25 de Abril de 2014
..., para ir a botarlo sin temores, con su patada impresa en el
trasero, como un obsequio adeudado por los pueblos y por Gutenberg.
Un zapatazo sería más adecuado que
tratarlo con palabras, a quien ha mancillado de forma tan baja al
diccionario, no merece palabra alguna en respuesta.
Para recordar otras misiones acometidas
por éste palangrista de oficio, citemos alguna que otra ejecutadas y
cobradas recientemente. Para cometer en contra de Evo Morales y el
pueblo boliviano, escribía Mario Vargas Llosa sobre los reclamos del
derecho de Bolivia al mar: “es un recurso de los presidentes y
dictadores (ineptos) que necesitan conjurar las divisiones internas o
disimular su impopularidad” o para agredir y descalificar a la gloriosa revolución cubana: “de hecho en 1.997, cuando se cumplía el trigésimo aniversario de su muerte, los cubanos
estaban restringidos por el racionamiento a una dieta de dos kilos de
arroz y medio kilo de alubias al mes, 100 gramos de carne dos veces al
año, 100 gramos de pasta de soja a la semana y cuatro huevos al mes” y para agregar otro escarnio más, producto esta vez de Álvaro Vargas Llosa en relación al petróleo y a Venezuela: “los países dotados de petróleo como Rusia, Venezuela y México, han arruinado su propia capacidad de producirlo por utilizarlo como arma política.”
Para que decir nada de sus obras, de una que otra cosa leída de su pluma, como dijo una camarada cubana,
por más elaborada que sea, seria vanagloriarnos de una cultura inútil,
pues el don del escribir se pierde al perderse el cordón umbilical que
nos une al hombre, al pueblo, a la especie.
Estos sátrapas escriben o vienen a
hablar como los cancerberos cuidadores de los intereses del imperio,
voceros contratados de las derechas oligárquicas, continuará su función
con una sarta de dislates que emergen propias de cerebros que anticipan
la demencia senil, con su desparrame de adjetivaciones extraídas de
una interioridad propia, donde se concentran todos los antivalores
expresados en sus escritos tendenciosos.
Como émulo de Goebbels hitleriano,
mentiroso de oficio, asalariado de la sedición, aquí se presta a oficiar
de nuevo el irreverente desmadre a la conciencia de los pueblos. Desde
su entrada en Maiquetía, entra como si esto no fuera patria de nadie, a
llegar desordenando y haciendo, como carajito altanero, lo que viene en
gana, azuzando micrófonos y montando su reality show, para aprovechar de
amarrar un nuevo contrato al cumplir brevemente, más allá de las
expectativas, el actual convenio entre miserables que le abultara la
chequera.
A golpes de timón se enderezan las
rutas, aquí estaremos todos al acecho de su primera irreverencia señor
Vargas Llosa, para ir a botarlo sin temores, con su patada impresa en el
trasero, como un obsequio adeudado por los pueblos y por Gutenberg.
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