El grito más representativo
en las plazas del movimiento del 15M era el de “no nos representan”. Es
evidente que era una exclamación de negación pero que no comportaba
ninguna posición prepositiva. Podemos decir que era la expresión de una
profunda indignación ante una realidad social profundamente
decepcionante.
La aparición de Podemos como opción
política en las elecciones europeas significa que una parte de gente
procedente o no del movimiento 15M ha decidido pasar de una posición
negativa de rechazo a una propuesta en positivo de acción política. En
este sentido lo podemos considerar como un paso adelante.
No hay duda de que el éxito de Podemos
ha sorprendido a la propia empresa, pero no podemos decir que sea un
movimiento sin precedentes similares. Podríamos relacionarlo, a pesar de
sus profundas diferencias políticas con fenómenos como el de Grillo en
Italia, un movimiento que se basa en un fenómeno de capacidad
comunicativa, en torno a una personalidad de referencia con carisma
popular, caso de Grillo en Italia, o Pablo Iglesias en España, y que se
presenta como una impugnación a la totalidad de una política hoy vista
como degradada a los ojos de mucha gente. Son movimientos poco
estructurados en su aparición y con planteamientos simples y fácilmente
popularizables o incluso populistas. Se trata de ofrecer a la “gente” un
enemigo simple e identificable, que en ambos casos llaman la “casta”
refiriéndose a los políticos en general.
No quisiera equiparar ambos fenómenos,
podemos decir que en el caso de Grillo es un movimiento profundamente
antipolítico y populista, con algunas expresiones y actuaciones que se
pueden denominar como antidemocráticas, y que en todo caso atacan la
política en general sin ofrecer ningún tipo de alternativa.
Creo que en el caso de Podemos hay
detrás gente con voluntad y preparación política que tratan de crear a
partir de planteamientos que en algunos casos son claramente populistas
algún tipo de alternativa todavía no suficientemente concretada.
La demostración más clara la podemos ver
en su diferente adscripción en los grupos del Parlamento Europeo.
Mientras los eurodiputados de Grillo se adscriben a los grupos más
antieuropeos, Podemos se ha integrado en el grupo de la Izquierda
Unitaria.
Hay que decir que el fenómeno de Podemos
no ha sido único en Europa. En Italia ha surgido un movimiento
claramente de izquierdas, que reivindica los viejos valores de la
izquierda italiana y que bajo el nombre de “Otra Europa con Tsipras”
logró recoger 250 mil firmas para presentarse, en poco más de dos meses
de vida, consiguió 1.108.457 votos y cinco eurodiputados, los mismos que
Podemos y que de entrada ya optaban por formar parte del Grupo de la
Izquierda Unitaria. Es un fenómeno muy diferente formado por gente de
reconocida trayectoria de izquierdas y que no utiliza los métodos ni el
lenguaje populista y que se reivindica de la mejor tradición de la
izquierda italiana, la de Gramsci y Berlinguer.
Una vez definido el campo de aparición
habría que analizar algunos planteamientos de Podemos. El conflicto
fundamental que plantea está entre una “casta” o élite política que
tiene secuestrado el poder en beneficio de los poderes
finaciero-empresariales. Una “casta” poco concretada, en general parece
que referenciada a dirigentes presuntamente corruptos que vincula de
forma transversal con el PP y PSOE, pero en la que por lo general
identifica con una genérica “casta” política caduca.
Esta “casta” o élite política es la que
hay que derrotar por parte de la “gente” en genérico a la que quiere
representar Podemos. No se trata de un enfrentamiento de clases sino
algo más transversal, interclasista entre la “gente” en general y la
“élite” corrupta. En palabras de Pablo Iglesias: ”Lo que hay que hacer es algo que va mucho más allá de la izquierda y la derecha: Tiene que ver con amar a tu gente”.
El discurso de Podemos se puede
calificar de discurso frente a la política. Y presenta la política y los
políticos como el principal adversario a batir.
Podríamos decir, en términos marxistas,
que el discurso de la gente de Podemos centra el problema principal en
un conflicto dentro de la superestructura política, sin ir más allá ni
entrar en el conflicto básico, el que se da a nivel de la estructura
económica entre explotados y explotadores.
Podemos huye en su discurso del
enfrentamiento entre clases típico de un planteamiento clásico entre
izquierda y derecha, y por tanto no diferencia el hecho de que no todos
los políticos ni todos los partidos son iguales y que no forman parte de
una misma “casta” política.
Podemos quiere aparecer como algo nuevo,
pero cuando plantea propuestas, éstas no se alejan mucho, e incluso se
quedan cortas, de las que han planteado de forma reiterada pero sin eco
mediático las fuerzas de la izquierda alternativa.
Porque el problema de nuestro país es un
problema de clases. Es el problema de un capitalismo
financiero-especulativo y concesional que está imbricado con aquellas
fuerzas políticas que han dominado el panorama político del
bipartidismo, es decir del PP y del PSOE, con el apéndice de CiU. La
“casta” política que denuncia Podemos, no es más que el representante
político de una clase social capitalista que como la española no es ni
siquiera industrialista, sino como hemos dicho parasitaria que vive de
la especulación y la concesión pública y que es la base de un sistema
que respalda la corrupción.
Estamos ante un conflicto de clases que
no se puede ni se debe ocultar. Contra un sistema económico y político
que nos ha llevado a una crisis profunda económica, social, política e
institucional, ante el que hay que levantar una gran alternativa social y
política que conlleve un cambio de radical.
Por eso no se puede centrar únicamente
en el problema de una “casta” política corrupta que vive holgadamente
mientras la “gente” lo padece. Estamos ante un sistema económico propio
de un capitalismo parasitario que hay que enfrentar planteando un cambio
global. Y hay que distinguir, y eso sería bueno plantearlo, entre los
miembros de la supuesta “casta” diferenciando entre los representantes
ideológicos de este capitalismo parasitario como son el PP y CiU, y los
que han claudicado como es el caso del PSOE . No es bueno poner a todos
en el mismo saco, ni es justo. El PSOE que desde hace mucho aplica la
misma política económica y fiscal que la derecha, que acepta las
políticas económicas de la derecha representa un centro- izquierda
social liberal que como mínimo tiene unas políticas con respecto a los
derechos individuales diferentes de la derecha, y hay que entender que
es una fuerza a la que una alternativa de izquierdas debe intentar
arrastrar hacia posiciones de cambio si es posible y si tiene una mínima
posibilidad de regeneración.
Habría que exigir a Podemos una mayor
claridad de planteamiento y de propuestas. Y esto hoy pasa por que se
defina. ¿Está de acuerdo en confluir en una alternativa plural y
unitaria para un cambio democrático económico, político y social? O
prefiere continuar un camino en solitario de quien se presenta como el
depositario único de la limpieza del sistema de la “casta” sin aceptar
el hecho de que aquí estamos ante una dominación de clase representada
por el poder económico y el bipartidismo y que lo que hay es una
continuación de la lucha entre explotadores y explotados, entre
izquierda y derecha, que es la realidad profunda del conflicto social y
político.
Podemos deberá elegir, y la realidad
concreta le obligará a definirse más allá de proclamas o “slogans”
publicitarios triunfadores.
Manel Garc
No hay comentarios:
Publicar un comentario