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miércoles, 21 de enero de 2015

LA CARTA DE CRISTINA ( CASO NISMAN)



Otra vez: tragedia, confusión, mentira e interrogantes


Hoy más que nunca, no se debe permitir que una vez más se intente
hacer con el juicio de encubrimiento lo que ya se hizo con la causa
principal.

La muerte de una persona, siempre causa dolor y pérdida entre sus
seres queridos, y consternación en el resto. El suicidio provoca,
además, en todos los casos, primero: estupor, y después:
interrogantes. ¿Qué fue lo que llevo a una persona a tomar la terrible
decisión de quitarse la vida?.

En el caso del ¿suicidio? Del Fiscal a cargo de la causa AMIA, Alberto
Nisman, no sólo hay estupor e interrogantes, sino que además una
historia demasiado larga, demasiado pesada, demasiado dura, y por
sobre todas las cosas, muy sórdida. La tragedia del atentado
terrorista más grande que se produjo en la Argentina.

En lo personal me retrotrae a épocas pasadas y también duras: el 18 de
julio de 1994 era Diputada Provincial en Santa Cruz y Convencional
Nacional Constituyente en Santa Fe por mi provincia. Florencia, mi
hija, recién había cumplido 4 años y Máximo estaba finalizando la
secundaria. Viajaba todas las semanas a Santa Fe, y aquel lunes 18, el
horror modificó todas nuestras rutinas.

Tampoco puedo olvidar que dos días después del atentado, me entero en
Santa Fe que el 20 de julio, y con motivo del atentado, se había
creado la Secretaría de Seguridad y nombrado al frente de la misma al
Brigadier Andrés Antonietti.
Confieso que al enterarme de esa designación, un frío me corrió por la
espalda. Aún recordaba nítidamente a esa persona. En 1980, durante el
mes de noviembre en Río Gallegos, colocaron en nuestro estudio
jurídico un artefacto explosivo de relojería y, además, rompieron
todos los caños de gas de los calefactores dejando fluir el mismo y
convirtiendo a nuestro estudio en una gigantesca bomba, que de haber
detonado hubiera causado un verdadero desastre. Sólo un milagro
permitió que eso no sucediera.

El Sr. Antonietti, en esos momentos, creo que era vice comodoro y
segundo jefe de la Fuerza Aérea que gobernaba la Provincia de Santa
Cruz. Habíamos mantenido un breve intercambio telefónico que terminó
cuando le corté el teléfono. En ese momento nuestro estudio llevaba
juicios contra contratistas de obra pública de dicha fuerza y
concesionarios de servicios de la Agrupación Aérea. Me veo todavía,
después de tanto tiempo, prestando declaración ante el Oficial
Instructor de la Policía y recolectando firmas de repudio para una
solicitada por el atentado.

Y recuerdo también, una memorable entrevista con el entonces Jefe de
Policía, un Tte. Coronel de apellido Claro, ya que era el Ejercito el
que manejaba la seguridad y la inteligencia. Con él mantuve una
conversación tensa, por mis declaraciones, que involucraban a un
Oficial de otra fuerza y nuestra decisión de publicar una solicitada.
Si, aunque parezca mentira, no se aceptaba ni siquiera la publicación
de solicitadas denunciando atentados.

Lejos estaba de pensar en esa oportunidad (año 1980), que la explosión
en la AMIA me devolvería al Brigadier Antonietti, 14 años después, con
el cargo de Secretario de Seguridad de los Argentinos. Y más aún lejos
estaba de imaginar que en 1996 iba a formar parte, como Senadora
Nacional y luego como Diputada, de la Comisión Bicameral de
Seguimiento de los atentados de la Embajada y AMIA.

