Publicado en: 23 febrero, 2015
El caso Swissleaks vuelve a poner en la picota al banco británico. Su exdirector y exministro de Finanzas de Reino Unido, ha dimitido, y la Fiscalía suiza investigará si ayudó a cometer delitos fiscales.
Douglas Flint nunca ha llenado estadios. Nadie lleva una camiseta con
la cara de Stephen Green. Sus nombres tampoco aparecen en la Lista
Falciani y, sin embargo, son los principales afectados por la misma.
Green, exministro de Comercio del Gobierno de David Cameron, fue
director del banco The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation
(HSBC) durante la ‘fiesta’ que tuvo lugar entre 2006 y 2008,
cuando el banco movió más de 180.000 millones de euros para ayudar a sus
clientes a evadir sus obligaciones tributarias. Green ha sido obligado a
retirarse del lobby TheCityUK, grupo de presión destinado a promover
“buenas prácticas”, es decir, a sostener el interés del sector
financiero en Reino Unido.
Douglas Flint lo tiene más fácil. Básicamente, lo que tiene que hacer es capear el temporal. Es el actual presidente del banco, en 2013 cobró dos millones de euros por este trabajo y es un “extraordinario hipócrita”, en palabras del investigador independiente Nicholas Wilson, quien ha denunciado en el medio progubernamental ruso RT News el papel de Flint “tapando” prácticas criminales y fraudulentas cuando era director financiero del banco. Pero, de momento, al banco de Flint le ha bastado con reconocer que “los controles fallaron” y asegurar a Bélgica, el país más beligerante, que cooperará en la investigación.
Este mes de febrero el mundo ha descubierto los nombres de algunos de
los clientes del banco, mediante una técnica de goteo impulsada por el
Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el
periódico Le Monde. jefes de Estado, financieros, deportistas
laureados, artistas de relumbrón, congregaciones religiosas, señores de
la guerra, traficantes de armas o diamantes de sangre o simples
testaferros, el impacto ha generado una corriente a favor de la
investigación en distintos países que supone un descrédito sobre la
imagen del HSBC solo comparable al escándalo que supuso la investigación
por parte de EE UU de que el banco había sido cooperador en el lavado
de dinero procedente del narcotráfico.
En España es el diario digital El Confidencial el que publica la relación de clientes de HSBC. Entre ellos, posibles defraudadores a los que el banco británico pudo ayudar a evadir impuestos. A partir de ahí, las autoridades de cada país han decidido qué hacer con una información… que ya tenían. A la investigación suiza, se junta la de otros países que, por lo general, se conforman con lo que puedan recaudar de los evasores pillados in fraganti. Es el caso de Brasil, último país que ha iniciado una investigación propia para determinar si ha habido fraude y lavado de dinero.
Francia ha recuperado aproximadamente 254 millones merced a las revelaciones de Falciani, Reino Unido alrededor de 180 y España 288. No está mal para las maltrechas arcas de los Estados europeos, pero es poco si se considera que la Comisión Europeaestima que la evasión fiscal priva a los ciudadanos de un billón (con doce ceros) de euros anuales. El eurodiputado del grupo de la izquierda europea (GUE/NGL) Fabio de Masi considera que el caso HSBC muestra cómo los bancos ayudan a los “ladrones de impuestos contra la mayoría de ciudadanos de Europa”.
HSBC habría ayudado a mover 180.000 millones de euros para el fraude fiscal y el blanqueo de dinero
En España, el escándalo ha obligado a Hacienda a anunciar una investigación para determinar el papel del banco: si los empleados del HSBC “estaban ofreciendo un instrumento a los evasores fiscales españoles”, es decir, si han cumplido un papel de “cooperadores necesarios” en la comisión de un delito. Pero Mollinedo cree bastante improbable que la investigación pueda afectar al banco, dado que no opera en España. No se espera, tampoco, una respuesta coordinada a nivel europeo. De Masi cree que HSBC “estaba protegida por [Angela] Merkel, [Jean-Claude] Juncker y compañía, que no hacen nada para terminar con los paraísos fiscales”. De Masi, además, explica que el poder de los lobbies financieros en Bruselas sigue empujando a favor de la corriente: “La industria financiera debería actuar de manera más humilde después de la crisis financiera, pero ahora reptan desde sus agujeros para pedir menos regulación”.
Así sucede estos días, cuando los principales bancos del mundo discuten sobre las nuevas reglas del sector y piden menos rigor en el colchón de reservas reales que los bancos tienen que guardar para evitar un nuevo desmoronamiento como el que dio lugar a la crisis de las hipotecas subprime. El lobby más agresivo a favor de la manga ancha, y el más poderoso en Bruselas, es el Instituto de Finanzas Internacionales, dirigido por Douglas Flint, presidente de HSBC, el hombre que nunca ha llenado estadios.
