jueves, 19 de diciembre de 2013
Quince miembros del
grupo cultural Chetna Natya Mandli (CNM), incluyendo a 11 mujeres,
fueron detenidos la semana pasada mientras realizaban actividades
culturales en las aldeas Biriyabhumi y Jaigur del distrito de Bijapur en
Chattisgarh. Las fuerzas policiales han calificado arbitrariamente a
CNM de ser un ala del PCI (Maoísta), que realizaba actividades con
motivo de la Semana Cultural de los Pueblos convocada por el Ejército
Guerrillero de Liberación Popular (PLGA).
Chetna Natya Mandli han
sido acusados de "incitar al pueblo contra el gobierno" y propagar la
ideología maoísta a través de sus canciones, actuaciones y discursos.
Ellos han sido acusados de reclutar a los aldeanos para el PCI (Maoísta)
y el PLGA sin que exista cualquier evidencia.
Todos los integrantes
del grupo cultural Chetna Natya Mandli son jóvenes de alrededor de los
20 años y todo lo que se ha encontrado contra ellos son atuendos
"extraños", pancartas, folletos, instrumentos musicales y accesorios.
La represión de
activistas culturales siempre ha sido una herramienta en manos del
Estado hindú para sofocar la disidencia, desde el inicio de la Operación
Green Hunt en 2009.
Junto con los
asesinatos, violaciones, masacres, despojo y desplazamiento de adivasis
en la India Central han reprimido a intelectuales y activistas
culturales que hablan contra el proyecto de "desarrollo" del Estado de
entregar los recursos del país a las empresas mineras extranjeras.
Este estado nunca se
queda corto en sus estratagemas para silenciar las aspiraciones del
pueblo a romper las cadenas de la opresión y allanar un camino de
desarrollo alternativo y verdadera democracia popular.
En el caso de Chetna
Natya Mandli folletos e instrumentos musicales fueron suficientes para
que las fuerzas policiales llegaran a la conclusión de que eran
maoístas. Pero la historia ha demostrado que cuando el estado resulta
más autoritario y brutal; la resistencia contra él se convierte también
más unida y audaz.
La historia también ha
mostrado que una sección progresiva de intelectuales, escritores y
activistas culturales se han destacado en la solidaridad con las masas
revolucionarias. Esta camaradería mostrará una vez más que ninguna
cantidad de masacres, torturas, cárceles o acoso son suficientes para
encarcelar la voluntad del pueblo.
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