01.05.2014
El llamado Grupo de
Amigos de Siria, que comenzó contando con 160 países, ha quedado
reducido a 11 que no se reúnen desde hace meses.
En estos días cuando
Siria prepara elecciones presidenciales, en las que Bashar al Assad
aparece como muy probable ganador, y la escalada de divisiones y
disputas internas en el seno de la oposición exterior se incrementa, el
apoyo exterior a esta última parece estar disminuyendo.
El objetivo de la
Coalición Nacional Siria y de los países que la apoyan para la
Conferencia de Ginebra-2 era el de crear una autoridad provisional con
plenos poderes que pasara a detentar el poder en Siria. Sin embargo,
este plan está hoy muerto y enterrado, en especial tras la convocatoria
de las elecciones presidenciales sirias. Tanto como lo parece el así
llamado Grupo de Amigos de Siria, que comenzó contando con 160 países y
ha quedado reducido ahora a 11 y que no se ha reunido durante meses.
La Liga Árabe ha
cambiado también por el retorno de la influencia de Egipto, aliado
implícito ahora del gobierno sirio, y por el declive de la influencia de
los países del Golfo. En la última reunión de la Liga, los países que
componen ésta rechazaron en su mayoría otorgar el asiento de Siria a la
coalición. Otros dos grandes países árabes, Iraq y Argelia, que están
librando su propia lucha contra el terrorismo, también apoyan a Siria en
estos momentos.
Arabia Saudí ya no
muestra tanto entusiasmo, como durante la época de Bandar bin Sultán,
por el tema sirio del que parece ir distanciándose gradualmente, a pesar
de su reciente decisión de entregar misiles antitanque a los grupos
terroristas que operan sobre el terreno. Las acusaciones sirias e
iraquíes de que el régimen saudí es el principal apoyo al terrorismo en
Oriente Medio y el mundo están dañando aún más la imagen del régimen
saudí, ya plagado de conflictos internos.
Quizás lo más
interesante estos días sea la revelación de Ahmad Tumah, el “primer
ministro” del gobierno interino nombrado por la Coalición, sobre el
rechazo estadounidense a entregar misiles antiaéreos portátiles al
Ejército Sirio Libre. A diferencia de lo que sucedió en Afganistán,
cuando la CIA suministró misiles Singer a los muyahidines afganos, EEUU
cree que estos misiles pueden acabar en manos de grupos terroristas que
los utilizarían posteriormente contra aviones civiles o militares
estadounidenses, europeos o israelíes.
La oposición siria
esperaba que sus recientes acusaciones de que el gobierno sirio ha
empleado sustancias químicas en algunas áreas de Siria llevaran a los
países occidentales a ponerse más a su lado o incluso a plantear una
intervención en Siria como sucedió con otras similares alegaciones sobre
el ataque químico en la Guta Oriental de agosto de 2013.
Sin embargo, estas
esperanzas no se materializaron no sólo porque el mundo occidental está
concentrado ahora en la crisis de Ucrania, sino porque tales acusaciones
carecen de cualquier esbozo de credibilidad, especialmente después de
las distintas revelaciones de la implicación de los militantes de la
oposición en tales hechos. La última de ellas fue la documentada por el
periodista estadounidense Seymour Hersh en el periódico “London Review
of Books” hace unas semanas. En ella, el autor, citando fuentes de la
Inteligencia estadounidense, señala que fue Turquía la que suministró
las armas químicas a los militantes sirios con el objeto de perpetrar el
ataque de la Guta Oriental.
Recientemente, Tony
Blair, ex primer ministro británico y representante del Cuarteto para
Oriente Medio, llamó a los países occidentales a buscar un acuerdo con
el presidente Assad y establecer una nueva alianza con Russia para
combatir al extremismo y el fundamentalismo, a los que calificó de
amenaza. De este modo, muchos círculos occidentales se preocupan ahora
mucho más de detener la expansión del extremismo radical en Oriente
Medio (en países como Siria, Iraq, Yemen, Egipto, Libia o Túnez) que en
pensar en el derrocamiento del gobierno sirio.
Al Manar
No hay comentarios:
Publicar un comentario