya ganado mercado financiero. China se ha convertido con el Banco Chino de Desarrollo (BCD) y el Banco Chino de Importación-Exportación en el principal prestamista en muchos países de América Latina críticos con el FMI, como Venezuela o Ecuador.

China dio un paso histórico, no sólo a nivel bilateral América Latina y China, sino a nivel global, la fundación de BRICS. Un nuevo organismo multilateral que estrecha la cooperación de potencias regionales continentales del Sur, desde Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, para cuestionar el modelo de la globalización actual. Economías emergentes pintan sus lazos para generar un cambio en las directrices internacionales. Brasil una potencia regional latinoamericana tras los cambios con la llegada de Lula al gobierno en 2002 de apostar por una soberanía autónoma que rompiera con controles de Estados Unidos para poder generar un desarrollo nacional. BRICS nace estratégicamente a favor de potenciar la cooperación sur-sur a nivel internacional con países que buscaban cierto desarrollo interno para ganar independencia y ser potencias regionalistas. En 2003 se funda su antesala, IBSA , con potencias emergentes del sur, Sudáfrica en África, India en Asia, y Brasil en América Latina firmando los tres países la Declaración de Brasilia. Estos tres países no rompen con el capitalismo, ni dejaban de ser colonialidad cultural del Norte, pero al menos buscan estrategias conjuntas para ganar soberanía y poder realizar resistencias a la globalización neoliberal, sistema que extremiza las desigualdades Norte-Sur. China vio una oportunidad estratégica política a favor del multilateralismo y finalmente con su ingreso y el de Rusia se forma BRICS, junto con los tres países, Brasil, Sudáfrica e India. BRICS tiene el 29% del PIB mundial y el 46% de la población y empieza a ser un modelo propio que pone en duda la dominación de Occidente como estrategia política dentro de la cooperación sur-sur de las nuevas potencias económicas.

Consideración: China el mercader de la cooperación sur-sur
A pesar de ser China un país en constante crecimiento económico y consecuentemente de elevado consumo energético, según una nota de Wikileaks China consigue el petróleo venezolano a 5 dólares por los mecanismos de los créditos y hay hipótesis de que en lugar de consumir todo por si misma vende parte de este petróleo que consigue más barato a terceros países a precio de mercado – por ejemplo el precio en 2010 fue cerca de 80 dólares – obteniendo grandes beneficios

El mismo exministro del Petróleo, Rafael Ramírez, afirmó en 2012 que “Venezuela destina cerca de la mitad de petróleo que exporta a China para cancelar los millonarios préstamos que ha recibido del gigante asiático en los últimos dos años”. Ya no solamente la importación de productos primarios de América Latina a precios más baratos es la estrategia de China como consumo propio, con el endeudamiento de América Latina, sino la reexportación de los mismos productos a terceros países.

El pasado 7 de Enero en una reunión bilateral entre China y Venezuela se acordó una financiación de 20.000 millones de dólares para proyectos energéticos, principalmente para la Faja Petrolera del Orinoco. El Banco de Desarrollo Chino se ha convertido en un suplente del FMI y BM al haber recibido Venezuela 55.000 millones de 2006 a 2014.

Hemos visto el modelo pragmático de la cooperación china, con sus intereses comerciales, inversionistas y financieros, además de su estrategia política a favor del multilateralismo potenciando las relaciones sur-sur, sea con el país que fuere. La relación que se ha ejemplificado ha sido con América Latina, una región que China valoró como destino de operaciones de cooperación tras la publicación de su “Libro Blanco” en 2008. En 2003 emitió su primer Libro Blanco enfocado en la Unión Europea y en 2006 en África. China inició el crecimiento de su comercio e inversiones con América Latina en 2001 y justamente 14 años después formalizó su primer encuentro estratégico de manera bilateral con todos los países de América Latina en el I Foro China-CELAC.

Se podría interpretar que China puede ser un ángel para conseguir finalmente el desarrollo social y económico a la histórica reprimida América Latina, pero parece que la relación de la dependencia entre metrópoli y satélite se repite, básicamente cambia el actor principal. China solamente importa de América Latina materias primas y productos agrícolas generando una falta de diversificación a las economías, continuando Venezuela principalmente exportando petróleo, Bolivia hidrocarburos, Brasil soja, Chile cobre o Argentina vacuno. Si China fuera un verdadero socio complementario buscaría generar industrialización y valor agregado en América Latina, un efecto que no se da hasta el momento.

Posiblemente el nuevo funcionamiento del mercado mundial del siglo XXI sea la reventa de materias primas por la creciente escasez, no la simple venta de productos manufacturados, sacando partido los mercaderes. Indicios de lo que esperamos que pueda suceder en un futuro con otros productos primarios y de consumo obligatorio como fuente de vida, el agua y alimentos base, como ya sucede hoy con la crisis alimentaria que produce el mercado internacional.
Concluyendo, con la crisis de materias primas y energética que ha llevado a su aumento de precio los últimos años, China como país de crecimiento económico excepcional y ampliando el número de consumidores en su gran mercado nacional no solamente busca la exportación de materias primas en América Latina con su amplia Inversión Extranjera Directa para consumo propio sino revender parte de esas materias primas que consigue a precio excepcional mediante la deuda de América con bancos chinos a mercados asiáticos y obtener un amplio beneficio. Por lo tanto, China acaba convirtiéndose en un mercader internacional con su monopolio comercial entre la cooperación de países del sur, de América con Asia, siendo quien extrae entre otras operaciones las materias primas de América y las vende a países asiáticos en lugar de hacerse directamente la venta de América a los países asiáticos. De esta manera la cooperación sur-sur de China acaba teniendo un engranaje de dominación, el control de mercados del sur evitando la cooperación directa.

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