"Cualquier persona que en el recinto parlamentario, en sesión o fuera de ella, promoviese desorden grave con su conducta de obra o palabra será inmediatamente expulsada. Si se trata de un diputado, el presidente lo suspenderá, además, en el acto, de sus derechos parlamentarios por plazo de hasta un mes". Así reza el artículo 108 del Reglamento de la Cámara gallega, al que se remitió su presidenta, Pilar Rojo, para expulsar del pleno del pasado miércoles al diputado de AGE por Pontevedra Juan Manuel Fajardo.
Solo faltaban 22 segundos para que acabase el pleno -alega AGE- cuando la presidenta de la Cámara decidió expulsar a Fajardo y retirarle sus derechos como diputado, pero sus advertencias habían comenzado un par de minutos antes, ante las protestas reiteradas del diputado durante la intervención de la conselleira de Traballo, Beatriz Mato, cuando respondía a una pregunta suya, la última fijada en el orden del día, sobre el conflicto laboral de Lanterio, en Vilagarcía. El diputado había denunciado las "presiones inadmisibles" que sufrían los trabajadores de la empresa y pedía la mediación de la conselleira, y esta alegó que no tenía competencias para "autorizar o desautorizar un ERE".
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