Mi participación, que se extendió hasta la finalización de la Comisión
en el 2001, estuvo signada siempre por honrar la memoria, encontrar la
verdad y que se haga justicia. Los primeros tiempos nos fuimos
interiorizando de los hechos, de las circunstancias, de la tragedia.
El testimonio de los familiares, de testigos, etc… Luego comenzaron a
desfilar por la Comisión todo tipo de personajes, hipótesis, teorías,
al mismo tiempo que cada vez más crecían las contradicciones, las
falencias, los ¨errores¨. Más tarde, y en plena campaña política
presidencial: el plantar pruebas, la desaparición de otras. En fin, la
confusión, la tergiversación, el ocultamiento o la ¨aparición¨ de
¨pruebas¨, como método permanente.

Cada vez más en lugar de aclarar, todo se oscurecía. Se complicaba y
crecía la sensación, al menos en mí, de estar en un teatro de
operaciones de la política nacional e internacional, en el que a pocos
le importaban las víctimas y mucho menos la verdad. Tal cual lo
declaré más tarde como testigo en el Juicio Oral.

La tensión crecía y las discusiones también, y mi percepción de estar
frente a la ¨fabricación de un Juicio¨ fue creciendo hasta
transformarse en convicción. Ocurre entonces un hecho determinante
como fue la memorable reunión donde declaró el Dr. Claudio Lifschitz,
quien fuera Secretario del Juez Juan José Galeano y diera cuenta de
las graves irregularidades cometidas por el Juez y varios de sus
funcionarios.

En esa declaración, que duró horas, fue como si de repente todas las
piezas de un rompe cabezas que no podía armar se unieran para llegar a
una sola conclusión: estábamos ante el fraude material y procesal más
importante del que se tenga memoria. Tan importante fue esa
declaración, que a raíz de la misma se inicia una segunda causa por
encubrimiento contra los funcionarios que se desempeñaban en la época
del atentado.

Podría contar numerosos hechos y discusiones, pero todo se condensa en
el 3er informe de la comisión, que firmé en soledad y con disidencia
total, afirmando: que ya no tenía dudas. Que nada de lo hecho y
actuado por el Juez Galeano pasaría por la prueba del Juicio Oral y
Público. Ya se sabe, los papeles aguantan cualquier cosa. Las pruebas
son otra cosa.
Desgraciadamente no me equivoqué. En el año 2004 el Tribunal Oral
Federal nro. 3 demolió, literalmente, el expediente de Galeano y todo
volvió a fojas cero, en la causa principal.

Sin embargo, en el año 2000, se inicia formalmente la causa de
encubrimiento a raíz de las declaraciones públicas del Dr. Lifschitz.
La causa estuvo paralizada durante años y el Juez a cargo Claudio
Bonadío fue apartado de la misma, recayendo la misma en el juzgado del
Dr. Lijo. Hoy, después de casi ¡15 años! de iniciada la causa de
encubrimiento y 12 excusaciones de magistrados, se presume que
¨posiblemente¨ (el encomillado no es casual) se inicie el juicio oral
y público en el mes de Junio de éste año.

Los imputados son:
1) Juan José Galeano (ex juez): por los delitos de peculado –
malversación de caudales públicos, coacción, falsedad ideológica de
documento público, privación abusiva de la libertad, encubrimiento,
violación de medios de prueba y prevaricato.

2) Hugo Alfredo Anzorreguy (ex Secretario de Inteligencia): por los
delitos de peculado, encubrimiento, abuso de autoridad y falsedad
ideológica de documento público.

3) Eamon Gabriel Müllen y José Carlos Barbaccia (ex fiscales): por los
delitos de privación abusiva de la libertad agravada, peculado y
coacción.

4) Carlos Alberto Telleldín (reducidor de autos), Víctor Stinfale
(abogado), Ana María Boragni (pareja de Telleldín), Rubén Ezra Beraja
(ex Presidente de la DAIA), Patricio Finnen (ex agente de la SIDE):
Por el delito de peculado.

5) Carlos Saúl Menem: por los delitos de encubrimiento, falsedad
ideológica, violación de medios de prueba y abuso de autoridad.

6) José Alberto ¨el fino¨ Palacios (ex PFA): por los delitos de
encubrimiento, abuso de autoridad y violación de medios de prueba.

