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viernes, 9 de mayo de 2014

PODEMOS. LA ILUSIÓN DEL ABSOLUTO COMIENZO


por Jesús Sánchez Rodríguez
 
Viernes, 09 de Mayo de 2014 

PODEMOS ha creado la ilusión del absoluto comienzo, pero la historia demuestra más casos de partidos creados por movimientos sociales que finalmente han sido integrados en el sistema. En los casos que se analizan en este artículo su creación estaba, al menos, justificada históricamente. 
 
Al calor de la movilización desencadenada por el movimiento de los indignados, y de las posteriores movilizaciones sociales para hacer frente a las medidas contra las clases populares que ha llevado a cabo el gobierno del Partido Popular, se crearon y desarrollaron diferentes organizaciones políticas que se han presentado como las expresiones políticas o las representantes de aquel movimiento. Ahora, con la apertura del ciclo electoral que representan las elecciones europeas de mayo, estas formaciones han dado un paso más en su proceso de institucionalización y han presentado candidatos para competir en dichas elecciones. Lo más curioso de este proceso que han seguido los principales partidos que dicen vincularse a un movimiento de carácter espontáneo y de prácticas de democracia directa y horizontalidad como el de los indignados es que han acudido a importantes figuras mediáticas para pedir el voto a la ciudadanía, compitiendo así en el más puro estilo de marketing electoral por la preferencia de los votantes.   El Partido X se ha dotado de una personalidad mediática, Hervé Falciani, el informático que destapó la lista de evasores fiscales en Suiza. Por su parte, el juez Elpidio José Silva, quién sufrió las consecuencias de haber encarcelado a Miguel Blesa, se presenta por elMovimiento de Renovación Democrática de la Ciudadanía (RED). Y, finalmente, Pablo Iglesia, conocido personaje mediático apoyado y patrocinado por el periódico Público ha estado a la cabeza de los impulsores de la candidatura PODEMOS para concurrir a las elecciones europeas.

El común denominador de todos estos personajes es el haber saltado a la fama con algún tipo de actuación de tipo progresista. Y desde esa posición de personajes mediáticos unos se han ofrecido a los partidos políticos, otros han sido cortejados por ellos y, también, les hay que han creado un partido nuevo.

Se trata de una concepción de la política-marketing. En general sus ideas políticas no son muy claras, más bien de tipo negativo (contra la derecha, contra la corrupción, contra el desmantelamiento de los derechos sociales, etc.) que positivo (un programa de propuestas y una estrategia definida).
Y ahora centrándonos en PODEMOS. La creación de este partido ha generado un intenso debate en la izquierda con argumentos a veces ya discutidos en otras épocas o contextos y que girarían en torno al problema de la participación DEMOCRÁTICA y la crítica de los partidos políticos.

El argumento principal utilizado para justificar la creación de PODEMOS es la crítica general a los partidos políticos, presentados como estructuras burocráticas con intereses endogámicos que impiden la participación ciudadana. El argumento es generalista, no se refiere a unos determinados partidos, los conservadores o los socialdemócratas, sino a los partidos globalmente, y como a la población a la que se dirige no vota ni conservador ni socialdemócrata, su crítica solo pudiera tener un impacto directo sobre los militantes, simpatizantes o votantes de IU.

Se trata de la misma táctica que emplea el PP para defenderse de la corrupción que le corroe hasta las entrañas. Como esto es imposible de negar en su caso, su línea de defensa es extender la sospecha del cáncer de la corrupción a todos los partidos, con la ventaja de que sabe que su electorado le perdona ese proceder corrupto en tanto que  busca desmoralizar a los votantes de los competidores a su izquierda. La extensión de la sospecha de corrupción a todo el arco partidista perjudica a la izquierda, la estrategia del PP da resultados. Todos los partidos son presentados como de igual naturaleza.
PODEMOS utiliza la misma táctica pero con la participación democrática y la burocratización. Dado que surge de la iniciativa de unos pocos personajes mediáticos y apela a la nebulosa no estructurada organizativamente de los amplios movimientos nacidos contra las agresiones neoliberales, su argumento se dirige contra todos los partidos. Y las consecuencias son las mismas que buscaba el PP, los votantes de este partido y del PSOE pueden asumir ese carácter de sus partidos, más el primero que el segundo; y, ahora, la desmoralización de una crítica generalista injusta, como la de la burocratización y la ausencia de participación, impacta en los votantes de la izquierda.

