Olmo Vassili es el
seudónimo elegido por un español que se ha unido a las milicias que
luchan en el este de Ucrania contra el Ejército de Kiev. Es de suponer
que el nombre de “Olmo” lo haya elegido en homenaje al protagonista del
film de Bernardo Bertolucci, Novecento, y el apellido por
Vasili Záitsev, el francotirador soviético que combatió contra los
alemanes en la batalla de Stalingrado. Llegó recientemente a Lugansk,
después de que se conociera que en la provincia alzada vecina, Donetsk,
ya había otros dos españoles que habían acudido como “brigadas
internacionales”.
Se ha integrado, junto a otros
españoles, en lo que han llamado la “Brigada Carlos Palomino”, el nombre
del joven antifascista madrileño que murió en la estación de metro de
Legazpi en noviembre de 2007 asesinado por un skinhead.
¿Qué motivos le llevaron a ir a Ucrania, en plena guerra civil?
Son miles de motivos. Defender a un
pueblo de las atrocidades de la guerra, la solidaridad internacionalista
que le debíamos a la historia después de que en 1936 las Brigadas
Internacionales acudieran en nuestra ayuda cuando los fascistas dieron
un golpe de Estado.
El avance la extrema derecha en Europa y
el imperialismo norteamericano que camina arrasando el mundo sin
importarle matar a niños y ancianos por petróleo, gas, dinero y poder.
Allá donde el capitalismo y sus bestias neonazis pretendan seguir con
sus genocidios, los latidos de los corazones revolucionarios nos
seguirán empujando a cruzar el planeta para combatirles.
Cuándo decide ir allí a ayudar
las “repúblicas populares” alzadas contra Kiev, ¿cómo es el proceso de
toma de contacto, viaje y alistamiento?
La verdad es que no ha sido nada fácil.
Hemos tenido que trabajar duro para hacer los contactos pertinentes en
los que depositar nuestra confianza. También está el tema del dinero.
Somos gente de clase obrera que llegamos a final de julio con muchas
dificultades. Ha habido compañeros y amigos que nos han hecho
aportaciones. Somos los mensajeros físicos de la solidaridad de mucha
gente.
La comunicación con nuestros contactos
en mitad de una guerra es inestable y hemos tenido también que lanzarnos
un poco a la aventura. Con incertidumbre, pero la pasión y
determinación nos han hecho sortear todos los obstáculos hasta llegar al
frente.
Una vez llegamos, nos preguntaron a qué
habíamos venido. Les respondimos que a luchar junto a ellos. Al
principio les chocaba un poco que viniéramos desde el Estado español,
pero pronto nos conocieron. Somos gente sencilla.
¿Qué labor está haciendo?
Somos milicianos, combatientes antifascistas. Somos parte de la defensa de Novorrosia.
¿Hacen labor humanitaria?
Aquí tienen desarrollados sus sistemas
de ayuda humanitaria, pero no sabemos mucho de eso. Sólo sabemos que
intentan traer camiones con agua y comida para las personas que quedan
aquí. Lo que sí sabemos es la situación de los civiles. Es profundamente
triste.
El ejército fascista de Kiev, asesorado
por importantes militares estadounidenses, se está cebando con los
civiles. Auténticas atrocidades: bombardean casas, parques, carreteras,
atacan transportes de refugiados, hospitales, asilos, las plantas de
agua y luz… Todos los días mueren civiles. Es su estrategia. El
exterminio de los habitantes de Donbass.
El ilegítimo Gobierno de Kiev, Estados
Unidos, el FMI y la OTAN. Ellos son los terroristas. También son
cómplices muchos gobiernos de Europa y muchos medios de comunicación,
que ya sea con su silencio o sus mentiras cumplen también un papel
importantísimo en favor de las barbaridades de estos fascistas.
¿Cómo es vuestra labor sobre el terreno?
En primer lugar recibimos instrucción
militar. Somos obreros, no soldados. Nunca habíamos vivido algo así.
