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lunes, 25 de agosto de 2014

¿ EL PROBLEMA BASE ES DE " CASTA POLÍTICA" O DE CLASE SOCIAL?




El grito más representativo en las plazas del movimiento del 15M era el de “no nos representan”. Es evidente que era una exclamación de negación pero que no comportaba ninguna posición prepositiva. Podemos decir que era la expresión de una profunda indignación ante una realidad social profundamente decepcionante.

La aparición de Podemos como opción política en las elecciones europeas significa que una parte de gente procedente o no del movimiento 15M ha decidido pasar de una posición negativa de rechazo a una propuesta en positivo de acción política. En este sentido lo podemos considerar como un paso adelante.

No hay duda de que el éxito de Podemos ha sorprendido a la propia empresa, pero no podemos decir que sea un movimiento sin precedentes similares. Podríamos relacionarlo, a pesar de sus profundas diferencias políticas con fenómenos como el de Grillo en Italia, un movimiento que se basa en un fenómeno de capacidad comunicativa, en torno a una personalidad de referencia con carisma popular, caso de Grillo en Italia, o Pablo Iglesias en España, y que se presenta como una impugnación a la totalidad de una política hoy vista como degradada a los ojos de mucha gente. Son movimientos poco estructurados en su aparición y con planteamientos simples y fácilmente popularizables o incluso populistas. Se trata de ofrecer a la “gente” un enemigo simple e identificable, que en ambos casos llaman la “casta” refiriéndose a los políticos en general.

No quisiera equiparar ambos fenómenos, podemos decir que en el caso de Grillo es un movimiento profundamente antipolítico y populista, con algunas expresiones y actuaciones que se pueden denominar como antidemocráticas, y que en todo caso atacan la política en general sin ofrecer ningún tipo de alternativa.

Creo que en el caso de Podemos hay detrás gente con voluntad y preparación política que tratan de crear a partir de planteamientos que en algunos casos son claramente populistas algún tipo de alternativa todavía no suficientemente concretada.

La demostración más clara la podemos ver en su diferente adscripción en los grupos del Parlamento Europeo. Mientras los eurodiputados de Grillo se adscriben a los grupos más antieuropeos, Podemos se ha integrado en el grupo de la Izquierda Unitaria.

Hay que decir que el fenómeno de Podemos no ha sido único en Europa. En Italia ha surgido un movimiento claramente de izquierdas, que reivindica los viejos valores de la izquierda italiana y que bajo el nombre de “Otra Europa con Tsipras” logró recoger 250 mil firmas para presentarse, en poco más de dos meses de vida, consiguió 1.108.457 votos y cinco eurodiputados, los mismos que Podemos y que de entrada ya optaban por formar parte del Grupo de la Izquierda Unitaria. Es un fenómeno muy diferente formado por gente de reconocida trayectoria de izquierdas y que no utiliza los métodos ni el lenguaje populista y que se reivindica de la mejor tradición de la izquierda italiana, la de Gramsci y Berlinguer.

Una vez definido el campo de aparición habría que analizar algunos planteamientos de Podemos. El conflicto fundamental que plantea está entre una “casta” o élite política que tiene secuestrado el poder en beneficio de los poderes finaciero-empresariales. Una “casta” poco concretada, en general parece que referenciada a dirigentes presuntamente corruptos que vincula de forma transversal con el PP y PSOE, pero en la que por lo general identifica con una genérica “casta” política caduca.

Esta “casta” o élite política es la que hay que derrotar por parte de la “gente” en genérico a la que quiere representar Podemos. No se trata de un enfrentamiento de clases sino algo más transversal, interclasista entre la “gente” en general y la “élite” corrupta. En palabras de Pablo Iglesias: ”Lo que hay que hacer es algo que va mucho más allá de la izquierda y la derecha: Tiene que ver con amar a tu gente”.

El discurso de Podemos se puede calificar de discurso frente a la política. Y presenta la política y los políticos como el principal adversario a batir.

Podríamos decir, en términos marxistas, que el discurso de la gente de Podemos centra el problema principal en un conflicto dentro de la superestructura política, sin ir más allá ni entrar en el conflicto básico, el que se da a nivel de la estructura económica entre explotados y explotadores.

Podemos huye en su discurso del enfrentamiento entre clases típico de un planteamiento clásico entre izquierda y derecha, y por tanto no diferencia el hecho de que no todos los políticos ni todos los partidos son iguales y que no forman parte de una misma “casta” política.

Podemos quiere aparecer como algo nuevo, pero cuando plantea propuestas, éstas no se alejan mucho, e incluso se quedan cortas, de las que han planteado de forma reiterada pero sin eco mediático las fuerzas de la izquierda alternativa.

Porque el problema de nuestro país es un problema de clases. Es el problema de un capitalismo financiero-especulativo y concesional que está imbricado con aquellas fuerzas políticas que han dominado el panorama político del bipartidismo, es decir del PP y del PSOE, con el apéndice de CiU. La “casta” política que denuncia Podemos, no es más que el representante político de una clase social capitalista que como la española no es ni siquiera industrialista, sino como hemos dicho parasitaria que vive de la especulación y la concesión pública y que es la base de un sistema que respalda la corrupción.

Estamos ante un conflicto de clases que no se puede ni se debe ocultar. Contra un sistema económico y político que nos ha llevado a una crisis profunda económica, social, política e institucional, ante el que hay que levantar una gran alternativa social y política que conlleve un cambio de radical.

Por eso no se puede centrar únicamente en el problema de una “casta” política corrupta que vive holgadamente mientras la “gente” lo padece. Estamos ante un sistema económico propio de un capitalismo parasitario que hay que enfrentar planteando un cambio global. Y hay que distinguir, y eso sería bueno plantearlo, entre los miembros de la supuesta “casta” diferenciando entre los representantes ideológicos de este capitalismo parasitario como son el PP y CiU, y los que han claudicado como es el caso del PSOE . No es bueno poner a todos en el mismo saco, ni es justo. El PSOE que desde hace mucho aplica la misma política económica y fiscal que la derecha, que acepta las políticas económicas de la derecha representa un centro- izquierda social liberal que como mínimo tiene unas políticas con respecto a los derechos individuales diferentes de la derecha, y hay que entender que es una fuerza a la que una alternativa de izquierdas debe intentar arrastrar hacia posiciones de cambio si es posible y si tiene una mínima posibilidad de regeneración.

Habría que exigir a Podemos una mayor claridad de planteamiento y de propuestas. Y esto hoy pasa por que se defina. ¿Está de acuerdo en confluir en una alternativa plural y unitaria para un cambio democrático económico, político y social? O prefiere continuar un camino en solitario de quien se presenta como el depositario único de la limpieza del sistema de la “casta” sin aceptar el hecho de que aquí estamos ante una dominación de clase representada por el poder económico y el bipartidismo y que lo que hay es una continuación de la lucha entre explotadores y explotados, entre izquierda y derecha, que es la realidad profunda del conflicto social y político.

Podemos deberá elegir, y la realidad concreta le obligará a definirse más allá de proclamas o “slogans” publicitarios triunfadores.
 Manel Garc

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