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martes, 8 de abril de 2014

GENERAL MOTORS Y LA CULTURA DEL ENCUBRIMIENTO DE ASESINATOS EN GRAN ESCALA

08.04.2014



CENTENARES DE MUERTOS POR UN DESPERFECTO: ¿imágen? ¿confianza? Foto: Mary Barra jura decir la verdad, pero miente al Congreso.


General Motors (GM) está inmersa en una profunda crisis de imagen y fiabilidad por la decisión del antiguo cuerpo directivo de la compañía de ignorar un defecto que puede haber causado centenares de víctimas sólo en Estados Unidos. ¿Tuvo el ahorro de costes la culpa del defecto mortal en los coches de GM?

El sábado, el popular programa satírico de la televisión estadounidense Saturday Night Live (SNL) se cebó en la comparecencia de la consejera delegada de GM, Mary Barra, ante el Senado estadounidense.

Durante su testimonio ante la cámara alta, que se prolongó el martes y miércoles de la semana pasada, Barra fue incapaz de contestar de forma directa y clara a muchas de las preguntas de los senadores del comité y acabó siendo acusada de dirigir una compañía que sufre de una "cultura de encubrimiento".


La actuación de Barra ante el comité senatorial permitió a los cómicos de SNL construir una absurda parodia en la que Barra contesta con un "es parte de nuestra investigación" la pregunta de cuándo supo que millones de vehículos de GM sufrían un grave defecto.

Es un raro "honor" ser forzada a testificar ante un comité del Senado estadounidense. Pero también lo es ser el centro de una parodia de SNL.

Y ambos "honores" son un perfecto resumen del problema que encara la nueva GM: político ante los legisladores y de imagen ante el público estadounidense. Quizás lo más incomprensible de todo el escándalo en que está sumida General Motors es que para muchos especialistas pudo ser evitado de forma rápida y barata.

El origen de la crisis

El problema se remonta a 2001, cuando GM detectó problemas con un muelle dentro del tambor del sistema de encendido de algunos de sus modelos. El defecto puede provocar que de forma inesperada el vehículo se apague en pleno funcionamiento, desconectando el sistema eléctrico y cancelando el funcionamiento del sistema de airbag.

Según la propia información de la compañía, el defecto habría provocado decenas de accidentes y al menos 13 muertos. Otros cifran el número de fallecidos en centenares. Pero aunque GM tuvo conocimiento del problema hace más de una década, sólo empezó a llamar a revisión a los vehículos afectados en febrero de este año.

Desde entonces, GM ha llamada a revisión a más de cuatro millones de vehículos de los modelos Saturn Ion 2003-2007, Saturn Sky 2007-2010, Chevrolet HHR 2005-2011, Pontiac Solstice 2006-2010, Chevrolet Cobalt 2005-2010 y Pontiac G5 2005-2010.

Falta de transparencia

Por lo revelado hasta ahora, en 2006 GM modificó el diseño defectuoso del sistema de encendido, sin comunicar a las autoridades que había encontrado un problema y manteniendo la numeración del componente sustituido en lo que parece ser un intento de ocultar que existía un problema. Pero aunque la modificación no consiguió cumplir las propias especificaciones de GM, el fabricante de automóviles siguió instalando el sistema de encendido defectuoso.

Analistas del sector han señalado que la sustitución del sistema de encendido defectuoso por otro sin problemas le habría costado a GM un máximo de dos dólares por unidad.
Entonces, GM se encontraba en una situación económica crítica, al inicio de una crisis que casi provocó su defunción en 2009 y que sólo pudo evitar con la eliminación de cuatro de sus marcas (Saturn, Pontiac, Hummer y Saab) y más de 50.000 millones de dólares de ayudas públicas.

La vieja y la nueva General Motors

Desde el inicio de la crisis, Barra, que asumió la dirección de GM el pasado 15 de enero, ha dado a entender que la General Motors de hoy, surgida tras la suspensión de pagos de 2009, es muy distinta a la que durante años ignoró o menospreció el problema del sistema de encendido.

Sin embargo, durante su comparecencia ante el comité del Senado, los congresistas advirtieron a Barra que dejase de escudarse en la idea de la vieja y nueva GM.

Con potenciales multimillonarias demandas de consumidores y afectados en el horizonte, investigaciones criminales y nuevas revelaciones, parece improbable que el público estadounidense vaya a distinguir entre la vieja y la nueva GM. Y para una compañía que había empezado a recuperar su imagen ante el público estadounidense, el impacto puede ser devastador.


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