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martes, 18 de noviembre de 2014

JUZGAN A UN JOVEN SENEGALES QUE DENUNCIÓ SER AGREDIDO POR LA POLICIA LOCAL DE ZARAGOZA

El joven senegalés se enfrenta este martes a un juicio por haber cometido un supuesto delito de resistencia y una falta de daños, el Ministerio Fiscal ha solicitado seis meses de prisión y una multa de 90 euros. A pesar de que el joven declaró estos hechos ante el Juzgado de Guardia cuando estuvo detenido, la jueza de instrucción hizo caso omiso y señaló fecha para el juicio.

Según informan desde Derechos Civiles Zaragoza, el pasado jueves, 6 de noviembre, la Policía Local de Zaragoza “volvió a dar ejemplo de prácticas racistas y violentas. En pleno centro de la ciudad, en el barrio de la Madalena, se desencadenó una situación que acabó con una persona detenida, tras haber sufrido abusos y malos tratos por parte de los agentes. La policía detuvo a un chico de 22 años de origen senegalés por haber cometido un supuesto delito de resistencia y daños, pasando más de 24 horas privado de libertad”.
El joven ha denunciado ante el Juzgado de Guardia de Zaragoza las agresiones sufridas, animado por el apoyo de los testigos que presenciaron los hechos y por aquellas personas que, como él, sufren estos abusos y malos tratos pero que por su condición de ‘sin papeles’ y por el miedo a sufrir un acoso posterior, no se atreven a denunciar.
Según informa Derechos Civiles, el joven senegalés y un amigo estaban en un banco de la Plaza de la Madalena. A las 22.00 horas aproximadamente apareció un vehículo de la policía Local de Zaragoza con dos agentes en el interior, informándoles que permanecían ahí para ver cómo se encontraba su amigo que estaba ‘bebido’ y tumbado en el banco, procediendo a llamar a una ambulancia. Una vez los agentes procedieron a llamar a la ambulancia, comenzaron a decirle al joven que dejara de tocar a su amigo, cuanto éste tan sólo le estaba explicando lo que había sucedido y preguntándole si se encontraba bien. A continuación, uno de los agentes le dijo al joven senegalés que se levantara del banco: ‘te he dicho que te apartes’, ‘vete, te estoy hablando de buenas, te he dicho que lo dejes y no quiero ir a malas’ le profirió el agente, antes de dirigirse al vehículo policial para volver al lugar donde se encontraba el denunciante y sin mediar palabra asestarle tres porrazos en las piernas mientras le decía ‘te he dicho que te vayas’.
A continuación se personaron cinco coches y un furgón de policía local en la plaza. El agente que previamente había agredido al joven, le comunicó a un compañero suyo que éste se había negado a entregarle la documentación. Sin embargo -según el relato de Derechos Civiles- hasta ese momento no había sido requerida. El joven senegalés entregó entonces su documentación. Al agente se le cayó al suelo y ordenó al joven que la recogiera, a lo que el joven senegalés contestó que no tenía por qué hacerlo si no se le había caído a él. El agente contestó: ‘tranquilo que lo voy a coger yo pero que sepas que te voy a poner una denuncia por desobediencia, espabilado’.
El agente comenzó a apuntar los datos del joven en una libreta y las personas que se encontraban en la terraza de la plaza así como viandantes que se pararon ante los hechos que se estaban produciendo, comenzaron a pedir explicaciones a la Policía ante “el abuso y el uso de la violencia injustificada” que estaban presenciando.
Estas mismas personas ante la amenaza de la posible denuncia del agente al joven o por si él se decidía a denunciar los hechos ocurridos confeccionaron una lista de posibles testigos, que entregaron al joven. Los abogados de Derechos Civiles, lamentan que dicha lista de testigos no pueda ser aportada en el juicio puesto que desapareció de sus efectos personales una vez fue puesto en libertad.
Según cuentan sus abogados: ‘cuando todo ya se había calmado, ambos amigos se dirigieron a otros bancos próximos observando que había un señor merodeando en todo momento que se encontraba hablando por teléfono pero sin darle más importancia. Pasados veinte minutos los dos se dirigieron hacia el Albergue Municipal, estando en la puerta aparecieron varios agentes de la policía Local de Zaragoza, así como agentes de paisano’.
