Martes, 24 de Diciembre de 2013 14:27
Jueves 9 de enero, 50 años de la Gesta Gloriosa.
El camino de un cholito hacia la Presidencia
Genaro López, el hijo de Mamamé,
tiene muchos hermanos. Nació el 26 de julio de 1954. Es el sexto de los
nueve hijos que procrearon María Salomé Rodríguez y Reynaldo López
Alvarado. Procede de la región montañosa de Calobre, Veraguas,
específicamente de Chitra, corregimiento marcado por la pobreza y por la
extrema pobreza, como otros que identifican a esa parte de la geografía
nacional.
Sus orígenes y su amistad con Héctor Gallego
Genaro es un auténtico cholo, en
el buen sentido de la palabra, la misma que se usa para describir al
jefe guerrillero Victoriano Lorenzo o a nuestra gloria del boxeo,
Roberto Durán.
Genaro es también un guerrero.
De muy niño, se dedicó a la agricultura
de subsistencia para ayudar a su humilde familia, en particular en la
cosecha del café y en la molienda.
Allá los niños, como ocurre en muchas comunidades todavía en Panamá,
poco sabían de la Navidad de la forma en que se conoce en las ciudades,
es decir ese desenfreno en los mall, la publicidad comercial o los
grandes banquetes. Los muchachos se hacían, ellos mismos, caballitos de
palo, calabazos en forma de vacas; aplastaban las latas de sardina y
les hacían dos huequitos y al juguete le llamaban gallito. Algunos
niños sí enviaban cartas a Santa Claus, pero nunca obtenían respuesta.
No existía el «amigo secreto».. Comían naranjas y mandarinas de noche.
Mientras aguardaban el año nuevo, bajo la noche estrellada, los
muchachos le jugaban travesuras a los vecinos que entre si mantenían
diferencias. Trasladaban los bancos, taburetes o pilones de una casa a
otra, para forzar al vecino a buscarlos a la casa de su rival y así
obligarlos a reconciliarse.
En esos años conoció a un sencillo
sacerdote, de origen colombiano, párroco de esas comunidades, que
ayudaba a los campesinos, Héctor Gallego. Con él jugaba tablero (damas)
y departía, al igual que otros muchachos de la comunidad, cuando el
sacerdote pernoctaba allí varias veces al año, especialmente cuando el
santo, San José, patrono de Chitra, era llevado a esa comunidad, como a
otras de Calobre.
Genaro cuenta que para ese tiempo ya
tenía la talla de Gallego, y compartió con él su ropa humilde, pues a
veces se quedó en su casa, igual que en la de otros vecinos. Gallego
rompió con la tradición de que la misa solo se hacía en la iglesia del
pueblo, y efectuaba ceremonias en las comunidades aledañas. A diferencia
de otros sacerdotes que lo antecedieron, Gallego visitaba las
comunidades varias veces al año en su afán de ayudar al campesino a
organizarse.
Al comenzar la década de los 70, Genaro, un muchacho todavía, se trasladó a Panamá en busca de mejores oportunidades, igual que tantos panameños oriundos de la campiña.
Al poco tiempo de llegar se enteró de
que aquel sacerdote, Jesús Héctor Gallego, había desaparecido, hecho que
constituyó otro crimen más de la dictadura. La noticia le entristeció
mucho.
Su primer empleo fue como fregador de platos en el restaurante Gran Oriente, de Avenida B.
La lucha sindical y del pueblo
Luego desarrolló otros trabajos, hasta
entrar al sector de la construcción. De inmediato, tuvo contacto con los
dirigentes de aquella época de los sindicatos de albañiles, carpinteros
y reforzadores, interesados en crear una sola organización que
dignificara al obrero de la construcción y luchara por sus
reivindicaciones. Entre esos dirigentes estaban José Rayo e Hipólito
Alvarado, dos legendarios luchadores obreros.
El 10 de septiembre de 1972, en la Sala
Francesa, en Calidonia, cerca del desaparecido teatro Tívoli, se funda
el SUNTRACS en Asamblea de Trabajadores y casi en secreto, algo
característico de aquellos años de la dictadura militar.
Genaro, quien había participado en los esfuerzos iniciales para crear el sindicato, se afilia oficialmente en 1974.
Se graduó de maestro de obras en la escuela de construcción y estudió su bachillerato en la Escuela Nocturna Oficial (ESNO).
Entre los proyectos en que laboró,
podemos mencionar los edificios de Patio Pinel, la Lotería Nacional de
Beneficencia, Cemento Bayano, Centro de Convenciones Atlapa y la
Hidroeléctrica de Bayano.
Ya como dirigente sindical elegido por
los trabajadores, ocupa el cargo de Secretario General del SUNTRACS de
1984 a 1986, durante la difícil crisis del régimen de Noriega.
Entra en contradicciones con un sector
de la dirigencia plegada a los cuarteles y al partido gobernante (PRD).