Luego nos muevan o nos encomiendan distintas labores y según vamos
avanzando nos van destinando a cosas más importantes.
¿Hay muchas brigadas de extranjeros? ¿Cómo es su acogida por parte de los combatientes de allí?
Desde el principio muchos eslavos
acudieron voluntariamente a luchar. Rusos, chechenos, armenios y de
muchas antiguas repúblicas soviéticas. Europeos todavía hay pocos. Pero
vendrán. También hay algunos combatientes palestinos. Ya sabéis que hay
varios españoles en Donetsk. Y nosotros que estamos luchando en Lugansk.
Nos sorprendió mucho que nos saludasen
gritando “¡No Pasarán!” cuando aquí nadie habla castellano. La acogida
de los demás combatientes es, como imaginareis, excelente. Nos tratan
con cariño. Les asombra que hayamos venido desde tan lejos por
conciencia de clase y convicción ideológica. Todos nos conocen ya y nos
sorprendió mucho que nos saludasen gritando “¡No Pasarán!” cuando aquí
nadie habla castellano. Es un orgullo defender esta ciudad y a esta
hospitalaria gente junto a mineros, obreros, y campesinos. Sin dudarlo,
merece la pena regar esta tierra con nuestra sangre.
Pero de esa tierra y esa sangre, tienen
que seguir brotando flores de esperanza y rebeldía. Y crecerán… Por el
horizonte brilla un nuevo sol que anuncia que viene el cambio. En todos
los rincones del mundo, es la hora de los nadie.
Rotundamente no. Quiero hacer hincapié en esto. La tinta de muchos medios mata tanto como las balas del terrorista ejército ucraniano. Algunos medios silencian e invisibilizan, otros directamente mienten, difaman y manipulan. Nos han vendido que la guerra es culpa de Rusia y de los “separatistas”. Nos han contado que el movimientoMaydan eran “activistas indignados” que llevaban la razón. Todo eso es mentira. El Sector de Derechas, Svoboda y sus legiones paramilitares neonazis han realizado crímenes abominables desde que llegó al poder de manera ilegal el millonario neonazi Poroshenko.
Cuando los nazis, en una acción programada y calculada, acorralaron a los antifascistas y demás opositores en el edificio de Odessa, les quemaron vivos y ejecutaron incluso echando napalm a sus caras, los medios vomitaban que había habido decenas de muertos en choques con los separatistas achacándole a los asesinados la autoría. Incluso niños murieron allí. Nadie cuenta como el ejército ucraniano está usando contra civiles armas prohibidas como fósforo blanco, bombas de racimo, o bombas de aguja prohibidas desde 1983. Esas han sido en el pasado escusas suficientes para que Estados Unidos y la a OTAN invadieran y esquilmaran a otros países.
Si todos los medios dijeran la verdad, está guerra ya hubiera acabado y nosotros no tendríamos que dejar a los que amamos para venir a dar la vida. Ahora mismo os escribo escuchando explosiones, resguardado, mientras tiemblan las paredes.
Se ha acusado tanto al ejército y los paramilitares ucranianos como a las milicias de cometer violaciones de los derechos humanos.
Es gracioso. Muchos soldados ucranianos se entregan a las milicias porque quieren desertar. Las milicias les permiten volver a sus casas. En cambio, las tropas de Kiev torturan a todos los que caen en sus manos. Cortan orejas a sus prisioneros, violan a mujeres y, en las ciudades que toman, buscan puerta por puerta a quienes creen que son partidarios de las repúblicas. En Slaviansk crucificaron a un niño para capturar a sus padres. Mataron al niño y a los padres. Y arrastraron sus cuerpos atados a tanques para asustar a la población.
Las milicias de Novorrosia no atacan a civiles. Combaten contra el ejército. Esto es una guerra y están muriendo muchísimos soldados ucranianos, aunque Kiev lo oculte.
¿Hay apoyo ruso a las milicias? ¿De dónde sacan las armas?
