Viernes, 14 de Febrero de 2014   
El paro es la principal preocupación de los españoles, como muestran
 desde hace unos años los barómetros del CIS, pero la mayor afectación 
es sobre quienes se prolonga de manera alarmante esta situación, que 
alcanzan un total del 61% con más de un año sin empleo. 
Ni crisis personales ni riesgos de exclusión social de los PLD, parecen preocupar en exceso a este Gobierno.
¿Han pensado alguna vez cuánto tiempo 
hace falta para cansarse de ver una película? o ¿qué periodo se hace 
necesario para aburrirse de vivir en una zona u ocupar un empleo? En el 
primer caso, igual bastan unas horas o incluso unas decenas de minutos; 
en el segundo caso puede prolongarse hasta unos años o basten solo unos 
meses...Y ¿para asfixiarse bajo el agua....cuánto tiempo hace falta, 
cuánto se puede soportar sin respirar? ¡Quizá...solo unos segundos!
Desde que empezó la crisis la tasa de 
paro se ha disparado hasta un insoportable 26% de la población activa, 
frente a un escaso 5% de Alemania. De hecho, España es el miembro de la 
OCDE que más ha visto crecer su paro de larga duración en los últimos 
años. Pero si ya es grave este nivel de afectación sobre el total de la 
población, más lo es si tenemos en cuenta a aquellas personas que, según
 la definición del Instituto Nacional de Estadística (INE) conforman la 
Tasa de paro de larga duración: Parados que llevan doce meses como 
mínimo buscando empleo y no han trabajado en ese período, como % de la 
población activa total (ocupados + no ocupados).
España, según datos del INE, cuenta 
desde el 4º Trimestre de 2013 con 5.896.300 parados (52,4% hombres y 
47,6% mujeres), de los cuales 3.590.100 (casi un 61%) son de larga 
duración, y en su mayoría (90%) ya han trabajado antes. De éstos, 
1.280.600, casi el 22%, llevan más de un año y menos de dos, y 
2.309.500, 39% del total, llevan dos o más años sin empleo. Dicho de 
otro modo, entre  los españoles con disponibilidad para trabajar entre 
16 y 65 años, parados de larga duración (PLD), el 36% lleva más de doce 
meses, mientras que el 64% restante supera los veinticuatro meses. No 
hay datos por encima de los dos años.
Si tenemos en cuenta que a mediados de 
2007, fecha que muchos expertos fijaron como el comienzo de los primeros
 estragos de la crisis, la cifra total de parados de larga duración era 
de 393.200, estaríamos en condiciones de afirmar que se ha multiplicado 
por 9 el guarismo que refleja las personas que, bien buscando su primer 
empleo o bien habiendo trabajado ya, no han encontrado labor remunerada 
bajo contrato a lo largo del último año pero, sobre todo, por encima de 
los dos últimos ejercicios.
Parados sin prestación
Por desgracia el INE no permite o no 
cuenta con el desglose de los datos de parados de larga duración según 
su formación académica, por lo que nos atenemos a los datos globales. 
Según los cuales el 16,2% solo contaría con estudios primarios; el 60,7%
 con secundarios; y un triste 22,2% superiores. Como quiera que las 
características de esta crisis son muy particulares, no se pueden 
aplicar dichos ratios por igual a los PLD pues se ha difuminado tanto la
 oferta como la demanda y muchos licenciados han devaluado su perfil 
para optar a cualquier clase de puesto.
 