Recibió golpizas y amenazas frecuentes. En varias ocasiones, su vida
estuvo en peligro por pandilleros y mafiosos a sueldo patrocinados por
los militares y la burocracia sindical.
Fue desplazado de la dirigencia y
sobrevino el peor momento para el SUNTRACS. La dirigencia impuesta por
las autoridades de Trabajo, a cambio de prebendas y coimas, negoció la
reducción de los salarios de los trabajadores, dejó de pagar la cuota
del Seguro Social, las oficinas y otras propiedades fueron secuestradas
por los trabajadores y el sindicato cayó en la ruina.
En 1990, en tales circunstancias, Genaro
ocupa nuevamente la Secretaría General y logra que el SUNTRACS se
levante de sus cenizas, como el ave fénix.
Rápidamente, el SUNTRACS, apuntalado por
la dinámica de la construcción y por el ímpetu combativo de sus
miembros, se convierte en el sindicato más grande y beligerante de Panamá y hasta de la región.
Como dijo en su discurso al entregársele
las credenciales como candidato del FAD, Genaro no tiene que fingir que
es pueblo, como lo hace el resto de los candidatos.
Hablar de Genaro es hablar de las
principales jornadas de lucha del pueblo panameño de las últimas
décadas. Para muestra, un botón: estuvo en la primera línea de combate
del movimiento sindical independiente durante la dictadura militar, como
en el episodio del rechazo a la ley 3 en 1, donde fue asesinado el
obrero del SUNTRACS Yito Barrantes, en marzo de 1986. Estuvo, como
integrante de la Jornada Nacionalista Democrática, en la primera
manifestación pública contra la presencia yanqui tras la invasión, el 9 de enero de 1990. Repudió la visita del invasor George Bush a Panamá.
Se opuso al alza de la edad de jubilación bajo el Gobierno de Endara.
Rechazó las reformas al Código de Trabajo en 1995, bajo el Gobierno de
Pérez Balladares, en las jornadas donde son asesinados Rufino Frías del
SUNTRACS y tres trabajadores más. En el Gobierno panameñista de Mireya
Moscoso fue arrestado por oponerse a la privatización de la Caja de
Seguro Social (CSS). Ya como parte de FRENADESSO (aún con dos eses),
rechaza la Ley de la Muerte (CSS) de Martín Torrijos y enfrenta el
sindicalismo amarillo (apoyado por el Gobierno), el sicariato y la
represión, que se cobra la vida de los obreros del SUNTRACS Osvaldo
Lorenzo, Luiyi Argüelles y Al Iromi Smith.
En el Gobierno de Martinelli, rechazó el
7 % y la Ley Carcelazo, jornadas que significaron el arresto de cientos
de trabajadores del SUNTRACS y el pago de onerosas, arbitrarias e
ilegales multas: por combatir la aberración jurídica que desató la
masacre de Changuinola (Ley Chorizo), fue amenazado y perseguido con
orden de captura junto a sus compañeros de la Dirección Nacional de
FRENADESO. Se solidarizó con el pueblo ngäbe buglé en su lucha contra
los proyectos mineros e hidroeléctricos depredadores del ambiente. Y,
como parte del SUNTRACS, participó en el papel decisivo de la
organización sindical en el rechazo del pueblo a la Sala V y en la
derogación de la Ley de la Zona Libre de Colón tras una serie de
muertos, heridos y encarcelados por las «3 M» (Martinelli, Mulino y
Moltó).
¿Algún otro candidato puede mostrar esta
ejemplar trayectoria de lucha? ¡Por supuesto que no! Ellos solo hablan
de grandes negocios, los sostiene el clientelismo, los gamonales y los
105 ulltramillonarios; difunden mentiras y fingen que les importa el
pueblo.
En su afán de superación, en años
recientes Genaro obtuvo el título de Licenciado en Ciencias del Trabajo
en UDELAS. Ha participado de diferentes seminarios y conferencias a
nivel nacional. Como líder sindical, le ha correspondido representar al
movimiento sindical panameño en varios foros y organismos
internacionales.
Su nuevo rol
Genaro es hoy el Secretario General del
Frente Amplio por la Democracia (FAD) y fue una figura clave a la hora
de lograr esta hazaña histórica de inscribir un partido que nace de las
entrañas mismas del pueblo. Es elegido candidato oficial a la
Presidencia de la nación, en las primeras primarias del FAD, el 24 de
noviembre pasado, a sólo 2 meses de obtener su reconocimiento como
partido. Es consciente del compromiso y la responsabilidad histórica que
le han cedido sus compañeros de lucha.
El nuevo rol que le toca asumir no le
resulta nada fácil. Él no está acostumbrado a los actos protocolares
rimbombantes, a los discursos solemnes, al necesario cuerpo de seguridad
que debe acompañarlo ahora que es candidato oficial, y más aún luego de
sufrir un atentado, junto a su hijo y esposa, a manos de la policía el
27 de octubre de este año, en la seguidilla de ataques de elementos de
la fuerza pública contra ciudadanos inocentes.