Tampoco se trata de un fenómeno completamente nuevo, las corrientes movimentistas has crecido de manera importante en los últimos años. Tenían razones para criticar las estructuras clásicas de los partidos de izquierda, especialmente los más vanguardistas, pero su crítica les llevó, en muchos casos, al extremo opuesto, no hacía falta la organización política porque tampoco hacía falta luchar por el Estado, por el poder, para transformar la realidad. PODEMOS se aleja de este extremo, puesto que se ha registrado como partido político y se postula como candidatura para las elecciones europeas y, es de suponer, para las siguientes locales, regionales y nacionales, pero participa en el intento de descredito generalizado de los partidos políticos, en una actitud que, en su caso, se vuelve

contradictoria. Como organización que aspira a tener cargos electos sus activistas más conscientes saben que tendrán que levantar una estructura organizativa para proseguir su actividad y ésta, para la participación continuada en la contienda electoral, no puede ser otra que la de de un partido político.
PODEMOS pretende representar algo nuevo en el panorama partidista que le hace nacer inmune contra los vicios que crítica de los demás partidos. Tal vez piensen que al proceder directamente de los movimientos sociales están vacunados, o que su método de selección de la candidatura a través del procedimiento de primarias crea anticuerpos. Sobre el primer aspecto trata el resto del artículo al centrarse en partidos nacidos de movimientos sociales anteriores, sobre el segundo aspecto solo decir que las primarias es un método habitualmente utilizado por los partidos norteamericanos - partidos oligárquicos donde los haya - o por algunas federaciones del PSOE en España.

Centrándonos en algunas experiencias anteriores de partidos políticos nacidos de movimientos sociales - lo que demuestra que PODEMOS no es nada nuevo en la historia - vamos a descubrir como esta circunstancia no vacuna contra nada, ni contra la burocratización, ni contra la integración en el sistema. Recordemos tres ejemplos históricos diferentes y alejados en el tiempo. El primero es la creación de un partido político por el movimiento social más importante de su época, el movimiento obrero, y más en concreto, el movimiento sindical inglés con la creación del partido laborista en 1893. Fueron directamente los sindicatos quienes le crearon y formaron su base de afiliación. Pero al menos, en este primer ejemplo, las razones para la creación del partido laborista estaban justificadas, hasta su creación los sindicatos ingleses pedían, y obtenían, el apoyo electoral para al partido liberal. Por tanto, con la creación del partido laborista la clase obrera inglesa se dotaba de un instrumento político propio y dejaba de estar tutelada políticamente por uno de los partidos de la burguesía inglesa, el liberal.  El partido laborista evolucionó posteriormente hasta llegar a ser en la actualidad un partido más del establishment inglés.  No creo que sea necesario  recordar las posiciones actuales del partido laborista.

El segundo ejemplo de creación de un partido político por un movimiento social, ahora mucho más cercano en el tiempo, fue originado por un movimiento social diferente. Los verdes alemanes tras unas espectaculares movilizaciones en las décadas de los 70 se decidieron por la creación de un partido, luego se enfrentaron internamente entre varias corrientes existentes en su seno entre las que destacaban los realistas y los fundamentalistas, vencieron los primeros y hoy es otro partido del establishmen alemán. “En tanto exponente político [el partido verde alemán] de la fuerza alcanzada por el movimiento ecopacifista, su potencial anticapitalista y rupturista con el modelo civilizatorio dominante y con la forma de partido tradicional se ha visto contrarrestado por la presión institucionalista y a favor de la ‘gobernabilidad’ procedente del sistema político en el que se han ido insertando”[i]

No obstante esta evolución, también los partidos verdes tenían una justificación para su creación, los problemas que denunciaban los movimientos que los crearon, especialmente los ecológicos, no eran asumidos para su defensa por los partidos tradicionales, ni siquiera los de la izquierda. A modo de ejemplo, el Partido Comunista Francés era un partido sólidamente pronuclear en la época de creación de Los Verdes. Además, en el caso de Alemania, donde se consolidó el partido verde más influyente, no existía ningún partido de izquierda importante con el que entrase en competición electoral.
El discurso de PODEMOS se asemeja en varios puntos a los partidos verdes que surgieron en Europa en los 80 y 90. Así, por ejemplo, con el partido verde alemán en sus inicios, cuando le gustaba presentarse como un partido anti-partido. En este sentido Jorge Riechmann[ii] recogía la definición que se hacían de si mismo los verdes alemanes en su programa de Sarrebruck: “Nuestra vida organizativa interna y nuestra relación con las personas que nos apoyan y eligen es la exacta antítesis de las de los partidos establecidos en Bonn. Éstos no tienen ni la capacidad ni la voluntad de abrirse a nuevos principios e ideas, ni a los intereses del movimiento democrático”, para luego criticar esta definición contrastándola con  el funcionamiento real del partido, “Los perfiles de la «exacta antítesis», por desgracia, se han ido difuminando durante su corta existencia.”
Pero también se asemeja con Les Verts franceses cuando empleaban el eslogan “ni a la derecha, ni a la izquierda, sino adelante” para desdibujar el eje de enfrentamiento izquierda-derecha que tanto le gusta hacer también a PODEMOS.