Douglas Flint lo tiene más fácil. Básicamente, lo que tiene que hacer es capear el temporal. Es el actual presidente del banco, en 2013 cobró dos millones de euros por este trabajo y es un “extraordinario hipócrita”, en palabras del investigador independiente Nicholas Wilson, quien ha denunciado en el medio progubernamental ruso RT News el papel de Flint “tapando” prácticas criminales y fraudulentas cuando era director financiero del banco. Pero, de momento, al banco de Flint le ha bastado con reconocer que “los controles fallaron” y asegurar a Bélgica, el país más beligerante, que cooperará en la investigación.
La lista a la
que ha tenido acceso el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación consta de más de cien mil nombres de 200 países.
En España es el diario digital El Confidencial el que publica la relación de clientes de HSBC. Entre ellos, posibles defraudadores a los que el banco británico pudo ayudar a evadir impuestos. A partir de ahí, las autoridades de cada país han decidido qué hacer con una información… que ya tenían. A la investigación suiza, se junta la de otros países que, por lo general, se conforman con lo que puedan recaudar de los evasores pillados in fraganti. Es el caso de Brasil, último país que ha iniciado una investigación propia para determinar si ha habido fraude y lavado de dinero.
Francia ha recuperado aproximadamente 254 millones merced a las revelaciones de Falciani, Reino Unido alrededor de 180 y España 288. No está mal para las maltrechas arcas de los Estados europeos, pero es poco si se considera que la Comisión Europeaestima que la evasión fiscal priva a los ciudadanos de un billón (con doce ceros) de euros anuales. El eurodiputado del grupo de la izquierda europea (GUE/NGL) Fabio de Masi considera que el caso HSBC muestra cómo los bancos ayudan a los “ladrones de impuestos contra la mayoría de ciudadanos de Europa”.
Posible prevaricación
El 13 de febrero, la Audiencia Provincial de Madrid levantaba el polvo en torno a un viejo caso relacionado con la Lista Falciani. Esa instancia obligaba al Juzgado de Instrucción número 37 a investigar a dos excargos de Hacienda: María Dolores Bustamante, exdirectora de Gestión Tributaria, y Carlos Cervantes, exdirector de Inspección, por un posible delito de prevaricación administrativa. El aviso lo había dado el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) ya en 2010: la Agencia Tributaria se había saltado los trámites al recibir la Lista Falciani. En lugar de iniciar una investigación, envió una carta a los titulares de las cuentas en Suiza desveladas por el informático monegasco. El aviso benefició a la Hacienda española, que recibió casi 300 millones en concepto de cuotas y recargos. Pero podía haber sido más. José María Mollinedo, secretario general de Gestha, explica que en los delitos fiscales, además de las penas de prisión, la condena lleva una sanción que en el caso de las cuentas de menos de 50.000 euros es de entre el 75% y el 100% del dinero no declarado. En las cuentas con más importe las condenas pueden llegar hasta el triple de las cuotas correspondientes. La carta de Hacienda cortó de raíz con la investigación del caso, “entendemos que es algo más que un trato de favor, teniendo en cuenta los serios indicios de fraude y, sobre todo, las cantidades depositadas, que ya sugerían que se podían cometer varios delitos fiscales por buena parte de estos titulares”, dice Mollinedo.HSBC habría ayudado a mover 180.000 millones de euros para el fraude fiscal y el blanqueo de dinero
En España, el escándalo ha obligado a Hacienda a anunciar una investigación para determinar el papel del banco: si los empleados del HSBC “estaban ofreciendo un instrumento a los evasores fiscales españoles”, es decir, si han cumplido un papel de “cooperadores necesarios” en la comisión de un delito. Pero Mollinedo cree bastante improbable que la investigación pueda afectar al banco, dado que no opera en España. No se espera, tampoco, una respuesta coordinada a nivel europeo. De Masi cree que HSBC “estaba protegida por [Angela] Merkel, [Jean-Claude] Juncker y compañía, que no hacen nada para terminar con los paraísos fiscales”. De Masi, además, explica que el poder de los lobbies financieros en Bruselas sigue empujando a favor de la corriente: “La industria financiera debería actuar de manera más humilde después de la crisis financiera, pero ahora reptan desde sus agujeros para pedir menos regulación”.
Así sucede estos días, cuando los principales bancos del mundo discuten sobre las nuevas reglas del sector y piden menos rigor en el colchón de reservas reales que los bancos tienen que guardar para evitar un nuevo desmoronamiento como el que dio lugar a la crisis de las hipotecas subprime. El lobby más agresivo a favor de la manga ancha, y el más poderoso en Bruselas, es el Instituto de Finanzas Internacionales, dirigido por Douglas Flint, presidente de HSBC, el hombre que nunca ha llenado estadios.
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