Etiquetas

viernes, 9 de enero de 2015

NUESTROS MARTIRES EN LA TRANSICIÓN


 de enero de 2015

Ana Teresa Berroeta. Los asesinatos en 1980.



“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.” Rodolfo Walsh.

En 1980 la violencia ultraderechista alcanza unas cotas terribles de violen­cia en las calles. El día 8 de enero, aparece en el barrio de Sagroniz, a doce kilómetros de Bilbao, el cadáver de la joven de 17 años Ana Teresa Berroeta. Su cuerpo, materialmente cosido a cuchilladas, presenta huellas de haber sido violado. Exactamente cinco meses después, el 8 de mayo, María Josefa Bravo, también de 17 años, es descubierta en San Sebastián con el cráneo aplastado. Ambos asesinatos los reivindica el Batallón Vasco Español.

Entre uno y otro hecho se producen más de una docena de atentados graves firmados por los elementos franquistas, con un total de trece muertos y casi una veintena de heridos de grave consideración. La repre­sión sangrienta contra los militantes de izquierda se presenta en este pe­ríodo básicamente en su forma parapolicial.

Se producen agresiones contra locales culturales, asociaciones de ve­cinos y sedes de partidos de izquierda. Los atentados contra librerías y los asaltos a escuelas y facultades se recrudecen. Y la connivencia o inclu­so la participación directa de la policía queda en evidencia en muchos casos. El grupo de asesinos que penetra en el bar San Bao (1) de Madrid dia­loga, unos momentos antes de perpetrar su criminal agresión, con las fuerzas antidisturbios que los han estado protegiendo mientras hacían pintadas ultras, a tan sólo un centenar de metros de donde se va a pro­ducir la muerte de Juan Carlos García. En Vallecas, tras la muerte de Vi­cente Cuervo, son los propios policías quienes paran taxis para que se introduzcan en ellos los pistoleros y se alejen del lugar del crimen.

Las manifestaciones y asambleas convocadas en respuesta a los asesi­natos fascistas son sistemáticamente reprimidas por las fuerzas antidis­turbios. Casi 50 detenidos se producen en Madrid durante los actos de protesta por el atentado del San Bao; un joven resulta herido de bala en una pierna por disparo de la policía el día siguiente de la muerte de Jorge Caballero, y una vecina de Basauri, María Pérez, sufre conmoción cere­bral, por el impacto de un bote de humo, cuando participa en un acto donde se informa de la muerte de María Josefa Bravo.

El día 15 de enero explota una bomba en el bar Aldana de Baracaldo, con el resultado de cuatro personas muertas, Liboria Arana Gómez, Manuel Santacoloma, María Paz Armiño y Pacífico Fica Zuloaga. También se producen diez heridos graves. A uno de ellos, Andoni Mendoza, hay que amputarle una pierna. Reivindican el atentado los Grupos Armados Españoles (GAE). El día siguiente, Carlos Saldise Corta, de 33 años, simpatizante de Herri Batasuna, es asesinado en Lezo, también por los GAE. El 26 de enero, una carta bomba enviada al Club de Amigos de la Unesco de Madrid hiere gravísimamente a dos miembros de la entidad, María Dolores Martínez y Luis Enrique Esteban. Ella queda con la cara destrozada y pierde el ojo izquierdo, él sufre la amputación de una de las manos y queda con la otra muy dañada. Los autores del atentado son los mismos que provocaron la muerte del trabajador de El País Andrés Fra­guas con otro paquete bomba. Llevan cometiendo actos criminales du­rante varios años sin que el Ministerio del Interior se haya preocupado de seguirles la pista. 

El 2 de febrero, Jesús María Zubikarai Badiola, sim­patizante de Euskadiko Ezkerra, en Éibar, y Yolanda González, en Ma­drid, son asesinados a tiros en sendos atentados reivindicados por el Ba­tallón Vasco Español. Ocho días después, es asesinado en el popular barrio madrileño de Vallecas el joven Vicente Cuervo, durante unos in­cidentes provocados por militantes de Fuerza Nueva. Los dos miembros de un matrimonio simpatizante de HB, María del Carmen Villarramendi y Juan María Ijurko, resultan gravemente heridos por la explosión de una bomba situada bajo su coche. A él se le amputan la pierna y la mano izquierdas. El día 15 de abril, en Madrid, un joven de la CNT, Jorge Ca­ballero, es acuchillado a la salida de un cine. Muere dos semanas des­pués. El 18 o 19 de abril, Felipe Sagarne es asesinado en Hernani, de dos disparos en la cabeza realizados a bocajarro. Reivindica el atentado el BVE. El 1 de mayo, tres personas son brutalmente acuchilladas en Ma­drid, al término de la manifestación convocada por las centrales sindica­les. Uno de ellos, Arturo Pajuelo, muere a las pocas horas. Seis días des­pués, un grupo fascista asalta en Madrid el bar San Bao, disparando contra quienes se encuentran en su interior. Muere Juan Carlos García y son heridas varias personas más.

Los atentados del BVE se recrudecen en Euskadi durante el verano de ese año. En agosto, es asesinado en Irún José María Etxebeste y en Ondárroa es ametrallado y muerto Ángel Etxaniz, militante de Herri Batasuna. En septiembre, en la localidad de Hernani, son asesinados Luis María Elizondo Arrieta y Miguel María Arbelaiz Etxebarria. En no­viembre, se produce un atentado contra dos personas de etnia gitana en Hernani, a raíz del cual fallece Joaquín Antimasbede. Ese mismo mes son asesinados en Caracas los dos miembros de un matrimonio vasco, exiliados en Venezuela, Joaquín Alfonso Etxeberría y Esperanza Arana. También se produce un atentado en Hendaya (Francia), en el que mue­ren Jean-Pierre Haramendi y José Kamio.

De La sombra de Franco en la Transición de Alfredo Grimaldos. OBERON 2004

(1) En la calle de Arturo Soria, 42, en Ciudad Lineal

No hay comentarios:

Publicar un comentario