Un
 indignado ciudadano muestra lo que opina ante el requerimiento del 
cámara delante de una oficina de empleo. Foto: AgenciasUno de los peores
 y silenciosos dramas de este sector es el haber perdido en su mayor 
parte las prestaciones por desempleo, al agotar el periodo de cobro. 
Según un informe de la Fundación 1º de Mayo “de los más de 3,5 millones 
de parados de larga duración que suponen el 60% de todas las paradas, 
solamente 1 millón, el 28%, tiene alguna prestación. Hay más de 2,5 
millones de parados de larga duración que no tienen ninguna cobertura. 
De las personas que llevan dos o más años en paro, paradas de muy larga 
duración, la tasa de protección se reduce en 4 puntos. El tiempo en paro
 y el sexo son dos variables que inciden claramente en las posibilidades
 de ser perceptor de una prestación, se mujer y parada de larga duración
 es tener un 77% de probabilidades de no ser perceptora de 
prestaciones”.
En muchos casos ya sólo dependen de las 
ayudas de hasta 450€ mensuales para parados de larga duración sin 
ingresos, que concede el Gobierno a aquellos desempleados incluidos en 
el Plan Prepara y que carezcan de rentas de cualquier clase superiores 
al 75% del Salario Mínimo Interprofesional (481€), salvada la parte 
alícuota de 2 pagas extraordinarias, y que tengan cargas familiares. 
Esta medida se prorroga por RD desde enero de 2013 cada 6 meses, 
mientras no se reduzca la tasa de paro por debajo del 20%. Esta medida 
se ve complementada por diferentes iniciativas regionales que buscan 
fomentar el empleo y ayudar a sus PLD.
Pero no solo han agotado dicha 
prestación social, a la que por otra parte tienen derecho por mor de sus
 cotizaciones sociales. Muchos han extenuado sus recursos propios y se 
han visto abocados a deshacer posiciones a la baja en inversiones, 
hipotecas, fondos de pensiones, acciones, etc. Así, recientemente 
supimos que los PLD habían recuperado 462 M€ de sus planes de pensiones,
 lo que representa un 10% más de lo rescatado en 2012, según datos de 
INVERCO. Dicha retirada, por las condiciones de este tipo de productos 
de inversión, solo es posible si se lleva al menos un año en el paro. 
Asusta saber que según la estimación, más de 104.000 personas retiraron 
sus fondos en 2013 frente a los escasos 6.000 que lo hicieron en 2007.
Por otro lado el Gobierno ha retirado la
 cobertura sanitaria gratuita a los PLD que pasen más de 90 días en el 
extranjero. Según explica Rubén Moreno, diputado del PP, se pretende así
 “poner un límite temporal a la prestación sanitaria, de la que hasta 
ahora gozaban de por vida”, para que así el país de acogida asuma su 
prestación sanitaria. La medida afecta sobre todo a extranjeros de la 
UE, que en época de boyantía laboral, sobre todo en construcción, 
cotizaron a la SS y que, tras perder su trabajo, regresaron a su país de
 origen. Por ley tenían derecho a que sus cuidados en cualquier otro 
país los cubriera España el resto de su vida. La medida no incluye a 
estudiantes ni a quienes viajen con fines turísticos.
Consecuencias psicológicas
Pero las consecuencias de esta alarmante
 prolongación van mucho más allá de la incidencia económica y afectan de
 lleno al factor psicológico, al componente emocional del trabajador/a 
que no encuentra empleo en el primer, ni en postreros años. Diversos 
expertos señalan una evidente crisis de desgaste personal, por cuanto se
 difuminan las euforias del primer momento y se erosiona toda esperanza 
por recuperar el status previo. Ello genera una progresiva pérdida de 
autoestima que lamina toda opción por una rápida reinserción laboral que
 podría llevar acarreado, de seguir en barrena, a un riesgo de exclusión
 social.
 
El
 riesgo de exclusión social para los parados de larga duración es una 
amenaza real. Foto: AgenciasParalelamente se produce una desorientación 
en el desempleado a la hora de buscar nuevas opciones formativas que le 
confieran salidas laborales alternativas.  Factores como la edad, el 
estado civil, la familia, la residencia, la disponibilidad de recursos, 
el nivel académico previo, la geografía, condicionan la mayor o menor 
predisposición para el “reciclaje”, no siempre posible en según qué 
casos: óptimos para jóvenes “sin cargas”, pero pésimos para “padres 
mayores de familia”, por poner un ejemplo.
La mera existencia de PLD, pero sobre 
todo su alarmante número, habla de la intensidad de la crisis. Puede que
 haya vestigios de recuperación, que no hay por qué cuestionarlos, pero 
resulta muy difícil su visibilidad para una población dañada por la 
falta de confianza de los mercados, la retirada casi total del crédito, 
la caída masiva del consumo, las reformas políticas liberadoras del 
desempleo, los ajustes laborales de las empresas y la precarización del 
empleo superviviente. Con estas expectativas nadie osa dar un paso en 
falso hacia nuevos sectores, pues podría resultar nefasto invertir en 
formación que no demandara el propio mercado laboral, lo cual lleva a la
 ralentización primero del país y a la cronificación del problema 
después.
Los lectores críticos suelen pedirnos a 
los periodistas algunas propuestas, en vez de dedicarnos solo a mostrar 
el problema, pero nuestro cometido no es resolver conflictos, sino 
mostrar la realidad pura y dura. Es como pedir a un reportero de guerra 
que fomente la paz. 3,6 millones sufren el desempleo de larga duración y
 si bien no deben esperar “qué puede hacer su país por ellos”, emulando a
 John F. Kennedy, porque esa actitud sería pasiva, tampoco el país 
“puede soñar con ser levantado por ellos”. Buena parte del desempleo es 
fruto de los abominables modelos socioeconómicos impuestos por los 
gobiernos nacionales y supranacionales. No estaría de más que ahora 
estos últimos respondieran al reto y resolvieran el drama de los 
parados, sobre todo los de larga duración. No les pidan como Rajoy que 
aguanten un año más, porque igual…ya es demasiado tarde.
     
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