Yo sólo soy un soldado más y no tengo toda la información. Sólo sé lo que veo. Creo que si Rusia empleara su fuerza militar, otro gallo estaría cantando. En cambio veo milicianos con uniformes rotos peleando con viejas zapatillas y alpargatas. Ni botas tienen muchos. Veo tanques con el escudo ucraniano que ha sido tachado. Veo armas viejas, incluso de las que se usaron en la Segunda Guerra Mundial. Gran parte del armamento salió de los cuarteles que había en la región. Fueron recuperados, arrancados de las manos del ejército ucraniano. Cada día que les arrebatamos una posición, se recuperan tanques, proyectiles y armas. Y con lo que se recupera se crean nuevas unidades. Hay voluntarios rusos que han venido como nosotros y veteranos jubilados que aportan sus conocimientos como oficiales. Lo que sí he visto después de habérselo arrebatado al enemigo son uniformes, raciones de comida militar, cajas de municiones, procedentes de Estados Unidos.
Se dice que el alzamiento de las provincias del este de Ucrania se debe a una estrategia de Putin para aumentar las fronteras de Rusia y frenar el avance del bloque alineado con la OTAN en un conflicto entre grandes potencias.
Lo que está claro es quién empezó la guerra, quién está vendiendo derechos de explotación de zonas conquistadas por Kiev a empresas como Shell como parte del acuerdo del préstamo que el FMI hizo a Poroshenko y que ha ido todo destinado a gasto militar.
Las tropas ucranianas están bombardeando las poblaciones civiles en Donetsk. ¿Cómo resiste la población civil a la ofensiva? ¿Y las milicias?
Además de Donetsk también se está bombardeando diariamente a la República de Lugansk. Los civiles sobreviven sin agua, sin electricidad ni suministros. Duermen en sótanos sucios, en túneles, en el alcantarillado, intentando refugiarse de las bombas que caen todos los días. No hay comunicaciones. La mayoría ha huido a los campos de refugiados de Rusia. Esta gente no merece vivir pasar por esto. Los milicianos también sufren limitaciones, pero tienen la moral muy alta.
¿Qué acogida tienen las milicias entre la población civil?
Las milicias son apoyadas y queridas por el pueblo. Nos animan por la calle. Nos miran con respeto y agradecimiento. Estoy lejos de mi familia y mis amigos. Pero me siento querido.
¿Cuántos españoles hay en las milicias? ¿Van a llegar más?
Ahora mismo en la Brigada Carlos Palomino, somos pocos. Sólo seis, pero pronto seremos muchos más. Nuestro llamamiento está surtiendo efecto. Hay más gente interesada en unirse. Las brigadas internacionales vuelven a ser un hecho y ya no desapareceremos nunca.
¿Teme que las autoridades españolas abran procedimientos contra los españoles que estái allí por haber participado en una guerra extranjera?
Pues la verdad es que ahora mismo me da más miedo la guerra, porque pese a la decisión, tenemos miedo. Sólo los tontos no tienen miedo.
Al margen de eso, di este paso asumiendo mi posible muerte, tortura o encarcelamiento. La lucha de clases sigue vigente y tratarán de acabar con nosotros de mil formas. Pero ni aún así nos asustan. La historia nos absolverá y los ideales no pueden encerrarse ni ser eliminados. En ese caso, si el Gobierno fascista español, lacayo servil del imperialismo, nos encierra en sus mazmorras, seguiremos la lucha, nos organizaremos con los demás presos, haremos motines. Pelearemos desde dentro de la bestia.
Aunque me pregunto si harán lo mismo con los militares profesionales españoles que están luchando contratados como mercenarios junto al ejército ucraniano. Que los hay. Al igual que mercenarios italianos, estadounidenses, etc… Ya sabemos que a ellos nadie les perseguirá. Si salen vivos de Donbass volverán con más ceros en sus cuentas corrientes y menos humanidad aún en sus almas.
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