‘Me ordenaron que pusiera mis manos en la pared, que sacara todo lo que tenía en los bolsillos y me quitara la chaqueta. Saque todo lo que tenía en los bolsillos, me quité la chaqueta y puse mis manos contra la pared. Un agente me cacheó de arriba abajo, me hizo quitarme las zapatillas, cogió mi cabeza y me la puso contra la pared fuertemente, presionando la misma. Mientras tenía las manos contra la pared, varios agentes me propinaban golpes con la porra por todo el cuerpo. Uno de ellos me dijo “vas a estar detenido por lo de antes” y así fui reducido en el suelo. Otro me agarró fuertemente el cuello mientras varios agentes me propinaban puñetazos y golpes en la cara y el cuerpo. A consecuencia de esto empecé a sangrar fuertemente por la nariz’, comenta el joven agredido.
‘Una vez fui esposado, un agente me dijo “estate quieto que te vamos a atar los pies”, el agente comenzó a atarme los pies con una cinta blanca. Fui introducido en los asientos traseros del vehículo de la policía. Cuando el vehículo todavía no había arrancado, un agente me dijo que me tenía que tumbar en los asientos, que no podía estar sentado. El mismo agente me obligó a tumbarme a la fuerza, para ello me rodeó el cuello y la cara con el cinturón de seguridad del vehículo haciendo fuerza para tumbarme y comenzó a hacer fuerza del cinturón tirando del mismo y me empecé a ahogar. Al mismo tiempo una agente desde fuera del coche me estaba haciendo la burla con la lengua, tirándome besos y mofándose de mí. Fui trasladado a comisaría mientras les escuchaba decir frases como “desde cuando hay negros españoles” y se burlaban de mí intentando hablar en francés y sin parar de reírse entre ellos mientras me miraban’, termina su relato el joven agredido.
La atención recibida en la asistencia sanitaria también deja mucho que desear, según observan desde Derechos Civiles. En las dos ocasiones que el joven visitó el Hospital Nuestra Señora de Gracia fue visto por los facultativos estando este esposado, es decir, pese a manifestar dolores en la parte del hombro y en el brazo, no le fueron quitadas las esposas, ni siquiera puestas hacia delante en vez de hacia atrás.
El joven senegalés se enfrenta este martes a un juicio por haber cometido un supuesto delito de resistencia y una falta de daños, el Ministerio Fiscal ha solicitado seis meses de prisión y una multa de 90 euros. A pesar de que el joven declaró estos hechos ante el Juzgado de Guardia cuando estuvo detenido, la jueza de instrucción hizo caso omiso y señaló fecha para el juicio.
Según informan desde Derechos Civiles, muchas son las personas que por ser de origen africano, tener un color de piel distinto y estar en una situación de indefensión y desprotección son agredidas, acosadas, intimidadas y degradados por la Policía Local de Zaragoza y por su Unidad de Apoyo Operativo, así ha sido denunciado por diversos colectivos de apoyo a inmigrantes de esta ciudad en reiteradas ocasiones, entre ellos SOS Racismo.
Para SOS Racismo el caso de este joven senegalés se suma a otros muchos que ocurren en similares circustancias. En este sentido, SOS Racismo y la Asociacion de Senegaleses han pedido una reunión con el Ayuntamiento para pedir explicaciones por la cantidad de denuncias de este tipo que ambas asociaciones estan recibiendo.
Desde Derechos Civiles recuerdan que lo habitual cuando una persona decide denunciar una agresión policial es que la misma denuncia se archive, que se quede en nada o que incluso acabe siendo condenada la persona que denunció, lo que provoca que pocas personas confíen en denunciar. Advierten también que no se trata una práctica exclusiva de esta localidad, sino que es en todo el Estado donde se practica esta represión tan brutal hacia cierto sector de nuestra sociedad, inmigrantes, refugiados, sin papeles… personas que ven violados sus derechos fundamentales a la vez que se les niega las oportunidades de poder luchar por ellos.
Los abogados y abogadas de esta asociación recomiendan ‘denunciar públicamente y hacernos eco de cada agresión, así como, intentar no volver la cara cuando presenciemos éste tipo de abusos en la calle, pues sirve para visibilizar los malos tratos policiales de índole racistas y para intentar luchar contra la impunidad que las Instituciones y el Gobierno ofrece a sus agentes de la autoridad’.


OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA

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