Si México es un Estado
fallido, si es "la nada" (excepto para millonarios, críminales y
narcos) se lo "debe" en todo a EE.UU. que no desea un gobierno, no
digamos que bolivariano: ni siquiera "normal" al sur de su frontera,
gran parte de la cual fue robada... precisamente a México.
El ciego apoyo del
Gobierno de EE.UU. al presidente mexicano, Peña Nieto, ha ayudado a
crear en México un contexto de impunidad absoluta en la que los
secuestros y masacres, como los del caso de Iguala, son posibles,
escribe en un artículo para 'Foreign Policy' el profesor del Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de
México John M. Ackerman. "De hecho, Obama ha sido uno de los más
acérrimos defensores de Peña Nieto desde el principio. Incluso antes de
que se conocieran los resultados de las presidenciales mexicanas en
2012, el presidente de EE.UU. ya había felicitado a Peña Nieto por su
victoria", dice el autor.
Pero desde que Peña
Nieto asumió el poder el 1 de diciembre de 2012, el cumplimiento de la
ley por las estructuras gubernamentales ha sido abominable, señala. Las
autoridades mexicanas investigan solo el 6,2% de todos los delitos. La
delincuencia, así como el nivel de secuestros, ha aumentado
considerablemente. Los homicidios se mantienen en un nivel sin
precedentes, en 2013 fueron registrados casi 23.000 asesinatos.
La complicidad del
Gobierno de EE.UU. con la crisis de la violencia, la corrupción y los
abusos de derechos humanos en México "va mucho más allá de las palmadas
en la espalda" que le da Obama a Peña Nieto en cada encuentro, señala el
profesor. EE.UU. ha enviado por lo menos 3.000 millones de dólares en
asistencia a México en los últimos seis años, además de una enorme
cantidad de gastos secretos para el sector militar y el de seguridad.
Actualmente, en todo el
país latinoamericano existen numerosos "centros de fusión" para el
intercambio de datos de inteligencia entre los servicios de EE.UU. y
México. Los drones estadounidenses sobrevuelan constantemente el
territorio mexicano, añade el autor. Washington y Ciudad de México
justifican la amplia participación de EE.UU. en la lucha contra la
delincuencia interna de México diciendo que el Gobierno de Peña Nieto
necesita todo el apoyo que pueda conseguir con el fin de acabar con los
poderosos cárteles de la droga y realizar la reforma de la Policía
local. Pero la involucración de los policías locales en el caso de
Iguala, los informes de que los agentes de EE.UU. actuaban en México
disfrazados de militares mexicanos, así como la reciente revelación de
otra desaparición de estudiantes en Guerrero, hace pensar en la otra
cara de esta moneda.
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