7) Juan Carlos Anchézar (ex Subsecretario de Inteligencia): por los
delitos de encubrimiento, abuso de autoridad y falsedad ideológica.

8) Carlos Antonio Castañeda (ex PFA): por los delitos de
encubrimiento, abuso de autoridad, violación de medios de prueba y
falsedad ideológica.

Resta indagar a un grupo de Secretarios de Galeano y al Dr. Carlos
Corach quien fuera sobreseído por el Juez Lijo, pero revocada dicha
sentencia por la Cámara de alzada.

Curiosa y sugestivamente, cuando está a punto de iniciarse el juicio
oral y público por encubrimiento, largamente demandado por la sociedad
en general y los familiares en especial, surge el intento de convertir
al Gobierno que más ha hecho por el esclarecimiento del atentado, no
sólo en apertura de archivos, relevo del impedimento para declarar por
parte de agentes de inteligencia, asignación de recursos humanos y
económicos como nunca antes había contado la investigación. Reclamos,
presentaciones y actuaciones en el orden internacional y ante la ONU
sin precedentes, que ningún otro Presidente había hecho. Repito,
curiosa y sugestivamente se intenta convertir, 21 años más tarde, en
encubridores por tratar de que se le pueda tomar declaración a los
imputados iraníes mediante un Tratado Internacional aprobado por Ley
del Congreso.

Me parece que es demasiado. No se puede violar la ley con la
aprobación del Congreso. No se puede violar la ley cuando lo que se
quiere es que declaren los imputados, sobre todo porque es la única
manera de que la causa salga del estancamiento y retroceso de casi 21
años. O acaso no se recuerda cuando en cumplimiento de las alertas
rojas logradas durante nuestro Gobierno contra los iraníes acusados
fue detenido por Interpol en Londres, el ex Embajador iraní ante
Argentina Heidi Soleimanpour, y la justicia inglesa lo liberó por
falta de pruebas debiendo pagar la Argentina USD 25.000 de
indemnización.

Podría mencionar las recientes declaraciones del ex Director General
de la Interpol que intervino en toda la etapa de las alertas rojas u
órdenes de detención o del Departamento Legal que opinó sobre el
Memorándum, diciendo que era conveniente para el esclarecimiento del
atentado.

Pero creo que los más importante es advertir que se intenta hacer con
el Juicio de encubrimiento lo que se hizo con el juicio principal 21
años atrás: desviar, mentir, tapar, confundir. Si en aquel juicio
¨desaparecían¨ los cassettes que probarían que la SIDE estaba al tanto
de que se estaba preparando un atentado, ahora ¨aparecen¨ cassettes de
personajes públicamente simpatizantes de Irán a los que ni siquiera es
necesario intervenir un teléfono para saber lo que hacen o lo que
piensan. Basta con encender la radio y escucharlos, o mirar televisión
y leer los diarios.

Y aquí es donde comienzan los interrogantes:
¿Quién fue el que ordenó volver al país al Fiscal Nisman el día 12 de
Enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de
Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo
que habían comenzado el 1ro de Enero y debían finalizar más allá del
20?

¿Quién puede creer que alguien que tenía tan grave denuncia
institucional contra la Presidenta, su Canciller, que profesa la Fe
Judía y es Judío, o contra el Secretario General de una organización
juvenil que cuando ocurrió el atentado estaba en 5to año del
secundario, se fue de vacaciones y de repente las interrumpe y en
plena feria judicial, sin avisarle al Juez de la causa presenta una
denuncia de 350 fojas que evidentemente debía tener preparadas con
anterioridad?

¿O será que alguien se las dio cuando volvió? Que por una de esas
raras casualidades es al día siguiente de la marcha en Francia por los
actos terroristas en ParÍs.

¿Es casualidad también que ese mismo día 12, que el fiscal regresa
imprevistamente al País, que el diario Clarín titula: Más de 4
millones de pie contra el terror en Francia?

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