Pero Genaro viene a romper mitos y
estereotipos, quiere ser genuino, él no desea ni necesita fingir nada:
es un obrero que de niño comenzó como campesino en una de las regiones
más pobres del país. Lo suyo ha sido siempre trabajo, sacrificio y
sudor, madrugar todos los días como lo hace la inmensa mayoría de los
trabajadores para ganarse el pan y sostener a sus familias. Dos de sus
hijos son abogados, educados en escuelas y universidades públicas, como
muchos hijos de obreros que han logrado ser profesionales.
Lo suyo ha sido siempre la lucha en las
calles, el discurso de barricada, la militancia con riesgos. Genaro es
armónica, caja y saloma. Genaro quiere llegar a la Presidencia no por
ambición personal, sino porque sabe que esta es la primera gran
oportunidad que tiene el pueblo de ser, al fin, Gobierno.
Dale la mano a tu hermano, dale la mano a Genaro
Genaro no viene de familias encumbradas.
No tiene Círculo Cero, su único círculo es el pueblo mismo. No viene a
echar cuentos sobre los problemas del pueblo. Él los conoce bien, y los
ha sufrido. Viene a demostrar que un hijo del pueblo puede gobernar y
que la política no debe ser el campo exclusivo de los acaudalados y sus
allegados, como la Partidocracia acostumbró al pueblo a que creyese.
La campaña de Genaro apenas empieza. El
15 de enero se completará la propuesta de candidatos del FAD a nivel
nacional, lo cual debe potenciar mucho su candidatura.
En estos 24 años transcurridos tras la
invasión, a diferencia de los 21 años de dictadura militar, toda una
generación de panameños conoce qué han sido cada uno de estos partidos
en el Gobierno. Han probado su codicia, mentiras y engaños, y que son
más de lo mismo: claras expresiones del neoliberalismo salvaje.
Ahora asistimos al estreno de algo nuevo
y diferente, y son muchos los ciudadanos que sienten la necesidad de
darle la oportunidad al FAD: ya probaron los otros y saben que no se
merecen volver al Gobierno, y que este país no puede permitirse que
vuelvan a aprovecharse de él.
El FAD, con Genaro al frente, es el
único que puede darnos una Asamblea Constituyente Originaria para barrer
la podrida institucionalidad e instaurar una verdadera democracia
participativa; bajar y congelar los precios de los artículos de primera
necesidad; lograr un aumento general de salarios; repartir de una manera
justa las riquezas que generamos todos los panameños; administrar con
transparencia y honestidad los fondos públicos y ponerlos en función del
bien común; garantizar educación, salud y seguridad social gratuitos,
públicos y de alta calidad; dar pensiones y jubilaciones justas y
atender con dignidad a los adultos mayores; recompensar a los
profesionales honestos que se superan y engrandecen al país; ofrecer
viviendas dignas para los humildes; acabar con todo tipo de
discriminación en razón de color de piel, origen social, creencia
religiosa, ideología, sexo o preferencia sexual; defender los derechos
de nuestros pueblos originarios; brindarle oportunidades reales a
nuestra juventud y mujeres; cuidar de nuestra niñez, nuestro futuro;
comenzar a darle seguridad a nuestras calles y barrios; rescatar al
sector agropecuario del abandono en que lo han dejado gobierno tras
gobierno; promover un desarrollo sostenible; acabar con la impunidad que
nace de las componendas entre las cúpulas de los partidos gobernantes y
que ha impedido el castigo a corruptos, ladrones de cuello blanco,
coimeros y violadores de derechos humanos; hacer respetar nuestra soberanía y autodeterminación como pueblo.
El FAD ha logrado a pulso cada objetivo
que se ha propuesto como partido. Y espera sorprender en 2014. Genaro
reivindica la frase de Nelson Mandela: «Todo parece imposible hasta que
se hace».
Genaro se define como cristiano y
socialista. Para él, entre cristianismo y revolución no hay
contradicción. Genaro cree en la Patria Grande.
Genaro y el FAD son conscientes de que
nada será fácil. No tienen los recursos económicos de los otros
candidatos y saben que su peor enemigo es el obsceno clientelismo
político que caracteriza a los partidos tradicionales, con la compradera
descarada de votos y sus vulgares campañas de engaños y mentiras. Con
la organización y concienciación del pueblo, con la ética por delante y
apegados a los principios y valores patrióticos y democráticos, los
derrotarán.
Quizás alguna vez veamos a Genaro de saco y corbata: entonces veremos a un cholo encorbatado, digno y sencillo.
¡Salud, Genaro! Contigo y con el FAD, en 2014 «Vamos pa’ encima». ¡Vencerlos es posible!
Panamá, 24 de diciembre de 2013.
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