Riechmann recoge una crítica interesante de un militante rojiverde sobre el funcionamiento del partido verde francés que es muy adecuada recordar para el caso de PODEMOS “Se diría que existen dos círculos en Les Verts. El primero, el del poder, se apoya esencialmente en la pareja medios de comunicación de masas / elecciones. El segundo, el de los militantes, está enredado en un funcionamiento de apariencia ultrademocrática, pero que, faltando el debate político sobre lo que está en juego, en realidad no ejerce más que escasa influencia sobre el primero”[iii]

Por último nos vamos a fijar en el ejemplo más cercano de creación de un partido político, y en el que se miran algunos de los impulsores de PODEMOS, se trata de PSUV en Venezuela que sirve de soporte político y electoral a la revolución bolivariana en curso. El soporte político inicial de la revolución bolivariana también se basó, entre otras formas, en una creación inicial de formas de auto-organización a través de los círculos bolivarianos como cauces de participación y apoyo popular. Pero en una fase posterior del proceso terminó madurando en la creación de un nuevo partido, el PSUV. Pues bien, a pesar de estar inmerso en un proceso de transformación social profunda y de una intensa lucha contra las fuerzas de la contrarrevolución, el PSUV también es criticado por muchos de los vicios que PODEMOS señala de los partidos políticos. Ésta es una muestra de esas críticas: “Creo que actualmente existe el riesgo de un aplastamiento por parte del PSUV de las formas de organización de base, las cuales tienen que existir de manera independiente. Estoy convencido de que la organización política no puede instrumentalizar ni colonizar a las organizaciones de base. Las organizaciones sociales de base tienen derecho a contar con toda la diversidad posible y no pueden ser encasilladas.

La relación adecuada entre la organización política y las organizaciones de base constituye un problema que tiene que ser afrontado. Esta sería una de las rectificaciones, a mi juicio, más necesarias de este momento”.[iv]

También en el caso del PSUV podemos encontrar una justificación histórica para su creación ante la necesidad de un instrumento partidario para una revolución en marcha, y ante la incapacidad de los partidos de izquierda existentes de cumplir ese papel.

El problema, por tanto, no es una fatalidad que llevé a la burocratización inevitable de todos los partidos, o de todas las organizaciones estables en general, pero es evidente que esa tendencia existe y debe ser contrarrestada y combatida continuamente para evitar la integración y el burocratismo con elementos vivos de democracia, participación y controles internos.

Por tanto, de un lado, parece un argumento oportunista la acusación de PODEMOS de que todos los partidos son formas organizativas que mutilan la democracia, incluyendo por generalización a IU como un partido más del sistema político en España, y, de otro, parece una ingenuidad presentarse como la verdadera alternativa a este problema, que va a resolver con un origen y un método que no son en absoluto nuevos en la historia. Es lo que Jorge Riechmann ha señalado como la “ilusión del absoluto comienzo”.
Pero, además, en los tres casos históricos mencionados, aunque no consiguieron sustraerse en más o menos grado a los vicios de la burocratización o a la integración, al menos hemos visto que existieron razones históricas para su creación, pero en el caso de PODEMOS esas razones están ausentes.
El problema de la deriva de los nuevos partidos políticos para terminar convirtiéndose en elementos del establishment como ha ocurrido con el partido laborista, el partido verde alemán o las tendencias que existen en el PSUV (la crítica a la boliburguesía) es la ausencia de una teoría revolucionaria con la que analizar la realidad, construir estrategias y formar a los militantes, activistas y simpatizantes. Cuanto más débil es este elemento teórico, cuanto más difuso son los objetivos que se buscan, más posibilidades existen de que el partido político ceda a las presiones institucionalizadoras de la participación en las instituciones de la democracia burguesa y termine integrándose como una parte más del establishment.


[i] Pastor Jaime, Una a izquierda alternativa, ¿para qué? en la obra colectiva: Opciones alternativas. Reflexiones desde la izquierda ante el nuevo siglo, Ed. Catarata, pág. 135
[ii] Jorge Riechmann, ¿Problemas con los frenos de emergencia?, Editorial Revolución, pág. 213
[iii] Ibídem, pág. 337
[iv] Harnecker, Marta, Selección de las Opiniones más destacadas de los intelectuales reunidos en el CIM, Rebelión 05/07/2009

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