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martes, 7 de enero de 2014

REMEMORAN LA FUGA DE ÁLVARO CUNHAL DEL PENAL DE PENICHE


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Eran diez. Las penas de prisión cumplidas por ellos en las celdas de Peniche sumaban setenta años. El presidio, instalado en una fortaleza del siglo XVI, de altas murallas, que descienden en picado sobre el mar, con la excepción de la orientada para el Pueblo de Peniche, era considerado de alta seguridad. Con el paso del tiempo, uno de ellos, Álvaro Cunhal, ganaría prestigio mundial. Todos eran comunistas y seis miembros del Comité Central del PCP. El acontecimiento es ahora recordado para clausurar las conmemoraciones del centenario de Álvaro Cunhal.

Pero lo imposible aparentemente aconteció. Ellos lograron evadirse. Fue el 3 de enero de 1960, un domingo, día de vigilancia atenuada. Planificaron todo al detalle. Obtenida la complicidad de un Guardia Republicano y fabricado un cordón de sábanas para descender la muralla, el programa fue cumplido con rigor. Los Diez salieron del comedor lentamente, tras la cena en la que poco se habló. Fuera de la sala, el guardia de servicio fue anestesiado con una toalla empapada en cloroformo.
Después fue la carrera en la oscuridad hasta la muralla, fijar la sábana-cuerda y el descenso hasta la plaza donde aguardaban automóviles conducidos por camaradas de confianza.

Era urgente llegar a los puntos de apoyo previstos antes que sonase la alarma tras la sustitución de la guardia. El fallo más importante del plan fue la imposibilidad del corte de la red telefónica de la fortaleza.

Los puestos de control de la policía de tráfico en la carretera habían sido evitados con éxito. Los Diez llegaron horas después a las diferentes casas de apoyo donde debían pernoctar.

Transcurridos 54 años, fue esa prodigiosa evasión la que el PCP y la ciudad de Peniche –actualmente gobernada por comunistas- conmemoraron.

ó a la fuga y otro, de espeleólogos, ejecutó, en una atmósfera de emoción, el descenso de la muralla por el cordón de sábanas.

Los archivos del Partido registran que en los meses siguientes se preparó el Comité Central que eligió a Alvaro Cunhal secretario general. Fue decisiva su participación en la crítica a la desviacion de derecha que volvió a colocar la clase obrera y el levantamiento nacional como objetivos de la lucha política para el derrumbe del fascismo. El combate a la política de derechas llevó a la elaboración de una estrategia ofensiva condensada en las tesis del «Rumbo a la Victoria», aprobadas por el VI Congreso en 1964.

La intervención de Álvaro Cunhal tras la Revolución de Abril de 1974, que puso fin a casi medio siglo de la más larga dictadura fascista de la Historia, es bien conocida.

A medida que el tiempo pasa, no hay crítica o calumnia de los que lo combatieron que pueda ocultar la realidad: él fue el mayor portugués del Siglo XX, una de aquellas personalidades excepcionales que dejaron marcas impagables en la Historia de la Humanidad.

Revolucionario, pensador, ideólogo, conocedor profundo del marxismo y del leninismo, estratega y táctico brillante, hombre de estado, escritor, artista plástico, supo imprimir a su partido, al PCP un rumbo y un estilo inconfundibles que lo convirtieron en mundialmente respetado.

Los vínculos entre él y su pueblo era tan profundos y conmovedores que 250.000 personas participaron en su funeral, el más grandioso de la historia de Portugal.

Álvaro Cunhal tenía conciencia de que los dirigentes no son insustituibles porque quien hace la Historia es siempre el pueblo, como sujeto de las grandes transformaciones.

Eso no impide que los comunistas portugueses, en este tiempo de contrarrevolución, de servilismo ante el imperialismo, de barbarie capitalista, sientan su falta como timonel del Partido. Las conmemoraciones de su centenario convirtieron en transparente esa evidencia.

Peniche, 4 de enero de 2014
Por: Miguel Urbano Rodríguez

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