lunes, 13 de octubre de 2014
El proceso de toma de decisiones en relación con el Ébola, como hemos denunciado, ha sido el siguiente:
1º El Gobierno decide
repatriar a los enfermos graves, infectados de Ébola, sin que se les
pudiera ofrecer otro tratamiento – exclusivamente paliativo - que el que
podría ser aportado por recursos sanitarios enviados a los países de
los que procedían. No hay constancia del aval para tal decisión de
servicios especializados en Epidemiología.
2º Se ingresa a los dos
enfermos en el Hospital Carlos III en cuya 6ª planta estaba instalada
una unidad de referencia estatal para alertas epidémicas que estaba
desmantelada desde principios de este año. En esas mismas fechas se
procedió al desmantelamiento de la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI).
El objetivo de la
Consejería de Sanidad era convertir al citado Hospital – así como al
Hospital de la Princesa – en centro geriátrico para el tratamiento de
enfermos crónicos y asegurar así el negocio de la sanidad privada,
descargándole de los pacientes “no rentables”.
Esta decisión que afecta
a competencias del Mº de Sanidad se tomó sin que ninguna otra
instalación se abriera en ninguna otra Comunidad Autónoma.
3º El personal sanitario
de la planta 6ª, formado y experimentado en el tratamiento de
enfermedades infecciosas como el SIDA, la Gripe A o la Tuberculosis,
abandonó el hospital casi en su totalidad ante la imposibilidad de
desarrollar su profesión en un hospital de enfermos crónicos.
Del antiguo personal
cualificado, en el momento del ingreso de los enfermos de Ébola, sólo
quedaban una enfermera en turno de mañana y otra en turno de tarde.
4º Se recluta para
atender a los enfermos a personal de otras plantas del Hospital, sin
cualificación específica alguna y a sanitarias y sanitarios de UVI de La
Paz. La improvisación es total hasta el punto de que buena parte del
material sanitario necesario para poder atender a los enfermos de Ébola
es trasladado en coches particulares por el personal de la Paz, desde
este hospital al Carlos III.
5º Al personal sanitario
de ambos hospitales destinado al contacto directo con los enfermos se
les da un curso de formación de 20 minutos acerca de la forma de ponerse
y quitarse el Equipo de Protección Individual EPI). Téngase en cuenta
que la formación del personal de los equipos internacionales que están
en los países más afectados, como es MSF, dura al menos 48 horas.
6º Tales Equipos, como
desgraciadamente se ha comprobado con la compañera Teresa, no ofrecen
las garantías de aislamiento total debidas. Dado que se desconocen
exactamente los mecanismos de transmisión – y, por ejemplo la distancia a
la cual una gota de saliva puede ser o no contagiosa - los protocolos
internacionales aconsejan las más altas medidas de aislamiento.
Los trajes de
aislamiento que está utilizando el personal sanitario son los de riesgo
biológico 2 - 3, que no son totalmente herméticos como los de riesgo
biológico 4 – el aconsejado para el Ébola - usados en otros países. Si
Teresa hubiese tenido un traje como estos últimos, o se hubieran
comprado robots especializados en limpieza y desinfección, muy
probablemente no estaría contagiada.
7º Tras la importación
del primer foco de infección y el contagio que da lugar al primer caso
del Estado español y dada la altísima contagiosidad y letalidad del
virus del Ébola, se pone en evidencia la ausencia de información, de
formación y de recursos del personal del conjunto del sistema sanitario
público, que como ha podido comprobarse está arriesgando su vida
tratando a los enfermos e intentando controlar el brote de infección.
8º El avanzado proceso
de degradación del sistema sanitario público, como se ha puesto en
evidencia en el Hospital Carlos III exige tomar decisiones que permitan
contar con los recursos humanos y materiales capaces de aislar el brote
epidémico y controlar la enfermedad.
9º Ante esta escandalosa
situación que deja en evidencia la gravísima responsabilidad de
políticos y gestores, la desvergüenza del Consejero de Sanidad
intentando culpar del contagio a quien no puede defenderse, ofrece la
máxima vulnerabilidad a las presiones desatadas sobre ella y está
jugándose la vida, exigen de todas las trabajadoras y trabajadores de la
sanidad pública el máximo rechazo y desprecio.
Por todo ello exigimos
que se tomen medidas reales capaces de minimizar el riesgo y proteger
efectivamente la salud y la vida de la población.
Estas son:
1º PARALIZACIÓN DEL
PROCESO DE PRIVATIZACIÓN Y DESMANTELAMIENTO DE LA SANIDAD PÚBLICA. En
concreto anulación inmediata de la decisión de adjudicar a la empresa
Copcisa del contrato para las obras de transformación del H. Carlos III
en un geriátrico.
2º APROBACIÓN DE UN PRESUPUESTO EXTRAORDINARIO PARA:
· PROVEER CON CARÁCTER
INMEDIATO AL PERSONAL SANITARIO DEL HOSPITAL CARLOS III EN CONTACTO CON
PACIENTES ENFERMOS O SOSPECHOSOS DEL EQUIPO DE MÁXIMA PROPECCIÓN
CORRESPONDIENTES AL NIVEL DE ALERTA 4, ASÍ COMO DE LOS CURSOS NECESARIOS
PARA SU ADECUADA FORMACIÓN.
· DOTAR A TODOS LOS
NIVELES DEL SISTEMA SANITARIO DE RECURSOS DE FORMACIÓN Y MATERIALES
SUFICIENTES PARA LA PROTECCIÓN DEL PERSONAL SANITARIO Y LA ADECUADA
ATENCIÓN DE LOS CASOS SOSPECHOSOS. CREACIÓN DE SERVICIOS ESPECIALIZADOS
EN EL TRATAMIENTO DEL ÉBOLA Y/O ENFERMEDADES ALTAMENTE INFECCIOSAS, EN
TODOS LOS HOSPITALES DE REFERENCIA DEL ESTADO.
- MODIFICACIÓN DE LOS
PROTOCOLOS VIGENTES PARA PASAR DEL NIVEL DE “OBSERVACIÓN EPIDEMIÓLOGICA”
A LA BÚSQUEDA ACTIVA DE CASOS PARA PROCEDER A SU AISLAMIENTO Y
TRATAMIENTO PRECOZ.
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